martes, 9 de octubre de 2012

LO ESENCIAL Y FUNDAMENTAL...


 Texto del Evangelio (Lc 10,38-42): En aquel tiempo, Jesús entró en un pueblo ...
 nos pasa, muchas veces, desapercibido y sin tomar conciencia de ello. Metidos en faena nos afanamos en alcanzar nuestro objetivo: Evangelizar, y perdemos la esencia de la Evangelización. Sería bueno preguntarnos a este respecto que nos proponemos cuando evangelizamos.

Porque para emprender un camino, el que sea, lo primero es preguntarnos con quien debo caminar. Es decir, ¿lo hago yo solo?; ¿permito que alguien o algunos me acompañen? Pero sobre todo: ¿De quién tomo referencias? Porque todo camino necesita una inspiración y un saber que buscamos en él.

Si al caminar lo hacemos equivocados corremos el riesgo de perder el tiempo y de perdernos. Por eso, es bueno hacerse estas preguntas y tratar de reflexionarlas. Pero nuestra reflexión no debemos hacerla solos o juntos entre nosotros, sino como María, la hermana de Marta, nos ejemplariza hoy en la Palabra de Dios.

Es bueno ponerse manos a la obra; es bueno reciclarse y formarse; es bueno el utilizar todos los medios que están a nuestro alcance, pero solo una cosa hace falta: estar injertado en Jesús, en Él todo lo demás irá añadiéndose al camino. Es eso lo verdaderamente esencial y fundamental. No hay más.

Por eso, todos nuestros encuentros deben estar alumbrados desde Jesús, en Jesús y por Jesús. Y todo lo demás vendrá por añadidura, sin eso querer significar que nos crucemos de brazo. Me gustó mucho la frase de Carmen Álvarez Mira: "Nuestra tarea es el medio para que Dios convenza a otra persona"

Pues simplemente eso, nosotros debemos ser esos instrumentos que, ofrecidos y puestos en las Manos de Dios, seamos capaces, por su Gracia, convencer a cuantos se crucen en nuestro camino.


lunes, 8 de octubre de 2012

¡QUÉ ES PRACTICAR LA MISERICORDIA?

 Texto del Evangelio (Lc 10,25-37): En aquel tiempo, se
porque oigo muchas cosas que me dejan confundido, y aunque lucho por dejar y mantener mi criterio claro, siempre es necesario refrescarlo y reflexionarlo. Dicho de otra manera, se hace necesario orar, pedir luz y clarividencia para discernir lo que el Espíritu Santo nos alumbra e incita a entender.

¡Claro que, también al desvalido se le podría decir que hay que andar más avispado y no atreverse a ir por caminos peligrosos, o no ir solo! ¡Claro que, teniendo en cuenta esta imprudencia del asaltado podría justificar mi marcha! ¡Claro!, hay muchas excusas y justificaciones que parecen justas, y hasta cierto punto los criterios humanos así lo ven.

Así lo entendieron el sacerdote y el levita, pero no el samaritano. A veces, por no decir casi siempre, observo a personas que regañan a otras, yo también lo hago, y advertidas de lo que hacen alegan en su defensa que es la tercera o más veces que le hacen esto, y que creyente sí pero no boba. Y tienen toda la razón. 

Las personas somos muy testarudas y cometemos las mismas irresponsabilidades y faltas muchas veces. Y en este dilema he tratado de buscar respuestas al perdón, porque sé y sabemos que la respuesta de Jesús es: Anda, vete y haz tú lo mismo, refiriéndose a la parábola contada.

Y en esta tesitura he concluido que Jesús, el Señor, me perdona muchas veces. A mí me da vergüenza presentarme cada mes, cuando me confieso, delante de Él, porque siempre me ocurre lo mismo, los mismos fallos, los mismos fracasos, la misma historia. ¿Hasta cuándo Señor vas a tener paciencia conmigo?

Y en este pensamiento he encontrado la respuesta: Misericordia quiero y no sacrificios. Por mucho que mis prójimos merezcan su culpa, yo les debo misericordia aunque eso no me exima de exigirles y pedirles responsabilidades. Pero siempre misericordia, siempre abierto al perdón y al amor. 

Creo que eso fue lo que decidió el buen samaritano. Olvidó todas las ofensas, su tiempo, su dinero... Se desprendió de sí para darse al otro. Así, Señor, quisiera ser yo también. Dame la Gracia de poder hacerlo. Amén.


domingo, 7 de octubre de 2012

CON NUESTROS CRITERIOS...

 Mc 10, 2-16 Se acercaron entonces unos

Señor no entendemos esta unidad, porque hay momentos que uno de los dos se cierra al diálogo, al perdón y a luchar por la unidad, ¿qué hacer en estos casos? Se nos escapa esta capacidad de amor que necesitamos para soportar tan doloroso camino.

Sin embargo, muchas de estas cosas ocurren porque el compromiso de unir nuestras vidas no se hace contigo, ni tampoco se dialoga lo suficiente y desde el corazón de cada uno. ¡Claro!, cuando las cosas no se emprenden desde Ti, Señor, ¿qué pretendemos después? Así nos va y así nos quejamos, porque si hemos sido capaces de atrevernos a unirnos por nuestra cuenta, luego, nosotros solos, no sabremos ni encontraremos salida a nuestros desagravios.

Somos débiles, pero en Él fuertes, y es en Él donde debemos buscar soluciones, pero no después solamente, que sí, sino antes, porque la unión matrimonial se empieza antes, y con él como invitado de excepción. Así será muy difícil que las tempestades y huracanes que nos visitan terminen con nuestra unión, porque nunca estaremos solos. Él nos une, nos acerca, impide que nuestros corazones se rompan, se odien.

Tengamos la paciencia, la constancia y la fe de abandonarnos en sus brazos, y de esforzarnos en desprendernos de todo aquello que molesta nuestra unión: apegos, sexo, orgullo, soberbia, criterios, egoísmos... porque liberados de ellos el amor renace y se hace presente. Trates de experimentarlo y verán como todo florece en la presencia de Dios. El problema está dentro de nosotros.

¡Señor!, ponemos nuestra unión y nuestras vidas en tus Manos. No permitas que nos separemos ni que seamos víctimas de nuestros propios apegos y miserias. Llénanos con tu amor y acrecienta en nuestro. Amén.

sábado, 6 de octubre de 2012

LA ALEGRÍA NOS PUEDE DESBORDAR...

 Evangelio: Lc 10, 17-24 Volvieron los setenta y dos

y ser llama de unos días. Ocurre que cuando todo sale al pedir de boca se nos llena el corazón de alegría y entusiasmo. Todo reluce como el sol y nos sentimos fuertes, victoriosos, dichosos y llenos de júbilo. Pero también ocurre que ese mismo júbilo nos puede traicionar.

Pronto perdemos las referencias y nos sentimos fuertes creyendo que somos fuertes. Dejamos en el olvido la acción del Espíritu Santo y la oración, y pensamos que nuestra alegría nos viene de nuestras capacidades y acciones liberadoras. Nos sentimos bien porque hacemos bien dejando a un lado de donde nos viene esa capacidad y fuerza para hacer bien.

Jesús nos recuerda que no apoyemos nuestra alegría en el sometimiento de los espíritus, sino porque nuestros nombres están inscritos en el Cielo. Esa es nuestra fuerza y nuestro júbilo. Porque hemos sido elegidos y enviados, y porque libremente hemos, por la Gracia de Dios, aceptado ese reto. Eso es lo que importa y lo verdaderamente grande.

¡Señor!, enséñanos a ser mejores, a descubrir que todo el mérito es tuyo y que nosotros somos simples y humildes servidores. No permitas engreírnos y llevados de nuestra suficiencia abandonemos tu mediación y tu Gracia. ¡Sálvanos, Señor, de toda tentación de creernos suficientes! Amén.

viernes, 5 de octubre de 2012

¿QUÉ FÁCIL ES PEDIR, SEÑOR?

 Evangelio según San Mateo 7,7-11. Pidan y se les dará; busquen y...

Sí, se hace fácil cuando se trata de pedir, pedir todo aquello que necesitamos, pero empieza a ser algo más difícil cuando se nos exige discernir qué necesitamos. Porque pedir sabemos todo, incluso cosas que no vamos después a necesitar; incluso cosas que nos van a sobrar y que posiblemente desperdiciemos.

Incluso cosas que guardaremos pensando en nuestras seguridades del mañana y que negaremos a otros que hoy las necesitan. ¡Sí, verdaderamente pedir es bastante fácil! Y es que cuando las cosas no nos cuestan no nos importan tanto y ni siquiera le damos mucho valor. 

Sin embargo, Jesús habla de otra forma de pedir, una forma más responsable, más solidaria, más mirando a las necesidades de otros o para servir a los otros. Pedir para cumplir su Voluntad; pedir para tener la capacidad de amar a los demás; pedir para favorecer y establecer el Reino del Padre aquí en esta tierra. 

Y ese pedir en clave fraterna será correspondido, está asegurado, no se resistirá el Padre.

Ahora se nos antoja que el pedir al estilo de Jesús es, no difícil, sino muy difícil. Así pedía Él mismo, no hacer su voluntad, sus ideas, sus preferencias, sino tu Voluntad Padre: "Hágase tu Voluntad y no la mía". Las mismas palabras que pronunció aquella joven judía elegida para ser Madre de Dios. María, que con su "Sí" dejó pasar la Luz que alumbra al mundo.

¡Padre!, enséñanos a saber pedir, a pedir olvidado de mí; a pedir desprendido de mí; a pedir pensando en el otro y para el otro; a pedir fortalece, sabiduría, paz y amor para cumplir tu Voluntad, dejando la mía en segundo plano. Danos tu Gracia para hacer realidad esa buena intención que se esconde dentro de nuestro corazón. Por nuestro Señor Jesucristo que Vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.

jueves, 4 de octubre de 2012

DESPRENDIDOS PARA PROCLAMAR...

 Evangelio según San Lucas 10, 1-12 (El Maestro envía a otros setenta y

porque sólo libres podemos hablar en verdad y justicia. Y esa misión no necesita de nada que la pueda atar y esclavizar. Sólo necesita estar injertada en la Verdad, El Camino y la Vida, es decir, en Xto. Jesús.

Somos profetas, sacerdotes y reyes desde el momento que hemos sido bautizados. Y, por el Bautismo, estamos comprometidos a dar testimonio y fe de nuestro compromiso. Un testimonio y una fe adquirida libremente y profesada de igual manera. No se puede imponer sino proponer.

Proponer que todos los hombres queremos ser felices y eternos es precisamente proclamar lo que todos los hombres buscan. Por eso, consciente y sabedores de esa realidad, nuestra misión es, si cabe, más exigente y más obligada proclamarla.

Somos pocos, las mies es mucha y los obreros pocos, pero mantenemos la ilusión y la esperanza de que los hombres descubran esa realidad que buscan. Sí, se hace necesario no llevar alforja ni bolsas ni sandalias... porque demasiada carga puede inmovilizarnos, distraernos y confundirnos. Es imprescindible ir ligeros, despegados y desprendidos.

Porque se hace fundamental ser libre, y la libertad pasa primero por desprendernos de todo aquello que impide tanto llevar como dar a conocer a Jesús. Sólo Cristo es necesario y todo lo que no respire a su frescura y olor está sobrando. Evangelizar es llevar a Cristo en el corazón, y llevándolo lo transmitirás.

Danos, Señor, la fuerza y la sabiduría de, viviendo en Ti llevarte a los demás que se cruzan en nuestra vida. Amén.


miércoles, 3 de octubre de 2012

¿HASTA DONDE LLEGA MI FE?

 Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 9, 57-62
Porque nos comprometemos con demasiada ligereza y entusiasmo, pero llegado el momento le decimos a Jesús que primero voy a despedirme de los de mi casa o enterrar a mis padres. O nos arrugamos el rostro cuando Jesús nos responde que el Hijo del Hombre no tiene guarida ni madriguera donde reclinar su cabeza.

Y es que decimos o creemos tener fe, pero luego no vivimos de acuerdo con esa fe. Nos sentimos preocupados, inseguros y con miedos ante todas las cosas que la vida nos depara. Sí, es natural y lógico que sintamos inseguridades y temores, pero también debemos de confiar en nuestro Padre Dios.

Jesús nos lo testimonia con su vida. Pone toda su confianza en su Padre, y ante las cirucunstancias y abandono de sus amigos, no desespera y confía en la protección y promesa de su Padre. ¿Confíamos nosotros en Él de esa manera? Creo que no. Al menos esa fue la sensación que tuve esta mañana, y me dije: ¡Qué poca fe tengo! 

Y es que el menor riesgo o movimiento suscita en nosotros muchos miedos, comodidades y... Y le ponemos condiciones a nuestra fe. Hasta el viaje a Santander nos cuestiona y nos inmoviliza. Salir de nuestro particular habita nos cuesta mucho. Sentimos miedo ante el riesgo de no encontrar madriguera o algún lugar seguro donde reclinar la cabeza.

Ante todo eso, sólo me postro ante ti,Señor, para pedierte con todas mis fuerzas que me aumentes mi fe, pero una fe dispuesta a arrojarse en tus brazos y confiar plenamente en Ti. Una fe que me inyecte las fuerzas de salir a campo abierto sin temor porque sé de quien me fío. Amén.