lunes, 19 de julio de 2021

¿MIEDO A LA VERDAD?

Mt 12,38-42

En el fondo de nuestro corazón se esconde el miedo. Miedo a la verdad que nos descubra y perdamos nuestras privilegiadas situaciones. Miedo a reconocer nuestra dependencia de los demás y la necesidad que tenemos los unos de los otros. Miedo al amor y la fraternidad que desnuden nuestros egoísmos, intereses y comodidades. Miedos a todo aquellos que nos iguala y nos pide justicia y misericordia. Miedo a Jesús, que nos descubre nuestros egoísmos escondidos en mentiras y leyes injustas y abusivas.

Y, como aquellos escribas y fariseos, también los escribas y fariseos de hoy exigimos a Jesús pruebas y milagros que nos saquen de duda; que nos compense dejar nuestros privilegios y acomodadas situaciones para aceptar su Palabra. Algo así como si de un negocio se tratara. Tú nos convence con algún prodigio extraordinario que nos asombre, y nosotros cambiamos. Porque, no se trata de fe, sino de miedo a perder lo que tenemos. De cualquier manera, es una fe encubierta, soterrada que no incita a cambiar. Es posible que crea, o al menos no lo niegue, pero, esa fe no arranca ni me compromete.

¿En qué lugar estamos nosotros? Esa es la pregunta que debemos hacernos. ¿Estamos con los que exigen y piden signos, o con los que creen y se fían de la Palabra de Jesús? ¿Somos de los que creemos que Jesús padeció, murió en la Cruz y Resucitó al tercer día, o de los que estamos todavía regateando y discutiendo su Palabra? Ahí está su Palabra, el testimonio de los apóstoles y la Iglesia que continúan anunciando esa Buena Noticia de salvación. Ahora nos toca a nosotros responder. Tú tienes la palabra.

domingo, 18 de julio de 2021

LEYES Y MÉTODOS

Mc 6,30-34

No es cuestión de leyes ni de métodos, ni siquiera de estructuras. Tampoco consiste en prácticas ni cumplimientos. Es cosa del corazón. Se es o no se es, porque, si se es, se hace. Y si se hace es porque se es.

¿Cuál es entonces la cuestión? Simplemente, tener un encuentro real, verdadero y sincero con Jesús. Un encuentro que llegue al centro de tu corazón y, como resultado, se produzca la conversión. Una conversión, que no tiene que ser un fogonazo como sucedió con Pablo de Tarso, sino un camino progresivo y ascendente en aras de irte comprometiendo con su Palabra y cambiando el rumbo de tu vida.

Se trata de la bondad de tu corazón. Si tu corazón ama, también será compasivo y misericordioso. Y un corazón así reunirá y guiará a las ovejas dispersas y desorientadas. Por eso, más que leyes necesitamos convertir y transformar nuestro corazón - conversión - en un corazón como el de Jesús. Precisamente, eso fue lo que hizo Jesús con sus apóstoles transmitirles al Amor de su Padre a través de su relación, sus enseñanzas y su propia Vida. Señalarles el Camino, la Verdad y la Vida.

Un corazón bondadoso y misericordioso como el de Jesús que nos mueve a la compasión de aquellos que andan desorientados, dispersos y sin rumbo y que buscan, desesperadamente, un buen pastor que los reúna, les guíe y les dé verdadero sentido a sus vidas. También, ahora nos toca a nosotros, injertados en Xto. Jesús, responder a esa misión de cuidar, guiar y reunir a las personas hacia un verdadero y real encuentro con Jesús, nuestro y único verdadero Pastor.

sábado, 17 de julio de 2021

EL PELIGRO DE LA VERDAD

 

La experiencia nos dice que vivir y decir la verdad acarrea problemas. ¿Por qué? Porque hay muchos que prefieren la mentira a fin de conseguir sus intereses y pasar por encima de los derechos de otros, sobre todo de los más débiles, pequeños y pobres. Así vemos como a lo largo de la historia se han vulnerados derechos y cometidos injusticias con el mismo resultado, siempre las mismas víctimas, los pobres, indefensos y excluidos.

Y Jesús, que se empeña - y a eso ha venido - en defenderlos y poner al descubierto sus derechos y dignidad como personas, es perseguido y amenazado de muerte. Desde ese momento, su presencia planea ya el madero de la cruz. Su Vida está cuestionado porque su Buena Noticia descubre la Verdad y deja al descubierto las mentiras y engaños. Jesús se identifica con la Verdad. La verdad que enaltece a la persona humana y le da la dignidad mayor, la de ser hijo de Dios.

Y eso significa que todos somos iguales y tenemos el derecho a ser tratados con dignidad, con respeto, en verdad y justicia. Jesús es el primero que lo anuncia y lo pone en práctica con su Vida y Palabra. Luego, con el tiempo, muchos otros se auto arrogan ser los defensores de esos derechos. Él es el Camino, la Verdad y la Vida, y solo los que le siguen, en su Nombre, pueden anunciar esos derechos y dignidad del hombre.

La expresión más grande e irrechazable del amor es entregar tu vida por la verdad. Una vida que no necesita defensa sin amor. Y, quieras o no, el amor será el triunfador. Hoy, después de más de dos mil años, el amor sigue emergiendo, y a pesar de que aparentemente parece fracasar, sigue en alza. Porque, solo amar salva a la persona humana.

viernes, 16 de julio de 2021

PONERSE EN EL LUGAR DEL OTRO

 

No cabe duda que cuando haces el ejercicio de ponerte en el lugar del otro se enciende una luz en tu corazón y, ¿qué sucede? Pues, simplemente, comprendes mejor su actuación y experimentas misericordia. Es eso lo que Jesús nos transmite cuando nos dice: ... Pues yo os digo que hay aquí algo mayor que el Templo. Si hubieseis comprendido lo que significa aquello de: ‘Misericordia quiero y no sacrificio’, no condenaríais a los que no tienen culpa. Porque el Hijo del hombre es señor del sábado. 

Jesús nos transmite que lo verdaderamente importante es situarte en el lugar del que piensas que está cometiendo un delito o incumplimiento de la ley. Y si lo haces experimentas comprensión y misericordia. Precisamente, el Evangelio de hoy nos narra el hecho del incumplimiento de la ley del sábado por los apóstoles cuando, sintiendo hambre, arrancan las espigas del campo por donde pasaban y sacian su hambre y sed.

¿Has sentido tú hambre alguna vez? Si lo experimentamos - por ejemplo con algún ayuno - comprenderemos mejor lo que queremos significar con un juicio misericordioso. Es posible que muchas veces tengamos nosotros hambre y sed de muchas cosas. Será bueno discernir si son necesarias y buenas, o si no lo son. Porque, todo lo que hagamos debe estar en función y bien del hombre, y a veces hay leyes - sábado - que no van en ese sentido.

jueves, 15 de julio de 2021

CARGA SUAVE Y LIGERA

 

Es evidente que la vida es dura y, en muchos momentos, casi insoportable. Pero, también hay momentos de descanso, de paz y hasta de gozo y felicidad. Sin embargo, la experiencia es que, injertados en el Señor, el dolor y sufrimiento se aligera y suaviza aunque el dolor siga estando presente.

No hay engaño, seguir a Jesús es un camino de cruz que, el mismo, nos lo ha dicho repetidas veces, y fue el primero en sufrirlo y padecerlo. También nos dijo que el discípulo no es más que el maestro significándonos que también nos toca a nosotros padecer nuestra propia cruz.

Seguir a Jesus es tomar conciencia de que la lucha está dentro de nosotros. Luchamos contra nosotros mismos en el esfuerzo de vencer nuestras propias pasiones y apetitos que nos inducen a hacer nuestra voluntad y no la de nuestro Padre Dios. Seguir a Jesús es esforzarnos en amarnos de verdad buscando nuestro bien, que no se trata de satisfacer nuestros apetitos y pasiones egoístamente, sino gastarnos - por amor - para el bien de los demás.

Y todo - el motor - y la razón de ese seguimiento, el Amor. Pues, por verdadero Amor nuestro Padre Dios nos ha creado y, por Amor, ns quiere dar esa felicidad y gozo eterno que buscamos. Y con y por Amor, nuestra cruz se hace más suave y ligera.

miércoles, 14 de julio de 2021

HUMILDAD Y SENCILLEZ

 

Es evidente que la arrogancia, la soberbia y prepotencia cierran la puerta de tu corazón y le impiden abrirse a la Verdad, al Camino y a la Vida. Solo Jesús puede llenar tu corazón de una Verdad que da pleno sentido a tu vida. Porque, has sido puesto - creado -  en esta vida para ser feliz, y es obvio y claro que esa felicidad que busca no se haya en el camino de este mundo.

Tú, igual que todos, buscamos una felicidad que nos llene plenamente y que sea eterna. En un mundo caduco esa felicidad no se puede dar. Eso sí, este mundo será un camino y un paso que nos puede llevar a ella. Pero, para ello hay que esforzarse en ser humildes y sencillos. Porque, la humildad y la sencillez nos descubren que todo está sujeto al Poder de Dios. Y nada hay por encima de Él.

Pero, este mundo se cree capaz de valerse por sí mismo, e incluso capaz de revelarse contra Dios. Un mundo que no cree en el amor y menos en la debilidad y en la humildad. Un mundo que rechaza a Jesús porque, a pesar de que se admira de lo que dice y no lo puede negar, no entiende que sea el hijo de un humilde carpintero y de una joven madre sin relevancia ni grandeza. Y es que para ellos la grandeza está en el poder. 

Por eso, vernos y mirarnos entre los que, al menos queremos caminar por el camino de la humildad y sencillez nos llena de alegría y no inunda de gozo y paz. Tú, Señor, eres realmente nuestro Camino, nuestra Verdad y nuestra Vida.

martes, 13 de julio de 2021

DURAS PALABRAS

Mt 11,20-24

Es para echarse a temblar. Las Palabras que Jesús pronuncia hoy a las ciudades donde había realizado la mayoría de sus milagros nos deben ponen los pelos de punta. Y digo, "nos deben poner los pelos de punta" porque contradictoriamente no ocurre así. Muchos ni siquiera las conocen porque hacen oídos sordos a oírlas; otros, las oyen, pero no las escuchan, y, otros, quizás los más, son indiferentes a sus Palabras. Las oyen, pero no las dejan entrar en sus corazones.

¿En qué lugar estamos nosotros? Porque, esas Palabras de Jesús son duras y dan - si las miramos interiormente y seriamente - miedo. Sobre todo, a aquellos que se toman en serio esas Palabras del Señor. No sucedió así con Corozaín, Betsaida y Cafarnaúm y las Palabras que Jesús les dijo son terribles: « ¡Ay de ti, Corozaín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que se han hecho en vosotras, tiempo ha que en sayal y ceniza se habrían convertido. Por eso os digo que... (Mt 11, 20-24).

La cuestión es que esas mismas Palabras de Jesús tendremos que aplicárnosla a nosotros. Porque, también a nosotros han sido dirigidas esas mismas Palabras. ¿Acaso no se nos han anunciado a nosotros todo lo que hizo Jesús? ¿Y no tenemos nosotros incluso más ventaja que sabemos y conocemos por testigos directos de su Resurrección? Por tanto, no pensemos que fueron esas ciudades solamente, sino que también a nosotros nos atañen esas Palabras de Jesús.

Preguntémonos: ¿Respondo yo a ese anuncio de la Buena Noticia? ¿Trato de convertirme cada día más en el esfuerzo de vivir - encarnándome en ella - desde la Palabra, la Voluntad y la acción del Espíritu Santo? ¿Cómo voy respondiendo y cómo voy planteando mi vida? ¿Quién ocupa el centro de mi vida?