Y la persecución
continua hoy después de ya casi XXl siglos. Digamos que todavía siguen
buscándolo, porque, aunque creen que lo han matado, experimentan y siente que
vive en cada uno de sus discípulos y de todos aquellos que creen en Él. Es
evidente, ya lo saben, aunque no quieren todavía aceptarlo: ¡Jesús Vive! Es una
realidad, ha muerto, pero ¡ha Resucitado!
Y esa resurrección
no sólo se proclama, sino que se nota en cada uno de los que creen en Él, y,
sobre todo, en y por su Iglesia. Jesús, nuestro Señor, el enviado del Padre a anunciarnos
su Amor Misericordioso y, por los méritos de su Pasión, próxima a celebrarla, muerte
y Resurrección, nuestra salvación.
Es, precisamente, el rostro del Padre. Ese Padre misericordioso que nos ha revelado muchas veces, pero de manera especial en esa hermosa parábola del hijo pródigo o de su amor de Padre amoroso. Jesús nos muestra como es su Padre, y nos invita a creer en Él y hacer su Voluntad. Y eso celebramos ahora en las próximas fiestas de Semana Santa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Compartir es esforzarnos en conocernos, y conociéndonos podemos querernos un poco más.
Tu comentario se hace importante y necesario.