La primera parábola (Lc 12, 35-38) es la del patrón... |
porque la vida no se acaba sino empieza cuando llegue el Esposo. Luego, nuestro fin es estar siempre a la espera, pero no una espera pasiva sino en constante camino y crecimiento. Esa es la inquietud y el desasosiego que San Agustín nos decía : "Estaremos siempre inquietos, Señor, hasta que descansemos en Ti".
Hasta que Tú llegues, Señor, porque nuestra vida será un buscarte y permanecer en tu presencia. Y en ese seguirte nos esforzaremos en amarte amando a los que se cruzan en nuestras vidas. Porque si no amamos a los que viven entre nosotros y comparten con nosotros, ¿cómo podremos decir y proclamar que te amamos a Ti?
Por eso, Señor, consciente de mis debilidades, de mis errores y naturaleza pobre, vencida y frágil, te pido fortaleza, voluntad y sabiduría para en justicia y paz poder seguir tus huellas y caminar junto a tus pisadas. Amén.
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