sábado, 11 de mayo de 2013

PIDAMOS CON LA CONFIANZA DE HIJOS

(Jn 16, 23-28)


Porque realmente somos hijos adoptivos, en Xto. Jesús, del Padre, pues el Padre nos quiere por nuestra fe en su Hijo Jesús, y nos hace sus hijos por el Bautismo. ¿Y qué hijo no le pide a su Padre lo que necesita? ¿Y qué Padre no le da a su hijo lo que necesita? Ahora, lo importante es saber lo que verdaderamente es necesario, y para qué. Porque solo una cosa es importante: Alcanzar la gloria de vivir eternamente junto al Padre.

Y esta es la verdadera necesidad y lo que hay que pedir. Pedir todo aquello que nos pueda valer y necesitar para, en nuestro paso por este mundo, vivir y cumplir la Voluntad del Padre. No nos sirven riquezas, poderes, bienes y placeres. Sólo sirve el amor entregado de forma gratuita y desinteresada por el bien de los demás. Así nos ama el Padre, así nos ama y amó su Hijo enviado a enseñarnos como el Padre nos ama y lo que quiere de cada uno de nosotros.

Una cosa tengamos clara, que el Padre nos dará todo lo que sea para nuestro bien y salvación en nombre del Hijo. Por lo tanto, no dejemos de pedir en ese sentido. El Padre todo lo cumple y quiere el bien de sus hijos.

viernes, 10 de mayo de 2013

VIVIMOS SU PALABRA

(Jn 16,20-23a)

Porque todo en el Señor se cumple, y su Palabra es actual y se cumple en estos momentos. Es verdad que la tristeza hace acto de presencia en muchos momentos de nuestra vida. No significa eso que seamos tristes ni estemos cogidos por la tristeza, sino que la realidad nos presenta momentos tristes que, como humanos, nos afectan y nos hacen sufrir.

La matanza a diario de muchos niños en el vientre de sus madres es una tragedia que nos entristece mucho. Las guerras y el afán de muchos por destruir los valores y virtudes cristianas nos llenan de tristeza y nos someten a un sufrimiento que en muchos momentos agobia nuestras vidas. Pero, a pesar de todo esto, tenemos la esperanza de que al final habremos vencido, y que con la segunda venida de nuestro Señor, nuestro corazón se alegrará y nuestra alegría nadie nos la podrá quitar

Esa es la esperanza del creyente: "Esperamos la segunda venida de nuestro Señor Jesús", porque Él nos lo ha dicho, y su Palabra siempre tiene cumplimiento. Y esa es nuestra alegría, nuestro gozo y nuestra felicidad, a pesar de que, en el camino, haya muchas dificultades, momentos de sufrimiento y, por supuesto, tristeza. 

Pero todo queda en segundo plano cuando experimentamos la presencia del Señor en la Eucaristía, y sus Palabras nos confortan y nos animan, pues Él ya sabe de nuestros padecimientos, y nos lo advierte, pero también nos recuerda que todo se convertirá al final en verdadero gozo y alegría para Siempre.

jueves, 9 de mayo de 2013

TRISTEZA Y GOZO

(Jn 16,16-20)


Esa es la batalla de nuestra vida en su paso por este mundo, "días de vino y rosas", como diría el título de esa película protagonizada por Jack Lemmon, pero con la esperanza, en Xto. Jesús, de convertir esos días de vino (felicidad aparente) en días de gozo y felicidad verdadera y eterna que borrarán toda tristeza y sufrimiento.

Estaremos un tiempo, poco tiempo, el que dura nuestra vida, con la sensación de estar solo, de no ver al Señor, pero solo sensación, porque el Señor se ha quedado con nosotros bajo las especies de pan y vino en la Eucaristía. Claro que se nos exige tener fe, tener confianza y confiar, valga la redundancia, en Él, y esa es la prueba, la cruz de nuestra vida: soportar con paciencia, con fe y esperanza todas las tristezas y sufrimientos que la vida nos depara. 

Pero sin recurrir a medios artificiales, a añadidos aparentes que ocultan y esconden bajo aparente y falsa felicidad la oferta engañosa de este mundo. Por eso, Jesús, nuestro Señor, que nunca miente y todo lo cumple, nos responde dándonos la esperanza que todos buscamos: «¿Andáis preguntándoos acerca de lo que he dicho: ‘Dentro de poco no me veréis y dentro de otro poco me volveréis a ver?’. En verdad, en verdad os digo que lloraréis y os lamentaréis, y el mundo se alegrará. Estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en gozo».

miércoles, 8 de mayo de 2013

NOS GUIARÁ HASTA LA VERDAD COMPLETA

(Jn 16,12-15)

El Defensor, el Espíritu Santo, ha sido enviado para guiarnos hasta la plenitud de la Verdad. Por eso, la Iglesia, fundada por nuestro Señor Jesús, ha sido guiada por el Espíritu Santo desde la ascensión del Señor. El próximo domingo celebramos esa promesa: «Mucho tengo todavía que deciros, pero ahora no podéis con ello. Cuando venga Él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad completa; pues no hablará por su cuenta, sino que hablará lo que oiga, y os anunciará lo que ha de venir. Él me dará gloria, porque recibirá de lo mío y os lo anunciará a vosotros. Todo lo que tiene el Padre es mío. Por eso he dicho: Recibirá de lo mío y os lo anunciará a vosotros».

Y ese es el gran milagro, la perseverancia, la unidad y la existencia de la Iglesia en el camino peregrinante hacia la Verdad plena por el Espíritu Santo. Muchos peligros, muchas batallas, muchas disecciones internas, separaciones y traiciones que no han podido derrumbarla. La Iglesia sigue en pie, viva, firme y con paso firme en el Espíritu Santo.
Sí, es verdad que hay enemistades, ambiciones, malos testimonios y luchas que tienden a derrumbarla, pero a pesar de ello, la Iglesia sigue viva y unidad en su estructura jerárquica fundamental. Cristo vive en ella, y el Espíritu Santo enviado por el Padre la guía por el camino de la Verdad. Los poderes del infierno no prevalecerán contra ella.

martes, 7 de mayo de 2013

NOS ENVIA UN DEFENSOR

(Jn 16,5-11)


Nos dice nuestro Señor Jesús que conviene que se vaya, pues de esa forma vendrá a nosotros el Paráclito, que nos defenderá y asistirá en nuestro camino hacia la Casa del Padre. Es verdad que sin el Señor estamos perdidos, por eso, los apóstoles y discípulos estaban tristes. El camino sin Jesús no se puede superar.

Nuestra naturaleza está tocada por el príncipe de este mundo, y sin el Señor estamos atrapados en sus manos. La tristeza de los apóstoles y discípulos era lógica. Por eso, Jesús nos anima y nos aclara que conviene su marcha, su ascensión al Padre, porque solo de esa manera será enviado el Paráclito, que nos defenderá contra todo mal, y nos asistirá en el duro camino de nuestro peregrinar a la Casa del Padre.

Hemos triunfado, porque el príncipe de este mundo ha sido vencido por la Resurrección de Jesús. El Señor nos ha liberado y ahora con la defensa del Espíritu Santo nuestro camino, por duro y difícil que sea, será superado.

Demos gracias al Padre que, en nombre del Hijo, nos ha enviado al Defensor que nos señalará el camino por donde hemos de dirigirnos para alcanzar la Casa del Padre. Él nos enseñará y recordará todo aquello que Jesús nos enseñó, y nos dará la fortaleza, la sabiduría, el entendimiento, los consejos y todo lo que necesitaremos para cumplir la Voluntad del Padre. Amén.

lunes, 6 de mayo de 2013

CON EL DEFENSOR NO HAY NADA QUE TEMER

(Jn 15,26—16,4)


Esa es la misión del Paráclito: la de defendernos, fortalecernos, enseñarnos, recordarnos y acompañarnos en el duro camino que significa ascender con Jesús hacia la cruz de nuestra propia vida. Porque caminar al lado de Jesús nos implica a vivir a su estilo, y su estilo es simplemente amar a todos hasta entregar su vida si fuese necesario.

En Él se dio esa circunstancia, fue condenado y asesinado en una muerte de cruz por el rechazo de los hombres a creerle el verdadero y único Hijo de Dios, y en muchos de los que le han seguido ocurrió y ocurre lo mismo. Y en todos hay un denominador común: sufrirán la burla, el escarnio, las ofensas, persecuciones, rechazos...etc.

Pero no vamos solos, el Defensor nos acompaña y nos dará en cada momento las fuerzas y la valentía que necesitamos para superar las pruebas. Bien sabe Jesús de nuestras debilidades, miedos y temores. Por eso, nos lo dice y advierte para que no desesperemos ni defallezcamos. Él volverá, y nos prepara un lugar junto al Padre. A pesar de nuestra cruz, no perdamos la esperanza porque el Defensor nos protege y nos asiste para que, ocurra lo que ocurra, nuestro final sea glorioso junto al Padre.


domingo, 5 de mayo de 2013

QUIEN CUMPLE, ES QUE AMA


(Jn 14,23-29)

No hablamos del cumplir en apariencias y para que lo vean, que luego queda al descubierto por sus obras, sino del que cumple y vive la palabra haciéndola vida en su diaria vida y llevándola hasta sus últimas consecuencias. No se hace difícil descubrirlo porque la verdad sale a la luz y la mentira y apariencias quedan descubiertas aun se escondan debajo de la mesa.

Jesús nos dice: Si alguno me ama, guardará mi Palabra, y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada en él. Porque el amor, si es verdadero, no tiene otro camino sino que el de seguir al amado y seguirle es vivir a su estilo y en su verdad. Por eso, por sus obras quedará todo testimoniado.

Ese es el camino, pero no un camino para recorrerlo solo, sino bien acompañado, porque el Paráclito, el Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi nombre, os lo enseñará todo y os recordará todo lo que yo os he dicho. Por lo tanto, confiados en la Palabra del Señor, no tengamos miedo, sino confianza y esperanza de que vamos muy bien acompañados y unidos en Iglesia. 

Habrá dificultades, pero no dejaremos de caminar hasta alcanzar la Casa del Padre, porque el Señor volverá para eso, para abrirnos y acompañarnos hasta el Padre. Amén.