domingo, 28 de febrero de 2010

PUNTOS DEL CATECISMO MEDITADOS POR EL PADRE JESÚS.


- PRIMERA PARTE LA PROFESIÓN DE LA FE
- PRIMERA SECCIÓN «CREO»-«CREEMOS»
- CAPÍTULO PRIMERO: EL HOMBRE ES "CAPAZ" DE DIOS

CAPÍTULO PRIMERO:
EL HOMBRE ES "CAPAZ" DE DIOS

II. Las vías de acceso al conocimiento de Dios

33 El hombre: Con su apertura a la verdad y a la belleza, con su sentido del bien moral, con su libertad y la voz de su conciencia, con su aspiración al infinito y a la dicha, el hombre se interroga sobre la existencia de Dios. En estas aperturas, percibe signos de su alma espiritual. La "semilla de eternidad que lleva en sí, al ser irreductible a la sola materia" (GS 18,1; cf. 14,2), su alma, no puede tener origen más que en Dios.

Meditación:

    CAPÍTULO PRIMERO:
    EL HOMBRE ES "CAPAZ" DE DIOS

    II.Las vías de acceso al conocimiento de Dios 33

Ese deseo del hombre de no morir, de vivir y tener y poseer, y dominar la tierra, de adquirir para sí la belleza misma de la naturaleza, y deleitarse los sentidos en la plenitud gozosa de su corazón intrépido, y deseoso de lo que percibe, aunque sus ojos no ven, pero sabe, siente y presiente el amor en lo creado, en todo lo creado por la delicadeza de un Dios de bien y bondad, de justicia y equidad, porque la equidad es mejor que el bien, es lo justo por su propio ser.


Busca el hombre en sí mismo la alegría de la unidad con el todo, el saber que pertenece al Todo que es Dios, y, aunque no le pone nombre, lo siente suyo y se siente parte de Él, por presentir esa unidad tal, que todo es de todos, y lo cubre el amor de lo perfecto, de ser lo que se es, siendo lo que se es, en ser lo que cada uno es, por la misma gracia de Dios.


Busca el hombre y busca la conciencia del hombre; no son sus manos las que buscan, ni es su corazón el que siente que por querer que, sea lo que desea que sea, sino que la conciencia es lo que es, por ser lo que existe en lo que se ve y en lo que es, y es la conciencia la exactitud en la verdad, y no la verdad que cada uno puede ver según su corazón, sino la verdadera verdad, y la verdad proclama a Dios, y la verdad quiere que cada uno exista en el siempre que es Dios, que ha creado lo que le deleita los sentidos, todos los sentidos, los humanos y los espirituales; y se da cuenta de que hay algo más que lo que ve o lo que siente por deseos de sus percepciones, sino que hay la vida espiritual en el hombre, que es parte de todo lo creado y que pertenece al Creador, porque le atrae como un imán la belleza de la bondad sin mancha, la belleza del beso de amor con que Dios creó al hombre.


P. Jesús

Mi comentario:

El hombre camina y no puede evitar buscar. Su peregrinar errante es un camino de búsqueda. Búsqueda de la verdad y la belleza, por eso es libre, porque siendo libre busca el bien, la verdad,y lo bello. Porque nada falso es bello. Y en ese peregrinar se hace muchas preguntas que le hacen un ser trascendente, un ser que se pregunta por su Creador. Porque todo lo creado le remita a su Creador.

En esta inquietud de búsqueda, el hombre descubre que todo lo que le rodea le habla del Creador y, por lo tanto, toda su vida tendrá sentido si encamina sus pasos a su Origen y Creador. Ir por otro camino terminará destruyéndolo, pues sólo está hecho para salir y llegar al PADRE que lo ha creado.



miércoles, 24 de febrero de 2010

PUNTOS DEL CATECISMO MEDITADOS POR EL PADRE JESÚS.



- PRIMERA PARTE LA PROFESIÓN DE LA FE
- PRIMERA SECCIÓN «CREO»-«CREEMOS»
- CAPÍTULO PRIMERO: EL HOMBRE ES "CAPAZ" DE DIOS

CAPÍTULO PRIMERO:
EL HOMBRE ES "CAPAZ" DE DIOS

II. Las vías de acceso al conocimiento de Dios

32 El mundo: A partir del movimiento y del devenir, de la contingencia, del orden y de la belleza del mundo se puede conocer a Dios como origen y fin del universo.

S.Pablo afirma refiriéndose a los paganos: "Lo que de Dios se puede conocer, está en ellos manifiesto: Dios se lo manifestó. Porque lo invisible de Dios, desde la creación del mundo se deja ver a la inteligencia a través de sus obras: su poder eterno y su divinidad" (Rom 1,19-20; cf. Hch 14,15.17; 17,27-28; Sb 13,1-9).

Y S. Agustín: "Interroga a la belleza de la tierra, interroga a la belleza del mar, interroga a la belleza del aire que se dilata y se difunde, interroga a la belleza del cielo...interroga a todas estas realidades. Todas te responde: Ve, nosotras somos bellas. Su belleza es una profesión ("confessio"). Estas bellezas sujetas a cambio, ¿quién las ha hecho sino la Suma Belleza ("Pulcher"), no sujeto a cambio?" (serm. 241,2).

Meditación:

    CAPÍTULO PRIMERO:
    EL HOMBRE ES "CAPAZ" DE DIOS

    II.Las vías de acceso al conocimiento de Dios 32

Sólo lo bello es real, porque sólo lo bello es bueno, y por ser bello y bueno es perfecto.

Lo bello y bueno ha salido del amor, porque, cuando se ama de verdad, sólo puede salir de uno lo mejor de cada uno. Cuando amamos bien, somos mejores; cuando nos gusta lo bello, buscamos el amor, y todo esto está impreso en la realidad del mundo; en la creación de lo creado hay belleza, hay bondad: hay amor.

¿Y quien pudo hacer las cosas, crear las cosas así: bellas, buenas, con amor? Sólo alguien perfecto, sólo alguien que no se dejara influir por otros, y por lo cual sea y es Superior a todos; porque en su sentencia, por las obras que vemos en la realidad de lo que son cielos y tierra, vemos un gran amor, una total libertad de expresión; dejando a la creación crear a su antojo, y desde la pequeña flor al más grande de los planetas, todo es perfecto en ello, y tan perfecto que no interrumpe uno la función del otro, es más, se complementan todas las realidades de todo lo que es y hay en la creación.

Una perfección tal, una demostración de amor tal, sólo puede salir de Dios. Del que es, del que se denomina: Soy el que soy, y por serlo, es lo que es y hace lo que hace, y nosotros, los hombres, dentro de esta declaración de amor de Dios con sus obras, sabemos que el Amor nos creó y nos eligió para la belleza, la bondad, el Amor.

Si investigamos interrogando cada cosa, qué es, cómo es, vemos es cada existencia la totalidad de un Dios de Amor, Belleza, Bondad.

El agua es buena, aunque a veces se desborda y hace maldades, pero el agua es buena de por si, es bella, se entrega con amor, se da de lo que es para saciarnos la sed y limpiarnos por dentro y por fuera del cuerpo, aunque algunos han muerto ahogados por agua; entonces, ¿es mala el agua? La circunstancia es lo que fué mala. Dios hizo el agua, y las circunstancias están sujetas a la unión del todo lo creado, que por el pecado original está entregado al mal, a la no obediencia de lo que es por ser creado como es. Así ocurre también con las personas, no somos malas, pero, o por las circunstancias enfermamos y padecemos mal, o nos hacen maldades por mal funcionamiento de otros, que no son por lo que han sido creados, sino que, usando de su libertad, siendo buenos no hacen el bien, sino que por unos porqués que se dejan influir en ellos, no apartando lo malo de si mismos, llegan a cometer maldades, a no usar del bien, de la belleza, del Amor que son.

Muchos, en momentos críticos, quisieran que Dios, en su bondad, no los hubiera dejado libres, y lloran buscando al amor con que fueron creados por Dios; ese resurgir del hombre en busca de su bien, lo puede llevar al Sumo Bien, y si obedeciera a Dios, cumpliendo con Su Ley, con los diez mandamientos de la Ley de Dios, estarían sujetos, como pretenden. Pero no quieren poner su voluntad; van al otro extremo, pasan de un total libertinaje de la libertad a querer una dictadura, y Dios no es dictador, Dios, que es el Amor, no es dictador; nadie que ama de verdad, exige que se le ame. Quiere que se le ame pero no lo exige; espera de la voluntad del hombre, porque hay en el hombre la predisposición en su libertad de decidir y ejecutar lo que uno decida, y por la perfección del cuerpo, tiene pies y puede marcharse o acercarse, y puede hablar o callar, y puede decidir hacer o dejar de hacer. Y si otros le quitan está libertad de movimiento del cuerpo, tiene el hombre la voluntad de hablar consigo mismo y pensar racionalmente lo que desea hacer en lo que es: alma. Y pueden torturarle personas o enfermedades, pero fiel a su voluntad puede y decide amar al Amor y va a todas por amar al Amor, usa de su cuerpo para expresión de este amor a Dios, al Amor, y nadie puede apartarlo de su libre voluntad de amar con todas sus fuerzas a Dios, ¡antes perdería la vida del cuerpo! Y así quiere Dios que se lo ame: sobre todas las cosas, pudiendo hacerse, teniendo como precedente a San José, que como tú nació con la marca del pecado original, pero vivió para servir a María, su esposa y la Madre de Dios.

Tú puedes hacer como San José y servir a María cuidando de que Jesús, Dios, sea conocido por todo el mundo, a través de tu bondad, de tu belleza en el amor con que amas libremente y con tu propia voluntad a Dios, y haces obras de fe como es propagar el Evangelio, vivir el Evangelio. Porque si el mundo, todo lo creado, te lleva a Dios, Dios mismo en Jesús, que es Dios, al entregarse a ti, al quedarse en la vida por vía de los Santos Sacramentos, que la única Iglesia de Dios posee y cuida y tiene y contiene en su fe; la fe de creer y obrar con libertad en la voluntad de su fe, de proclamar el Evangelio, de vivir el Evangelio, porque la belleza de un Dios de amor y bondad, dejó sufrir a su cuerpo humano, engendrado por Dios mismo en las purísimas entrañas de María siempre virgen, mujer elegida por Dios y cubierta por la Gracia de nacer sin pecado original para así poder libremente contener en ella, por su “Sí”, al Dios de Amor en su interior, y ser el Vaso que contiene el Agua que sacia la sed y que lava el cuerpo y el alma; y digo el cuerpo, porque muchos milagros de salud derrama aún hoy Dios mismo, a través y por intercesión de Santa María al mundo, y sana al cuerpo y sana al alma; la saca de su abatimiento y la envuelve con el amor de la fe y así, cubierta de belleza espiritual, avanza por la vida material con el resplandor del Amor reflejado en ella, y es luz en las tinieblas y es, por el conocimiento de Dios, que amándole sobre todas las cosas, vive la fe que es viva y es buena y es bella por Amor, por amar al Amor y vivir sólo por este amor de amar a Dios sobre todas las cosas.

Cree en Dios, oh alma mía, cree porque todo lo que se ve y se respira es la belleza de su Amor en la acción de su bondad. Oh, alma mía, encuentra a Dios que está en todo lo creado, en todo lo que ves. Interroga a la belleza y te dirá a quien ama, a quien refleja: A Dios, su Creador.

P. Jesús


Mi comentario:

Pocas palabras se pueden añadir al comentario del Padre Jesús, sólo mi pobre y humilde experiencia de constatar lo que él muy bien dice. Todo lo creado habla de su Creación y con ella, nuestro PADRE DIOS se manifiesta y habla a los hombres. Muy tercos y ciegos, embotados por las caducas y finitas cosas de este mundo, tenemos que estar para no darnos cuenta del gran regalo que nuestro PADRE nos hace y lo que no jugamos por basura, como diría Pablo de Tarso, al no escucharle y prestarle atención.




lunes, 22 de febrero de 2010

Puntos del Catecismo Meditados. Por el P. Jesús



- PRIMERA PARTE LA PROFESIÓN DE LA FE
- PRIMERA SECCIÓN «CREO»-«CREEMOS»
- CAPÍTULO PRIMERO: EL HOMBRE ES "CAPAZ" DE DIOS

CAPÍTULO PRIMERO:
EL HOMBRE ES "CAPAZ" DE DIOS

II. Las vías de acceso al conocimiento de Dios

31 Creado a imagen de Dios, llamado a conocer y amar a Dios, el hombre que busca a Dios descubre ciertas "vías" para acceder al conocimiento de Dios. Se las llama también "pruebas de la existencia de Dios", no en el sentido de las pruebas propias de las ciencias naturales, sino en el sentido de "argumentos convergentes y convincentes" que permiten llegar a verdaderas certezas.
Estas "vías" para acercarse a Dios tienen como punto de partida la creación: el mundo material y la persona humana.

Meditación:

    CAPÍTULO PRIMERO:
    EL HOMBRE ES "CAPAZ" DE DIOS

    II.Las vías de acceso al conocimiento de Dios 31

¿Quién hizo el mundo?: ¿tú?. ¿aquel?, ¿algún antepasado tuyo?, ¿un rey?...

Y, ¿por qué tendría que ser un rey? ¿Por qué tiene que haber sido alguien importante que hiciera todo eso que vemos y lo que no vemos? Porque hay muchas cosas, mucha diversidad de seres y cosas y personas: blancos, negros, mestizos, chinos, indios y tú mismo, que también eres distinto a todos, por lo menos te sientes así: distinto a los demás, ¡único!

Te sientes único y grande e importante porque eres a imagen y semejanza de Dios, el Único, el Grande, el Importante: ¡¡Dios!!

Busca el hombre su historia:

“¿De dónde he salido? ¿De dónde vengo? ¿A dónde voy?”

“¿Dónde están los que han vivido antes que yo? ¿Por qué se fueron? ¿Por qué se van?”

La existencia del hombre busca, indaga y halla respuestas, pero a veces no son la verdad, porque sólo hay una respuesta, que está en lo que somos: imagen y semejanza de Dios.

Dios quiere que unos a otros nos ayudemos en el camino de salvación. Dios quiere que, como a imagen y semejanza Suya, como él hizo, nosotros también nos entreguemos al servicio de la causa, la causa de por qué vivimos; la causa de por qué los que estaban ya no están.

Todos quieren saber ésto en un momento u otro de la vida, porque muere alguna persona amada y desaparece, no vuelve; entonces: ¿Qué ha pasado?

Lo cierto es que lo natural en todo ser animado, es lo natural en el hombre: Nace, vive y muere; y nacen otros, pero no el que se ha ido. No ha nacido jamás otra persona exactamente y completamente igual a otra que ha partido ya.

Eso nos demuestra que es lo normal en el ser humano: nacer y morir.

Entonces, si es lo natural, ¿Qué hemos venido a hacer aquí?

¿Quién nos ha colocado aquí y para qué?

Estas preguntas y muchas más, martillean nuestra puerta del saber. Golpea la vida con sus porqués a la mente que sabe cosas pero no sabe ésas. Sabe cómo comer, como andar y hablar, pero no sabe de dónde viene ni a donde va. ¿¡¡Porqué!!?

“¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué?...”

Tenemos la ayuda de nosotros mismos que deseamos saber y, ¿por qué tenemos deseos de saber?

Como el instinto de comer, tenemos el instinto de querer saber; y este instinto como el comer, nos da vida por comer, y el instinto de querer saber, nos da vida después de esta vida.

Dios nos selló con el instinto de lo que necesitamos hacer y saber para ser.

El hombre, por sí mismo, puede hallar a Dios, porque su instinto se pregunta “¿Por qué?”

Su instinto humano le lleva a saber.

P. Jesús






jueves, 18 de febrero de 2010

Puntos del Catecismo Meditados. Por el P. Jesús


- PRIMERA PARTE LA PROFESIÓN DE LA FE
- PRIMERA SECCIÓN «CREO»-«CREEMOS»
- CAPÍTULO PRIMERO: EL HOMBRE ES "CAPAZ" DE DIOS

CAPÍTULO PRIMERO:
EL HOMBRE ES "CAPAZ" DE DIOS

I. El deseo de Dios 30

30 "Se alegre el corazón de los que buscan a Dios" (Sal 105,3). Si el hombre puede olvidar o rechazar a Dios, Dios no cesa de llamar a todo hombre a buscarle para que viva y encuentre la dicha. Pero esta búsqueda exige del hombre todo el esfuerzo de su inteligencia, la rectitud de su voluntad, "un corazón recto", y también el testimonio de otros que le enseñen a buscar a Dios.
Tú eres grande, Señor, y muy digno de alabanza: grande es tu poder, y tu sabiduría no tiene medida. Y el hombre, pequeña parte de tu creación, pretende alabarte, precisamente el hombre que, revestido de su condición mortal, lleva en sí el testimonio de su pecado y el testimonio de que tú resistes a los soberbios. A pesar de todo, el hombre, pequeña parte de tu creación, quiere alabarte. Tú mismo le incitas a ello, haciendo que encuentre sus delicias en tu alabanza, porque nos has hecho para ti y nuestro corazón está inquieto mientras no descansa en ti (S. Agustín, conf. 1,1,1).

Meditación:

    CAPÍTULO PRIMERO:
    EL HOMBRE ES "CAPAZ" DE DIOS

    I. El deseo de Dios 30

Amar a Dios, encontrar a Dios, esta es la alegría del hombre, es su gozo y condición de vivir en la tierra, para que encontrando a Dios se una a Él, ya en este mundo, por la Eucaristía, y viviendo juntos, creatura con el Creador, se alegre el corazón de los que ansían el amor verdadero, el amor que no acaba y que realmente goza con él, con este bello y puro amor, el cuerpo y el alma de toda persona humana. Y no sólo eso, sino que cada quien que tenga a Dios, estando unido en Su Divinidad, esta misma Divinidad de Dios que está en cada bautizado católico. hace que los futuros santos ya en vida sean parte del cuerpo místico de Dios mismo, que viviendo en cada uno, une a cada uno. a todo el amor con que es amado y por lo cual el amor de Dios enciende la llama del mismo amor en cada corazón y en el mundo. Pero para eso hay que amar de verdad y sobre todas las cosas a Dios. Y Dios ama, ama y espera que dejes los goces de la tierra, del mundanismo, de ti mismo, para que desees gozarte en Él, en la felicidad de ser amada la criatura por su Creador: Dios.

Nadie es feliz, verdaderamente feliz sin Dios. Puede tener cosas y disfrutar de ellas, pero nada es comparable a las delicias del amor de todo un Dios que ama y amando crea y creó a las almas que, teniendo cuerpo, viven y lo buscan, y al hallarlo se gozan en el Amado y por siempre jamás descansan al amor de Su Dios de Amor. El Dios que por amor vino al mundo, vivió en el mundo como uno de nosotros y habló al mundo como Dios y así todos oyeron a Dios y se gozaron en Su Palabra, la Palabra del Amor.

No descansa el alma hasta que recupera las caricias del Amor de Jesús en la Cruz; cuando Dios entregó su vida humana para abrir la puerta del SIEMPRE y dejarnos pasar a la ETERNIDAD del Omega, siendo el Alfa la Luz de Amor de todo un Dios que vive Amando y para Amar su propio Amor. Dios y Amor es lo mismo en la Eternidad del Sí de María que lo pronunció para dicha y goce de toda generación, por los muertos que fueron a ser recogidos y llevados cada quien según su propio juicio, y a los que iban a morir después de Él, porque el Cielo abre las puertas que son llamadas: Espíritu Santo, y eso es Dios Espíritu Santo: La Puerta del Santuario del Cielo, del Amor de todo un Dios Uno y Trino. Y digo puertas, porque se abrió el Cielo y se abrió el Purgatorio, para que nadie que no desee ir al Infierno vaya, sino que aun en el último momento, en última instancia, hay el Purgatorio, donde las almas que aman poco, aprendan con el sufrimiento a amar más.

Gracias Amor por Amar.

P. Jesús

Mi comentario.

Muchos de nosotros hemos llegado a pensar que JESÚS, que nos revela al PADRE, fue un paranoico, un revolucionario idealista y trastornado, que nos propone una utopía de salvación contraria a nuestros deseos y apetencias y sentimientos.

Ante estas respuestas respondo desde mi interioridad y deseos más profundos. Y es que nadie puede negarse que el deseo más profundo de su corazón es el amor. Basta simplemente observar desde la sinceridad y la verdad que a todos nos gusta ser amados y tenidos en cuenta. ¿O no es verdad que buscamos ser amados?, pues por mucho que amemos si no somos correspondido no nos sentiremos felices.

Todo nuestros actos son inducidos a desprender amor en los demás y la mejor manera de lograrlo es amando también nosotros. Por eso, el ser humano es relación amorosa, tal cual es el PADRE, que nos ha creado semejante a ÉL. Y sin Amor nada somos, pero un amor que, primero, es entrega, renuncia a sí mismo por el ser amado, entregado, ofrecido, comprensible, disponible, bondadoso, suave, bueno... Y ese es nuestro PADRE DIOS, nuestra referencia y meta.

lunes, 15 de febrero de 2010

IGLESIA CATÓLICA: PUNTOS DEL CATECISMO MEDITADOS.


PRIMERA PARTE LA PROFESIÓN DE LA FE
- PRIMERA SECCIÓN «CREO»-«CREEMOS»
- CAPÍTULO PRIMERO: EL HOMBRE ES "CAPAZ" DE DIOS

CAPÍTULO PRIMERO:
EL HOMBRE ES "CAPAZ" DE DIOS

I. El deseo de Dios 29

29 Pero esta "unión íntima y vital con Dios" (GS 19,1) puede ser olvidada, desconocida e incluso rechazada explícitamente por el hombre. Tales actitudes pueden tener orígenes muy diversos (cf. GS 19-21): la rebelión contra el mal en el mundo, la ignorancia o la indiferencia religiosas, los afanes del mundo y de las riquezas (cf. Mt 13,22), el mal ejemplo de los creyentes, las corrientes del pensamiento hostiles a la religión, y finalmente esa actitud del hombre pecador que, por miedo, se oculta de Dios (cf. Gn 3,8-10) y huye ante su llamada (cf. Jon 1,3).



Meditación:

*

CAPÍTULO PRIMERO:
EL HOMBRE ES "CAPAZ" DE DIOS
I. El deseo de Dios 29



Si uno no se une a Dios en una relación íntima: ¡muere!

No se puede vivir sin amor.

No se puede vivir sin que sientas el amor con que Dios te ama.

Una persona no vive cuando no conoce y ama a Dios.

Dios no nos necesita para nada, pero nos quiere. Por eso los mandamientos de la Ley de Dios, no son para hacerlo feliz a Él, Dios se basta a sí mismo para ser feliz, es Él quien hace felices a los demás si esos demás, nosotros, le amamos sobre todas las cosas. Los mandamientos son para que estemos vivos viviendo según el plan de Dios que nos creo por amor. La ley de Dios es para que siguiéndola podamos sentir, vivir, el amor de Dios. El pecado nos aparta de Dios, por eso no es bueno para nosotros, el pecado nos niega la felicidad porque al pecar no podemos sentir el amor con que Dios nos ama, porque el amor verdadero, el amor de Dios es puro y bueno y sólo quien es puro y bueno puede disfrutarlo, por eso Dios tuvo la bondad de darnos las leyes, sus Leyes, la Ley de Dios, para que sepamos como hallar el amor, Su amor, el Amor verdadero.

La unión con Dios es una unión vital porque vivimos de Él, por Él, para Él. Sin Él, sin Dios, morimos. Así de claro os lo digo amados hermanos en Cristo: Sin el amor de Dios en nosotros, nos morimos, y para tener su amor debemos cumplir los mandamientos. ¡No hay otra!


Si no nos unimos a Dios morimos, pero unidos a Cristo, Él murió por nosotros. Su muerte vale por cada una de las muertes de cada hombre nacido de mujer. Antes de la venida de Cristo, las personas morían y morían, no tenían la posibilidad de regresar a Dios, por eso Satanás perseguía la vida de Jesús utilizando de malas personas que deseaban su muerte antes de tiempo; recordemos a Herodes que les dijo a los Reyes Magos que lo avisaran cuando encontraran al Mesías. Y ¿Qué hizo? Hizo matar a todos los niños menores de dos años. La mano de Satanás empuñó la firma que selló la muerte de los inocentes.

Volvamos a la muerte antes de la muerte de Dios. Eso era la muerte; después de morir Dios en el cuerpo de Jesús hay vida, vida en el Cielo o en el Infierno, pero la vida sigue fuera del cuerpo. El amor regresa al amor y quien no es capaz de volver a sí mismo, que cada uno es amor salido de Dios porque Dios lo creo con amor, entonces va al Infierno a vivir sin amor, ¡sin Dios! Es así de claro, es renunciar al amor, a sentirse amados por Dios Creador, Salvador y Redentor.

Y Dios nos llama, Dios Espíritu Santo, después de morir Jesús, Dios nos lo envió para consolarnos. ¿De qué? De la pérdida del amor, al vivir en la vida terrena, en la esencia humana. Dios Espíritu Santo ha venido a amarnos, es Dios mismo que ha venido a amarnos, pero sólo lo podemos hallar en los sacramentos; quien no es católico, éste no puede sentir el amor de Dios, puede sentir sus deseos propios de amarlo, porque toda criatura busca al Amor, pero es, son, sus propios deseos de amor: el amor verdadero sólo está en Dios y Dios sólo está en los sacramentos, está allí verdaderamente presente. Y, ¿Por qué no se nos entrega Dios a todos y cada uno? Y lo hace, Dios se entrega a todos y a cada uno, pero ese uno debe usar de los sacramentos, porque es la única vía de conducta humana que puede conseguir que nos unamos a Dios mismo, porque Dios no es de este mundo humano; vivió en este mundo humano por 33 años, y la única vía de ir a Él, a Dios, es a través de Dios mismo en Jesús. Debéis comprender esto, debéis comprender que sois de otro mundo, hemos venido de otro mundo a vivir a la tierra para pasar las pruebas que le van a demostrar a Dios que su amor, el amor salido de Él, regresa a Él; libremente lo ha encontrado, libremente lo ha buscado y lo ha hallado y libremente dice “Sí, Servían”. Y lo cumple y sirve a Dios, ¿Cómo? ¿Cómo, si Dios no necesita de nadie? Sirviendo a los demás. Así se le demuestra a Dios que se le ama, haciendo lo que Él hizo, se hizo humilde y sirvió a Dios Padre, cumpliendo todos los mandamientos de la Ley, siendo Él la misma Ley cumplida también. No es difícil de entender, es fácil, medítalo que seguiré con ello. Pero mientras no vuelvo a escribir, piensa eso, piensa que Dios te ama, que eres amado por Dios, sencillamente porque eres su amor. Él te ama y tú eres su amor, y dejó libre al amor con que él ama a cada uno de los hombres para que ese amor, ¡tú!, amor de Dios salido de Él mismo, regrese libremente a Dios, de donde salió, porque eres amor, ¡amor!, el amor con que Dios te ama, eso eres tú: Amor, y sin amor, sin lo que eres, y eres el amor con que Dios te ama, no puedes vivir, no eres, porque tu esencia es amor, y los que van al Infierno son los que se han olvidado completamente de Dios, de ese amor que son: desapareció, y olvidándose de Dios, se llenó de esencia de lo contrario del amor: de odio, y el odio no va a Dios, va a Satanás que es su padre, el padre de la negación de ser amados por Dios, de ser hijos de Dios por amor, porque Dios Padre nos creó de ese mismo amor que es Él y que ama y esa manifestación de amor en cada uno de nosotros es Alma, nuestra alma que es amor de Dios y es para Dios y hasta que no reconoce a Dios se juega la vida en la Eternidad de Dios que es Amor.

Quien tenga sentimientos los escudriñe y quien tenga fe crea en que Dios lo ama y es amor de Dios. Eso eres tú, amor de Dios.

P. Jesús

Ser capaz de dar gratuitamente todo el amor que está contenido dentro de nosotros, tal y como lo hemos recibido, no podremos hacerlo sin la asistencia y ayuda de DIOS. Porque de ÉL lo hemos recibido y sólo con, en y por ÉL podemos entregarlo y ofrecerlo a los demás. Como muy bien lo explica el Padre Jesús, sólo DIOS basta y únicamente en JESÚS podremos encontrar la luz que nos alumbre el camino para peregrinar en la Verdad hasta la Casa del PADRE.

jueves, 11 de febrero de 2010

IGLESIA CATÓLICA: PUNTOS DEL CATECISMO MEDITADOS.


PRIMERA PARTE LA PROFESIÓN DE LA FE
- PRIMERA SECCIÓN «CREO»-«CREEMOS»
- CAPÍTULO PRIMERO: EL HOMBRE ES "CAPAZ" DE DIOS

CAPÍTULO PRIMERO:
EL HOMBRE ES "CAPAZ" DE DIOS

I. El deseo de Dios 28

28 De múltiples maneras, en su historia, y hasta el día de hoy, los hombres han expresado a su búsqueda de Dios por medio de sus creencias y sus comportamientos religiosos (oraciones, sacrificios, cultos, meditaciones, etc.). A pesar de las ambigüedades que pueden entrañar, estas formas de expresión son tan universales que se puede llamar al hombre un ser religioso:


El creó, de un solo principio, todo el linaje humano, para que habitase sobre toda la faz de la tierra y determinó con exactitud el tiempo y los límites del lugar donde habían de habitar, con el fin de que buscasen a Dios, para ver si a tientas le buscaban y le hallaban; por más que no se encuentra lejos de cada uno de nosotros; pues en él vivimos, nos movemos y existimos (Hch 17,26-28).

(Hch 17,26-28).
HECHOS DE LOS APÓSTOLES


26 El hizo salir de un solo principio a todo el género humano para que habite sobre toda la tierra, y señaló de antemano a cada pueblo sus épocas y sus fronteras, 27 para que ellos busquen a Dios, aunque sea a tientas, y puedan encontrarlo. Porque en realidad, él no está lejos de cada uno de nosotros.

28 En efecto, en él vivimos, nos movemos y existimos, como muy bien lo dijeron algunos poetas de ustedes: «Nosotros somos también de su raza».

Meditación:


    CAPÍTULO PRIMERO:
    EL HOMBRE ES "CAPAZ" DE DIOS

    I. El deseo de Dios 28

El hombre se sabe solo, se siente solo y necesita de Quién lo creó, de Quién decidió que existiera.

Es como la obra de arte que recuerda a quien la creó. Pueden intentar plagiar la obra, incluso con perfección en la copia, pero la obra siempre desea al autor real de ella misma, necesita volver a sentir sus manos creándola y decidiendo todo de ella, como sería, como es.

Para hallar al Creador, unos lo buscan con rezos, otros con sacrificios, otros con el olvido de si mismos para hallar y hacer la voluntad del mismo Dios.

Cuando uno se enfrenta a la soledad de si mismo, ya sea por enfermedad, o pobreza, o maldad ajena, pero se siente sólo, busca desesperadamente, ansiosamente, a Alguien que lo conozca, que lo comprenda, que sepa y le diga qué tiene que hacer para hallarse con Alguien y dejar su soledad.

El linaje humano es el cúmulo de cualidades que debe tener una persona para ser un ser realizado en lo que el Creador pretendía de él al crearlo.

Dios quiso comprobar el amor, por eso nos creó, para saber si el amor podía buscarlo desesperadamente y hallarlo.

Nosotros, el linaje de Dios, el linaje del amor, somos el sentimiento en acción del amor dentro de un cuerpo humano que, por tener que vivir en el planeta tierra, necesitó de un cuerpo, de un entorno, para vivir fuera de Dios y pasar así las pruebas y, pasadas éstas, regresar al amor.

¡Nosotros somos amor!

El hombre, el ser humano, es amor, y el amor debe, tiene que, ser y salir y desarrollarse en personas libres y responsables de sus actos, por eso las personas somos seres individuales y llenos de grandes cualidades que si queremos, podemos utilizar y, si no queremos, podemos olvidarnos de Dios Padre y, queriendo ir a la nuestra, hacernos dioses de un reino terreno cuando estamos aquí para ganarnos el Reino Eterno.

Cuando una persona es santa: Ama.
Cuando una persona es mala: No ama.

¡Somos el Amor de Dios que Dios lo independizó de Si mismo para que pudiera amar por si mismo! Porque el amor, la esencia de amar es lo que se está probando en la tierra. Y si hay sexo, es para continuar la especie, el hombre, que Dios lo está probando en la cantidad de la medida que Dios desea probar.

Puede Dios sentir amor y ama al amor; a nosotros. Y digo puede, porque Dios si quisiera podría no amar, pero dejaría de ser Dios, porque la perfección es el amor, sentir por los demás y por uno mismo: amor.

La vida sigue su curso y el amor sigue existiendo como esencia de ser persona humana, linaje de Dios.

Vivimos en Dios, porque Dios es la existencia de si mismo en el amor de amarse y amar.

La raza del amor, no es el rebaño de personas que usan del sexo por el sexo. La raza del amor, son los que imitan a Dios porqué sí.

En el porque sí se aplica el que es.

Dios ama y te deja nacer. Dios ama y te deja vivir. Dios ama y se deja encontrar por ti.

El amor, nosotros, salimos de Dios para ver si este amor sabe amarlo como lo ama el mismo Dios que lo creó, sin cuerpo, y por lo tanto sin fronteras por la masa del cuerpo. Si dos personas: hombre y mujer, por amor se dan en casamiento, forman un todo los dos con Dios. De acuerdo que con ello se perpetúa la especie, pero también nos enseña que somos capaces de amar como Dios, semejante a Dios, porque Jesús nos lo demostró, se hizo hombre; todo Su Amor entró en un cuerpo y viviendo Dios en Jesús, siendo Jesús Dios, dominó su propio cuerpo, esa especie de cárcel y a la vez nave, del alma, que salió del amor y demostró que la esencia del amor puede vivir fuera de Dios si vive por Dios que la ama y, la creó por amor y con amor.

Jesús no se casó nunca, Jesús no perdió jamás su virginidad y fue siempre casto; amó el amor y amando, siendo Dios mismo, demostró a Dios que ni el cuerpo puede usurpar el lugar de Dios en nosotros: El lugar principal.

La vida de Jesús, fue una vida normal como la de muchos de nosotros; incluso la gloria terrena le duró poco, muy poco. Fue tentado por Satanás, que es el contrario de Dios; no es amor: ¡es odio!

Satanás, ser espiritual sin cuerpo, viviendo en la forma de los seres de luz, dejó de ser luz porque quería tener su luz propia y no resplandecer por la misma luz de Dios que se proyectaba en él cada vez que Satanás se dejaba amar por Dios. ¡No quería que Dios le amara! Quería que su amor no necesitara de Dios, que saliera de si mismo para amarse más que a Dios. Porque Dios se ama pero ama al mismo tiempo; el amor de Dios es íntimo y social, es amar y amarse, es amarse y amar, todo en un todo.

¿Le costó a Dios Padre dejar morir a Jesús, a Si mismo en Jesús? No. No le costó, porque dejar el cuerpo es como bajarse de una nave y, acabar el viaje, es dejar la tierra. La vida en Dios es unirse amor al amor del que salió.

Aunque la nave es vida humana y por lo cual duele físicamente y espiritualmente toda experiencia, por ser nosotros seres sentimentales, es decir, que tenemos sentimientos que son los que nos marcan una ruta en la vida, y por lo cual sabemos adonde vamos: al Amor, por la vía de amar a los demás que, como nosotros, han venido a ser probados si son capaces de amarse a sí mismos como a los demás, y por lo tanto Amar.

Los lazos de amor que nos atan a nuestros semejantes nos, dañan la mente al pensar en la partida definitiva: La muerte, porque no sabemos amar con Amor.

Amar con Amor es la caridad. Y la vida del hombre va de eso, de Caridad.

P. Jesús

Mi comentario:

El deseo más profundo del hombre es amar, precisamente porque el hombre proviene de DIOS, que es el Amor perfecto, y es semejante a ÉL. Pero el hombre ha sido creado libremente y, como tal, tiene la gracia de poder elegir y tomar sus propia decisiones. Diremos que DIOS se ata sus Manos ante la libertad del hombre para decidir.

Ocurre entonces que, el hombre llevado por su condición humana que le arrastra al pecado, entiende, cegado por ésta, que su felicidad está lejos de DIOS y en aceptar las cosas de este mundo. Es, entonces, cuando experimenta su pobreza, su vergüenza, su debilidad y se ve necesitado de su PADRE Creador que le busca y le ama.

Sin DIOS, el hombre se siente perdido, sin rumbo y se autodestruye. Busca su felicidad eterna pero no la encuentra, pues sólo descansará en DIOS. Sólo DIOS basta.

lunes, 8 de febrero de 2010

IGLESIA CATÓLICA: PUNTOS DEL CATECISMO MEDITADOS.


Desde este momento, y con la fuerza del ESPÍRITU SANTO, por JESÚS, de quién recibimos la Vida de la Gracia del PADRE, trataré de ir transcribiendo, con su meditación correspondiente, hecha por el Padre Jesús de CatholicosOnline.com la fe y la doctrina contenida en el Catecismo de la Iglesia Católica.

Añadiré, al final, en la medida que pueda y tenga luz mi humilde y pobre aportación personal desde mi propia vivencia y encuentro con JESÚS.

Espero tener la paciencia, perseverancia y fortaleza para poder hacerlo, de forma sistemática, todas las semanas, no me compromete a decir qué día, pero sí dentro de cada semana.

Hoy, lunes, día ocho de febrero de 2010 empiezo con el primer punto del primer capítulo.

- PRIMERA PARTE LA PROFESIÓN DE LA FE

- PRIMERA SECCIÓN «CREO»-«CREEMOS»
- CAPÍTULO PRIMERO: EL HOMBRE ES "CAPAZ" DE DIOS

CAPÍTULO PRIMERO:
EL HOMBRE ES "CAPAZ" DE DIOS

I. El deseo de Dios 27

27 El deseo de Dios está inscrito en el corazón del hombre, porque el hombre ha sido creado por Dios y para Dios; y Dios no cesa de atraer hacia sí al hombre hacia sí, y sólo en Dios encontrará el hombre la verdad y la dicha que no cesa de buscar:
La razón más alta de la dignidad humana consiste en la vocación del hombre a la comunión con Dios. El hombre es invitado al diálogo con Dios desde su nacimiento; pues no existe sino porque, creado por Dios por amor, es conservado siempre por amor; y no vive plenamente según la verdad si no reconoce libremente aquel amor y se entrega a su Creador (GS 19,1).

GS 19,1
CONSTITUCIÓN PASTORAL
GAUDIUM ET SPES
SOBRE LA IGLESIA EN EL MUNDO ACTUAL
http://www.vatican.va/archive/hist_councils/ii_vatican_council/documents/vat-ii_const_19651207_gaudium-et-spes_sp.html

Formas y raíces del ateísmo
19. La razón más alta de la dignidad humana consiste en la vocación del hombre a la unión con Dios. Desde su mismo nacimiento, el hombre es invitado al diálogo con Dios. Existe pura y simplemente por el amor de Dios, que lo creó, y por el amor de Dios, que lo conserva. Y sólo se puede decir que vive en la plenitud de la verdad cuando reconoce libremente ese amor y se confía por entero a su Creador. Muchos son, sin embargo, los que hoy día se desentienden del todo de esta íntima y vital unión con Dios o la niegan en forma explícita. Es este ateísmo uno de los fenómenos más graves de nuestro tiempo. Y debe ser examinado con toda atención.
La palabra "ateísmo" designa realidades muy diversas. Unos niegan a Dios expresamente. Otros afirman que nada puede decirse acerca de Dios. Los hay que someten la cuestión teológica a un análisis metodológico tal, que reputa como inútil el propio planteamiento de la cuestión. Muchos, rebasando indebidamente los límites sobre esta base puramente científica o, por el contrario, rechazan sin excepción toda verdad absoluta. Hay quienes exaltan tanto al hombre, que dejan sin contenido la fe en Dios, ya que les interesa más, a lo que parece, la afirmación del hombre que la negación de Dios. Hay quienes imaginan un Dios por ellos rechazado, que nada tiene que ver con el Dios del Evangelio. Otros ni siquiera se plantean la cuestión de la existencia de Dios, porque, al parecer, no sienten inquietud religiosa alguna y no perciben el motivo de preocuparse por el hecho religioso. Además, el ateísmo nace a veces como violenta protesta contra la existencia del mal en el mundo o como adjudicación indebida del carácter absoluto a ciertos bienes humanos que son considerados prácticamente como sucedáneos de Dios. La misma civilización actual, no en sí misma, pero sí por su sobrecarga de apego a la tierra, puede dificultar en grado notable el acceso del hombre a Dios.
Quienes voluntariamente pretenden apartar de su corazón a Dios y soslayar las cuestiones religiosas, desoyen el dictamen de su conciencia y, por tanto, no carecen de culpa. Sin embargo, también los creyentes tienen en esto su parte de responsabilidad. Porque el ateísmo, considerado en su total integridad, no es un fenómeno originario, sino un fenómeno derivado de varias causas, entre las que se debe contar también la reacción crítica contra las religiones, y, ciertamente en algunas zonas del mundo, sobre todo contra la religión cristiana. Por lo cual, en esta génesis del ateísmo pueden tener parte no pequeña los propios creyentes, en cuanto que, con el descuido de la educación religiosa, o con la exposición inadecuada de la doctrina, o incluso con los defectos de su vida religiosa, moral y social, han velado más bien que revelado el genuino rostro de Dios y de la religión.


    CAPÍTULO PRIMERO:
    EL HOMBRE ES "CAPAZ" DE DIOS

    I. El deseo de Dios
    27

Hermano, voy contigo, vamos a ir juntos por el camino del goce espiritual que es saber la verdad. ¡Vamos!

Si hemos nacido, y es cierto porque tenemos vida, tenemos cuerpo. Si somos personas, y es cierto, podemos pensar, razonar, decidir. ¿De dónde nos viene todo esto?

Alguno de vosotros es padre, es madre, y sabe como ha hecho al hijo pero no sabe como el hijo siendo parte de los dos es independiente de ellos. Sólo la persona, nosotros, dependemos de nuestros padres para un principio de vida, y de la madre 40 semanas en su seno para que se forme nuestro cuerpo, pero luego, si no la viésemos más a ella, a la madre, por ser adoptados, por morir ella, por irse de nuestra vida, y al igual el padre, nosotros podemos seguir viviendo, pues somos independientes totalmente de los que nos engendraron, pero estamos unidos a ellos por los genes, por el físico, la personalidad que nos han transmitido al darnos el cuerpo que tenemos y somos, sacado de la unión de sus dos cuerpos fundidos, unidos en uno sólo por el sexo.

Nosotros, todos y cada uno de nosotros tenemos cuerpo, existimos por tener unos padres, los conozcamos o no, los amemos o no, nos amen o no, estén vivos o no, pero nadie nace solo, todos nacemos de la unión del hombre y la mujer; no necesitamos todo de ellos, sólo un óvulo y esperma, nada más, aunque ellos, cada uno, tiene un cuerpo físico, nosotros sólo necesitamos de ellos el óvulo y el esperma para tener vida física y parecernos a ellos físicamente y de rasgos de carácter.

Muchos padres quieren tener hijos y no pueden, hay algo que se lo impide y son estériles. Por más voluntad que tengan en querer tener un hijo, por más actos sexuales que realicen, no tienen hijos. Con eso vemos que los hijos no vienen de la voluntad y deseos de los padres. En cambio a veces se crea al hijo sin querer en voluntad, se fecundan hijos por el sexo, por una relación sexual que puede ser casual, forzada, de libertinaje. Eso nos demuestra que no es ni la voluntad ni la inteligencia del hombre quien nos da la vida, quien da la vida a una persona. Entonces ¿Quién manda en que vivamos? Podrían decir algunos que es la misma naturaleza que crea unas condiciones óptimas para la fecundación de la persona, y es cierto, que si no hay óptimas condiciones naturales, a excepción de algunos casos, es lo normal, que así se fecundan los hijos, mediante la realidad de unas óptimas circunstancias de gestación, porque vemos que ni los deseos ni la voluntad de la persona puede, haciendo el acto sexual, crear a una persona. Si que vemos que lo natural se une y ejerce su influencia y costumbre de lo que es real y posible y cierto, como real posible y cierto es que una semilla enterrada en tierra en la profundidad óptima, con la temperatura adecuada y la tierra fértil, muera y viva una planta. Así es como nace la vida vegetal y así es como nace la vida humana por unas circunstancias óptimas a ella, pero si no son óptimas no hay vida.

La naturaleza vive, pero ¿Quién hace vivir a la naturaleza? ¿Quién rige el cosmos? ¿La vida entera? ¿Tú? ¿Aquél? ¿Ese que sólo puede vivir como máximo 120 años y luego desaparece de la vida, de sus propias circunstancias siendo lo que es y quien es? Si fuera así, ¿Quién de nosotros sería? ¿Todos? ¿Cómo nos pondríamos de acuerdo en que lo que es sea como es? ¿No querríamos cambiar la norma? ¿No desearía cada uno poner su sello? Por ejemplo, quien le gustase el rosa, todo lo querría rosa, las plantas rosas, y entonces ¿Cómo podría llevarse a cabo la función clorofílica, si sabemos que es por el color verde? ¿Y por qué una rosa, es una rosa en cualquier lugar del planeta Tierra? No podemos, ninguno, cambiar a la sabia Naturaleza; podemos aprender de ella e imitarla y así tener resultados naturales a las acciones artificiales, como por ejemplo la fecundación “in vitro”; pero jamás, por ejemplo, de dos personas del mismo sexo podrán dar vida a una nueva persona. No se puede, es imposible, terminantemente imposible si no se la ha manipulado físicamente; en su estado natural es imposible, y si se ha manipulado ya no es lo natural, es artificial.

Vemos pues que para nacer hemos necesitado de un óvulo y esperma, pero que aunque muchos teniendo un óvulo por una parte, sea dentro de la mujer o no, y teniendo esperma del hombre y se unan por medio de lo natural o lo artificial y aunque haya voluntad de tener un hijo, ese hijo no nace.

¿Por qué no nace este hijo? ¿Por qué naciste tú?

El hombre se diferencia de los animales en que podemos pensar, razonar y decidir. ¿Eso quién nos lo da? Viene impreso en la misma vida de ser personas, como viene impreso en cada especie de animales y plantas que es lo que es, porque si fuera diferente sería lo que es.

¿Quién ha hecho las especies? ¿Quién ha hecho al hombre? Si no podemos teniendo padre y madre, hombre y mujer, dar vida, aunque la voluntad y la inteligencia nos lleve a saber hacerlo, a saber como se hace una nueva persona, ¿Cómo es que hubo un primer hombre y una primera mujer? Porque realmente sabemos ciertamente que, aunque queremos, a veces no conseguimos ser padres.

Hay alguien, algo, que sí, que su voluntad mandó y se hizo su voluntad, alguien sumamente inteligente y no sólo inteligente, porque aunque somos inteligentes a veces no conseguimos tener, hacer personas, hijos. Pero ese ser sí que pudo, y no sólo hizo personas, sino que hizo la primera persona, la que da nombre a la especie: el hombre, y le puso las condiciones que decidió, porque sabemos que todos los hombres siempre han sido físicamente así como somos, con un cuerpo, cabeza y extremidades; que siempre hemos pensado, razonado, decidido, porque seguimos siendo lo que somos; podemos tener el color de la piel distinta, o los brazos más largos o las piernas más cortas y la cabeza más redonda unos de otros, pero todos tenemos intestinos, corazón, pulmones, ojos, hígado…

Alguien nos creó, es indiscutible. Otra cosa es que no quieras meditar sobre ello, otra cosa es que no quieras aceptarlo, pero si quieres y profundizas en tu inteligencia sabrás que Dios existe, que es el Creador y Todopoderoso, que tiene Voluntad y su voluntad se cumple, porque la vida existe, todos lo vemos, vemos la tierra y los cielos y sabemos que ha salido de una sola Persona porque tiene armonía y no cambia.

Decimos que es Persona, porque hay una personalidad que decide, hay sólo una voluntad, lo vemos en los hechos de que todo tiene una lógica, una explicación, un porqué de existir. Eso en las cosas que conocemos y hemos estudiado de la naturaleza, y nosotros somos naturaleza, somos parte de la creación, de lo que existe, porque existimos un tiempo y luego desaparecemos en lo físico; pero además somos espíritu, porque no obramos por instinto sino por meditación, raciocinio que nos lleva a la inteligencia, y sólo la especie humana ha dominado la tierra, sólo nosotros, por ejemplo, hemos avanzado en la construcción de casas, incluso tenemos automóviles para trasladar nuestro cuerpo de un lugar a otro y tenemos aviones. Los monos siguen yendo a pie y de árbol en árbol, las hormigas siguen construyendo con laberintos sus nidos. Sigue el bebé, la persona al nacer, llorando, aunque ahora hay hospitales e instrumental y personal para ayudar a la madre a traer a su hijo al mundo: Su hijo, porque ha nacido de ella, hijo de su padre, porque por los dos fue creado.

Los hombres, las personas, además de físico tenemos algo nuestro y por tanto, dentro de nosotros, que nos permite pensar sin que otros sepan lo que pensamos, tenemos un yo interior que nos separa del colectivo y nos hace únicos. Nadie, si no queremos, puede influir en nuestras obras y pensamientos. Los animales tienen su instinto; nosotros, también por instinto, hacemos las funciones vitales, pero podemos aguantarnos de hacer algunas cosas, por ejemplo, aunque tengamos hambre, podemos no comer, aunque tengamos sed, podemos no beber, pero no podemos tener hijos aunque queramos. Podemos no hacer, pero no podemos crear personas sólo con la voluntad, porque no pertenecemos a nadie, cada una es individual, cada uno tiene su yo, que nadie puede usurpar si tú no quieres, si tú no le das permiso: eso es la libertad, la libertad de decisión ante lo natural que hay y en donde vivimos, en lo natural de la creación. Podemos incluso dejarnos matar, podemos incluso dejarnos morir, pero no podemos crear a otra persona sólo con nuestra voluntad y los medios necesarios: óvulo y esperma.

¿Por qué?

Porque cada uno de nosotros se pertenece a sí mismo, aunque ha nacido a través de dos personas físicamente distintas: hombre y mujer, pero nosotros, tú, eres tú, eres importante y único; sólo existe un tú como tú: tú mismo. No perteneces a nadie y nadie te pertenece, estás sólo en tu yo interior y eres el dueño de ti mismo, como lo es el Dios que te creó.

Dios, el Creador del mundo, que lo creó por y con Su Voluntad, con su decisión, con su deseo, te creó, creó toda especie y a ti que, como Él, tienes voluntad y puedes decidir y razonar, a ti te dio de su esencia espiritual, por eso eres a su imagen y semejanza y siendo único y libre como Dios mismo lo es; ves que naciste por Dios, por la voluntad misma de Dios que decidió ponerte nombre, por eso tienes este yo propio, que es tu nombre, es tu única vida y voluntad, tu decides qué hacer con ella, puedes comer o dejar de comer, puedes decidir que hacer con tu cuerpo y por tanto eres libre e independiente de los demás, que como tú, igual que tú, pueden hacer como tú y usar de su cuerpo según lo que decida cada uno, y no por voluntad de crear sino por voluntad de conocer; conocer y reconocer que hay un Dios Creador que creó todo lo que ves y lo que no ves, como no ves de donde salen tus pensamientos; sabes donde se forman: en el cerebro; sabes que son vivas vibraciones de energía mental, pero busca la fuente de esta energía que sientes físicamente pero que solo tienen las personas y no los animales, y, ¿Por qué las personas? ¿Por qué el físico de una persona, de un ser humano tiene también vida espiritual? ¿Por qué no lo tiene un mono, un chimpancé o una hormiga? ¿Quién lo decidió? ¿Tú? ¿Yo? ¿Quién? Si no podemos las personas ni decidir tener hijos, entonces ¿Quién nos creó la parte espiritual que todos y cada unos sabemos de su existencia, porque la tenemos, la sentimos y la utilizamos?: Dios. Ese Ser superior que creó todo y creó al primer hombre y a la primera mujer. Así es. Dios es nuestro Padre Espiritual y también creador del físico y de todo lo que hay.

Tenemos un Padre que es Dios.

P. Jesús

Mi comentario.

El deseo más profundo del hombre es amar. Sólo hay que observar y detenerse un poco, para comprobarlo, sin embargo, el hombre necesita primero ser amado para luego poder amar. Por sí solo no puede amar. Es algo así como, para entenderlo mejor, la necesidad que sentimos y tenemos de calmar nuestra sed. Necesitamos agua, y de no poder conseguirla moriríamos, más por nosotros solos no podríamos fabricarlas, obtenerla. No somos creadores de nada, Somos seres creados.

De la misma forma, no podemos ser amor, sino que procedemos y dependemos del Único y Verdadero AMOR, al cual nos parecemos por su propia Voluntad. Por lo tanto, sólo porque somos creados y amados por ese AMOR, podemos nosotros sentir amor y amar a los demás. Es DIOS quien nos ama y amó primero, siempre, y al ser amados desprendemos también nosotros amor.

Ese amor con que DIOS nos ama, es su Bendición, y al ser bendecidos todos nosotros, podemos también bendecir a otros en el nombre de nuestro PADRE DIOS. De todo esto deducimos que sin DIOS el hombre se encamina a la muerte eterna y su vida pierde todo sentido. Pero no sólo lo deducimos sino que lo experimentamos observando lo que ha sucedido, sucede y está sucediendo a nuestro alrededor.





martes, 2 de febrero de 2010

¡SEÑOR!, NO ME ARROJES LEJOS DE TU ROSTRO.


Hay muchas ocasiones que buscamos con ahinco y voluntad el rostro de DIOS, pero no parece que lo encontremos, y es más, nos parece imposible encontrarlo. Surgen muchas preguntas en nosotros y muchos deseos de ofrecimiento y disponibilidad, más nos quedamos quietos, paralizados esperando que el SEÑOR se nos haga visible, diáfano, presente, concreto, con una orden de mando a nuestra medida y alcance.

Son los momentos cuando manifestamos que estoy dispuesto a hacer lo que el SEÑOR mande, pero ¿qué hacer? No sé, exclamamos después, y nuestra cómoda espera, apoltronado en mi confortable sillón continúa desafiando la aparición de la Voluntad de DIOS.

Indudablemente, es mucho más difícil y comprometedor actuar según mi conciencia y de forma generosa, desapegada, desinteresada, solidaria... y ocupar el lugar del que sufre, del que vive la angustia de la enfermedad, de la desesperación, de la desesperanza... Es mucho más duro experimentar el dolor y el sufrimiento en carne propia.

Pero, también, más gozoso, más alegre y más feliz, porque detrás de esa experiencia dolorosa se esconde el experimentar mi propia muerte al egoísmo, al apego, a los intereses, a mi propio yo... y derivará en libertad, en sentirme desatado de muchas cadenas que me oprimían, que me sometían, que anulaban mi voluntad y, por supuesto, también la de DIOS.

Sólo la verdad nos hará libre, y la Verdad se encuentra en cada uno de nosotros, de tal forma que, cuando la dejamos salir y actuar según sus deseos más íntimos y profundos, encontramos lo que tanto buscamos. "la auténtica y verdadera felicidad que se encuentra en el Amor.

Como pista de reflexión y luz, les dejo esta clarificadora reflexión ( Catholic. Net) que nos enseña lo cerca que tenemos el Rostro de DIOS y la nitidez del deseo de su Voluntad.

En una ocasión un joven tuvo el deseo de subir a la cumbre de una montaña pues pensaba que ahí podría ver el rostro del Señor.

Preparó todo lo necesario, y un día al amanecer empezó su gran aventura; al llegar a las faldas de la inmensa montaña se topó con un anciano que vivía en una pequeña y vieja cabaña; éste al verlo le preguntó: “¿dónde te diriges con tanta prisa y entusiasmo?”.

El joven contestó: “A la cumbre de ésta montaña, pues en ella espero ver el rostro del Señor”.

El anciano le dijo: “Porque no te quedas un momento conmigo y me ayudas a reparar mi cabaña pues se está cayendo y como ves yo ya soy muy viejo y no puedo solo, y al terminar reanudas tu aventura”.

El joven contestó: “Disculpe, anciano, pero no puedo, se me hace tarde, pero al bajar con gusto le ayudaré”.

Después de un par de horas el joven llegó a la cumbre de la montaña, y con gran ánimo gritó: “Señor, ¿dónde estás? ¿quiero verte? ¿dónde estás?”, una y mil veces repitió las mismas preguntas pero no hubo respuesta alguna. El joven al ver su fracaso se retiró del lugar tristemente.

En su camino de regreso pasó de nuevo junto a la cabaña, que estaba completamente deshecha y el anciano ya no se encontraba en ella. Él sin darle mucha importancia, continuó su camino.

Al poco rato, encontró una iglesia y decidió entrar en ella y dialogar lo sucedido con el Señor. Ya frente al Sagrario exclamó: “Señor, esta mañana he buscado tu rostro y no lo encontré”. Y el Señor contestó: “Hoy, yo también te pedí ayuda…y no la encontré”