lunes, 8 de febrero de 2010

IGLESIA CATÓLICA: PUNTOS DEL CATECISMO MEDITADOS.


Desde este momento, y con la fuerza del ESPÍRITU SANTO, por JESÚS, de quién recibimos la Vida de la Gracia del PADRE, trataré de ir transcribiendo, con su meditación correspondiente, hecha por el Padre Jesús de CatholicosOnline.com la fe y la doctrina contenida en el Catecismo de la Iglesia Católica.

Añadiré, al final, en la medida que pueda y tenga luz mi humilde y pobre aportación personal desde mi propia vivencia y encuentro con JESÚS.

Espero tener la paciencia, perseverancia y fortaleza para poder hacerlo, de forma sistemática, todas las semanas, no me compromete a decir qué día, pero sí dentro de cada semana.

Hoy, lunes, día ocho de febrero de 2010 empiezo con el primer punto del primer capítulo.

- PRIMERA PARTE LA PROFESIÓN DE LA FE

- PRIMERA SECCIÓN «CREO»-«CREEMOS»
- CAPÍTULO PRIMERO: EL HOMBRE ES "CAPAZ" DE DIOS

CAPÍTULO PRIMERO:
EL HOMBRE ES "CAPAZ" DE DIOS

I. El deseo de Dios 27

27 El deseo de Dios está inscrito en el corazón del hombre, porque el hombre ha sido creado por Dios y para Dios; y Dios no cesa de atraer hacia sí al hombre hacia sí, y sólo en Dios encontrará el hombre la verdad y la dicha que no cesa de buscar:
La razón más alta de la dignidad humana consiste en la vocación del hombre a la comunión con Dios. El hombre es invitado al diálogo con Dios desde su nacimiento; pues no existe sino porque, creado por Dios por amor, es conservado siempre por amor; y no vive plenamente según la verdad si no reconoce libremente aquel amor y se entrega a su Creador (GS 19,1).

GS 19,1
CONSTITUCIÓN PASTORAL
GAUDIUM ET SPES
SOBRE LA IGLESIA EN EL MUNDO ACTUAL
http://www.vatican.va/archive/hist_councils/ii_vatican_council/documents/vat-ii_const_19651207_gaudium-et-spes_sp.html

Formas y raíces del ateísmo
19. La razón más alta de la dignidad humana consiste en la vocación del hombre a la unión con Dios. Desde su mismo nacimiento, el hombre es invitado al diálogo con Dios. Existe pura y simplemente por el amor de Dios, que lo creó, y por el amor de Dios, que lo conserva. Y sólo se puede decir que vive en la plenitud de la verdad cuando reconoce libremente ese amor y se confía por entero a su Creador. Muchos son, sin embargo, los que hoy día se desentienden del todo de esta íntima y vital unión con Dios o la niegan en forma explícita. Es este ateísmo uno de los fenómenos más graves de nuestro tiempo. Y debe ser examinado con toda atención.
La palabra "ateísmo" designa realidades muy diversas. Unos niegan a Dios expresamente. Otros afirman que nada puede decirse acerca de Dios. Los hay que someten la cuestión teológica a un análisis metodológico tal, que reputa como inútil el propio planteamiento de la cuestión. Muchos, rebasando indebidamente los límites sobre esta base puramente científica o, por el contrario, rechazan sin excepción toda verdad absoluta. Hay quienes exaltan tanto al hombre, que dejan sin contenido la fe en Dios, ya que les interesa más, a lo que parece, la afirmación del hombre que la negación de Dios. Hay quienes imaginan un Dios por ellos rechazado, que nada tiene que ver con el Dios del Evangelio. Otros ni siquiera se plantean la cuestión de la existencia de Dios, porque, al parecer, no sienten inquietud religiosa alguna y no perciben el motivo de preocuparse por el hecho religioso. Además, el ateísmo nace a veces como violenta protesta contra la existencia del mal en el mundo o como adjudicación indebida del carácter absoluto a ciertos bienes humanos que son considerados prácticamente como sucedáneos de Dios. La misma civilización actual, no en sí misma, pero sí por su sobrecarga de apego a la tierra, puede dificultar en grado notable el acceso del hombre a Dios.
Quienes voluntariamente pretenden apartar de su corazón a Dios y soslayar las cuestiones religiosas, desoyen el dictamen de su conciencia y, por tanto, no carecen de culpa. Sin embargo, también los creyentes tienen en esto su parte de responsabilidad. Porque el ateísmo, considerado en su total integridad, no es un fenómeno originario, sino un fenómeno derivado de varias causas, entre las que se debe contar también la reacción crítica contra las religiones, y, ciertamente en algunas zonas del mundo, sobre todo contra la religión cristiana. Por lo cual, en esta génesis del ateísmo pueden tener parte no pequeña los propios creyentes, en cuanto que, con el descuido de la educación religiosa, o con la exposición inadecuada de la doctrina, o incluso con los defectos de su vida religiosa, moral y social, han velado más bien que revelado el genuino rostro de Dios y de la religión.


    CAPÍTULO PRIMERO:
    EL HOMBRE ES "CAPAZ" DE DIOS

    I. El deseo de Dios
    27

Hermano, voy contigo, vamos a ir juntos por el camino del goce espiritual que es saber la verdad. ¡Vamos!

Si hemos nacido, y es cierto porque tenemos vida, tenemos cuerpo. Si somos personas, y es cierto, podemos pensar, razonar, decidir. ¿De dónde nos viene todo esto?

Alguno de vosotros es padre, es madre, y sabe como ha hecho al hijo pero no sabe como el hijo siendo parte de los dos es independiente de ellos. Sólo la persona, nosotros, dependemos de nuestros padres para un principio de vida, y de la madre 40 semanas en su seno para que se forme nuestro cuerpo, pero luego, si no la viésemos más a ella, a la madre, por ser adoptados, por morir ella, por irse de nuestra vida, y al igual el padre, nosotros podemos seguir viviendo, pues somos independientes totalmente de los que nos engendraron, pero estamos unidos a ellos por los genes, por el físico, la personalidad que nos han transmitido al darnos el cuerpo que tenemos y somos, sacado de la unión de sus dos cuerpos fundidos, unidos en uno sólo por el sexo.

Nosotros, todos y cada uno de nosotros tenemos cuerpo, existimos por tener unos padres, los conozcamos o no, los amemos o no, nos amen o no, estén vivos o no, pero nadie nace solo, todos nacemos de la unión del hombre y la mujer; no necesitamos todo de ellos, sólo un óvulo y esperma, nada más, aunque ellos, cada uno, tiene un cuerpo físico, nosotros sólo necesitamos de ellos el óvulo y el esperma para tener vida física y parecernos a ellos físicamente y de rasgos de carácter.

Muchos padres quieren tener hijos y no pueden, hay algo que se lo impide y son estériles. Por más voluntad que tengan en querer tener un hijo, por más actos sexuales que realicen, no tienen hijos. Con eso vemos que los hijos no vienen de la voluntad y deseos de los padres. En cambio a veces se crea al hijo sin querer en voluntad, se fecundan hijos por el sexo, por una relación sexual que puede ser casual, forzada, de libertinaje. Eso nos demuestra que no es ni la voluntad ni la inteligencia del hombre quien nos da la vida, quien da la vida a una persona. Entonces ¿Quién manda en que vivamos? Podrían decir algunos que es la misma naturaleza que crea unas condiciones óptimas para la fecundación de la persona, y es cierto, que si no hay óptimas condiciones naturales, a excepción de algunos casos, es lo normal, que así se fecundan los hijos, mediante la realidad de unas óptimas circunstancias de gestación, porque vemos que ni los deseos ni la voluntad de la persona puede, haciendo el acto sexual, crear a una persona. Si que vemos que lo natural se une y ejerce su influencia y costumbre de lo que es real y posible y cierto, como real posible y cierto es que una semilla enterrada en tierra en la profundidad óptima, con la temperatura adecuada y la tierra fértil, muera y viva una planta. Así es como nace la vida vegetal y así es como nace la vida humana por unas circunstancias óptimas a ella, pero si no son óptimas no hay vida.

La naturaleza vive, pero ¿Quién hace vivir a la naturaleza? ¿Quién rige el cosmos? ¿La vida entera? ¿Tú? ¿Aquél? ¿Ese que sólo puede vivir como máximo 120 años y luego desaparece de la vida, de sus propias circunstancias siendo lo que es y quien es? Si fuera así, ¿Quién de nosotros sería? ¿Todos? ¿Cómo nos pondríamos de acuerdo en que lo que es sea como es? ¿No querríamos cambiar la norma? ¿No desearía cada uno poner su sello? Por ejemplo, quien le gustase el rosa, todo lo querría rosa, las plantas rosas, y entonces ¿Cómo podría llevarse a cabo la función clorofílica, si sabemos que es por el color verde? ¿Y por qué una rosa, es una rosa en cualquier lugar del planeta Tierra? No podemos, ninguno, cambiar a la sabia Naturaleza; podemos aprender de ella e imitarla y así tener resultados naturales a las acciones artificiales, como por ejemplo la fecundación “in vitro”; pero jamás, por ejemplo, de dos personas del mismo sexo podrán dar vida a una nueva persona. No se puede, es imposible, terminantemente imposible si no se la ha manipulado físicamente; en su estado natural es imposible, y si se ha manipulado ya no es lo natural, es artificial.

Vemos pues que para nacer hemos necesitado de un óvulo y esperma, pero que aunque muchos teniendo un óvulo por una parte, sea dentro de la mujer o no, y teniendo esperma del hombre y se unan por medio de lo natural o lo artificial y aunque haya voluntad de tener un hijo, ese hijo no nace.

¿Por qué no nace este hijo? ¿Por qué naciste tú?

El hombre se diferencia de los animales en que podemos pensar, razonar y decidir. ¿Eso quién nos lo da? Viene impreso en la misma vida de ser personas, como viene impreso en cada especie de animales y plantas que es lo que es, porque si fuera diferente sería lo que es.

¿Quién ha hecho las especies? ¿Quién ha hecho al hombre? Si no podemos teniendo padre y madre, hombre y mujer, dar vida, aunque la voluntad y la inteligencia nos lleve a saber hacerlo, a saber como se hace una nueva persona, ¿Cómo es que hubo un primer hombre y una primera mujer? Porque realmente sabemos ciertamente que, aunque queremos, a veces no conseguimos ser padres.

Hay alguien, algo, que sí, que su voluntad mandó y se hizo su voluntad, alguien sumamente inteligente y no sólo inteligente, porque aunque somos inteligentes a veces no conseguimos tener, hacer personas, hijos. Pero ese ser sí que pudo, y no sólo hizo personas, sino que hizo la primera persona, la que da nombre a la especie: el hombre, y le puso las condiciones que decidió, porque sabemos que todos los hombres siempre han sido físicamente así como somos, con un cuerpo, cabeza y extremidades; que siempre hemos pensado, razonado, decidido, porque seguimos siendo lo que somos; podemos tener el color de la piel distinta, o los brazos más largos o las piernas más cortas y la cabeza más redonda unos de otros, pero todos tenemos intestinos, corazón, pulmones, ojos, hígado…

Alguien nos creó, es indiscutible. Otra cosa es que no quieras meditar sobre ello, otra cosa es que no quieras aceptarlo, pero si quieres y profundizas en tu inteligencia sabrás que Dios existe, que es el Creador y Todopoderoso, que tiene Voluntad y su voluntad se cumple, porque la vida existe, todos lo vemos, vemos la tierra y los cielos y sabemos que ha salido de una sola Persona porque tiene armonía y no cambia.

Decimos que es Persona, porque hay una personalidad que decide, hay sólo una voluntad, lo vemos en los hechos de que todo tiene una lógica, una explicación, un porqué de existir. Eso en las cosas que conocemos y hemos estudiado de la naturaleza, y nosotros somos naturaleza, somos parte de la creación, de lo que existe, porque existimos un tiempo y luego desaparecemos en lo físico; pero además somos espíritu, porque no obramos por instinto sino por meditación, raciocinio que nos lleva a la inteligencia, y sólo la especie humana ha dominado la tierra, sólo nosotros, por ejemplo, hemos avanzado en la construcción de casas, incluso tenemos automóviles para trasladar nuestro cuerpo de un lugar a otro y tenemos aviones. Los monos siguen yendo a pie y de árbol en árbol, las hormigas siguen construyendo con laberintos sus nidos. Sigue el bebé, la persona al nacer, llorando, aunque ahora hay hospitales e instrumental y personal para ayudar a la madre a traer a su hijo al mundo: Su hijo, porque ha nacido de ella, hijo de su padre, porque por los dos fue creado.

Los hombres, las personas, además de físico tenemos algo nuestro y por tanto, dentro de nosotros, que nos permite pensar sin que otros sepan lo que pensamos, tenemos un yo interior que nos separa del colectivo y nos hace únicos. Nadie, si no queremos, puede influir en nuestras obras y pensamientos. Los animales tienen su instinto; nosotros, también por instinto, hacemos las funciones vitales, pero podemos aguantarnos de hacer algunas cosas, por ejemplo, aunque tengamos hambre, podemos no comer, aunque tengamos sed, podemos no beber, pero no podemos tener hijos aunque queramos. Podemos no hacer, pero no podemos crear personas sólo con la voluntad, porque no pertenecemos a nadie, cada una es individual, cada uno tiene su yo, que nadie puede usurpar si tú no quieres, si tú no le das permiso: eso es la libertad, la libertad de decisión ante lo natural que hay y en donde vivimos, en lo natural de la creación. Podemos incluso dejarnos matar, podemos incluso dejarnos morir, pero no podemos crear a otra persona sólo con nuestra voluntad y los medios necesarios: óvulo y esperma.

¿Por qué?

Porque cada uno de nosotros se pertenece a sí mismo, aunque ha nacido a través de dos personas físicamente distintas: hombre y mujer, pero nosotros, tú, eres tú, eres importante y único; sólo existe un tú como tú: tú mismo. No perteneces a nadie y nadie te pertenece, estás sólo en tu yo interior y eres el dueño de ti mismo, como lo es el Dios que te creó.

Dios, el Creador del mundo, que lo creó por y con Su Voluntad, con su decisión, con su deseo, te creó, creó toda especie y a ti que, como Él, tienes voluntad y puedes decidir y razonar, a ti te dio de su esencia espiritual, por eso eres a su imagen y semejanza y siendo único y libre como Dios mismo lo es; ves que naciste por Dios, por la voluntad misma de Dios que decidió ponerte nombre, por eso tienes este yo propio, que es tu nombre, es tu única vida y voluntad, tu decides qué hacer con ella, puedes comer o dejar de comer, puedes decidir que hacer con tu cuerpo y por tanto eres libre e independiente de los demás, que como tú, igual que tú, pueden hacer como tú y usar de su cuerpo según lo que decida cada uno, y no por voluntad de crear sino por voluntad de conocer; conocer y reconocer que hay un Dios Creador que creó todo lo que ves y lo que no ves, como no ves de donde salen tus pensamientos; sabes donde se forman: en el cerebro; sabes que son vivas vibraciones de energía mental, pero busca la fuente de esta energía que sientes físicamente pero que solo tienen las personas y no los animales, y, ¿Por qué las personas? ¿Por qué el físico de una persona, de un ser humano tiene también vida espiritual? ¿Por qué no lo tiene un mono, un chimpancé o una hormiga? ¿Quién lo decidió? ¿Tú? ¿Yo? ¿Quién? Si no podemos las personas ni decidir tener hijos, entonces ¿Quién nos creó la parte espiritual que todos y cada unos sabemos de su existencia, porque la tenemos, la sentimos y la utilizamos?: Dios. Ese Ser superior que creó todo y creó al primer hombre y a la primera mujer. Así es. Dios es nuestro Padre Espiritual y también creador del físico y de todo lo que hay.

Tenemos un Padre que es Dios.

P. Jesús

Mi comentario.

El deseo más profundo del hombre es amar. Sólo hay que observar y detenerse un poco, para comprobarlo, sin embargo, el hombre necesita primero ser amado para luego poder amar. Por sí solo no puede amar. Es algo así como, para entenderlo mejor, la necesidad que sentimos y tenemos de calmar nuestra sed. Necesitamos agua, y de no poder conseguirla moriríamos, más por nosotros solos no podríamos fabricarlas, obtenerla. No somos creadores de nada, Somos seres creados.

De la misma forma, no podemos ser amor, sino que procedemos y dependemos del Único y Verdadero AMOR, al cual nos parecemos por su propia Voluntad. Por lo tanto, sólo porque somos creados y amados por ese AMOR, podemos nosotros sentir amor y amar a los demás. Es DIOS quien nos ama y amó primero, siempre, y al ser amados desprendemos también nosotros amor.

Ese amor con que DIOS nos ama, es su Bendición, y al ser bendecidos todos nosotros, podemos también bendecir a otros en el nombre de nuestro PADRE DIOS. De todo esto deducimos que sin DIOS el hombre se encamina a la muerte eterna y su vida pierde todo sentido. Pero no sólo lo deducimos sino que lo experimentamos observando lo que ha sucedido, sucede y está sucediendo a nuestro alrededor.





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