sábado, 14 de octubre de 2023

EL GOZO DE SABER QUE HAS HECHO BIEN

El otro día le dije a un amigo que hemos sido creados, no para morir sino para vivir eternamente. Ahora, la diferencia está en cómo viviremos esa eternidad. Porque, dependiendo de nuestra manera de vivir el amor que realmente sentimos en lo más profundo de nuestras entraña, será también el gozo de nuestra vida eterna. No en vano san Juan de la Cruz nos dice que al final de nuestra vida seremos juzgado del amor.

Es decir, no nos van a preguntar por nuestra cantidad de misas, ni de oraciones y novenas, ni de nuestras exposiciones del Santísimo. Solo nos preguntarán por nuestro amor en relación con los que lo han necesitado en el camino y transcurso de nuestra vida.

Me sorprendió gratamente su respuesta cuando me dijo:

—Experimento gozo y alegría cuando siento que he hecho algo bueno por el bien de otro.

—Evidentemente, le respondí: Esa es la prueba de que la felicidad, nuestra felicidad, se esconde en el amor. Porque, cuando amamos, sintámoslo o no, buscamos siempre el bien del otro. Y si amamos seremos felices ya desde ahora y más plena y eternamente cuando estemos frente al Señor.

Es evidente que el vínculo materno entre una madre y un hijo es algo muy fuerte. Sin embargo, Jesús no lo rechaza sino que lo pospone a ese otro vínculo del amor. El amor nos hace hermanos en Xto. Jesús y nos une fuertemente hasta el punto de darnos esa felicidad que muchas veces buscamos en otros lugares.

La verdadera felicidad y dicha no consiste en sentir la presencia de Jesús sino en escuchar y cumplir su Palabra. Solo amas cuando vives ese amor dentro de tus posibilidades y cumpliendo la Voluntad del Padre. Y en eso María, nuestra Madre, es modelo a imitar.

viernes, 13 de octubre de 2023

LA DIVISIÓN DESTRUYE

La realidad de la existencia del demonio la describe claramente el Señor. Hay muchos hombres endemoniados que viven recreándose en hacer el mal. Jesús en muchas ocasiones libra a muchos del demonio. El Evangelio de hoy es una muestra de ello: (Lc 11,15-26): En aquel tiempo, después de que Jesús hubo expulsado un demonio, algunos dijeron: «Por Beelzebul, Príncipe de los demonios, expulsa los demonios». Otros, para ponerle …

Igual que puedes creer en la Palabra de Jesús o no, también, dependiendo de ello, puedes creer en la existencia del demonio o no. Lo que si no puedes negar en la existencia del mal.

Hay muchas personas que viven para hacer el mal. Son egoístas y anteponen su felicidad y egoísmos ante todo, incluso no vacilan en hacer el mal y aliarse con cualquiera para conseguir sus propósito. Precisamente, en nuestro país, vivimos ahora momentos donde la presencia del mal está muy presente en nuestros gobernantes. Se atenta contra la vida, se toma como derechos el aborto y la eutanasia, se legislan incumpliendo la verdad y la justicia…etc. ¿No es esto presencia del demonio?

Caminamos por arenas movedizas y corremos el peligro de hundirnos en la perversión y el mal. Necesitamos estar vigilantes y atentos a estas y otras seducciones que nos prometen un mundo feliz pero ficticio y engañoso. Solo en Dios, nuestro Padre Misericordioso está esa felicidad que buscamos. Y solo en Él seremos eternamente felices. Caminemos injertados en el Espíritu Santo para sortear con fortaleza y firmeza todos esos peligros con que el demonio nos tienta.

jueves, 12 de octubre de 2023

VÍNCULOS RENOVADOS EN UNA NUEVA FRATERNIDAD

Los vínculos de sangre siempre están ahí uniéndonos por ese «ADN» genético que nos relaciona y une como hermanos o familia. Sin embargo, desde el principio estamos unidos más fuertemente con el Vínculo fraterno espiritual, materializado en el bautismo, que nos da esa Dignidad de ser hijos de Dios y, en consecuencia, hermanos en Xto. Jesús, nuestro Hermano mayor.

María, la Madre de Dios, vivió en esa línea de espiritualidad y de renovación hasta el punto de irse viendo como Madre, pero también como Hermana por la Gracia de Dios, de todos aquellos que a su vera iban construyendo ese camino eclesial según las instrucciones y mandatos de su Hijo, nuestro Señor.

Las palabras de Jesús en este pasaje evangélico de hoy nos descubre y nos revela esa otra y nueva dimensión de la fraternidad que nos une al seguir y vivir en la Voluntad de nuestro Señor Jesús:  Lucas 11, 27-28 Sucedió que, estando él diciendo estas cosas, alzó la voz una mujer de entre la gente, y dijo: «¡Dichoso el seno que te llevó y los pechos que te criaron!» Pero Él dijo: «Dichosos más bien los que oyen la Palabra de Dios y la guardan».

Y, María, su Madre recoge el testigo y es la primera que vive y cumple su Palabra. María es Madre y Hermana porque oye su Palabra y la lleva a su Vida cumpliéndola según la Voluntad de Dios. Ella es la primera, la que confía pacientemente y la que no desfallece. Se sostiene firme hasta el extremo de permanecer fiel al pie de la Cruz. María, Madre y Hermana, enséñanos a permanecer fieles y firmes hasta el último momento de nuestra vida y cruz.

miércoles, 11 de octubre de 2023

TODO EN ÉL VIENE DE SU RELACIÓN CON EL PADRE

La enseñanza de Jesús, esa Buena Noticia que nos trasmite nos la da tal u como Él la recibe del Padre. Jesús, el Hijo, nos enseña todo lo que recibe de su Padre. De la misma manera, también nosotros, debemos transmitir y enseñar todo lo que recibimos de Él.

Jesús, el Señor, nos ha anunciado el Amor Misericordioso de su Padre y sus deseos de liberarnos de la esclavitud del pecado y la condenación. Jesús nos anuncia de que el Padre, también nuestro Padre, quiere que seamos todos felices para la eternidad y, por medio de Él, el Hijo, quiere señalarnos el Camino, la Verdad y la Vida.

Jesús nos enseña a relacionarnos con el Padre y nos ha dejado una oración que resume y orienta nuestra relación con nuestro Padre: «Cuando oréis, decid: Padre, santificado sea tu Nombre, venga tu Reino, danos cada día nuestro pan cotidiano, y perdónanos nuestros pecados porque también nosotros perdonamos a todo el que nos debe, y no nos dejes caer en tentación».

Nuestro Padre es un Padre que se cuida de nosotros, nos regala y ofrece su Reino. Un Reino de paz, de felicidad eterna y gozo. Nos da todo lo necesario para llegar hasta Él. Nos perdona todas nuestras debilidades y pecados en la misma medida que nosotros perdonamos a los demás. Y nos libera de caer en los peligros y tentaciones que el Maligno nos prepara.

Será, por tanto, muy necesario estar en íntima relación con el Señor y vivir de acuerdo con sus enseñanzas. Enseñanzas que Él ha recibido de su Padre. Por tanto, nuestro camino es vivir de acuerdo con lo que Jesús, el Hijo, nos ha enseñado de su Padre. Su Palabra, derramada en los Evangelios, es Palabra de Dios Padre. 

martes, 10 de octubre de 2023

SOLO DIOS BASTA

Nuestra relación con Dios no se basa en ser hiperactivos y hacer muchas cosas espectaculares o de gran importancia. La cuestión no es hacer sino ser. Y ser en la dimensión de la fe y en la confianza de que Dios es un Padre de Bondad, de Verdad, de Misericordia y de Amor.

Permaneciendo en Él estamos en el Camino, la Verdad y la Vida porque, Él es realmente eso: Camino, Verdad y Vida. Solo Dios basta y injertados en Él daremos los frutos, no los nuestros, sino los que Él espera y ha pensado que demos.

Por tanto, estar y creer en Él no consiste en hacer ni grandes ni pequeñas cosas. Consiste en vivir desde su Palabra hasta nuestra humilde vida, llenándola de su Gracia y de su Amor Misericordioso. Consiste en escoger la mejor parte que consiste en poner nuestra vida y obras en sus Manos. En Él todo se andará, ya sea doloroso o gozoso, por el mejor y más conveniente camino.

En Él todo se vive y se soporta mejor llenándolo de paciencia, de humildad, de esperanza y de gozo. Porque, sabemos que aquí la cruz tiene un tiempo y un límite marcado y señalado por nuestras capacidades y resistencias humanas para luego, renovados por el Espíritu a vivir eternamente como hombres nuevos por la Gracia de Dios.

Es evidente que construida nuestra vida sobre esa roca de la fe y de la esperanza, queda fortalecida permaneciendo en el Señor y sostenida en la paciencia, la humildad, la templanza, el sosiego y la serenidad que nos llena de paz para soportar todos los avatares y circunstancia de cruz que nuestra propia vida nos depare. En y con Él todo es pleno. Solo Él basta.

lunes, 9 de octubre de 2023

COMPASIÓN Y MISERICORDIA

Todas tus acciones te deben llevar a ser compasivo y misericordioso con los demás por el Amor de Dios que así y de esa forma lo es contigo. La parábola del buen samaritano nos presenta la forma de la que Dios es y actúa con cada una de sus criaturas. Dios es compasivo y misericordioso con todos sus hijos, sin condiciones de ninguna clase.

Amar es la consigna y el núcleo de nuestra fe. Si crees, tienes que amar. Y si amas debes socorrer al necesitado, sea tu amigo o enemigo. Porque, el amor es el arma que trae la paz y vence toda soberbia y odio. Así nos lo presenta Jesús, no solo de Palabra sino con su Vida entregada en la Cruz. Una Cruz que significa desde entonces, la victoria del bien, la verdad y la justicia sobre el mal.

De nada sirve amar al Señor y manifestarlo en signos y actos de piedad, si ese amor expresado en los actos litúrgicos no se concreta de actos de amor en los hermanos, sobre todo en los más débiles. Un amor que se queda en palabras y liturgia sin llegar a comprometerse en la materialidad de la vida diaria en los que sufren y padecen es un amor descafeinado y en sintonía con el sacerdote y levita de la parábola.

El amor se hace verdadero amor cuando se encarna en la vida y se transparenta en el ambiente familiar de tu vida; en el ambiente social de tu trabajo; en el ambiente de relación y amistad en tu círculo de amigos, en la parroquia, en la calle…etc. En cada lugar que tu corazón respire debe expulsar ese halito de amor sintonizado desde y con nuestro Señor. Porque, de Él nos viene la Gracia de ser compasivos y misericordiosos.

domingo, 8 de octubre de 2023

UNA AUTORIDAD COMO SERVICIO PARA SERVIR A LOS DEMÁS, SOBRE TODO A LOS MÁS NECESITADOS.

Posiblemente hayamos oído esta parábola varias veces. Dependerá de tu actitud de seguir a diario el Evangelio de cada día. En mi caso la he oído muchas veces y cada vez, en la medida que trato de escucharla y abrirme a ella, mi corazón queda impregnado del deseo y la actitud de servir.

Pienso que cada uno de nosotros somos una viña, singular y personal para el Señor. Él ha plantado la semilla de su Palabra en cada uno de nuestros corazones y nos ha dejado libres para que la cultivemos, abonemos y demos frutos. Frutos que derramaremos sobre los demás, de manera especial en los más necesitados. Frutos que presentaremos al Señor cuando llegue el momento de presentarnos ante Él.

Ahora, ¿cómo va nuestra vida? ¿Cuál es la cosecha que vamos consiguiendo y preparando para cuando el Señor nos la pida? ¿Y qué clase de frutos vamos cosechando? Dar respuesta a estas preguntas ira describiendo nuestra actitud, nuestro camino y nuestra fidelidad a esa misión que el Señor nos encargó como administradores de esa viña que el Señor nos confío.

Y todos sabemos que frutos vamos cultivando, cosechando y recogiendo con la buena intención de ofrecérselos. Será bueno y necesario estar en esa labor y, para ello, unidos al Espíritu Santo, para que nuestros frutos sean del agrado de nuestro Señor.