Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 9, 57-62
|
Y es que decimos o creemos tener fe, pero luego no vivimos de acuerdo con esa fe. Nos sentimos preocupados, inseguros y con miedos ante todas las cosas que la vida nos depara. Sí, es natural y lógico que sintamos inseguridades y temores, pero también debemos de confiar en nuestro Padre Dios.
Jesús nos lo testimonia con su vida. Pone toda su confianza en su Padre, y ante las cirucunstancias y abandono de sus amigos, no desespera y confía en la protección y promesa de su Padre. ¿Confíamos nosotros en Él de esa manera? Creo que no. Al menos esa fue la sensación que tuve esta mañana, y me dije: ¡Qué poca fe tengo!
Y es que el menor riesgo o movimiento suscita en nosotros muchos miedos, comodidades y... Y le ponemos condiciones a nuestra fe. Hasta el viaje a Santander nos cuestiona y nos inmoviliza. Salir de nuestro particular habita nos cuesta mucho. Sentimos miedo ante el riesgo de no encontrar madriguera o algún lugar seguro donde reclinar la cabeza.
Ante todo eso, sólo me postro ante ti,Señor, para pedierte con todas mis fuerzas que me aumentes mi fe, pero una fe dispuesta a arrojarse en tus brazos y confiar plenamente en Ti. Una fe que me inyecte las fuerzas de salir a campo abierto sin temor porque sé de quien me fío. Amén.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Compartir es esforzarnos en conocernos, y conociéndonos podemos querernos un poco más.
Tu comentario se hace importante y necesario.