miércoles, 15 de abril de 2020

EL REGRESO A EMAÚS

IERBA- Iglesia Evangélica Reformada de Buenos Aires: El camino de ...
Posiblemente seamos muchos los que nos volvemos a Emaús. Un Emaús que es nuestra casa, nuestro ambiente, nuestra rutina de cada día, nuestros hábitos y apetencias de cada día. Cuando las dificultades afloran y nos exigen salir de nosotros mismos así como renunciar a proyectos y comodidades nos cuesta mucho resistirnos y renunciar. Y, lo más frecuente es que aceptemos quedarnos y establecernos según nuestros proyectos y mirar a Jesús, el Señor, de lejos.

Y es que cuando las cosas no se producen o salen como nosotros pensamos o nos gustaría, nos volvemos atrás y rompemos con aquel que nos ha propuesto la felicidad eterna. Nuestra credibilidad se nubla y nuestros oídos dejan de escuchar. Son nuestros proyectos los que están primero y, lo demás, queda pospuesto. Esta actitud descubre la poca importancia que damos a las cosas o la poca fe que tenemos en la Palabra del Señor.

La cuestión es que queremos entender al Señor y saber sus planes y proyectos. ¿Acaso Dios es entendible? O dicho de otra forma, ¿puede ser Dios entendible, o deja de serlo desde el momento que se le entienda? Porque, Dios está por encima del ser humano y su Divinidad y Omnipotencia es ilimitada y no está al alcance de ningún ser humano. Sin embargo, lo grandioso es que siendo Dios así se acerca a nosotros con verdadera humildad y nos anuncia la Buena Noticia de parte de su Padre. Una noticia de salvación.

Esa es la experiencia de aquellos discípulos que regresaban derrotados y resignados a su aldea de Emaús. Esperaban a un Jesús más acorde con sus ideas y planes y todo había sucedido, según ellos, de forma diferente. Y habían perdido la fe y hasta la esperanza en Jesús. Estaba muerto y, a pesar de los rumores de que había resucitado, ellos ya habían perdido toda esperanza y no lo creían. ¿Te recuerda a alguien esa actitud? 

Necesitamos, como sucedió después con ellos, una experiencia cercana con Jesús, abrir nuestros oídos y escucharle atentamente. Experimentaremos como nuestros corazones se encienden hasta arder y nuestra esperanza y gozo renacen de nuevo. 

martes, 14 de abril de 2020

HOY, AHORA, JESÚS ESTÁ CON NOSOTROS

Juan 20, 11-18: He visto al Señor y me ha dicho estas palabras ...
Jn 20,11-18
Volver la mirada atrás y pararnos en los recuerdos, en aquellos tiempos que con frecuencia nos parecen mejores es anclarnos en la nostalgia y vivir del pasado. Mientras, la vida sigue y lo concreto y real de cada día es la realidad que vivimos y que debemos y tenemos que afrontar. Jesús ha Resucitado para siempre y para siempre estará con nosotros. Y eso es lo importante y verdadero, iniciar el camino desde una nueva vida renacida en el Espíritu Santo que, recibido en nuestro bautismo, emprendemos ahora con Jesús a nuestro lado.

Y ese seguimiento implica soltar muchas cosas que, posiblemente, nos retiene y nos ancla en la nostalgia y el pasado y nos impide caminar al ritmo de los latidos de amor que el Espíritu Santo nos pide. Caminar exige despojarnos de todo aquello que nos impide seguir el camino y que nos retiene, sobre todo, seguir a Jesús. Nuestros miedos, comodidades, seguridades y muchas cosas más se interponen entre nosotros y Jesús, y tenemos que ser valientes, decididos y, sobre todo, confiados en la fuerza y fortaleza del Espíritu Santo que nos ayudará a salir victorioso de las pruebas que nos supondrá seguir al Señor.

Sólo soltando nuestro lastre de apetencias, de apetitos, de apegos y de todo aquello que nos paraliza y nos ancla en una vida muerta, desencarnada, apoyada en ideologías sin vida y caducas, que no nos conduce a la verdad y a la verdadera libertad, podemos alcanzar esa nueva vida que, renacida del Espíritu, nos lleva a la Vida Eterna resucitados en Jesús.

lunes, 13 de abril de 2020

Y AHORA NOS TOCA A NOSOTROS

Evangelio Diario - Ministerio Imitando a Jesus
Mt 28,8-15
Estamos alegres y llenos de gozo. Un gozo que no se concreta en algarabía exultante ni cantos que derraman y derrochan gozo incontrolado. Hablamos de una alegría y un gozo contenido, sereno, lleno de paz y de tranquilidad que satisface y da equilibrio, regocijo, luz, seguridad, valentía y enorme gozo de amor, justicia y paz. Un gozo y paz que nace de la esperanza de resurrección y vida eterna. Un gozo de saber que la muerte ha sido vencida y que no tiene la última palabra. Es de eso de lo que hablamos cuando cantamos la resurrección del Señor y nos llenamos de gozo y alegría.

Pero, ahora nos toca a nosotros. El señor nos convoca en Galilea y nos llama a que empecemos de cero, por decirlo de alguna manera, por el mismo lugar que Él empezó. Galilea de los gentiles, donde quizás haya más dificultades, donde quizás haya más resistencia, más complejidad y diversidad. No podemos quedarnos encerrados en el cenáculo y en y con los nuestros, sino que tenemos que salir a los lugares donde Jesús no ha llegado ni es conocido. 

Hoy, quizás, están a nuestro lado, nuestros propios vecinos, amigos o ambientes donde nos movemos y que no conocen sino de manera muy superficial al Señor. Posiblemente estén bautizados, pero solo tienen algún conocimiento de su primera comunión y nada más. Hoy nuestra tarea puede estar en la sociedad que vivimos, una sociedad secularizada y que pasa indiferente ante el Señor. No podemos estar pensando en irnos lejos porque muy cerca tenemos a muchos que viven alejados del Señor. 

Quizás, en nuestras propias familias tenemos una tarea evangelizadora que hacer. Una tarea más de obras, de ejemplos de vida y de testimonio que puedan ayudar a descubrir a otros, a los que están más cerca de nosotros que Jesús ha resucitado y está cerca de cada uno de nosotros para darnos lo que realmente buscamos, la Vida Eterna.

domingo, 12 de abril de 2020

JESÚS HA RESUCITADO

Mateo 28,1-10 - Ha resucitado de entre los muertos - Roguemos al SeñorEsta noche celebramos la Vigilia Pascual y en ella destacamos la Resurrección, porque es ella la que nos ha dado la fortaleza y la esperanza en Xto. Jesús. Es el triunfo del Amor, porque, sin amor nace el odio y éste trae la vengansa, las luchas y los enfrentamientos. La historia está llena de ejemplos que nos descubre que el odio y la venganza no terminan y generan más odio y más venganza. Las rivalidades entre unos y otros es algo patente en la historia de todos los pueblos.

Se hace necesario, muy necesario el amor, y Jesús, el Amor con mayúscula, enviado por el Padre, lo pone en práctica, a pesar de que los que lo rechazan. Prefieren vivir en sus mentiras, luchas, odios, poder y vengazas, y Jesús abraza la cruz para, dándonos amor, establecer la paz y un reino de amor y justicia. Sólo el Amor es capaz de vencer al odio y la venganza. 

Sólo el Amor es capaz de superar el poder y la riqueza. Jesús abraza la cruz y nos invita a vivir en y por amor entre todos los hombres tal y como Él nos ha demostrado que lo hizo en su momento en la tierra y lo hace ahora desde el cielo y en el Espíritu Santo. 

Vivimos en la esperanza cierta que Jesús está entre nosotros y, como aquellas mujeres le vieron el domingo de resurrección, hoy también nosotros le experimentamos y le sentimos entre nosotros y, en Él, con Él y por Él continuamos el camino con la esperanza de que al final todo se volverá en alegría, felicidad, paz y eternidad.

sábado, 11 de abril de 2020

DESENCANTADOS Y TEMEROSOS

Muerte de Jesús – La Pasión narrada por un médico fisiólogo (6 ...
Son días de tribulación, de tristeza y de miedo. Permanecemos asustados y encerrados, pero, sobre todo decepcionados porque el Señor está muerto. Le hemos dejado solo, a excepción del joven Juan que quedó junto a su Madre. Todos nos hemos escondido y Pedro hasta lo ha negado. ¿Qué pasará ahora?

Supongo que algo así podría haber sido aquellos días anteriores al acontecimiento de la Resurrección. Quizás a nosotros nos suceda algo parecido. No puede ser lo mismo porque nosotros sabemos y creemos en su Resurrección, pero, poniéndonos en el lugar de los apóstoles, podemos imaginar que nuestras dudas pueden ser como esos miedos y decepciones que tuvieron ellos.

Muchos de nosotros pasamos indiferentes estos días, o no somos capaces de esforzarnos en dar un paso hacia adelante. Quizás vivimos desconectados y sin referencias comunitarias o grupos que nos ayuden a comprometernos, a preguntarnos qué y cómo vivimos, no sólo estos días sino la Buena Noticia que Jesús, con su Pasión y Muerte nos ha dejado.

¿Has pensado alguna vez que eres una criatura que tuvo un principio, cuando Dios te creó, pero que no tendrás fin, porque estás llamado a la eternidad? ¿Y qué esa eternidad puedes pasarla apartado de Dios si te alejas de Él y no haces su Voluntad? Porque, Jesús ha venido para revelarnos el Amor del Padre y ha dado su Vida para que nosotros, redimidos y perdonados, nos salvemos y pasemos la eternidad junto a su Padre.

Vivamos estos días con esperanza y con fe junto al Señor. Creamos en su Palabra y en su Resurrección sin desesperar, porque, nosotros a diferencia de sus apóstoles y aquellas mujeres que lo vieron primero, sabemos, por ellos, que Jesús resucitará. Gracias, Señor, por esta hermosa Buena Noticia de Salvación. Amén.

viernes, 10 de abril de 2020

MISTERIO DE FE, DE AMOR Y DE ESPERANZA

Pin en Viernes Santo
Jn 18,1—19,42
Esta muerte de Jesús, la Divinidad Suprema, en la cruz no se entiende. Todos los que esperamos un Dios, nos lo imaginamos poderoso, fuerte e invencible. Nadie puede pensar en un Dios pequeño, débil y vencible. Y aparecido para sufrir y terminar con una muerte de cruz. La muerte más miserable para, precisamente, los miserables. Nos preguntamos, ¿qué Dios es este?

Eso es lo que pensamos todos desde el principio. No entra en nuestras cabezas y no podemos entenderlo. Sin embargo, Dios se presenta bajo el misterio de la fe. No podemos entender sus planes ni sus proyectos y necesitamos la fe. Fiarnos de Él que permanece escondido en ese misterio y que se entrega voluntariamente a esa muerte. Nadie se la quita, sino que es dada por amor. Otro escondido misterio al que no podemos llegar. Por Amor Dios entrega a su Hijo, que acepta voluntariamente, y para mostrarnos su verdadero y gran Amor muere en la cruz. Misterio de Amor.

Y, por último, bajo este misterio de sufrimiento por Amor, se esconde el misterio de esperanza. Una esperanza que me alumbra y fortalece el camino de que lo ha hecho y lo hace en cada Eucaristía por mí. Por mí y por ti. Por todos. Porque, lo que triunfa y permanece es el Amor. Así lo manifestó aquel centurión - pagano y, por supuesto ateo - que viendo la mansedumbre, la silenciosa actitud de no culpar ni exigir nada a nadie, la humildad y aceptación de sus sufrimientos, la impoluta de su Corazón y su entrega a la Voluntad de Padre, exclamó que Jesús era el verdadero Hijo de Dios.

Por eso, vivamos estos días en contemplación y acción. Contemplación de Cristo Jesús Crucificado y en la meditación de los pasajes evangélicos de la Pasión y Muerte del Señor.

jueves, 9 de abril de 2020

AMAR Y SERVIR

El camino a la salvación!: Juan 13, 1-15. Ustedes me llaman ...
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En la cena de Jesús hay dos claves, dos claves que nos dan la pauta de nuestra vida. O dicho de otra manera, una manera de vivir singular, dada y entregada como nos enseñó, tanto de Palabra como con su Vida nuestro Señor Jesús. Se puede decir y hablar mucho de ese momento de la cena donde Jesús instituye la Eucaristía, pero si no se abstrae con claridad y compromiso el amor y el servicio no hemos entendido nada.

Es el momento del resumen de la Vida de Jesús. Pasó haciendo el bien, es decir sirviendo, y lo hacía por amor. Podemos concluir que su último y definitivo servicio fue el amor manifestado con su muerte en la cruz. Todo eso se vive en el momento de la Santa Cena. Jesús nos transmite su amor incondicional, a pesar de conocer nuestras traiciones, nuestros pecados y nuestras indiferencias. Jesús nos conoces, pero cree en nosotros, nos espera y nos da todo su amor. Más no se puede pedir.

Nos toca a nosotros ahora responder. Y la tragedia es que experimentamos que no sabemos cómo hacerlo. O, mejor, nos sentimos débiles, frágiles, vencidos por nuestras pasiones, nuestras ambiciones, nuestros afanes materiales, nuestras concupiscencias...etc. Experimentamos que no podemos, aunque queremos y deseamos ser como Jesús. Hay algo dentro de nosotros que descubre nuestros pecados y nuestras limitaciones.

Pero, también, la invitación de Jesús, conociendo nuestros pecados, nos anima a, injertados en Él, atrevernos a caminar hacia la Casa de su Padre. Si Él nos invita es porque cree que nosotros podemos hacerlo en su Nombre y con y por su Nombre. Y en esa confianza seguimos en el camino, esperanzados y fortalecidos por ese Pan Eucarístico que nos da las fuerzas y el ánimo para vivir como Jesús vivió y nos invita a vivir.