jueves, 24 de julio de 2025

LA VERDAD ESCONDIDA EN PARÁBOLA

Mt 13, 10-17

—Es fascinante, Manuel —se preguntaba su amigo Pedro—, el misterio de la vida se esconde en esas hermosas parábolas con las que Jesús da a conocer el Reino de su Padre Dios.
—Y tan fascinante que no hay ninguna otra obra literaria tan perfecta y clara como el Nuevo Testamento —Palabra de Dios—, donde Jesús anuncia la Buena Noticia del Reino de su Padre Dios.
—Pero, ¿por qué dice el Señor que a ellos no? ¿A quiénes se refiere?
—Mira, la gente sencilla está abierta a la verdad. La viven, la sienten y padecen en su propia carne, y por eso, la entienden. Se quedan prendados de cómo Jesús les expone y se identifican con ella.
—¿Y por qué los otros no? ¿Dónde está la diferencia?
—En la soberbia y prepotencia. Los otros son los que fabrican ellos sus propias verdades, no están abiertos a la Verdad que la propia vida les presenta y obedecen a sus propios egoísmos. Y eso hace que sus ojos y oídos permanezcan cerrados.
—¡Claro!, por eso no ven ni oyen.
—Evidentemente, Pedro. El anuncio es tan sencillo y claro que, cuando no nos interesa ver ni comprender, ponemos pegas, dificultades y, en consecuencia, cerramos nuestros oídos y ojos. Así de sencillo. Por eso, el Evangelio dice: Al que tiene se le dará, y tendrá de sobra, y al que no tiene, se le quitará hasta lo que tiene. ¿Lo entiendes?
—No lo tengo muy claro. 
—Es decir, aquellos que fundamentan su vida en su propia verdad, su prepotencia y soberbia, terminarán por perder lo que tienen. Mientras que lo que abren sus oídos y ojos a la Verdad, tendrán más todavía.
—En otras palabras, significa que quien tiene a Jesús, recibirá más en abundancia, y al que no, lo que cree tener en este mundo lo perderá.
—Eso es.

Y así sucede en la vida. Los entendidos se muestran incapaces de comprender, pues no conciben a un Dios fuera de sus cálculos, razonamientos e ideas tal y como ellos lo han ideado y creado religiosamente. Y terminan por cerrar sus ojos y oídos hasta el extremo de condenarlo a muerte.

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