jueves, 17 de julio de 2025

UN YUGO Y CARGA LIGERA

Mt 11, 28-30

  Hay momentos que la vida se endurece hasta tal punto que su carga nos sobrepasa y corremos el peligro de no soportarla. Todos hemos pasado por esa experiencia. Quizá unos más que otros, pero los contratiempos, quieras o no, están en el camino de nuestra vida. Son tropiezos que, a veces, superamos con cierta facilidad, pero, a otros, nos cuesta  y nos supone crisis y problemas que, a veces, son determinantes y terminan con nuestra vida. Hablamos de suicidios, cuyo índice estadístico en el mundo es asombroso. Según la OMS, se producen unos tres mil suicidios diarios en el mundo.  Las causas, sean las que sean, están relacionadas con ese yugo y carga que nos supera en algún momento de nuestra vida. Se nubla la mente y nos quitamos del medio. 

    Imbuido en estos pensamientos, Manuel no podía evitar su asombro y perplejidad. «¿Cómo es posible que se llegue a ese extremo?», pensó. Venía de camino al lugar donde solía tomar café cada día, y su rostro mostraba su preocupación. No podía silenciar esa preocupación, deseaba compartirla con alguien. ¡Dios mío, qué tragedia!

    —Hola, buenos días, ¿qué tal estás? —Le saludó un amigo de los habituales en el club. ¿Por qué ese rostro de preocupación?
    —¿Se me nota? Es que no puedo evitarlo. Venía pensando en la cantidad de suicidios, y de gente joven, que hay en el mundo, y mi asombro fue enorme cuando mirando las estadísticas observé que se suicidan unas tres mil personas cada día en el mundo. ¡Una barbaridad!
    —¡Hombre, a mí no me sorprende tanto! Considero que es una cifra elevada, pero hay muchas frustraciones, sobre todo en los jóvenes, que llevan a esa conclusión.
    —Pero, quitarse la vida es una locura. Siempre hay esperanza de mejorar, de encontrar una salida, de aceptar tu propia desgracia y de asumir tus circunstancias y situaciones.
    —Sí, pero muchos no la tienen, ni creen en nada. Y cuando todo se oscurece, la solución es quitarse del medio.
    —Si supieran lo que dice Jesús. Él es nuestro descanso, y en Él podemos encontrar, quizás no soluciones, pero sí descanso, paz y aceptación de nuestra propia realidad. Estas Palabras suyas nos llenan de esperanza: (Mt 11,28-30): En aquel tiempo, Jesús dijo: «Venid a mí todos los que estáis fatigados y sobrecargados, y yo os daré descanso. Tomad sobre vosotros mi yugo, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es suave y mi carga ligera».

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