Todo está
contenido en esa palabra. La muerte ha sido vencida y el triunfo de la vida es
palpable. La apariencia de fracaso de un Jesús crucificado y muerto en la cruz,
tras ser abandonado por los suyos, parece patente y el final. Pero, nada más
lejos de la realidad, tenía que morir para Resucitar. ¿Jesús Vive y su
Resurrección marca el triunfo de los que creen en el Señor.
La muerte
ya no tiene poder. Ha sido vencida por Jesús en la Cruz. Una Cruz signo de
triunfo y de resurrección eterna. Los enfermos, los lisiados, los sin esperanza
ya pueden cantar gloria a la vida. En Jesús volverán a tener vida plena y
eterna. En Jesús restauran sus vidas y todo será pleno de gozo y felicidad.
Estamos
llamados a ser felices eternamente. Ese es nuestro camino, a pesar de las
dificultades y espinas que tendremos que sortear en el camino. Jesús es nuestra
esperanza. No un Jesús crucificado, sino un Jesús que tras entregar su Vida en
la Cruz, ha ganado para nosotros la vida plena y eterna.
Llegará
el día en que todos formemos una gran familia humana, unida, fraterna y
compartida con Xto. Jesús. Ahí vamos. Ese es nuestro camino, hacia la Casa del
Padre, y lo conseguiremos injertados en el Espíritu Santo, que nos asistirá y
señalará el camino.
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