viernes, 24 de febrero de 2023

ORACIÓN, AYUNO, LIMOSNA

Tres condiciones que no constituyen un objetivo ni una estrategia de equilibrio físico o filántropo. Se trata de observarnos y desde una relación con nuestro Padre Dios – oración – ir experimentando un dominio sobre nuestras apetencias, apegos y satisfacciones para vivir en el deseo y la actitud de amar cada día más y mejor.

Tanto el ayuno como el desprendimiento de la limosna nos exigen una disponibilidad y desapego de nuestras propias ambiciones y deseos que el mundo, en el que vivimos, nos ofrece y nos seduce. La lucha ha de ser constante porque la seducción está viva dentro de nosotros. La Cuaresma es precisamente tiempo para prepararnos en ese sentido. Ese es el objetivo, fortalecernos espiritualmente para ser lo que queremos ser, amor tal y como nos ha propuesto y enseñado Jesús.

Nos preparamos para esa Semana Grande y Santa donde vivimos la Pasión, muerte y Resurrección de nuestro Señor y en la que vemos como Él nos ha amado hasta el extremo de ofrecer y entregar su Vida en una muerte de cruz, por todos nosotros. Y queremos y deseamos vivir en esa actitud de desprendimiento, de servicio, de compartir y de ser cada día más amor como lo es nuestro Señor.

Por tanto, dispongámonos a vivir este tiempo cuaresmal de la mejor manera posible. No como un tiempo concreto que empieza y se acaba, sino como un tiempo permanente que se manifiesta y vive durante toda nuestra vida. Eso nos exigirá siempre estar cerca del Señor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Compartir es esforzarnos en conocernos, y conociéndonos podemos querernos un poco más.

Tu comentario se hace importante y necesario.