viernes, 21 de febrero de 2025

LA VIDA SE JUEGA EN LA DISYUNTIVA: AMAR O NEGAR EL AMOR.

Ganarás tu vida si la pierdes. Una contradicción que esconde el triunfo, la felicidad y la vida en plenitud eterna. Los mismo aparece en dar al que tiene, y quitarle al que no tiene. Son contradicciones que nos descubren con claridad meridiana que el único y verdadero éxito en la vida es morir a tus egoísmos para darte al bien de los demás.

Todo está centrado en el amor. La vida fluye por amor y por amor, sin nada a cambio, la vida se regala, se da, se protege, se acompaña, se enriquece y se entrega. Y eso a pesar de muchas cruces por las que hay que pasar. Pero, se da con amor, con ilusión, con esperanza, con fe, gozo y alegría.

No hablamos hipotéticamente, sino a la claridad de la realidad. La familia es la imagen y realidad de lo que decimos. Nace por amor, se multiplica por amor, se da mutuamente por amor, enseña a amar y extiende el amor entre los pueblos. Evidentemente, es la célula de la sociedad de donde nacen los pueblos y el amor. Sin familias no sería posible el mundo en el que vivimos. Jesús, precisamente, se encarna en naturaleza humana y nace en una familia. Una familia modelo para las familias.

Y es esas familias donde el hombre aprende a amar y a ser amado, y a luchar contra el desamor – el pecado – para centrarse en esa disyuntiva de elegir el amor y el amar a la otra opción que te ofrece el pecado, la de rechazar el amor y vivir en el egoísmo.

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