domingo, 26 de febrero de 2023

BUSCA TUS RESPUESTAS EN TUS PROPIOS DESIERTOS

Los interrogantes surgen en los momentos de riesgos, de desiertos y de confrontaciones. La vida se complica cuando demanda respuestas que exigen tomar decisiones. Y el desierto es el lugar donde realmente hay y tienes que tomarlas.

Jesús pasó por el desierto y no se atrevió a ir solo. Se puso en manos del Espíritu de Santo y se dejó guiar por Él. Sabía el por qué de su encarnación en Naturaleza humana y la misión que su Padre le había encargado. Sabía que, asumida su naturaleza humana como la de cualquier hombre, su experiencia y sus circunstancias tendrían que someterse a esa naturaleza humana. Aún sin pecado, asumió el pecado de todos y vivió la experiencia de su propio desierto.

Y a cada uno de nosotros, a pesar de que muchos querrán esconderse, les sucederá lo mismo. Tendrán sus propias experiencias de desierto y los momentos de tomar decisiones que serán fundamentales para alcanzar lo que buscan. Porque, todos buscamos lo mismo: felicidad eterna. El desierto, pues, marcará el camino hacia la salvación o la perdición. Tienes la oportunidad de elegir entre la vida o la muerte y el desierto te dará esa oportunidad de elegir.

Tratar de arreglarte por ti mismo y discernir sobre lo que está bien o mal – árbol del bien y del mal – es la equivocación y tontería más grande que puedas hacer. El hombre siempre será imperfecto y sus decisiones siempre estarán sometidas al error y la imperfección. Tus pasos por tus propios desiertos siempre serán torpes, erróneos e imperfectos. Solo acompañado y en manos del Espíritu Santo podrás salir victorioso y elegir el camino correcto que te ayude a salir del desierto. ¡Piénsatelo! Tú tienes la palabra.

sábado, 25 de febrero de 2023

UNA INVITACIÓN OFRECIDA PARA PROPICIAR EL CAMBIO

Lc 5, 27-32

La intención de Jesús es otra de la que a primera vista se ve. Los escribas y fariseos no ven más allá. Se refugian en su razón, que aparentemente la tienen. ¿Cómo se puede aceptar una invitación sufragada con dinero sucio y robado a sus propios compatriotas? No parece ético ni con sentido.

Sin embargo, su cerrazón y su resentimientos no les dejan ver lo que hay más allá de la posibilidad del cambió, de la misericordia y el amor. Ese momento vale un gran Tesoro y toda una eternidad plena de gozo y felicidad. Porque, ese encuentro propició el cambio de vida de Leví – Mateo – que le señaló el camino de conversión y salvación. Esas son las circunstancias de los hechos que hoy nos habla el Evangelio.

Sin embargo, tomando la ocasión y reflexión de ese pasaje lo que verdaderamente nos importa es verme yo y mirarme yo. En lugar de Leví, estoy yo, y Jesús se me acerca y me dice: «Sígueme» ¿Cuál es mi respuesta? Y no pienses que es un supuesto hipotético o imaginativo. ¡No!, es la realidad. Jesús nos llama a cada uno de nosotros como hizo con Leví. Ahora, somos cada uno de nosotros los que debemos decidir cómo le respondemos. Posiblemente nuestra vida hasta ahora nos irá descubriendo cuál ha sido nuestra respuesta. Simplemente nosotros solo tendremos que mirarla.

Ver si la tenemos que cambiar es la cuestión. Aunque, es cierto que siempre tendremos que irla mejorando. La respuesta al Señor solo depende de ti. Está en tu mano. Precisamente este tiempo de cuaresma te invita a la conversión y creer en el Evangelio.

viernes, 24 de febrero de 2023

ORACIÓN, AYUNO, LIMOSNA

Tres condiciones que no constituyen un objetivo ni una estrategia de equilibrio físico o filántropo. Se trata de observarnos y desde una relación con nuestro Padre Dios – oración – ir experimentando un dominio sobre nuestras apetencias, apegos y satisfacciones para vivir en el deseo y la actitud de amar cada día más y mejor.

Tanto el ayuno como el desprendimiento de la limosna nos exigen una disponibilidad y desapego de nuestras propias ambiciones y deseos que el mundo, en el que vivimos, nos ofrece y nos seduce. La lucha ha de ser constante porque la seducción está viva dentro de nosotros. La Cuaresma es precisamente tiempo para prepararnos en ese sentido. Ese es el objetivo, fortalecernos espiritualmente para ser lo que queremos ser, amor tal y como nos ha propuesto y enseñado Jesús.

Nos preparamos para esa Semana Grande y Santa donde vivimos la Pasión, muerte y Resurrección de nuestro Señor y en la que vemos como Él nos ha amado hasta el extremo de ofrecer y entregar su Vida en una muerte de cruz, por todos nosotros. Y queremos y deseamos vivir en esa actitud de desprendimiento, de servicio, de compartir y de ser cada día más amor como lo es nuestro Señor.

Por tanto, dispongámonos a vivir este tiempo cuaresmal de la mejor manera posible. No como un tiempo concreto que empieza y se acaba, sino como un tiempo permanente que se manifiesta y vive durante toda nuestra vida. Eso nos exigirá siempre estar cerca del Señor.

jueves, 23 de febrero de 2023

INVITADOS A SEGUIRLE LIBREMENTE CARGANDO CON NUESTRA CRUZ DE CADA DÍA

Lc 9, 22-25

Esa es la propuesta, toma tu cruz de cada día y sígueme. No hay otra ni otro camino. El camino al que invita Jesús es un camino con cruz. La cruz de la conversión de tu propio corazón; la cruz de vencer tu soberbia; la cruz de amar a tus amigos y enemigos; la cruz de buscar, día a día, la perfección en el amor y las diversas cruces que se irán cruzando cada día en tu camino siguiéndole. Porque, es Él el Camino, la Verdad y la Vida.

La historia está descubierta, son sus propias Palabras las que la revela: «El Hijo del hombre debe sufrir mucho, y ser reprobado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, ser matado y resucitar al tercer día». Esa es la cuestión y las circunstancias por las que también nosotros hemos de pasar. Seguirle es tomar el mismo camino. Es verdad y cierto que el nuestro será diferente en el contenido pero igual en la sustancia: cruz, dolor y amor.

Posiblemente todo será en la medida de nuestras fuerzas. Hemos dicho que el Señor no nos dará lo que no podamos soportar y asumir. Pero no nos libraremos de, por la Gracia de Dios, redimirnos de nuestros pecados aportando nuestro humilde y pequeño esfuerzo que Dios ha dejado para nuestra colaboración dándonos el don de la libertad. Eso pasa por tomar nuestra cruz y seguirle confiando y creyendo en su Palabra.

miércoles, 22 de febrero de 2023

CUARESMA, TIEMPO DE MEMORIA Y CONVERSIÓN

Es evidente que tenemos mala memoria. O que las cosas buenas se nos olvidan pronto. Sabemos lo que han hechos nuestros padres por nosotros, pero muy pronto nos olvidamos de nuestros deberes pero no tanto de nuestros derechos. No nos damos cuenta de que le exigimos mucho a nuestros padres cuando no tenemos derechos de exigirle nada. Nuestra memoria es muy frágil.

Lo mismo, aunque la diferencia es infinita, nos pasa con respecto a Dios. No somos capaces de recordar y mantener en vivo y presente las maravillas que Dios, nuestro Padre, ha hecho con nosotros. Es verdad que en algunos momentos  nos pasan cosas que no entendemos y que nos parece descuidos de nuestro Padre, pero no debemos olvidar nunca lo que nos tiene preparado, para los que creen en Él, después de esta travesía mundana.

La Cuaresma es un tiempo largo de reflexión que la Iglesia nos regala para que tengamos toda esta acción de nuestro Padre Dios presente en nuestra vida. Un tiempo de sosiego, de alejamiento de toda distracción que nos pueda apartar de esa toma de conciencia que nos pone en presencia de nuestro Padre y recordamos que nuestra vida ha estado, está y estará siempre en sus manos.
Dios nos salva y nos ha enviado a su Hijo para que escuchándole, creyendo en Él y siguiéndole encontremos el camino de salvación que nos regala para vivir plenamente en gozo y felicidad junto a Él. Y la Cuaresma es verdaderamente tiempo para darnos cuenta de eso. ¡aprovechémoslo!

martes, 21 de febrero de 2023

CONFUNDIDOS CON JESÚS

Mc 9, 30-37

Poco a poco el camino se complica y se oscurece. No entendemos lo que pretende Jesús. Mientras nosotros discutimos y aspiramos a los primeros puestos, a ser más importantes y alcanzar el éxito, Jesús nos propone otra cosa:  «Si uno quiere ser el primero, sea el último de todos y el servidor de todos».

Nos deja fuera de sentido, No entendemos como se puede ser feliz quedándote para el final en el esfuerzo de servir y amar hasta al que te quiere perjudicar. No entendemos como hay que aceptar el sufrimiento y como para ser primero hay que ser último. Todo está muy confuso y nos encontramos en las antípodas con respecto a lo que Jesús nos dice y enseña.

¿Qué hacer? ¿Cómo actuar? Indudablemente el camino no es el que el mundo nos propone sino el que está en las antípodas, tal y como decíamos antes. No se trata, de querer seguir a Jesús, de controlar nuestro destino, ni de esquivar el sufrimiento o desear alcanzar el éxito y ser el más importante. Se trata de buscar la gloria sirviendo, quedándose en último lugar por amor y para bien de los demás. Parece más un camino de perdedores y vencidos que de ganadores y triunfantes.

Y, por supuesto, esto trae desencantos y desilusiones. Las mismas que sufrieron y por las que pasaron los apóstoles y por las que estamos pasando nosotros. Esto no se termina hasta el final de nuestra vida. Es la cruz que se nos ha prometido y la perseverancia que se no exige. Tener fe y paciencia tal y como la tuvo el Señor con su Padre. En Él puso todas sus esperanzas hasta el último suspiro en la cruz. Tendremos nosotros, auxiliados y fortalecidos en el Espíritu, que hacer lo mismo. Tengamos fe.

lunes, 20 de febrero de 2023

¿CREEMOS REALMENTE EN EL PODER DE LA FE?

Jesús nos ha dicho que si tuviéramos fe moveríamos montañas. Es Palabra de Jesús. Ahora, ¿la creemos? Esa es la cuestión que tenemos que plantearnos y la reflexión que nos ofrece este Evangelio. Posiblemente, convergeremos en que nos falta mucha fe, más de la que creemos o sospechamos.

La primera apreciación es que la Palabra de Jesús, nuestro Señor e Hijo de Dios, se cumple y el nos ha dado, supuesta la fe, poder para expulsar los demonios y sanar enfermedades. Por lo tanto, tiene que cumplirse. Y de no hacerlo tenemos que pensar que es cuestión de falta de fe. 

Nos extraña ver a Jesús tenso y enfadado: ¡Generación incrédula! ¿Hasta cuándo estaré con ustedes? ¿Hasta cuándo los tendré que soportar? Son palabras que no dejan lugar a duda del enfado de Jesús. Y, en consecuencia, actúa liberando a ese niño del demonio. La conclusión es que también se nos ha dado a nosotros ese poder. Un poder que nace y se esconde desde la fe y la oración. Y eso no es cosa de aparentarlo, decirlo, sino creerlo. Y el Señor sabe realmente la medida de nuestra fe por mucho que queramos aparentar ante los demás.

Es evidente que nos parecemos muchos a los contemporáneos del tiempo de Jesús. Nos falta fe, al menos a mí, y esa es mi batalla, pedirla y pedirla cada día. Quizás mi camino sea ese, perseverar en pedirla y confiar que algún día la tendré. De momento, y esto es vivencia propia, mi lucha es a campo abierto con la amenaza de las seducciones y tentaciones que vienen del demonio, y mi fortaleza está puesta en mi Madre, la Virgen María, Madre de Dios y en el Señor. Con Él vencerá todas las acometidas con las que Satanás intenta seducirme y tentarme.