- PRIMERA PARTE LA PROFESIÓN DE LA FE
- PRIMERA SECCIÓN «CREO»-«CREEMOS»
- CAPÍTULO PRIMERO: EL HOMBRE ES "CAPAZ" DE DIOS
CAPÍTULO PRIMERO:
EL HOMBRE ES "CAPAZ" DE DIOS
I. El deseo de Dios 30
30 "Se alegre el corazón de los que buscan a Dios" (Sal 105,3). Si el hombre puede olvidar o rechazar a Dios, Dios no cesa de llamar a todo hombre a buscarle para que viva y encuentre la dicha. Pero esta búsqueda exige del hombre todo el esfuerzo de su inteligencia, la rectitud de su voluntad, "un corazón recto", y también el testimonio de otros que le enseñen a buscar a Dios.
Tú eres grande, Señor, y muy digno de alabanza: grande es tu poder, y tu sabiduría no tiene medida. Y el hombre, pequeña parte de tu creación, pretende alabarte, precisamente el hombre que, revestido de su condición mortal, lleva en sí el testimonio de su pecado y el testimonio de que tú resistes a los soberbios. A pesar de todo, el hombre, pequeña parte de tu creación, quiere alabarte. Tú mismo le incitas a ello, haciendo que encuentre sus delicias en tu alabanza, porque nos has hecho para ti y nuestro corazón está inquieto mientras no descansa en ti (S. Agustín, conf. 1,1,1).
Meditación:
CAPÍTULO PRIMERO:
EL HOMBRE ES "CAPAZ" DE DIOS
I. El deseo de Dios 30
Amar a Dios, encontrar a Dios, esta es la alegría del hombre, es su gozo y condición de vivir en la tierra, para que encontrando a Dios se una a Él, ya en este mundo, por la Eucaristía, y viviendo juntos, creatura con el Creador, se alegre el corazón de los que ansían el amor verdadero, el amor que no acaba y que realmente goza con él, con este bello y puro amor, el cuerpo y el alma de toda persona humana. Y no sólo eso, sino que cada quien que tenga a Dios, estando unido en Su Divinidad, esta misma Divinidad de Dios que está en cada bautizado católico. hace que los futuros santos ya en vida sean parte del cuerpo místico de Dios mismo, que viviendo en cada uno, une a cada uno. a todo el amor con que es amado y por lo cual el amor de Dios enciende la llama del mismo amor en cada corazón y en el mundo. Pero para eso hay que amar de verdad y sobre todas las cosas a Dios. Y Dios ama, ama y espera que dejes los goces de la tierra, del mundanismo, de ti mismo, para que desees gozarte en Él, en la felicidad de ser amada la criatura por su Creador: Dios.
Nadie es feliz, verdaderamente feliz sin Dios. Puede tener cosas y disfrutar de ellas, pero nada es comparable a las delicias del amor de todo un Dios que ama y amando crea y creó a las almas que, teniendo cuerpo, viven y lo buscan, y al hallarlo se gozan en el Amado y por siempre jamás descansan al amor de Su Dios de Amor. El Dios que por amor vino al mundo, vivió en el mundo como uno de nosotros y habló al mundo como Dios y así todos oyeron a Dios y se gozaron en Su Palabra, la Palabra del Amor.
No descansa el alma hasta que recupera las caricias del Amor de Jesús en la Cruz; cuando Dios entregó su vida humana para abrir la puerta del SIEMPRE y dejarnos pasar a la ETERNIDAD del Omega, siendo el Alfa la Luz de Amor de todo un Dios que vive Amando y para Amar su propio Amor. Dios y Amor es lo mismo en la Eternidad del Sí de María que lo pronunció para dicha y goce de toda generación, por los muertos que fueron a ser recogidos y llevados cada quien según su propio juicio, y a los que iban a morir después de Él, porque el Cielo abre las puertas que son llamadas: Espíritu Santo, y eso es Dios Espíritu Santo: La Puerta del Santuario del Cielo, del Amor de todo un Dios Uno y Trino. Y digo puertas, porque se abrió el Cielo y se abrió el Purgatorio, para que nadie que no desee ir al Infierno vaya, sino que aun en el último momento, en última instancia, hay el Purgatorio, donde las almas que aman poco, aprendan con el sufrimiento a amar más.
Gracias Amor por Amar.
P. Jesús
Mi comentario.
Muchos de nosotros hemos llegado a pensar que JESÚS, que nos revela al PADRE, fue un paranoico, un revolucionario idealista y trastornado, que nos propone una utopía de salvación contraria a nuestros deseos y apetencias y sentimientos.
Ante estas respuestas respondo desde mi interioridad y deseos más profundos. Y es que nadie puede negarse que el deseo más profundo de su corazón es el amor. Basta simplemente observar desde la sinceridad y la verdad que a todos nos gusta ser amados y tenidos en cuenta. ¿O no es verdad que buscamos ser amados?, pues por mucho que amemos si no somos correspondido no nos sentiremos felices.
Todo nuestros actos son inducidos a desprender amor en los demás y la mejor manera de lograrlo es amando también nosotros. Por eso, el ser humano es relación amorosa, tal cual es el PADRE, que nos ha creado semejante a ÉL. Y sin Amor nada somos, pero un amor que, primero, es entrega, renuncia a sí mismo por el ser amado, entregado, ofrecido, comprensible, disponible, bondadoso, suave, bueno... Y ese es nuestro PADRE DIOS, nuestra referencia y meta.
'El deseo de Dios'... Qué bonita reflexión para el comienzo de la cuaresma. Gracias, Salvador!
ResponderEliminarSí, son reflexiones del P. Jesús que nos pueden ayudar a centrarnos en el tiempo que vivimos.
ResponderEliminarUn abrazo en XTO.JESÚS.