Lo podía hacer solo, pero quiso contar con
colaboradores. No sabemos por qué, pero así es. Y para ello eligió en principio
a doce apóstoles, a los que les dio autoridad para expulsar malos espíritu y
curar toda enfermedad. Quiere que colaboremos con su Hijo haciendo lo mismo que
Él. Quizás nos parezca extraño e incomprensible, pero, ¿entendemos a Dios? Si
llegaremos a entenderlo dejaría de ser Dios.
—¿Qué te parece Pedro, ¿te sientes colaborador del
Señor?
Esa fue la pregunta que Manuel lanzó a Pedro, su
amigo, a quien tenía al lado tomando su acostumbrado café de mediodía.
—Supongo, y entiendo que desde el momento de mi
bautizo, aunque siendo niño no era consciente de nada, quedamos marcados para,
asistidos por el Espíritu Santo, responder a nuestro compromiso de bautismo.
¿No es así?
—Cierto, así es. Más, otra cosa es que queramos.
Muchos, al parecer, entiende que primero está sus objetivos, sus intereses, sus
placeres y satisfacer sus gustos y comodidades sin importarles, al menos mucho,
la situación de los demás. Sin embargo, por la Gracia de Dios, otros si tratan
de responder a ese compromiso de bautismo. Ahora, ¿puedo preguntarte dónde te
encuentras tú?
—Por supuesto, no tengo ningún inconveniente. Mi
actitud e intención es estar a su lado. Es decir, tratar de vivir en su
Voluntad, y, con mi vida, actitudes y actos dar a conocer, como no puede ser de
otra manera, su Amor Misericordioso a todos los hombres y mujeres de este
mundo. Sin condiciones de raza, color, situación, riqueza, creencia … etc. —Ahora, también te digo que fallo, que defraudo
y necesito el sacramento de la reconciliación para, tras caer, levantarme y
seguir adelante.
—Has hablado como un libro abierto. Suscribo todo lo
que has dicho. Y corroboro lo del compromiso del Bautismo. Su gran importancia.
En él recibimos al Espíritu Santo, el mismo que recibió nuestro Señor Jesús, y,
por y con Él, estamos capacitados para hacer, por la fe, obras como las que
hizo Jesús. No son palabras mías – Jn 14, 12 – sino del mismo Jesús. Así que es
mandato del Señor.
Los
dos amigos lo tenían claro. Ahora nos toca a nosotros. ¿Lo tenemos también
claro? No se trata de volvernos locos, sino de pensar que en cada instante de
nuestra vida estamos, queramos o no, relacionados con otros: familia, trabajo,
amigos, circulo social … etc., y es donde debemos procurar, con nuestros actos
de amor y misericordia transparentar la Buena Noticia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Compartir es esforzarnos en conocernos, y conociéndonos podemos querernos un poco más.
Tu comentario se hace importante y necesario.