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domingo, 20 de noviembre de 2022

HASTA EL MOMENTO DE LA HORA FINAL

Lucas 23, 35-43

Nuestra esperanza perdura hasta el momento de nuestra hora final. La imagen que hoy nos recuerda el Evangelio del buen ladrón así nos lo dice y nos lo presenta. Hasta el último instante de nuestra vida hay esperanza de que nos dejemos encontrar por el Señor. Porque, ¡es Él quien nos busca y sale a nuestro encuentro!

Cristo, el Señor, es el centro de nuestra vida. Tú, porque Él te ha creado libre para elegir tu propio camino, puedes asirle a un lado o ponerlo en el centro de tu vida. Hagas lo que hagas, esa felicidad que buscas, y te empeñas en buscarla tú solo, no la encontrarás en este mundo. Y no la encontrarás porque este mundo es el camino para llegar a ella. Y solo con y a través de Jesús, el Hijo de Dios, podrás alcanzarla.

Por tanto, no está en este mundo y sí está en ese otro mundo del que nos habla Jesús, nuestro Señor. De modo que, si quieres ser feliz tienes que asirte a Jesús y ponerle en el centro de tu vida. Porque, Él es el Camino, la Verdad y la Vida. No hay otro camino por mucho que te empeñes y quieras. Por eso te señalaba al principio esa inclinación que todos tenemos de caminar por nuestra cuenta. Sin Cristo Jesús, centro y fundamento de nuestra vida, no seremos nunca felices.

Es cuestión de darte cuenta y planteártelo. Es verdad que los años y la experiencia que vamos adquiriendo nos pueden ayudar a darnos cuenta. Pero, también es verdad que nos jugamos mucho, porque no sabemos el día ni la hora. Conviene darse cuenta lo antes posible y poner mucha atención a lo que nos sucede cada día. Porque, nuestro Padre Dios nos habla todos los días y nos llama a la conversión, a tomar el camino del amor, a cargar con nuestra cruz y asirnos de su mano.

Aquel ladrón se dio cuenta en los últimos instante de su vida. Y dio el paso. Ahora está en la Gloria junto al Señor, porque esas fueron las Palabras que Jesús le dijo y prometió desde la Cruz: «En verdad te digo: hoy mismo estarás conmigo en el paraíso»

 ¡Qué bueno sería oír de labios de Jesús esas mismas palabras en el último instante de nuestra vida!

domingo, 26 de junio de 2022

JESÚS, CENTRO DE MI VIDA

Lc 9,51-62

La fe se nota y se manifiesta cuando se percibe con claridad que en el centro de tu vida está el Señor. Porque, si en el centro de tu vida no está el Señor, todo en ella pierde su más trascendente sentido. Una trascendencia que le mueve y le descubre su inherente deseo de felicidad eterna. Sin Jesús nada de esto tiene sentido por lo que se hace vital y fundamental tener a Jesús – Vida Eterna – en el centro de nuestro corazón y como único y verdadero fundamento de nuestro camino, verdad y vida.

Tener a Jesús como centro de mi vida significa dejar todo lo demás en un segundo plano. Y, segundo plano es y significa que mi vida está dirigida y construida según la Voluntad de mi Padre celestial que me anuncia Jesús, el Hijo, con su Palabra y su Vida. Por eso, con la mirada fija puesta en Él, avanzamos confiados en su Palabra y su Amor Misericordioso.

 

―Sabes ―dijo Manuel― sin Jesús en el centro de tu vida se hace imposible liberarte del yugo y sometimiento de este mundo.

―Estoy de acuerdo ―respondió Pedro―. Los peligros del alma, mundo, demonio y carne te acechan constantemente y saben elegir ese momento de debilidad para confundirte y alejarte del único y verdadero camino.

―Pienso lo mismo, Pedro. Cuando tu idea es construir tu vida siguiendo tus proyectos y según tus fuerzas, sucumbes. El mundo te puede, te seduce, te destruye sin apenas darte cuenta y te hace volver tu mirada atrás.

La libertad y la salvación nos vienen de arriba. La Pasión, muerte y Resurrección de nuestro Señor Jesús nos ha redimido y, por su mérito, hemos alcanzado la Misericordia del Padre, que nos acoge como hijos ofreciéndonos compartir su Gloria eternamente. Manuel y Pedro, estaban en lo cierto, sin Jesús no hay Camino, no hay Verdad ni tampoco Vida. Precisamente por eso, porque, Él es el Camino, la Verdad y la Vida.