jueves, 13 de febrero de 2025

UN DIOS, PADRE DE TODO

Una cosa es que Dios se revele a través de un pueblo, Israel, y otra muy distinta de que sea exclusividad de ese pueblo. En más de una ocasión Jesús, el Hijo de Dios, deja entrever el rechazo de su mismo pueblo, y como desvía su Palabra a otros pueblos. Precisamente, Pablo en su conversión es enviado a los gentiles.

En el Evangelio que leemos hoy, Jesús nos deja meridianamente claro que ha venido a evangelizar y anunciar la Buena Noticia a todos los pueblos sin excepción de ninguno. En su encuentro con esa mujer fenicia, de Siria, por tanto pagana, Jesús deja entrever que primero está su pueblo de Israel y no procede dar el pan de su pueblo a otros. Pero, la respuesta de la mujer fue sorprendente y plena de fe: «Señor, pero también los perros, debajo de la mesa, comen las migajas que tiran los niños»,

La respuesta de Jesús no puede ser otra que la de satisfacer su deseo: «Anda, vete, que por eso que has dicho, el demonio ha salido de tu hija» Y, tengamos esa seguridad de que para nosotros, el Señor, tendrá una respuesta adecuada y de sanación, tanto física como espiritual, porque su Misericordia es Infinita.

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