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Mt 19, 27-29 |
Nuestra naturaleza es ególatra. Supongo que por
causa del pecado. Somos esclavos de nuestros propios egoísmos y nos cuesta
mucho esfuerzo liberarnos, desprendernos y darnos en gratuidad a los demás.
Para eso ha venido nuestro Señor enviado por su Padre, para liberarnos del
pecado del egoísmo. Un pecado que nos somete, nos esclaviza y nos impide
acercarnos al Señor. E incluso nos exige recompensa por nuestro trabajo cuando
a nada tenemos derecho.
Levantó la cabeza y sorprendido por lo que leía, se
dijo a sí mismo «¿me pertenece todo lo que tengo?» Miró a su derredor y le vino
al pensamiento cuánto tenía. No es que fuera mucho, pero lo consideraba
suficiente, más de lo que habría deseado. Estaba muy orgulloso de su familia,
mujer e hijos. Sin apenas notarlo fue sorprendido por el saludo de su buen
amigo Manuel.
—Buenos días, casi tarde ya, amigo Pedro. ¿Tomándote
el cafelito del medio día?
—Buenos días, Manuel, apareces en un momento muy
oportuno. Estaba leyendo el evangelio de hoy, y meditaba sobre todo lo que
tengo y he recibido, en muchos casos gratuitamente. ¿Qué opinión tienes
respecto a esto?
—¡Todo es Gracia de nuestro Padre Dios! Incluso lo
que hemos conseguido aportando nuestro esfuerzo y trabajo. Repito, ¡todo es
Gracia de Dios! Y todo nos es dado gratuitamente, sin condiciones y para que lo
administremos como queramos. De modo que dependiendo de nuestra administración
será también el premio a recibir.
—A ver, ¿cómo es eso, no lo tengo muy claro?—Todo nos ha sido dado con amor, y para que también
nosotros lo administremos con amor. El sufrimiento, dolor, miserias y
calamidades son consecuencias de los que, habiendo recibido mucho, no lo
administran bien. Llegará un día que tendrán su juicio y su recompensa buena o
mala. Precisamente, hasta esos comportamientos dan fe de la existencia del
infierno.
—¡Es verdad, Manuel!, dependiendo de lo que yo haga,
otros recibirán más amor y misericordia. Lo mismo que hemos recibido de nuestro
Padre gratuitamente, debemos darlo de la misma manera.—Efectivamente, Pedro. Lo hemos recibido gratis,
pues démoslo gratis. Así nos lo ha dejado – Mt 10, 7-15 – dicho el Señor.
Y así es, hemos recibido tres, dos o un talento, y
sea cuales sean, tenemos que ponerlos a producir para el bien de los demás. Se
nos han dado para eso, para el bien de los demás. Y luego, Palabras del Señor:
Todo el que por mí deja casa, hermanos o hermanas …
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