viernes, 17 de enero de 2025

PARALISIS, PERDÓN Y SANACIÓN

Asombra ese perdón de sanación, que no se ve, de nuestros pecados. Y asombra porque, además de que no se ve, quizás no se nota si tu conciencia no es consciente, valga la redundancia, de sus pecados. Luego, permaneces igual al no experimentar esa paz y gozo de sentirte limpio y perdonado de toda culpa cometida.

Y es que lo verdaderamente importante es el perdón de tus pecados, porque ese perdón misericordioso – gratuito por amor – es el que te lleva a la verdadera y única vida eterna de gozo y plenitud. La Misericordia de Dios es la que realmente nos da la verdadera vida, tanto ahora en este mundo como en el otro, pero con la particularidad que en el otro será eternamente.

Por tanto, no tengamos muy encuentra nuestras parálisis de este mundo, que si bien buscamos su sanación, sabemos que de una u otra manera volverán. Lo que verdaderamente interesa saber y recibir es el perdón de nuestros pecados, porque ello nos dará vida gozosa y eterna.

Jesús, hace el milagro de sanar la parálisis de este enfermo, aparte de su compasión y por la fe de los que allí le presentaron, para que los que dudan de su poder de perdonar los pecados puedan, a través de su poder de sanar nuestro cuerpo, ver su poder para perdonar nuestros pecados.

Tengamos siempre presente que el perdón de nuestros pecados, que Jesús, nuestro Señor, nos lo regala gratuitamente y siempre, nos sana plenamente, tanto físico como espiritual, porque de esa forma partimos hacia la Casa del Padre, donde el gozo y la felicidad será eterna.

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