domingo, 22 de diciembre de 2013

MARÍA ARRIESGÓ SU VIDA

(Mt 1,18-24)

María ofreció su vida al hacer la Voluntad de Dios. Nunca había contemplado su Fiat desde ese punto de vista. No sé por qué hoy me viene al pensamiento esa forma de verlo. Porque ella sabía que presentarse en cinta sin concurso de ningún varón era difícil, por no decir imposible, que José lo entendiera, y de denunciarla podría ser lapidada.

Tampoco había descubierto la bondad y amor de José, porque pensar en repudiar a la que consideraba que le había traicionado en secreto, descubre un gran amor. Experimento que cuando uno se siente engañado por cosas pequeñas, e incluso sin ser reales sino en el pensamiento propio, siente deseos de repudio, de alejamiento y de desprecio. Me pongo en el lugar de José.

¡Qué maravilla el amor! Lo soluciona todo, lo entiende todo y lo acepta todo, incluso el peligro de muerte. Así María descubre y transparenta su amor al Señor, y José su ciega fe y obediencia en María y en Ángel del Señor. Ambos son figuras y ejemplos para nuestro camino en el Señor.

Sólo una palabra: Gracias Dios mío por el Nacimiento de tu Hijo, y de la Familia que lo amamantó y lo educó.

sábado, 21 de diciembre de 2013

LA PALABRA DEL SEÑOR SE CUMPLE

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(Lc 1,39-45)


Hay muchas dudas y mucha gente que duda, y también muchos creyentes que dudan. La duda es una compañera de viaje que nos acompaña y acompañará toda nuestra vida. Sin lugar a duda, la duda es signo del pecador y necesaria para que el Médico sane a los enfermos de dicha enfermedad. Porque son los enfermos los necesitados de sanación.

La fe se planta como una semilla, semilla que sólo Dios posee, y crece poco a poco en la medida que es regada con el agua de la Gracia. María fue bañada en Gracia, por la Gracia de Dios, porque su corazón estaba expectante y bien abonado a fin de que la Semilla Divina fructificara en el Mesías Salvador, el Hijo de Dios hecho Hombre.

María no dudó en aceptar la Voluntad de Dios sin entenderla, y le entregó su corazón. Y es que la fe no se puede razonar a pesar de que hay mil razones para razonarla. Sin embargo, para entender que Dios se hizo hombre, sólo se puede creer sin más. Es un don de Dios y como tal no cabe en nuestra cabeza. Sólo su Gracia puede iluminarnos y darnos la capacidad de entenderlo.

María partió en servicio a casa de su prima Isabel. La Madre del Hijo de Dios, humilde y disponible, para servir. Y su prime Isabel es privilegiada al, llena del Espíritu Santo, proclamar y descubrir la Encarnación en el vientre de María. Juan el Bautista, en el vientre de su madre Isabel, acoge, salta de gozo y celebra la Concepción Divina del Hijo de Dios.

La fe, don de Dios, nos es revelado en María, en la visitación a su prima Isabel y en el salto, por obra del Espíritu Santo, de Juan el Bautista en el seno de su madre.

viernes, 20 de diciembre de 2013

TODO MUY SENCILLO PERO...


(Lc 1,26-38)

Todo muy sencillo. Como un cuento de hadas, pero no es así. Es el acontecimiento más grande que jamás haya existido. Porque por él hemos nacido a la verdadera Vida y a la eternidad. 

En unos instantes tu vida da un giro total y todo se cambia. Eres elegida para ser la Madre de Dios, ¿es eso posible? ¿Qué le digo a José con el que estoy desposado? La disyuntiva es tremenda y la elección no se razona, pues de razonarla tiene más tinte de no que de sí,

María es grande porque entrega su voluntad y acepta la Voluntad de Dios. María es grande porque por encima de sus proyectos y vida está Dios. María es grande porque se abaja, se humilla, se hace esclava, se somete y se entrega a la Voluntad de Dios. María, no sé si porque ya era así, o porque Dios la ha preparado para que fuese así, es la siempre Virgen y Madre del Dios hecho Hombre.

Pero, sin ninguna duda, María, con voluntad propia como tú y yo, se pone disponible voluntariamente para que el Espíritu realice el Misterio de la Encarnación. Y María da a luz a la Luz del mundo: El Niño Dios que nace para llenar el mundo de auténtica alegría y vida en abundancia.

¿Estás tú preparado para recibir al Niño Dios y abrirle tu corazón y disponibilidad como hizo María y también José? Es hora de reflexionarlo y meditarlo ante el acontecimiento de Belén.

jueves, 19 de diciembre de 2013

¿TENGO YO LA MENTE BIEN DISPUESTA?

(Lc 1,5-25)
 
Posiblemente, alguna vez hemos oído contar a alguien un sueño extraño o hemos presagiado algo que nos puede suceder. ¿Qué puede estar ocurriendo? ¿Acaso nos puede estar diciendo algo esos acontecimientos extraños o soñados? Sólo tú puedes darle respuesta, o puedes borrarlos de tu vida mirando para otro lado. Pero si es verdad que Dios nos habla de muchas formas y quizás nosotros no le escuchamos.

Algo así le ocurrió a Zacarías. Estaba sorprendido y confuso. No atinaba a comprender ni a creerse lo que el Ángel le decía, y sus dudas le marcaron dejándole mudo por un tiempo. Así quiso Dios demostrarle su vacilación y ayudarle a afirmar su fe.

¿Nos vemos reflejados? Yo al menos pienso que puede habernos ocurrido algo de esto. No sé lo planes del Señor, y mucho menos podré entenderlo, ¡pobre de mí!, pero si es verdad que oímos y soñamos cosas que pueden estar hablándonos de señales que Dios quiere que escuchemos o hagamos. Para Dios no hay nada imposible, y quiere que todos sus hijos se salven. Pues lo lógico será que nos vaya indicando sus caminos y lo que debemos hacer.

Sí, sabemos que la esencia de su Voluntad es amarnos, pero, ¿cómo y de qué forma? Tengamos los oídos atentos a escucharle, a hablarle (oración) y a confiar en Él, porque hay muchas maneras de amar y servir.

Quizás una sonrisa concreta a una determinada persona; quizás un servicio paciente y callado; quizás tu presencia cercana y frecuente; quizás tu comentario amoroso y solidario; quizás tu oración compartida y sentida...

miércoles, 18 de diciembre de 2013

EL SACRIFICIO DE JOSÉ

(Mt 1,18-24)

No cabe duda que José, el padre adoptivo de Jesús, tiene un gran papel en este Misterio que Dios ha preparado en el nacimiento de su Hijo. Encontrarse en cinta a su prometida sin haber estado junto es algo que te toca de lleno y te deja descolocado. Y más cuando estás terriblemente enamorado de tu futura esposa. 

Imaginar lo mal que lo pudo pasar José puede ayudarnos en nuestro camino empedrado, duro y lleno de dificultades en el esfuerzo de cada día de vivir en y según la Voluntad de Dios. Se hace difícil coincidir con esa Voluntad cuando lo que se nos presenta es algo contrario a lo que buscamos o estamos comprometidos. Y además, queremos. ¿Qué hacer entonces?

José hizo lo que haría cualquier personal, sorprenderse, apartarse y pensar en repudiarla. Ahora, procedió de la forma que no se suele proceder, aceptarla repudiar en secreto para no hacerle daño. Signos de un hombre bueno, comprensivo, misericordioso. Señal también de que la quería.

Pero José fue más lejos, avisado en sueño, no dudo de obedecer y aceptar a María. Sabia decisión que le ha convertido en San José, el Padre adoptivo de Jesús, y el esposo casto de María. Y es que los mandatos del Señor son lo mejor que podemos hacer, pues buscan nuestro bien y nuestra salvación. Pero por José y María, Jesús viene a este mundo y puede nacer entre y como nosotros, en un familia sencilla y bendecida por Dios.

Y con su nacimiento darnos la oportunidad de corresponderle a su regalo de Amor. Desde ahora, nuestra vida será la meta de empeñarnos en corresponderle al  Padre Dios de todo ese Infinito Amor que nos ha regalado.

martes, 17 de diciembre de 2013

UNA FAMILIA DETRÁS


(Mt 1,1-17)

Jesús viene al mundo casi en el anonimato. Se le anuncia a los que únicamente le necesitan, es decir, a los pobres, enfermos y necesitados. A los marginados y excluidos de la sociedad, aquellos que no cuentan para nada. Son los pastores, personas desechadas y tomadas como lo último en su época. En ese contexto, y obligado por las circunstancias del momento, Jesús se ve obligado a nacer en un pesebre.

Es la Luz que ilumina a todos, pero que solo los pobres buscan porque andan en la oscuridad de la noche y necesitados de calor. Los otros, los que se sienten cómodos y seguros al calor del mundo, no se dan por aludidos.

Si alguien, el más imaginario o creativo, llega a intuir quien era aquel Jesús le hubiese ofrecido su casa. Se hubiese hecho famoso y, posiblemente, alcanzado la salvación al estar muy cerca de ella. Esos hechos descubren el anonimato y sencillez del nacimiento del Niño Dios.

Y es que Jesús, como cualquier otro, procedía de una familia, de unos descendientes tan normales como la vida misma. Y en la que había de todo. Desde la fe y obediencia de Abrahan hasta el homicidio de David, la idolatría de Salomón o la prostitución (Rahab). No se esconde nada. Se descubre su grandeza, pero también se transparenta sus pecados. Una familia de un Dios que se hace Hombre como nosotros, con su familia y sus costumbres, pero que con su Divinidad limpia y santifica sus orígenes.

Un Dios cuya humildad nos libera y nos salva.

lunes, 16 de diciembre de 2013

LA VERDAD VENCE A LA MENTIRA

(Mt 21,23-27)


Jesús proclama la Verdad, porque el Amor sólo puede buscar la Verdad, pues de no ser así, no sería amor sino mentira. Y los sumos sacerdotes y ancianos del pueblo buscan su verdad, aquella que, a pesar de ser su verdad egoísta y mentirosa, les permita continuar mandando a sus anchas e intereses.

Porque cuando te buscas a ti estarás enfrente del otro, porque tus intereses, en muchas ocasiones, difieren de los del otro. El bien de todos exige que muchas veces tú renuncies a los tuyos, porque en la renuncia y el amor se esconden los intereses de los demás. Muchas renuncias hacen que el amor satisfaga los intereses de todos.

Y Jesús busca los intereses de todos. Por eso, renuncia a los suyos y se pone al servicio de los demás. Y cuando es preguntado con qué autoridad enseña, Él responde con otra pregunta que no pueden contestar porque no buscan la verdad. 

Sólo en la Verdad se encuentra respuesta para todo.