miércoles, 24 de octubre de 2012

HAY MOMENTOS QUE TIEMBLO...

 Comprended que, si supiera el dueño de casa a qué hora de la noche...


porque conociéndote un poco no haga lo suficiente para que cuando llegues esté lo mejor preparado y activo que Tu deseas. Hay momentos que te veo como un Padre exigente y pendiente de mis fallos o fracasos, y me asusto, Señor.

Pero, también hay otros momentos que tu Espíritu me invade y me llena de paz y serenidad, porque es el corazón lo que a Ti te importa, Dios y Padre mío, y no tanto mis obras imperfectas y llenas de miserias y errores. Y Tú sabes, Señor, que mi corazón anhela amarte y amarte en el servicio a los hermanos.

Me tranquiliza saber que cada día de mi vida es una lucha entre el bien y el mal. Que cada día, dentro de mí, se entabla una batalla por querer hacer lo que no hago y me cuesta, y dejar de hacer lo que siempre hago y repito aunque no quiera.

Pero también experimento que eso me exige trabajo, esfuerzo, camino y sobre todo estar a tu lado, hablarte, acompañarte, preguntarte, estar en tu presencia y sobre todo comer tu Cuerpo. Porque mis fuerzas son escasas, débiles y frágiles y mi voluntad vencible, necesito de Ti, Señor, para estar preparado el día que Tú decidas venir a buscarme. Amén.

martes, 23 de octubre de 2012

SIEMPRE ESPERANDO...

 La primera parábola (Lc 12, 35-38) es la del patrón...

porque la vida no se acaba sino empieza cuando llegue el Esposo. Luego, nuestro fin es estar siempre a la espera, pero no una espera pasiva sino en constante camino y crecimiento. Esa es la inquietud y el desasosiego que San Agustín nos decía : "Estaremos siempre inquietos, Señor, hasta que descansemos en Ti".

Hasta que Tú llegues, Señor, porque nuestra vida será un buscarte y permanecer en tu presencia. Y en ese seguirte nos esforzaremos en amarte amando a los que se cruzan en nuestras vidas. Porque si no amamos a los que viven entre nosotros y comparten con nosotros, ¿cómo podremos decir y proclamar que te amamos a Ti?

Por eso, Señor, consciente de mis debilidades, de mis errores y naturaleza pobre, vencida y frágil, te pido fortaleza, voluntad y sabiduría para en justicia y paz poder seguir tus huellas y caminar junto a tus pisadas. Amén.

lunes, 22 de octubre de 2012

¿POR QUÉ ANHELAMOS SIEMPRE ALGO MÁS?

 Evangelio según San Lucas 12, 13-21
Siempre andamos buscando algo más. Tenemos la sensación de que nunca estamos plenos, satisfechos y completos. Es verdad que hay momentos que nos parece que hemos alcanzado lo que buscamos, pero pronto nos damos cuenta que seguimos en actitud de búsqueda. Necesitamos algo más.

Y sin embargo pensamos que tenemos todo lo necesario. Incluso aquellos que guardan inmensas fortunas se preguntan, ¿cómo es posible que necesite algo más con todo lo que tengo? Pero otros, no tan ricos experimentan que no les falta nada, o al menos tienen todo lo que anhelan y necesitan, sin embargo sienten en lo más profundo de su corazón que les falta algo.

El deseo de Dios, de plenitud y de felicidad eterna fluye siempre en nosotros. Nunca dejaremos de estar inquietos hasta descansar en nuestro Padre Dios, porque Él es la plenitud y la felicidad plena y eterna. Por eso, ambicionar riquezas y bienes no nos llena plenamente. Y no nos llena plenamente porque la felicidad no está ahí ni en otras cosas que podamos ambicionar.

La felicidad está en hacer la Voluntad del Padre, y eso no es otra cosa que amarle por encima de todas estas cosas, que son medios para ayudarnos a llegar a Él, usándolas y compartiéndolas con los demás, y en beneficio de todos los hombres. Es entonces cuando experimentamos una felicidad plena que se transformará en eterna en la presencia del Padre. Amén.

domingo, 21 de octubre de 2012

NOS ENCANTA SER SERVIDO...

 21 de octubre de 2012. 29 Tiempo ordinario (B). Marcos 10, 35 – 45


pero cambia nuestra actitud a la hora de servir. Exigimos servicio, derechos y todo lo que consideramos se nos debe de dar porque lo pagamos. Nos encanta que todos los servicios públicos funcionen para nuestro servicio, pero no pensamos igual cuando nos toca a nosotros servir.

Nos quejamos y ponemos una y mil condiciones que nos impiden servir como nos gustaría. Todo es una constante justificación y una actitud de señalar que otros tienen la culpa. En el fondo tratamos de justificar nuestro regular o mal servicio.

Sin embargo, cuando se trata de exigir las cosas cambian. No sabemos de justificaciones y disculpas y queremos que todo se ajuste y se cumpla según está establecido. Miramos con ojos diferentes a los que nos sirven que a nosotros mismos cuando tenemos que servir.

Sin embargo, Jesús no solamente paga sino que sirve: Él no sólo es servidor de la voluntad del Padre, que incluye nuestra redención, ¡sino que además paga! Y el precio de nuestro rescate es su Sangre, en la que hemos recibido la salvación de nuestros pecados. ¡Gran paradoja ésta, que nunca llegaremos a entender! Él, el gran rey, el Hijo de David, el que había de venir en nombre del Señor, «se despojó de su grandeza, tomó la condición de esclavo y se hizo semejante a los hombres (…) haciéndose obediente hasta la muerte, y una muerte de cruz» (Fl 2,7-8) (Rev. D. Antoni CAROL i Hostench (Sant Cugat del Vallès, Barcelona, España).

Seguir a Jesús es tratar de servir como Él. ¿Qué es difícil y no podemos? ¡Ya lo sabemos!, pero tenemos su Palabra que con Él podemos lograrlo. Por eso le necesitamos para que injertados en Él lleguemos a ser últimos y no primeros. Amén.

sábado, 20 de octubre de 2012

SERÁS DEFENDIDO SEGÚN TU DEFIENDAS

 (Lc 12,8-12): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Yo os digo: Por ...

Porque no entra en nuestra cabeza que aquel que se avergüence de alguien pretenda luego ser defendido. Eso nos dice Jesús hoy en su Palabra: «Yo os digo: Por todo el que se declare por mí ante los hombres, también el Hijo del hombre se declarará por él ante los ángeles de Dios».

Y nos parece lógico que si no nos atrevemos a dar la cara por Jesús aquí en la tierra, pretendamos que Él la dé por nosotros luego delante del Padre. Porque, Jesús, ya lo ha hecho por nosotros en este mundo. Con su Pasión, muerte en la Cruz por cada uno de nosotros, ha rescatado el precio de nuestra salvación, y por los méritos de su preciosísima sangre nos ha merecido el gozo en plenitud en la presencia del Padre eternamente.

Es pues de recibo que nosotros le devolvamos este inmenso y eterno rescate. Sabemos que no podremos nunca pagarlo, porque nuestros méritos no tienen esencia divina, pero hemos sido liberados de ese imposible por los méritos de Jesús, su Hijo predilecto.

Pero sí podemos esforzarnos en seguir sus pisadas y huellas proclamando la Verdad de ser hijos de Dios por los méritos de su Hijo Jesús. Y proclamar su Evangelio, más todavía cuando tenemos el concurso y la asistencia del Espíritu Santo, donde encontraremos los dones necesarios para capacitarnos en tal inmensa y loable tarea.

Pidamos todos juntos, unidos en una misma fe, que el Espíritu Santo nos dé la fortaleza que necesitamos para en cada momento de nuestra vida seamos capaces de proclamar el Evangelio que nuestro Señor Jesucristo nos ha revelado. Amén.

viernes, 19 de octubre de 2012

PURA ACTUALIDAD...

 Evangelio según San Lucas 12, 1-7 (El término hipocresía tiene raíces...


y digo esto porque la Palabra de hoy se hace actualidad cada día. Esto mismo que hoy denuncia Jesús se les podría decir a muchas personas que usan artimañas apoyadas en la mentira para convencer y persuadir a otros en beneficio de sus intereses. Incluso aprovechándose hasta de niños inocentes e indefensos a estas artimañas maliciosas.

Pero tampoco están exentas las familias, sobre todo sus padres, que aceptan y consienten que se derrame en sus hijos estos criterios oscuros y nacidos desde el engaño y el fanatismo. Sí, verdaderamente tenemos que guardarnos de aquellos que mienten, que usan una levadura mal intencionada que fermentan en apariencias, pero que por dentro está hueca y vacía de verdad.

Nada permanecerá en la oscuridad, porque el Sol hará brillar la Verdad y ésta prevalecerá sobre aquella. Todo saldrá a la luz y será conocido, por tanto, no temamos a aquellos que pueden matar nuestro cuerpo, sino, verdaderamente temamos a perder nuestra alma alejándonos de Dios y accediendo a las mentiras de los que tratan de imponer sus egoísmos e intereses.

Tengamos la confianza de sabernos hijos de Dios, y, por hijos, amados hasta protegernos de todo mal. ¿No se venden cinco pajarillos por dos ases? Pues bien, ni uno de ellos está olvidado ante Dios. Hasta los cabellos de vuestra cabeza están todos contados. No temáis; valéis más que muchos pajarillos».

Te damos gracias, Padre, por todo los que nos has dado y nos das cada día. Y te pedimos que nos fortalezcas nuestra fe y confianza en Ti. Que nunca dudemos de tu amor, de tu providencia, de tus cuidados, y siempre tengamos la firmeza de permanecer en tu presencia y tu amor. Amén.

jueves, 18 de octubre de 2012

TODOS SOMOS APÓSTOL...

 Lucas 10, 1-9. En aquel tiempo, designó el Señor otros setenta y dos y los


porque todos con nuestro ejemplo de vida damos testimonio de la fe en la que creemos. Dejamos de ser apóstol cuando nuestra vida va por un camino que no encaja con nuestra fe. Y dejamos de ser apóstol cuando nuestra fe no nos compromete con nuestra vida y nuestro obrar.

Por y en nuestro Bautismo hemos contraído la responsabilidad de sacerdote, profeta y rey, y como tal he de responder a esa triple misión a la que he sido llamado. Pero no se trata de salir e irme a otros lugares. Sí, quizás para uno puede ser esa su misión, pero para otros será en el lugar que cada uno ha sido puesto por Dios.

En tu familia, en tu trabajo, en tu oficina, en tu círculo de amigos, en tu vida social y de ocio, en todas partes que te encuentre eres hijo de Dios. Y como tal tu fe se nota, se transmite, se contagia, se transparenta y se vive. Y los que están cerca de ti se pregunta de dónde te viene esa fe, porque lo que se vive se ve.

Se ve en tus relaciones con los demás; en tu disponibilidad con los demás; en tu actitud de servicio y atención a los problemas y situaciones de los demás; en las cosas y detalles pequeños con los demás. Se nota, y ese notoriedad interpela, inquieta, transmite y mueve. 

Mueve a hacer lo mismo, a vivir lo mismo y a buscar esa felicidad que se encuentra cuando te das y te pones al servicio del otro. Sólo así tu palabra y vida llega a los demás, porque la fe se transmite con el testimonio que se desprende del amor.