lunes, 6 de marzo de 2023

UN CAMINO DE MISERICORDIA

No tenemos otra misión que la de ser misericordiosos. Y, misericordiosos, en la medida que cuanto más recibamos, más demos y nos demos. Porque esa es la medida con la que seremos medidos al final de nuestra vida. El pasaje evangélico de hoy lunes termina con esas palabras: «pues con la medida con que midiereis se os medirá a vosotros».

Se trata pues de ser misericordioso como lo es nuestro Padre Dios con cada uno de sus hijos. Esa es la exhortación que Jesús nos hace en el Evangelio de hoy y por la que realmente somos salvados. Sin misericordia estamos perdidos porque no merecemos ser perdonados y solo por la Infinita Misericordia de Dios somos salvados.

Luego, ¿cómo si somos salvados por la Misericordia de Dios nos vamos nosotros a negar a perdonar a los que nos ofenden? ¿No nos damos cuenta de que tenemos que perdonar como Dios nos perdona? ¿No es eso lo que rezamos en el Padrenuestro? ¿Con qué cara podemos presentarnos delante de nuestro Padre pidiéndole su perdón si nosotros no perdonamos a los que nos han ofendido? Está claro que nuestro camino es un camino de misericordia.

Y digo camino porque no es fácil ser misericordioso. Es más, diría que imposible si pretendemos ser misericordioso a partir de nuestras fuerzas. Necesitamos la Gracia de Dios para, poco a poco, ir convirtiendo nuestro endurecido y egoísta corazón en un corazón suave, humilde, paciente, comprensivo, generoso y misericordioso. Y eso nos exige ir a su lado y nunca apartarnos de Él. Nuestra meta es ser misericordioso como lo es nuestra Padre Dios.

domingo, 5 de marzo de 2023

TABOR, MOMENTOS QUE NOS IMPULSAN A SEGUR EL CAMINO

Mt 17, 1-9

Hay momentos de gozo y de éxtasis. Muchos lo han experimentado pero, no por eso, se han estancado y parado en su camino. La santidad exige permanente lucha y camino y, subido al monte Tabor, tras el gozo de contemplar a Jesús y experimentar lo bien que se está junto a Él, hay que seguir la subida hacia Jerusalén.

También nosotros tenemos un Jerusalén al que subir y una plenitud a la que llegar. Se trata de dar el amor pleno que está en nuestra manos y en nuestra capacidad de amar. Esa es la misión, amar hasta el extremo de nuestras capacidades recibidas. Son los talentos que tenemos que negociar.

La experiencia del Tabor es una experiencia que necesitamos, no solo recordar, sino experimentar en muchos tramos de nuestro camino. Es la acción de sentirnos plenos, eufóricos, con ganas, entusiasmados y llenos de gozo, pero también el hecho de vencer esa tentación de sentirnos gozosos con el Señor y acomodarnos en su contemplación y compañía. Es necesario seguir el camino, complicarnos la vida, luchar contra la desgana, el dolor y sufrimiento. Vencer la tentación de quedarnos y estancarnos. Experimentar que tras el dolor se encuentra el gozo, y tras la muerte la plenitud eterna.

Nunca debemos perder el recuerdo del Tabor, porque ese es el lugar a donde nos dirigimos. Pedro, Santiago y Juan lo experimentaron aunque no llegaron en ese momento a darse cuenta. Porque, sí, es verdad, nuestra meta es llegar a sentirnos gozoso y plenos ante la presencia del Señor – nuestro Tabor – pero eso pasa por el camino hacia nuestro Jerusalén. Un camino de amor misericordioso y de muerte en la hora de nuestro final en este mundo.

sábado, 4 de marzo de 2023

UN CORAZÓN VUELTO AL REVÉS

Nuestra manera de pensar y actuar es diferente a la de Jesús. Nosotros buscamos a quienes piensen como nosotros o, al menos, estén cerca de nuestra manera de vivir y actuar. No queremos saber nada de los que son diferentes y están en las antípodas. Sin embargo, parece que estamos de acuerdo que tenemos un mismo Padre. Un Padre que hace salir el sol y que venga la lluvia para beneficios de todos sus hijos. Buenos y malos.

Al parecer Jesús no hace distinciones de buenos y malos como nosotros. Nos anuncia que su Padre, Padre de todos, nos quiere de la misma forma pensemos como pensemos y seamos como seamos. Por eso su único mandamiento, que encierra todos los demás, es amarnos como Él nos ama. Las Palabras de Jesús dejan todo muy claro y sin lugar a duda. Ahora, amar como nos ama nuestro Padre Dios es muy difícil para nosotros. Diría imposible si tratamos de hacerlo por nuestra cuenta.

La cuestión es que, si queremos estar al lado de Jesús y responder a esa llamada de nuestro Padre Dios aceptando esa maravillosa dignidad de ser sus hijos, tendremos que esforzarnos en cambiar nuestro corazón. Y, sobre todo, confiar y creer que para Dios no hay nada imposible. Luego, si Él nos lo pide es porque sabe que podemos lograrlo. Sobre todo si creemos en Él y contamos cono su presencia. 

Así de sencillo de entender. Todo se reduce a tener fe y creer en el Señor. Todo nos es posible estando en la presencia de nuestro Padre Dios. Y, por supuesto, seremos capaces de amar a aquellos que nos caen mal, que nos incordian con sus actitudes y malas intenciones y que nos complican la vida. Los amaremos porque estando con el Señor tendremos las fuerzas necesarias para amar tal y como Él nos ama.

viernes, 3 de marzo de 2023

UN AMOR QUE TE EXIGE RELACIÓN CON TUS ENEMIGOS.

Esa es la cuestión, amar a Dios y al prójimo. El amor a Dios no puede quedarse desvinculado del amor al prójimo. ¡Y a qué prójimo! Porque no se trata de estar con los que piensan como tú o te caen bien. Se trata de amar a los que te hace la vida incómoda y te resultan complicados y molestos. El verdadero amor se descubre en esas situaciones cuando devuelves bien por mal.

Porque: ¿Qué mérito tienes amar a los tuyos, no hacen eso también los paganos? La diferencia y lo notable está en amar a pesar de recibir mal por bien. Y eso es lo que dijo nuestro Señor y lo que hizo en su vida entre nosotros. Tal fue así hasta el extremo de entregar su Vida en una muerte de Cruz. Y todo por ti, para que entendieses que solo el amor pleno a amigos y enemigos es lo que nos puede salvar.

Y tan sencillo de entender fijándonos en el Señor que nos ama de esa manera. Nos perdona una y siempre durante nuestra vida y nos espera pacientemente que respondamos a su Amor Misericordioso. Por tanto, todo se reduce a mirar para el Señor, escucharle, leer su Palabra cada día y tratar de poner todo lo que está de nuestra parte para, con su Gracia, experimentar que podemos superarnos y vencer al pecado. No hay más misterios sino el de creer y confiar en el Señor. Con el podemos vencer al pecado porque Él lo venció y nos señaló el camino para vencerlo. La meta, nuestra meta es por tanto la santidad aunque nos parezca inalcanzable.

¿Acaso no crees que en manos del Señor todo se puede lograr? La cosa es sencilla estando en el Señor, aunque nos exigirá esfuerzo, lucha, dolor y sufrimiento. Él los tuvo. Sencillo de entender por la fe, pero difícil de hacer y vivir. Más con la Gracia del Señor y su presencia diaria en nuestra vida, creamos, todo lo podemos conseguir. ¡Para Él nada es imposible!

jueves, 2 de marzo de 2023

PEDIR, LLAMAR, BUSCAR

Es evidente que la necesidad espabila. Solo cuando sientes necesidad de algo te pones en movimiento, buscas, llamas y pides. De lo contrario permaneces pasivo y sin preocuparte de nada. Incluso, es posible que desparrames más de lo que realmente debes. Ahora, lo que importa es discernir que realmente necesito y que me interesa y vale la pena buscar, pedir o llamar.

¿Vale la pena ganar el mundo? Hemos experimentado por nosotros mismos y conocido incluso por los anteriores a nosotros que las riquezas, el poder y todo el éxito conseguido y ganado en este mundo no da esa felicidad plena que buscamos. Además, constatamos que la vida en este mundo se nos va. Envejecemos y nada de lo que hemos conseguido, bienes, poder y riqueza nos devuelven la vida ni nos dan la felicidad.

Entonces, ¿qué es lo verdaderamente importante? Precisamente, de eso se trata, de buscar, pedir y llamar lo único verdadero, eterno y pleno de felicidad: la Vida Eterna. Y esa vida no nos la da el mundo ni los bienes, riquezas y poder. Solo la podemos encontrar y conseguir en la desesperada búsqueda, llamada o insistencia de pedir al que todo lo puede, nuestro Padre Dios, que nos la ofrece gratuitamente porque nos ama misericordiosamente.

Para ello se hace necesario este tiempo cuaresmal donde despertemos ese deseo de encuentro con ese Dios que me ama y que me da el gozo y felicidad eterna. Un Dios que me da testimonio de su Pasión, Muerte y Resurrección y me señala el camino que en este mundo puedo encontrar y vencer en el amor profundo, incluso a los enemigos, como lo vivió y nos enseñó Jesús. Él debe ser nuestro camino, nuestra verdad y nuestra vida. Y es ese camino cuaresmal el que nos ánima y nos lleva a ese encuentro personal y comunitario con Jesús y los hombres.

miércoles, 1 de marzo de 2023

REALMENTE, ¿SABEMOS QUÉ SIGNOS PEDIMOS?

Lc 11, 29-32

Es evidente que quienes no quiere creer ya pueden ver toda clase de milagros que todos son insuficientes. Jesús ha dejado muchos milagros y buenas obras en su camino y su Palabra produce admiración en todos aquellos que la escuchan con atención y abiertos a sus enseñanzas. Sin embargo, muchos están cerrados a todos sus acciones y se resisten a creer.

Piden signos y pruebas que les satisfagan y que les obliguen a creer. Jesús no se detiene ni responde a sus criticas y rechazos. Su Obra está a la vista y la fe vendrá a aquellos que libremente abran sus corazones. Muchos las interpretan a su manera; otros se las atribuyen al demonio y otros pasan indiferentes, están concentrados en sus objetivos materiales y mundanos. Sus preocupaciones pasan por alcanzar éxito, riqueza y pasarlo bien.

Jesús propone su Camino, su Verdad y su Vida sin detenerse a dar explicaciones. La fe es una propuesta libre que tú puedes aceptar o dejarla pasar. El Evangelio de hoy miércoles nos lo expone claramente en la figura de Jonás, abriendo cada vez más su horizonte a los necesitados, a los que están en la periferias y abren sus corazones a su Palabra. Es ahora, en este momento cuaresmal, cuando y donde debemos preguntarnos en dónde estamos nosotros y cual es nuestra respuesta a esa Palabra de Jesús.

¿Qué signos esperamos? ¿Dónde ponemos el acento de nuestra vida? ¿Respondemos a la llamada que Jesús nos hace dando así testimonio con nuestra vida, o nos dejamos ir por la corriente que el mundo nos propone?

martes, 28 de febrero de 2023

UNA ORACIÓN QUE TE RELACIONA CON EL OTRO

La misericordia es la clave de tu oración. Porque sin misericordia tu oración no existe. Solo queda tu egoísmo y la mentira de tus ritos. Una oración que se sostiene en una relación personal con Alguien que vive y está permanentemente contigo y tú en su presencia. No existe oración si no hay un intercambio concreto con Alguien que te escucha, está presente en tu vida y mueve tu corazón.

En ese sentido y actitud, la oración mueve tu conversión y tu acercamiento cada día más al estilo de vida de Jesús. Tal y como le movió a Él, encarnado en naturaleza humana, con su Padre. La relación Padre e Hijo da lugar a la acción del Espíritu que puestos en sus manos y abiertos a su acción nos mueven de la misma forma hacia el amor que ellos mantienen en un Dios Uno y Trino.

Es evidente que sin ese contacto personal con el Espíritu de Dios – Espíritu Santo – que nos visita en el instante de nuestro bautizo no podemos avanzar en conversión y menos sostenernos en ella. Necesitamos esa relación diaria, prioritaria y urgente para que cada instante de nuestra vida se convierta en un acto de misericordia y amor. Y eso es lo que refleja y contiene esa oración que Jesús, el Hijo de Dios, nos enseña: El Padrenuestro.

Una oración que prioriza y nos pone en íntima relación con el Padre; pide lo necesario para satisfacer nuestras exigencias corporales y materiales y misericordia por nuestras permanentes faltas, debilidades y pecados. Y ruega para que no nos dejemos seducir por las falsas y engañosas ofertas del mal que el demonio nos presenta.

Y sostenernos en esa dinámica de lucha exige lo que decíamos al principio, constante y diario contacto interior a través de la oración y sacramentos con el Señor, que nos fortalece y nos sostiene. Ese es el camino que nos propone la Cuaresma.