(Lc 22,14—23,56) |
Y tomando una copa, dio gracias y dijo: «Tomad esto, repartidlo entre vosotros; porque os digo que no beberé desde ahora del fruto de la vid hasta que venga el Reino de Dios».
Y tomando pan, dio gracias; lo partió y se lo dio diciendo: «Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros; haced esto en memoria mía».
Permanecemos esperando el Reino de Dios, y esa es nuestra Esperanza, la Segunda venida de nuestro Señor Jesús. Mientras lo tenemos presente entre nosotros en la Eucaristía, y de Él recibimos nuestro alimento y fortaleza para permanecer en su presencia.
Y para ser servidor no servido. Nuestros mantos y alforjas deben ser puestas al servicio de los demás, porque Él así lo hizo con nosotros. Y es que en el servicio encontramos el amor, y el amor nos da esa paz y gozo que buscamos, pero además, no temporal, sino eternamente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Compartir es esforzarnos en conocernos, y conociéndonos podemos querernos un poco más.
Tu comentario se hace importante y necesario.