domingo, 31 de marzo de 2013

RESURRECCIÓN



Es el fundamento y la esperanza de nuestra fe. Si Jesús no ha resucitado, yo soy el más bobo de los bobos, y pierdo el tiempo empeñándome en hablar de un muerto que no pinta nada. ¡Pobre de mí!, y de todo el tiempo que he perdido proclamando a los cuatro viento.

La Roca donde se apoya toda nuestra Verdad es la Resurrección de nuestro Señor Jesús. Vive y habita entre nosotros. Experimentamos su presencia y su aliento. Su Espíritu nos guía y nos asiste en nuestras tribulaciones y obstáculos que nos salen al paso en nuestro camino.

Jesús vive, y en Él se cumple todo lo profetizado, incluso su Resurrección. Ahora tenemos de y en quien fiarnos. A pesar de tantas mentiras y traiciones que este mundo nos ofrece, tenemos la esperanza de sentirnos salvados, protegidos y redimidos de nuestros pecados por la Muerte y Resurrección de nuestro Señor Jesús.

Esta mañana gloriosa del domingo de Resurrección, recibir de Pedro y Juan, los discípulos que creyeron a las mujeres y corrieron al sepulcro, que Jesús vive, pues el sepulcro está vacío, es la Mayor de las noticias, y la esperanza que da sentido a nuestras vidas. Todo se ha cumplido como estaba profetizado. Jesús nos salva y nos llama, con su Muerte y Resurrección, a vivir una vida de paz y felicidad eterna por amor.

sábado, 30 de marzo de 2013

LLAMADOS A LA SANTIDAD



Hoy es un día, nunca triste, pero sí, expectante, vivido en silencio y actitud reflexiva. Un día de aspiraciones y de camino hacia el Ideal deseado: "La eterna felicidad". Un día de vocaciones despierta donde cada uno debe encontrar la suya, pero con un denominador común: "La vocación universal de la santidad".

Sin embargo, no por estar llamados a la Santidad, todos somos santos, sino que es un camino que hay que recorrer, de ahí nuestra libertad para buscar el bien y el amor, y, sobre todo, empeñarse en querer buscarlo y recorrerlo. Como siempre, un buen ejemplo aclara y alumbra mejor el criterio.

No se trata de aprender como podemos alcanzar la santidad, sino de desearla como algo vital y necesario. En cierta ocasión, un joven preguntaba como se podría alcanzar la santidad, y en que consistía eso de la santidad. Y su maestro no les respondía. 

Pero un día, mientras tomaban un baño, se le ocurrió sumergirlo en el agua y sujetarlo unos segundos. Cuando creyó que era suficiente lo soltó, y el joven irrumpió en la superficie como una bala. Sus pulmones buscaban el ansiado aire para respirar. 

Inmediatamente el maestro le respondió:  "Cuando busque de igual manera la santidad, encontrarás el camino para alcanzarla". Ser santo es desear vivir la Vida de la Gracia  por encima de todo. Es el empeño de cada día por emplear tu libertad para hacer y buscar el bien amando. Es pasar de la muerte de las cosas de este mundo que nos esclaviza, a la vida de darte gratuitamente por amor.

Por eso, hoy celebramos la Muerte de nuestro Señor Jesucristo, para mañana celebrar el triunfo, la Resurrección y la Vida Eterna. Y, sí con Él morimos una misma muerte de Cruz, también con Él resucitaremos a la Vida Eterna.

viernes, 29 de marzo de 2013

NOCHE DE ORACIÓN Y PASIÓN

(Jn 18,1—19,42)

Todos conocemos los hechos de esa noche, y todo lo que irá sucediendo sucesivamente hasta llegar al Gólgota y, en él, a la Cruz. Incluso aquellos más alejados de las prácticas religiosas saben de qué va esto. Por eso, no creo que proceda comentar sobre los hechos y sucesos, mejor sería hacer silencio y reflexionar sobre lo que sucede hoy en nuestras vidas respecto de la incidencia de esos hechos.

Pienso que todo objetivo implica primero camino, esfuerzo y sufrimiento. Jesús pasó de la acogida triunfal en Jerusalén a la pasión de la muerte de cruz en el Gólgota. Y nosotros, de la alegría de nacer a la vida, después de ganar la batalla al aborto, iremos pasando por esos momentos en nuestra vida que nos exigirán esfuerzos, sacrificios y también alegrías. Y para eso debemos prepararnos y afirmarnos en Xto. Jesús, fortalecidos y acompañados por el Espíritu Santo.

Creo, humildemente, que ese es el proyecto que debemos asumir y recorrer. Getsemaní nos abre el camino, un camino de expectación, de vigilia, de oración constante. Nunca cruzar los brazos, dormirnos en la cómoda instalación, ya sea religiosa o clerical. Siempre inquietos, atentos, en lucha de amor, en actitud de perdón, en acompañamiento en los hermanos, desde dentro de la Iglesia, para actuar fuera como corresponde al seglar. Siempre dispuesto a crecer, a dar un paso más de conversión y de caminar con la cruz de nuestro propio camino.

Pidamos al Padre, en unión al Hijo y el Espíritu Santo, que sepamos, embarcado en Ellos, Trinidad Santa, recorrer el Camino que nos lleve a encontrarnos con la Verdad y la Vida.

jueves, 28 de marzo de 2013

"S I NO TE LAVO, NO TIENES NADA QUE VER CONMIGO"

Jn 13, 1-15


Con esta frase, Jesús resume toda su misión. Ha venido a servir, no a ser servido, pero a servir enteramente hasta la humillación más pequeña, lavar los pies a los más pobres. Es tanto, que Pedro se niega, porque eso no entra dentro de su cabeza. Y solo accede cuando Jesús le dice que de no dejarse, nada tendrá que ver con Él. Y Pedro, corazón más corazón, se ofrece a ser bañado enteramente, desde la cabeza a los pies.

Así es Pedro, un hombre dispuesto a darse por Jesús, pero también un hombre humano, pobre y débil, capaz de negarle, de dudad de su poder, de dejarse solo... Nuestro Señor sabe como somos, y solo le interesa nuestra disposición, nuestra actitud y nuestra voluntad. Lo importante es querer, luego la fuerza nos viene desde arriba. Será el Espíritu Santo quien nos fortalezca y nos haga roca, roca como Pedro.

Nuestro Papa Francisco lo repite con mucha insistencia. En su mensaje, reciente por la brevedad del tiempo que lleva elegido Papa, destaca una palabra: "Servicio", el poder no es simplemente mandar, sino mejor y más especialmente servir. 

Jesús, pocas horas antes de ser entregado a morir crucificado nos quiso dejar claro que el camino para seguirle no era otro sino el servicio, el servicio por amor. Sin prestaciones, sin comisiones, totalmente gratis, libre, especialmente por amor.

Pidamos al Señor que nuestra vida esté marcada por ese gran Ideal. Un Ideal que nos llena íntegramente y que nos hace inmensamente feliz eternamente y junto al Padre amoroso.

miércoles, 27 de marzo de 2013

¿MEJORES NOSOTROS?

Mt 26, 14-25


No sé cómo explicarlo. Se hace difícil entendernos a nosotros mismos. Somos libres, y por eso, responsables de nuestros actos, pero, en nuestra descarga, muchas veces no sabemos lo que hacemos. Jesús sabe como somos, e incluso crucificado en la Cruz, le pide al Padre que nos perdone porque no sabemos lo que hacemos.

Nuestra libertad nos traiciona en muchos momentos, pues nos inclinamos a seguir, según nuestra voluntad, nuestras propias decisiones. Decisiones erróneas, confusas e inseguras muchas veces, pero que damos prioridad y anteponemos a las de otros, y también a las que nos propone Jesús.

Nos cuesta obedecer, ser humildes, aceptar aunque no entendamos. Es el precio de ser libres, y la oscuridad que debemos sufrir, pero, sin embargo rechazamos la verdadera Luz, e incluso, como Judas, llegamos a traicionarla. ¿Cuántas veces hemos vendido y traicionado nosotros al Señor? Nos parece que eso es cosa de Judas nada más, pero, ¿somos nosotros mejores?

Pidamos luz, sabiduría, fuerza de voluntad y paciencia para, como los apóstoles, saber esperar, perseverar, confiar y creer en la Misericordia y Bondad de nuestro Señor Jesús.

martes, 26 de marzo de 2013

OSCURIDAD QUE BUSCA LUZ

(Jn 13,21-33.36-38)


Esa debe ser nuestra actitud, aunque sumida en la oscuridad no veamos claro ni entendamos muchas cosas. Quizás ese fue el pecado de Judas, no esperar, no confiar y aguardar a que se hiciera de día. La noche nos traiciona, nos provoca, nos confunde, y Satanás está presto y atento a ayudarnos para perdernos. En la oscuridad es más fácil perdernos.

Por eso se hace necesario esperar, tener paciencia y confianza. La Luz nos devolverá la paz, la serenidad, la señal del buen camino, el gozo y la alegría. Detrás de la oscuridad de la cruz, encontramos la claridad de la Luz, la salvación del triunfo sobre las tinieblas. Cruz y Luz están relacionadas, pues se hace necesario cargar con la cruz para llegar a la Luz.

Esa fue y es la señal de nuestro Señor Jesús, su Crucifixión es camino de esperanza y de salvación. Cruz y vida se dan la mano, pues es la cruz el camino para la vida eterna.

Pidamos, en esta Semana Grande, que nuestra vida dé un paso más hacia el Camino, la Verdad y la Vida que encierra la Cruz de nuestro Señor Jesús.

lunes, 25 de marzo de 2013

VER PARA CREER

(Jn 12,1-11)

Nos importa más, ver el efecto que la Causa que lo origina. Es decir, estamos más preocupados e interesados en ver el milagro para creer, que fiarnos de la Palabra de quien habla y proclama. Es lógico que, por nuestra naturaleza humana, pobre y limitada, necesitemos ver las obras para creer. Jesús así nos lo dice en un momento de nuestra incredulidad: Si no creen en Mí, al menos creerme por mis obras.

Por eso, la gente está interesada en ver a Lázaro, aquel amigo de Jesús a quien Él había resucitado. Y muchos al verlo, creyeron. También, por este motivo, los sumos sacerdotes decidieron dar muerte a Lázaro, pues su presencia era testimonio y poder del Hijo de Dios. Y eso les estorbaba, les estropeaba y ponía en peligro su posición y poder.

Posiblemente ahora suceda lo mismo. Ha pasado mucho tiempo, pero dentro de nuestro corazón todo sigue igual, el tiempo no cuenta. Ocurre exactamente lo mismo. Nos cuesta creer y necesitamos ver sus obras para creerle. Se suele decir y oír mucho esa frase con la que queremos justificarnos: "Nadie ha venido a contárnoslo". Ya lo pedía también el rico epulón en su agonía eterna.

Tengamos fe, pidamos fe, y no seamos alabanza y gloria de un día. Sigamos al Señor en toda su Pasión, desde el huerto de Getsemaní hasta el monte Gólgota. Y hagamos el mismo recorrido durante nuestra vida, en la esperanza de verle de nuevo con toda su Gloria en la segunda venida.

domingo, 24 de marzo de 2013

DOMINGO DE RAMOS

(Lc 22,14—23,56)


Y tomando una copa, dio gracias y dijo: «Tomad esto, repartidlo entre vosotros; porque os digo que no beberé desde ahora del fruto de la vid hasta que venga el Reino de Dios».

Y tomando pan, dio gracias; lo partió y se lo dio diciendo: «Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros; haced esto en memoria mía».

Permanecemos esperando el Reino de Dios, y esa es nuestra Esperanza, la Segunda venida de nuestro Señor Jesús. Mientras lo tenemos presente entre nosotros en la Eucaristía, y de Él recibimos nuestro alimento y fortaleza para permanecer en su presencia.

Y para ser servidor no servido. Nuestros mantos y alforjas deben ser puestas al servicio de los demás, porque Él así lo hizo con nosotros. Y es que en el servicio encontramos el amor, y el amor nos da esa paz y gozo que buscamos, pero además, no temporal, sino eternamente.

sábado, 23 de marzo de 2013

GUARDAR NUESTROS PRIVILEGIOS

(Jn 11,45-56


Se les viene abajo sus posiciones. Están nerviosos, ese Hombre llamado Jesús les molesta. Hace muchas señales y obras y temen que todos crean en Él. Igual ocurre ahora, no interesa que se descubra la verdad y se haga justicia, y también muchos hombres son amenazados y condenados a muerte para que la verdad no se conozca.

Todo es así de simple, pero también de complicado. Se trata de que uno pague por los demás. Todos quieren esconderse en la apariencia y que el justo sea reo de muerte. Cuando queremos escapar de la verdad, distorsionamos la realidad, nos cegamos y justificamos nuestras apetencias y egoísmos haciendo lo que sea por salir con la nuestra. 

Ese fue el caso de Jesús, lo hicieron culpable para salvar al pueblo: Pero uno de ellos, Caifás, que era el Sumo Sacerdote de aquel año, les dijo: «Vosotros no sabéis nada, ni caéis en la cuenta que os conviene que muera uno solo por el pueblo y no perezca toda la nación»

¿Qué ocurre en nuestra vida hoy? ¿Hacemos lo mismo que Caifás para justificar nuestra actitud? ¿Enterramos la verdad para vivir con nuestra mentira?

viernes, 22 de marzo de 2013

Y TODAVA,Í HOY, SON MUCHOS LOS QUE NO LE CREEN

(Jn 10,31-42)


Esa es la pura y triste realidad. El hombre se obstina en creer que Jesús de Nazaret es el Hijo de Dios. Se obstina de tal manera que, aún viendo sus obras y su Resurrección, su corazón continua cerrado a creer que es el único y verdadero Hijo de Dios.

El hombre está abierto a todo lo que le dicen. Cree en aquello que, sin ver, la historia universal le transmite y le cuenta. Lo cree por la lectura, por los libros de historia, por el testimonio de investigadores que, a pesar de supuestas deducciones, convienen en determinados hechos que dan por hecho. Sin embargo, creer que Jesús de Nazaret resucitó por el testimonio de los apóstoles, a quienes se le apareció Jesús después de su muerte, es harina de otro costal.

Y el motivo, entre unas cosas u otras, está en que creer a unos no compromete nada, luego da lo mismo, y creer en Jesús compromete tu vida y le exige cambiar. Vivir el amor y amar a los más necesitados y pobres exige ser pobre y necesitado. Y eso esconde una lucha interior contra tu mismo, contra tu propio egoísmo. Se hace duro y difícil. Para mí también, pero negarlo sería autoengañarnos y ponernos una venda en los ojos. Tarde o temprano llegará la verdad.

Creo que el verdadero camino está en creerlo con esperanza. Primero, porque es lo que realmente queremos y buscamos: "Jesús nos busca por amor, y nos ofrece precisamente lo que queremos: eternidad gozosa y feliz". Y segundo, porque Él nos promete no dejarnos solos. Nos ofrece su ayuda y su fuerza para vencer nuestro propio egoísmo y salir victorioso. Simplemente, se trata de confianza y fe.

jueves, 21 de marzo de 2013

SEGUIMOS CIEGOS

(Jn 8,51-59)


Decimos que creemos, pero seguimos igual. Nuestra vida no cambia, persigue lo mismo y busca donde nunca encontrará. Porque la felicidad y eternidad que el hombre busca no se encuentra en el camino que el hombre recorre. No está el tesoro donde el hombre se dirige, se necesita un cambio de rumbo, una actitud diferente, una conversión en el pensar y en el querer, un giro de la voluntad.

Oímos, pero no escuchamos, pues ante la Palabra nuestra vida sigue el mismo rumbo. Queremos ser eternos, y Jesús, sabiendo nuestras aspiraciones, nos promete y ofrece esa eternidad. Nos pide que creamos en Él, pero no reaccionamos, al contrario, nos escandalizamos y le creemos poseído por un demonio.

No le entendemos, pensamos con nuestros criterios finitos y razonamos desde nuestra naturaleza humana limitada. Creemos en Dios, pero no creemos en el enviado de Dios. Nos contradecimos a cada momento. Por un lado nos gloriamos de conocer a Dios, pero en realidad no le conocemos, pues no lo percibimos en la gloria del Hijo, el enviado por el Padre Dios. 

Sus Palabras y Obras no las aceptamos. Estamos verdaderamente ciegos. Tienen delante ante sus propias narices al Hijo de Dios, Dios y Hombre verdadero, y no se dan cuenta. Sus prodigios y sus manifestaciones no les bastan. Están embotados, cerrados de corazón, llenos de irá y soberbia, y necesitados de humildad para ver con claridad. ¿Nos ocurre hoy a nosotros lo mismo?

miércoles, 20 de marzo de 2013

UN PADRE DE TODOS



Es una tentación que nos suele acechar y nos afecta, la de excluirnos de otros, o mejor dicho, excluir a otros. Siempre pensamos que lo nuestro es lo mejor, y que, en consecuencia, nosotros, los hijos de la fe, somos mejor que aquellos que vienen de afuera y no pertenecen al pueblo de la fe.

Pensamos, aunque no lo afirmemos, que los de dentro tenemos más derecho que los de afuera. Sin embargo, a pesar de que Jesús nos advierte que los últimos serán los primeros, no nos detenemos en meditar y reflexionar seriamente sobre esas palabras. Ni siquiera tenemos en cuenta quien las dice.

Nuestro Padre Dios es Padre de todos. Y un Padre no hace distinciones. Quiere a todos por igual, no mide el tiempo, pues para Él no existe, y da a todos su amor. Nadie es mejor que otro en su presencia, y solo a Él corresponde dar a cada uno lo suyo. Porque, Él, es el único Justo, y su justicia es la única Verdad.

Son palabras que nos invitan a reflexionar y a ponernos en igualdad y nivel ante todos los hombres. Todos somos hermanos, y nada valdrá nuestro amor si no somos capaces de amarnos con esta actitud fraternal como hijos de un mismo Padre. En el atardecer de nuestra vida solo seremos juzgados del amor con el que hayamos sido capaces de vivir. Y en eso está contenido el amor a todos los hombres.

martes, 19 de marzo de 2013

UNA COSA NORMAL

(Mt 1,16.18-21.24a


Nos parece fácil tomar esa decisión, ¡claro!, pensamos que el Ángel se le apareció y le dejó las cosas claras. Así, sin ninguna duda al respecto, José tomó a María sin más y aquí no ha pasado nada. Nos lo han contado muchas veces, o lo hemos leído otras tantas nosotros, que todo parece sencillo, fácil y normal.

No parece haber ninguna dificultad. José tenía la cosa muy clara, y como tal tenía que actuar. Es lógico haber tomado esa decisión, sabía el cómo y por qué había ocurrido así. Todo lo explicamos muy normal y hasta nos parece que no podía ser de otra manera. Incluso lo vemos tan lógico que no le damos mucha importancia. No había otra decisión.

Sin embargo, ocurre todo lo contrario. José, un hombre de fe, que pone a prueba su fe confiando en lo que le dijo el Ángel. La Palabra nos dice que se le apareció en sueños, y eso puede ser de muchas formas. Desde una intuición e impulso a pensar en fidelidad de María y en su castidad, hasta seguir los impulsos de su corazón que la Gracia de Dios le comunica y le anuncia a través de la aparición del Ángel que le mueve.

La fe se toma libremente, porque es Dios quien la da de esa forma. No la impone, la ofrece y la entrega a quien la toma. Y se gana confiando y abandonándose en las Manos de Dios. José, supongo, tuvo que luchar contra esas dudas y sospechas de no entender nada de lo que sucedía, y esa fue la gran prueba de su vida. Fue un hombre justo porque buscaba la Verdad y la trataba de vivir. Y se dejó inundar por la Gracia de Dios, que lo guío durante el camino de su vida.

Igual nos puede estar sucediendo a cada uno de nosotros en nuestra vida. Hay unas señales, una llamada y unos impulsos que nos revelan y descubren cual debe ser nuestro camino. Abramos los oídos y el corazón para que podamos escuchar y cumplir con la Voluntad de Dios.

lunes, 18 de marzo de 2013

LA AUTORIDAD, DE PALABRA Y VIDA

(Jn 8,12-20)


Jesús es acusado de querer dar testimonio de sí mismo. Nadie puede, pues no sirve, dar testimonio de sí mismo, pero Jesús viene avalado y enviado por el Padre. El Padre da testimonio de Él porque es su enviado y en el que tiene puesta su complacencia.

Jesús testimonia su procedencia del Padre, el enviado, con sus palabras y vida. Sus palabras y obras testimonian su filiación divina y alumbran al mundo. Toda pregunta tiene respuesta en Jesús. Su mensaje da sentido, ilumina y responde a todos los interrogantes que el hombre se plantea.

Nuestra vida, vivida en relaciones con los demás, en el trabajo, en las penas y enfermedades, en las envidias, la soberbia, en las alegrías, en la familia...etc., tiene sentido y respuestas en el Mensaje de Jesús que Él nos predica con su propia vida y sus obras. Todo en Él es camino, verdad y vida.

Miremos a Jesús ante las alternativas que este mundo nos propone para caminar. No se encuentran las soluciones en el mundo y los hombres. La única solución está en levantar nuestra mirada y fijarla en la de Jesús de Nazaret. Él es la Luz que alumbra al mundo, el único Camino, Verdad y Vida.

domingo, 17 de marzo de 2013

EN BUSCA DE MIS PROPIAS RESPUESTAS

(Jn 8,1-11)

Ocurre que cuando pregunto, puedo estar buscando la verdad, o puedo estar buscando mis propias respuestas, es decir, aquellas que me gustría escuchar y a las que quiero servir. Muchas veces hacemos esto cuando nos cuesta aceptar la verdad o no la entendemos. Obedecer se hace duro, y más cuando no entendemos nada de lo que nos proponen.

Así, a Jesús, como a la Iglesia hoy, le sucedió estas cosas. Le buscaban para sorprenderle en algún fallo que les sirviera para arrinconarlo y acusarlo. Se les ocurrió que aquella mujer adultera iba a servir para encontrar esa justificación que les sirviera para acusarle de ir contra la ley. Se las prometían muy felices y pensaban que lo tenían atrapado.

Jesús, tranquilo y como ausente de tanta tensión y expectativa, y cargado de misericordia y justicia, les propone que aquel que esté libre de pecado, sea quien lance la primera piedra. Y, repentinamente, todos se ven retratados, se ven adulteros, pecadores, egoístas, amigos de la ley según sus intereses... Nadie, ante la atenta mirada de Jesús se siente capaz de condenar y arrojar la primera piedra. Y empiezan a retirarse empezando por los mayores, los de más edad, los más llenos de pecados...

Sería bueno esforzarnos y pedir al Espíritu Santo que nos ayude a vivir con este propósito concreto: al ver a los demás, diré en el interior de mi corazón las mismas palabras de Jesús: «Tampoco yo te condeno» (Jn 8,11).

sábado, 16 de marzo de 2013

BUSCANDO RAZONES

(Jn 7,40-53)

Siempre hay razones para escapar, para hacer demagogia, y para justificar nuestras actitudes e intereses. Siempre hay agujeros por donde escabullirce y esconderse en la mentira, en la apariencia o simplemente en la negación de decir que no. Difícilmente se aceptan responsabilidades y se admite la culpa o se rechaza aceptando que uno está equivocado. ¡Vamos!, que casi nunca se niega aceptando que no tengo razones para negar.

Y eso ocurrió en tiempo de Jesús, y continua ocurriendo hoy. Se razona y se niega que Jesús es el Verdadero Hijo de Dios. No hay argumentos para negarlo, pero se niega porque no interesa aceptarlo. Hacerlo es admitir muchas cosas que no me interesan. Y supongo que, como ocurrió en la parábola del rico epulón, visto lo visto se pedirá que baje alguien a convencer a los que no se convencen con nada. Para entonces ya será tarde. Es ahora la hora de fiarse, de creer y de dejarse llenar de la Gracia de Dios.

Jesús atrae, contagia, habla en Verdad, transmite verdad y paz. Y la gente se admira, no reconoce nada malo en Él, sino al contrario, todo bueno, todo gozo y paz. ¡Jamás hemos visto hablar a un hombre así como habla ese hombre! Es la respuesta de aquellos guardias asombrados. Sin embargo, otros, los sacerdotes y fariseos se cierran a sus egoísmos, a sus intereses, y es el sentirse amenazados por su cómoda situación de jefes, de mandatarios y de ser ellos quienes dirigen y mandan, lo que le cierra sus corazones y les pone enfrentados con Jesús.

Hoy pasa lo mismo. Son aquellos, que tienen cosas donde ponen todo sus fines e ideales, los que se cierran a la Gracia del don de la fe. Y no dejan entrar al Espíritu Santo. Por eso, solo los pobres, los desapegados, los humildemente esperanzados en la Gracia de Dios, los agarrados a su Cruz, los que abren su corazón y se dejan bañar por la Gracia que les vivifica y les salva.

viernes, 15 de marzo de 2013

CUANDO LLEGA LA HORA

(Jn 7,1-2.10.14.25-30)

Todos tenemos nuestra hora. La hora de la venida a este mundo, la hora de nuestro bautizo, la hora de nuestro primer trabajo, la hora de nuestra boda, nuestro primer hijo...etc. Cada uno tiene momentos importantes en su vida que determinan unas horas concretas. Pero hay una hora que es la de mayor importancia, es la hora de nuestra misión que termina con nuestro final en este mundo.

Jesús, también vivió su vida aquí en este mundo, pendiente de su hora, la hora de la consumación de su Sí a la Voluntad del Padre. Es la hora de la Cruz, de su preciosísima entrega por la salvación de todos nosotros. Muchos pretendía adelantar esa hora, le buscaban con la intención de matarle, pero antes, Jesús, tenía una misión que hacer, no había llegado su hora.

Y, ocurre hoy también, no aceptamos el mensaje de alguien al que conocemos. Nadie es profeta en su tierra. Parece que necesitamos que nos hable alguien al que no conocemos su procedencia u origen. Sabían quién era Jesús, y eso les impedía abrir los ojos. ¿Nos ocurre hoy eso también a nosotros?

Consumada la hora de Jesús, la Iglesia continua su labor en la tierra. Tenía que terminar Él para que empezará la Iglesia, por Él fundada, su obra redentora. Y en ella, la Iglesia, cada uno de nosotros tenemos también nuestra propia hora, nuestra propia misión. Pidamos al Padre que en el Espíritu Santo sepamos y nos esforcemos en consumar esa hora a la que hemos sido llamados.

jueves, 14 de marzo de 2013

JESÚS, CAMINO, VERDAD Y VIDA



Es el Único camino por el que llegamos al Padre. Él se ha hecho Hombre para darnos a conocer al Padre. Su Padre da testimonio de Él. Sus obras le descubren y testimonian que es el Hijo de Dios, el enviado, pero no ha sido creído. Son muchos los que le rechazan porque no creen en su Palabra.

Nos empeñamos en estudiar, en indagar y buscar en las escrituras la verdad, verdad que razonamos e inclinamos a nuestros intereses y gustos. No queremos entender que las escrituras dan testimonio de la Verdad, y es solo en esa Verdad donde encontraremos Vida Eterna. Buscamos en la Verdad, pero rechazamos a la Verdad, Jesús de Nazaret.

Sin embargo, estamos más inclinados a escuchar y creer en cualquiera que se proclama interprete, salvador y testimonio de salvación. Aceptamos la palabra caduca, limitada e imperfecta, y rechazamos la Verdad Absoluta que nos viene del Cielo. Si no somos capaces de creer en la Iglesia, depositaria de la Palabra de Dios, difícilmente seremos capaces de creer en Jesús, su fundador.

miércoles, 13 de marzo de 2013

¡DIOS MÍO, VIDA ETERNA! ¡ES ESO LO QUE QUIERO!

(Jn 5,17-30)

¡Y seguramente también todos los hombres del mundo! Porque nadie quiere morir, ni tampoco sufrir. Sin embargo, muchos, porque no le conocen, o porque no tienen paciencia para escuchar y entender, buscan esa felicidad en cosas de este mundo caduco. Y en las cosas caducas que contiene.

La felicidad no se consigue a base de dinero, de poder, de bienes, de pasiones y sexo, de prestigio, de honores, de...etc. La felicidad solo se consigue olvidándote de ti y dándote a los otros. La felicidad solo se consigue cuando alcances la libertad de no estar sometido a nada de este mundo, y eso solo se consigue muriendo a ti mismo. La felicidad solo se consigue por amor, verdadero amor. Ese amor que solo nace de nuestro Padre Dios.

En verdad, en verdad os digo: el que escucha mi Palabra y cree en el que me ha enviado, tiene vida eterna y no incurre en juicio, sino que ha pasado de la muerte a la vida. ¿Hay alguna oferta mayor y mejor? 

No os extrañéis de esto: llega la hora en que todos los que estén en los sepulcros oirán su voz y saldrán los que hayan hecho el bien para una resurrección de vida, y los que hayan hecho el mal, para una resurrección de juicio. Y no puedo hacer nada por mi cuenta: juzgo según lo que oigo; y mi juicio es justo, porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del que me ha enviado».

Hay solamente dos alternativas, o crees o no crees. Jesús lo deja muy claro: aquellos que oigan su voz serán salvados, más los otros, los que la rechacen, serán juzgados. Nuestra vida no tiene otro sentido, de forma que ir por otro camino es falso, no sirve de nada y mal gastamos el tiempo que tenemos para salvarnos. Ese es el verdadero sentido.

martes, 12 de marzo de 2013

NECESITADO Y LIBRE

(Jn 5,1-3.5-16)


Ser libre es estar fuera de toda influencia, incluso de las físicas. Nadie, en este mundo, es libre, porque estamos sometidos a mucha dependencia carnales. Nuestros gustos, apetencias, apetitos, inclinaciones y apegos materiales nos atan a muchas limitaciones y dependencias. Y corremos, durante mucha parte de nuestra vida, de forma desesperada y anhelante buscando la fuente de sanación.

Podemos converger que todos buscamos ser sanados, porque detrás de esa sanación se esconde esa felicidad, ese tesoro escondido que todos aspiramos alcanzar. Sin embargo, hay otras esclavitudes más importantes, que nos esclavizan y encadenan: nuestra propia inmaterialidad, nuestras aspiraciones espirituales que despiertan en nosotros actos de soberbia, de envidia, de ambiciones, de lujuria, de avaricia...etc.

Tomamos conciencia que no somos simplemente materia, sino también espíritu. Y necesitamos ser sanados en este aspecto, porque la curación no vale si no es integral. De nada sirve curar el cuerpo si no curamos el alma. La libertad, entonces, necesita desapegarnos de todo aquello que nos contamina, tanto dentro como fuera de nosotros. Ser libre es prioridad para ser curado y dar sentido a nuestra trascendencia.

Y en este mundo en que vivimos no encontramos respuestas que nos liberen y nos curen. Estamos necesitados de libertad y de trascendencia, y cuando nos encontramos con Jesús experimentamos que hemos hallados el verdadero Tesoro que andábamos buscando.

lunes, 11 de marzo de 2013

EL PODER EN LA DISTANCIA

(Jn 4,43-54)


Jesús rompe con el espacio y la distancia. No importa donde esté, ni tampoco lo lejos que pueda estar el objeto o persona que haya de arreglar o sanar. Jesús, el Hijo de Dios vivo, lo puede todo. Y así nos lo hace saber como respuesta a las súplicas que le hacen. 

En este caso, se trata de un funcionario que le reclama para que salve a su hijo. Y Jesús responde con generosidad a pesar de saber que solo le mueve el interés y la necesidad. Pero Él ha venido para salvarnos integralmente, todo nuestro ser, cuerpo y alma. Y nos lo enseña curando este cuerpo finito y temporal que ahora nos ha sido dado.

Podríamos aplicar esa salvación a distancia a nuestros blogs. Muchos de nosotros somos leídos a mucha distancia desde donde escribimos. Y llevamos nuestra fe testimoniada en nuestras vivencias. Proclamamos la Buena Noticia y el Mensaje de salvación que nos dio Jesús. Por eso, en su Nombre, y por la acción del Espíritu Santo, podemos estar también ayudando a poner a otros en el camino de salvación. Y eso debe animarnos a seguir adelante.

domingo, 10 de marzo de 2013

EL MISTERIO MISERICORDIOSO

(Lc 15,1-3.11-32)

Es verdad que no se puede negar la dificultad que conlleva el tener que perdonar. Pero sobre todo, perdonar al enemigo, porque al amigo siempre nos será más fácil. Sin embargo, cuando miramos para arriba y reflexionamos un momento, nuestra actitud puede cambiar. No por nuestras fuerzas, sino por las del Espíritu Santo, que nos infunde el valor y la humildad necesaria para ahogar nuestra soberbia y suficiencia.

Ser consciente que Dios me perdona a mí, innumerables veces, con una paciencia ilimitada y gozosa, me da esperanza y fuerzas para intentar yo también perdonar. Morir por defender mi dignidad de hombre, de forma voluntaria y siendo el hombre más poderoso del mundo, deja asombrado y perplejo. Muchos hombres se han rendido inexorablemente ante Jesús contemplando su humildad y pobreza, y asombrados por no hacer uso de su poder.

Mover multitudes, hacer curaciones, ser el Hombre más leído, más admirado, intachable y seguido, llena de admiración, pero, no usar ningún poder y someterse a la obediencia de la ley de su tiempo, deja aún más perplejo y sorprendido. ¡Y todo por amor a los hombres! Hoy en la parábola del hijo prodigo, Jesús nos descubre hasta donde llega el Amor de nuestro Padre Dios.

Siéntense cómodamente, ofrezcan al Señor 30 minutos de su tiempo, y reflexionen en silencio y en escucha lo que el Señor nos dice. Es muy poco ante tanto que recibimos.






Ahora, tu reflexión y opiniones nos serán de mucha ayuda. Compartir nos une. Si te parece puedes dejar tu comentario.

sábado, 9 de marzo de 2013

EL PUBLICANO Y EL FARISEO

(Lc 18,9-14)


En las parábolas Jesús nos enseña a vivir y a descubrir que lo importante es dejar que nuestro corazón madure y ame. Sacar todo el amor que sea posible y dejarnos transformar por el Amor de Dios. Por eso, la humildad y la necesidad de ser transformados son la esencia de la vida que nos ayudará a amar y ser amados.

Esta historia podría haber sido así, o algo parecido. Lo importante es la sustancia del mensaje, y de la Palabra de Jesús, que nos dice cómo debemos actuar en la vida, y descubrir que cuando se es humilde las cosas se ven mejor. Nos vendrá muy bien escuchar detenidamente esta parábola. Pongamos nuestro corazón en silencio y a la escucha. Luego reflexionemos.



viernes, 8 de marzo de 2013

¿DÓNDE ME SITÚO?

 Supongo que será una buena opción tomar una actitud de niño, abajarnos humildemente y tratar de escuchar este hermoso cuento. ¿No se modificarían muchas portadas de periódicos de nuestro tiempo imitando esta actitud del samaritano?






jueves, 7 de marzo de 2013

ENFRENTAMIENTOS

(Lc 11,14-23)


Observamos que cada tertulia se apoya en diversos enfrentamientos entre los tertulianos. Difícilmente hay tertulias donde todos comparten criterios que unen y construyen. Se nota enseguida: hay respeto, ser respira una atmósfera de serenidad, de paz, y se habla con respeto y libertad.

Pero esa es la excepción, lo normal es el enfrentamiento, el poco respeto, la disputa y los desplantes. Hablan todos y al mismo tiempo, y no se oye nadie ni dejan oír a los televidentes o espectadores. Parece que es una lucha en hablar más fuerte y no dejar hablar a los demás. No se trata de compartir, al menos eso es lo que transmiten, sino de imponer mis criterios y lo que pienso.

Cuando se sienten acorralados, se autoengañan justificándose y utilizando demagogias que distorsionan los hechos y la realidad, y se inventan justificaciones apoyadas en criterios falsos y demagógicos. Si se vieran y escucharan sentirían vergüenza. Y si lo han hecho y no lo sienten, da pena, y justifican que suceda lo que sucede. No son cosas nuevas, ya ocurrieron como hoy nos narra la Palabra de Dios.

Cuando la verdad no se acepta, se llega a decir disparate como este: «Por Beelzebul, Príncipe de los demonios, expulsa los demonios», dicen unos, y otros, para ponerle a prueba, le pedían una señal del cielo. Pero Jesús les demuestra que todo reino dividido se destruye a sí mismo. Eso le ocurre a los hombres cuando se alejan de Dios, terminan enfrentados.

miércoles, 6 de marzo de 2013

NO TE PREOCUPES, DIOS TE ESTÁ BUSCANDO

(Mt 5,17-19)


Todos buscamos a Dios, a ese Ser trascendente que nos salve de la finitud de este mundo. Las diversas religiones existentes buscan encontrarse con ese Dios, pero el cristianismo, surgido de las raíces del judaísmo, es la excepción de la regla. Aquí es al revés, es Dios Padre quien busca a sus hijos.

No hay por qué preocuparse, tu Padre Dios te busca, te espera y abre sus brazos para recibirte con gozo y alegría. Sólo una cosa, déjate encontrar y escúchalo, te busca para salvarte, para darte esa vida eterna que tanto deseas, una vida llena de paz y gozo.

El pueblo judío experimenta la salvación al ser liberado de la opresión egipcia, y vive en la experiencia de su presencia. Dios ha tenido en cuenta sus sufrimientos y no ha esperado más. Ha sido Él quien da el primer paso y envía a Moisés a liberar su pueblo del yugo egipcio.

Jesús, Dios hecho Hombre, se hace presente entre los hombres, y desde dentro de su pueblo, da a conocer a su Padre Dios. Es el Dios cercano que convive y camina con los hombres, perfeccionando la ley, no suprimiéndola. Da plenitud y endereza el camino que conduce al Padre. Rectifica todo lo torcido, todo lo escabroso, todo lo que oprime y esclaviza. Y abre las puertas de la libertad que nos acerca al Padre.

martes, 5 de marzo de 2013

MÁS CLARO NO SE PUEDE DECIR

(Mt 18,21-35)


Las Palabras de Jesús nos expresan con claridad meridiana cual debe ser nuestra actitud ante el perdón. Sabemos por experiencia lo que cuesta perdonar, y hemos oído, ¡y las que faltaran!, que esto o aquello no se puede perdonar. Sin tampoco olvidar a aquellos otros que declaran perdonar pero no olvidar.

La realidad es que perdonar nos cuesta mucho. Pero también es verdad que el sentido común nos revela que, si Jesús nos propone esa actitud de perdón es porque Él antes nos ha perdonado así. Y con Él podemos hacerlo, pues sería canallesco proponer algo imposible e irrealizable.

También, se cae de maduro, es lógico y de sentido común, que si yo soy perdonado por ofender a Dios, ¿cómo me atrevo a no perdonar a aquel que me ha ofendido a mí? El problema no está ahí, sino en no reconocer a Dios como mi Padre, y no tomar conciencia de ofenderlo con mis acciones y decisiones. El problema radica en el rechazo de vivir el amor según Jesús, y hacerlo a mi manera. Por eso se nos hace más difícil perdonar.

Hoy, Jesús, nos explica de forma muy clara cuál debe ser nuestra actitud ante el perdón, y sus Palabras no dan lugar a duda. Si tú eres perdonado, hasta el punto de que tu deuda es olvidada y borrada del debe, tú debes proceder de la misma forma con aquellos que a ti te deben. Perdona en y de la misma forma que tú has sido perdonado. Y si Jesús nos lo propone, es porque tú y yo podemos hacerlo, ´claro!, contando con Él.

lunes, 4 de marzo de 2013

¿VENDRÍA EL SENOR A MÍ?

(Lc 4, 24-30)

Es una pregunta que me hago, porque quizás el Señor, como ocurrió con la viuda de Sarepta de Sidón, o el sirio Naamán, no se acercaría a mí, sino a otros que aparentando estar más lejos, están más cerca del Señor que yo. Y no lo digo por llamar la atención, ni por presumir de humildad o pecador.

Simplemente, lo comparto, porque no lo sé. No sé si mis esfuerzos son los deseables; no sé si mi actitud es la actitud que debo tener; no sé si cultivo y abono mi higuera particular y recojo los frutos al cien por cien de lo que pueda dar, o me limito a cumplir con el tramite de dar lo que me pidan, pero no todo lo que puedo.

No se trata de dar frutos, sino de dar todos los frutos, al limite de tus posibilidades. No se trata de dar cosecha, sino de dar siempre la mejor cosecha. Es dar algo más, es darme yo mismo como fruto. Y eso me parece que no lo estoy dando. Al menos tengo mis serias dudas. Sin embargo, es lo que quiero dar, y no desespero. Es más, confío y espero en el Señor que me transforme, me enseñe todas las capacidades que me ha dado, y refuerce mi voluntad para ponerlas a su servicio.

domingo, 3 de marzo de 2013

PODEMOS PERDERLO TODO

(Lc 13,1-9)


Eso fue lo que le ocurrió al hijo prodigo, perdió todo lo que tenía. Sin embargo, tuvo la humildad de levantarse, reconocer su equivocación y pecado, y ponerse en camino hacia la casa del padre. Se nos está invitando a hacer lo mismo, porque tenemos mucho en común con ese hijo prodigo.

Somos pecadores como él, eso está fuera de toda duda, y tenemos el amor del Padre. Un amor infinito que nos espera hasta el último momento de nuestra vida. Incluso, como nos dice hoy el Evangelio a pesar de que la higuera no da frutos. Siempre hay misericordia en el Corazón del Padre para darnos una oportunidad.

Nuestro Señor Jesús, con su pasión y muerte ha ganado tiempo y esperanza para esas viñas, para que bien abonadas den el fruto esperado por el Padre. Pero nuestra tierra propia, nuestro ser, necesita querer dejarse cultivar, amasar sus miserias con la Gracia del Espíritu Santo, y cargar con la cruz de cada día para que florezcan los frutos esperados.

Dejémonos hundir los clavos de nuestra propia miseria en nuestra tierra pobre y estéril, y amasemos nuestra infertilidad con la Gracia del Espíritu Santo para que, nuestra tierra convertida de estéril a fértil, dé los frutos de la salvación.

sábado, 2 de marzo de 2013

EXIGIMOS LO QUE NO NOS CORRESPONDE

Y permanecemos ciegos, incluso hasta cuando ya es demasiado tarde. Es bueno reflexionar y constatar que este cuento en forma de parábola usado por Jesús tiene mucho de actual y se refleja en la vida de cada uno. Nos vendría bien escucharlo y reflexionarlo tranquilamente. Quizás por medio de esta parábola, hoy, el Señor quiera decirnos algo.


viernes, 1 de marzo de 2013

LA VIÑA ARRENDADA

Mt 21,33-43.45-46

Esta parábola nos recuerda algo muy cercano a nosotros y que, quizás, muchos hayamos olvidados o seamos indiferente a ello. Nos ha sido dado la vida, y un mundo hermoso para disfrute de todos los hombres, pero muchos han decidido que el mundo sea para ellos de forma particular y lo que sobre para los demás.

¿Es acaso lo que tenemos nuestro, o debemos compartirlo con los demás? ¿Lo hemos ganado con nuestro esfuerzo y trabajo, pero quién nos ha dado esa capacidad de esfuerzo y trabajo? ¿No nos damos cuenta que pronto todo se quedará donde mismo ha estado siempre y nosotros terminaremos nuestro camino en este mundo?

Son preguntas que hemos de tratar de reflexionar serenamente y sin prisas, porque la viña de mi vida me ha sido dada para que de frutos, frutos de amor.