domingo, 6 de abril de 2025

MIRANDO TU PROPIA CONCIENCIA

Es evidente que nadie está exento de pecado. ¿Quién se atreve a levantar la mano considerándose libre de pecado? Aquella pregunta de Jesús fue demoledora. Bien es verdad que hay muchos que, esclavizados de sus pasiones, se atreven a tirar la piedra. Pero, aquella gente pecadora, como todos, ante la mirada de Jesús, llena de bondad y ternura, no pudieron evitar verse retratados. Tal como menciona el Evangelio, al observarse a sí mismos, comenzaron a retirarse, empezando por los de mayor edad.

Quizás a nosotros nos sucede lo mismo, vemos nuestro rostro contaminado por el pecado, pero nos mantenemos en esa situación. Nos somos capaces de mirarnos, de escudriñar en nuestras propias conciencias, y permanecemos en la caída. Posiblemente, nos falta el arresto de levantarnos, tal como hizo aquel hijo pródigo, y regresar a la Casa de nuestro Padre.

Pero, sobre todo, porque no somos capaces de mantener nuestra mirada con la de Jesús, el Señor. Su mirada nos limpia, nos fortalece y nos desata de la fuerza del pecado liberándonos de su esclavitud y sometimiento. Necesitamos reconciliarnos con el Señor a través del Sacramento de la reconciliación. Él lo ha instaurado para que podamos levantarnos y fortalecernos con su Gracia. En Él encontraremos las fuerzas para levantarnos y regresar a la Casa del Padre.

sábado, 5 de abril de 2025

CREÍAN Y PENSABAN QUE DE GALILEA NO SALEN PROFETAS.

Quizás muchos de nosotros, posiblemente sin darnos cuenta, pensamos muy parecido a los sumos sacerdotes y fariseo del tiempo de Jesús. No creemos que Jesús sea el Mesías, ni el Hijo de Dios, y menos el enviado a anunciarnos el Amor y la Misericordia de Dios.

Igual decimos que creemos, y, de vez en cuando, vamos a misa, pero ese Dios en el que decimos que creemos no se corresponde con el que nos anuncia Jesús, y menos del que Él nos habla. Es un dios creado por nosotros y conforme a nuestros intereses, pensamientos y formas de ver e interpretar nuestra vida.

Sin embargo, nos gusta y nos parece bien como habla Jesús. Incluso, estamos de acuerdo en todo lo que dice, hasta el extremo de coincidir y pensar que sin su Palabra, este mundo pierde el norte y el rumbo de la libertad, los derechos y valores que hemos heredado de la ley natural. Pero, su xenofobia y creencias les traicionan. No admiten que un galileo venga a ahora a ser la esperanza y promesa que ellos esperan. Y eso les vendan sus ojos y les acalla su conciencia.

Sin embargo, no sucede lo mismo con Nicodemo, un fariseo que si trata de escuchar y de responder a su conciencia. Pide y piensan que hay que escuchar a Jesús y tratar de ver y entender que es lo que dice. También hoy, por la Gracia de Dios, hay muchas personas que se acercan a Jesús, a su Palabra y tratan de escucharla y vivirla. Y en esos estamos todos los que creemos en Él y tratamos de anunciar esa Buena Noticia.

viernes, 4 de abril de 2025

ANDAN BUSCÁNDOLO

Y la persecución continua hoy después de ya casi XXl siglos. Digamos que todavía siguen buscándolo, porque, aunque creen que lo han matado, experimentan y siente que vive en cada uno de sus discípulos y de todos aquellos que creen en Él. Es evidente, ya lo saben, aunque no quieren todavía aceptarlo: ¡Jesús Vive! Es una realidad, ha muerto, pero ¡ha Resucitado!

Y esa resurrección no sólo se proclama, sino que se nota en cada uno de los que creen en Él, y, sobre todo, en y por su Iglesia. Jesús, nuestro Señor, el enviado del Padre a anunciarnos su Amor Misericordioso y, por los méritos de su Pasión, próxima a celebrarla, muerte y Resurrección, nuestra salvación.

Es, precisamente, el rostro del Padre. Ese Padre misericordioso que nos ha revelado muchas veces, pero de manera especial en esa hermosa parábola del hijo pródigo o de su amor de Padre amoroso. Jesús nos muestra como es su Padre, y nos invita a creer en Él y hacer su Voluntad. Y eso celebramos ahora en las próximas fiestas de Semana Santa.

jueves, 3 de abril de 2025

TESTIMONIOS

Moisés, la Escritura y Juan el Bautista son verdaderos testimonios de que Jesús es el enviado por Dios, su Hijo, para anunciarnos la Buena Noticia. Pero, al margen de estos testimonios, son sus Obras las que dejan verdaderos testimonios de que Jesús es el Hijo de Dios, enviado para redimirnos y rescatar nuestra dignidad de hijos de Dios.

Sin embargo, la historia es testigo de que, muchos de sus contemporáneos como muchos de nosotros ahora le rechazamos y no creemos ni en su Palabra ni hacemos caso de sus Obras. Es evidente que el pensamiento y proceder de Jesús, nuestro Señor, está en las antípodas de nuestros pensamientos: favorece a los pequeños, a los marginados y pecadores. Esos son sus preferidos, y a los que ha venido a salvar.

No está con los poderosos, suficientes y los que aparentemente parecen importantes y merecedores de honores y gloria. Ni tampoco está de acuerdo con muchos de nosotros respecto al concepto que tenemos de su Padre Dios. Quizás nos hemos formado un concepto de Dios algo propio y acomodado a nuestros intereses.

Nuestro Dios es un Dios que ha elegido para su Hijo un camino de cruz, hasta el extremo de dar su vida por amor y misericordia. ¿Estamos nosotros dispuestos a entregarnos y a darnos, por amor y en misericordia, al perdón que nos regala nuestro Padre Dios, y a darnos a los demás? Esa es la pregunta que tendremos, queramos o no, que responder.

miércoles, 2 de abril de 2025

RELACIÓN PADRE E HIJO

Jesús vive en el Padre y hace lo que ve hacer al Padre. En el Evangelio de hoy, Jesús, se declara íntimamente relacionado con el Padre, de tal forma que dice: «En verdad, en verdad os digo: el Hijo no puede hacer nada por su cuenta, sino lo que ve hacer al Padre: lo que hace Él, eso también lo hace igualmente el Hijo. Porque el Padre quiere al Hijo y le muestra todo lo que Él hace. Y le mostrará obras aún mayores que estas, para que os asombréis. Porque, como el Padre resucita a los muertos y les da la vida, así también el Hijo da la vida a los que quiere.

Jesús y el Padre están tan unidos que son uno mismo. Lo que hace Uno, también lo hace el Otro. La deducción está clara: Dios, encarnado en Naturaleza humana, se hace Hijo en la segunda Persona de la Santísima Trinidad. De modo que el Padre, Hijo y Espíritu Santo, que seguirá alumbrando a la Iglesia concurren en un solo Dios. Tres Personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo, en un solo Dios, Uno y Trino.

Y Jesús lo deja muy claro en el Evangelio de hoy: En verdad, en verdad os digo: llega la hora (ya estamos en ella), en que los muertos oirán la voz del Hijo de Dios, y los que la oigan vivirán. Porque, como el Padre tiene vida en sí mismo, así también le ha dado al Hijo tener vida en sí mismo, y le ha dado poder para juzgar, porque es Hijo del hombre. No os extrañéis de esto: llega la hora en que todos los que estén en los sepulcros oirán su voz y saldrán los que hayan hecho el bien para una resurrección de vida, y los que hayan hecho el mal, para una resurrección de juicio.

martes, 1 de abril de 2025

¿QUIERES LEVANTARTE?

Primero debes preguntarte si quieres, si estás dispuesto a levantarte, si, a pesar de llevar ya mucho tiempo anclado en tus vicios, en tu manera de vivir, de arreglarte la vida y de resignarte a tu situación, quieres y estas dispuesto a cambiar de vida. Esa es la pregunta que late dentro de ti y debes responderte. Porque, si no quieres, así te quedarás.

Hay mucha gente tumbada junto a la piscina de Betesda. Y muchos llevan mucho tiempo hasta el extremo que cambiar le supondrá un gran esfuerzo. Pero, la palabra la tienes tú. Tú decides, y nadie podrá ayudarte en ese sentido. La decisión es sola tuya.

Por eso, Jesús, primero pregunta eso: «¿Quieres curarte?». Porque, si no quieres no hay nada que hacer. Muchos instalados en los vicios – drogas, juegos … En la rutina, conformismo, pereza, descompromiso y desencanto han tirado la toalla y se han resignado a ver – resignadamente – pasar el tiempo. Han renunciado a levantarse y a enderezar su vida dándole sentido.  

Jesús se compadece de todos aquellos que andan perdidos, enfermos, sometidos y debilitados. Quiere ayudarlos e invitarlos, por su Gracia y Amor Misericordioso, ha levantarse, pero necesita tu colaboración, tus deseos de levantarte, tus ansias de creer y esperanzas, y sobre todo, tu fe en Él.

Él te invita, y si lo hace es porque sabe que puedes en la medida que tengas fe y creas en su Palabra. Ya, si acaso lo dudabas, sabes que estás invitados por Jesús. Te lo dice a ti y a todos: ¿Quieres levantarte? Pues, agárrate a mí y empieza a caminar.

lunes, 31 de marzo de 2025

CONFIADOS EN SU PALABRA

Posiblemente el último recurso al que acudimos es al Señor. Cuando hemos agotado todos los recursos humanos y ya no nos queda más lugares o medios donde acudir, nos acordamos del Señor. Aquel funcionario real, ya casi sin esperanza de que su hijo sanara, pensó en Jesús, y teniendo la posibilidad de acudir a Él, le buscó.

 El resultado de esa búsqueda y petición ya lo conocemos por el Evangelio, pero ahora, la posibilidad de buscar nosotros al Señor, conocerlo y presentarnos ante Él depende de nosotros. Porque, Jesús está entre nosotros. Nos espera como esa parábola del Padre amoroso que hemos leído ayer en la Santa Misa. Y no nos espera enfadado, para reprocharnos nuestro olvido o indiferencia. Nos espera con los brazos abiertos, tal y como hizo con el hijo menor de la parábola.

Fe, perseverancia y valentía nos dice el Papa Francisco. Y, ciertamente, se trata de confiar en el Señor. El conoce nuestros problemas, dificultades y sufrimientos, y nos puede sanar o acompañar en el dolor y la enfermedad hasta la resurrección de la otra vida, la verdadera, la plena de gozo y felicidad eterna. Todo dependerá de su Voluntad, pero, una cosa es cierta, sea lo que sea, no olvidemos que es nuestro Padre. Ese Padre amoroso y misericordioso de la parábola que Jesús, nuestro Señor, nos contó en el Evangelio del domingo (Lc 15, 1-3. 11-32).