lunes, 24 de junio de 2024

JUAN ES SU NOMBRE

Se rompe con la tradición de seguir con el nombre de sus padres o antepasados. El nacimiento de Juan, ese será su nombre, es signo y señal de una nueva era que empieza con él. Se termina el Antiguo Testamento y con Juan se empieza a vislumbrar una nueva era, una nueva y Buena Noticia. Él es el precursor que la va a anunciar y tras el bautizo de Aquel que llega imbuido de Espíritu Santo, Jesús, el Hijo de Dios, comienza la andadura de la proclamación de la Buena Noticia.

Y con ese anuncio de Juan y el bautismo de Jesús, empieza la manifestación de Dios, que se revela en su Hijo, nuestro Señor Jesús, que nos anuncia el Amor Misericordioso de su Padre y el rescate de nuestra dignidad de hijos de Dios.

Todo, como punto de partida, con el nacimiento de Juan el Bautista, precursor de esa Buena Noticia que nos trae el mensaje de salvación eterna que nos regala por su Infinito Amor Misericordioso nuestro Padre Dios.

domingo, 23 de junio de 2024

SOMOS HIJOS DE AQUEL QUE ES SUPERIOR A CUALQUIER VIENTO

Esa es la conclusión a la que debemos llegar: «Nuestro Padre Dios es superior a cualquier viento, tempestad o peligro que pueda ponernos en dificultad». Ya lo dijo el Padre Pio: Dios es nuestro Padre; y ¿qué puedes temer tú si eres hijo de tal Padre, sin cuya providencia no puede caer ni siquiera un solo cabello de tu cabeza?

Ahora, sabido esto, hay también que pedir la fe. Y la pedimos porque es un don de Dios y no podemos comprarla, ni adquirirla por nosotros mismos. De ahí que sintámonos privilegiados por el don de la fe, que, al parecer, por lo que leemos en el Evangelio de hoy, les faltó a aquellos discípulos que acompañaban a Jesús en aquella travesía.

Y, por supuesto, nos falta muchas veces a nosotros también en nuestra propia travesía por nuestra vida. Hay muchos momentos que nuestra propia barca zozobra y parece hundirse y, temerosos de que el mundo se nos venga encima, acudimos desesperados al Señor creyendo que se ha ido, está dormido o no le importa lo que nos pueda suceder.

Jesús, el Señor, siempre está y va en nuestra barca. Quizás en muchos momentos quiera simular que está dormido para ver nuestras respuestas, nuestras actitudes y confianza. Pero nunca nos dejará a merced de la tempestad, del mundo, demonio y carne. Siempre estará con nosotros y presto a tendernos la mano. Es nuestro Padre, y nos quiere con una locura misericordiosa hasta el extremo de ofrecer a su propio Hijo a una muerte de cruz para salvar la nuestra.

Tengamos siempre la garantía y la confianza de que Dios está con nosotros. Sus palabras nos lo dicen claramente: «¿Por qué tienen miedo? ¿Aún no tienen fe? Pidámosla con confianza, perseverancia e insistencia.

sábado, 22 de junio de 2024

TODO EN SU JUSTO LUGAR

Todo depende donde pongas tu mirada. Si la tienes fija en el éxito, el poder, la riqueza o el placer, tu vida se convertirá en una batalla por estar encima de los demás, ser el más fuerte o el de más poder. Confundirás la felicidad con tener poder, riquezas y ser el mejor, y te pasarás la vida preocupado y compitiendo para que nadie te quite tu situación o estatus. Al final vivirás impaciente y en constante preocupación.

Porque, no se puede estar en paz y ser el primero; o buscar la paz por medio del dinero; o servir a dos señores al mismo tiempo. U olvidas el dinero o te sinceras y olvidas tu hipocresía de aparentar que sirves a Dios.  Es evidente que tratar de servir a ambos es contradictorio e imposible. Terminarás por dejar a uno y servir a otro.

Ese es el caso que nos ocupa en el Evangelio de hoy, elegir entre servir a Dios o al dinero. Ejemplos tenemos muchos delante de nuestras propias narices en muchos planos de la sociedad en la que vivimos. Llámese mundo político, económico, empresarial, deportivo y hasta religioso. Sin darnos cuenta ponemos esas nuestras ambiciones por encima de Dios. Y, lo sabemos y lo decimos: Dios es lo primero.

Es evidente que cuando otras ambiciones ocupan gran parte de nuestro corazón, el encuentro personal con nuestro Padre Dios, el Hijo y el Espíritu Santo, es decir, la Trinidad, se debilita, se aleja y llega al extremo de olvidarse. Y no se trata de tachar esas otras ambiciones como malas, sino, simplemente, ponerlas en su justo lugar. De modo que a Dios lo que es de Dios, y al Cesar lo que es del Cesar.

viernes, 21 de junio de 2024

ASPIRAS A SER RICO Y PODEROSO, ¿TE HAS PREGUNTADO PARA QUÉ?

La tentación siempre está y estará ahí. Nuestro corazón está tentado por la codicia, la vanidad, el afán de tener y poseer, de ser más fuerte y poderoso que el otro y creerte por eso más importante que los demás. Y todo eso te lleva a un solo propósito: ser rico, tener bienes y, en consecuencia, ser poderoso.

Sin embargo, nuestro tiempo es limitado y todo lo que atesoremos en este mundo, aquí se quedará. A lo único que puedes aspirar es a disfrutar de ello un cierto tiempo, a relacionarte en las altas esferas sociales y de diversión y poco más. Tarde o temprano la realidad vendrá a tu vida y todo terminará, quizás deshumanizándote y empobreciendo tu vida, si no antes escapa de esa vorágine sin sentido.

La vida no está pensada para amontonar riquezas. Y no lo está porque en ellas no encontrarás esa felicidad que tanto buscas. Ni tampoco podrás amontonarlas, tu tiempo es breve y sin darte cuenta todo desaparece. Sin embargo, la vida te da tiempo para pensar, para reflexionar, meditar y darte cuenta de que el ansia de poseer no te lleva a ningún sitio. Y, si, por el contrario, la opción de respetar la ley interna, impresa en tu corazón desde el principio de tu creación, con la que el Creador ha querido alumbrarte el Camino, la Verdad y la Vida donde está precisamente ese gozo y felicidad que buscas.

jueves, 20 de junio de 2024

DIOS, NUESTRO PADRE, ESTÁ A LA ESCUCHA

Nos sería imposible hablar con Dios porque, nosotros simples criaturas, no estamos a la altura para entender ni poder hablar con Dios. Si es posible hablar con Dios es porque Dios se abaja a nuestra altura, primero se ha encarnado en nuestra propia naturaleza, y se abre en su Divinidad a escucharnos. Muchas veces hemos dicho que es Dios quien da el primer paso y viene a nosotros.

Por otro lado, si tenemos la opción de salvarnos, lo hemos dicho muchas veces y lo reconocemos, es por la Infinita Misericordia de Dios. Es Él quien nos da esa oportunidad porque nos ama con Infinita Misericordia. Por todo ello nos atrevemos a hablar con Él.

Puedo decir que mucha veces, cuando sentado a la orilla de mi cama, y viéndome tan poca cosa y delante de quien experimento estar, trato de ponerme en su presencia, siento vergüenza y me doy cuenta de su Infinita Grandeza y Amor que tiene por sus criaturas. Y eso me da atrevimiento y fortaleza, con humildad, para hablar con Él.

Nuestro Señor Jesús nos ha dejado el Padrenuestro precisamente para eso, para que no nos enrollemos demasiado y no nos perdamos en palabreríos o nos quedemos mudos. Simplemente para llamarle Padre nuestros – que nos hace hermanos – y para que, como Padre, le santifiquemos y le pidamos que viva en nosotros – Él que es nuestro Reino – y se haga su Voluntad, no la nuestra.

Nos enseña a pedirle todo lo que necesitamos para vivir y estar cada instante de nuestra vida en su presencia – el pan de cada día – y a perdonar como Él nos perdona y a protegernos de caer en tentaciones y seducciones que este mundo nos propone y con las que nos tienta: mundo, demonio y carne.

miércoles, 19 de junio de 2024

EVITA LA OSTENTACIÓN Y EL LUCIMIENTO

Esa es nuestra esperanza, ver la verdad tal y como es. Se trata de esclarecer todas nuestras intenciones y de ver con claridad meridiana la verdadera bondad e intenciones de nuestros actos. Se trata de que llegará el día en que nuestras apariencias serán borradas y todo quedará tal y cual es. Y ese día nos veremos tal cual somos y hemos sido. Ya no habrá apariencias ni mentiras.

Por eso, mientras recorremos nuestro camino, pensemos en ser lo más auténticos que podamos. Bien, es cierto que cometemos errores, pero mientras no sean intencionados no nos serán imputados. El pecado exige intención consciente y querida, más se nos libera de ello cuando viene cargado por debilidad, error o ingenuidad. Y de eso tenemos muchos nosotros, pecadores necesitados de misericordia y perdón.

De la misma forma, reconociéndonos pecadores, tratemos no de lucirnos de virtudes y méritos que no tenemos, sino al contrario, hemos recibido gratuitamente, y silenciemos nuestras buenas obras, de las que sabemos, Dios, nuestro Padre, conoce y ve, y no utilizarla como ostentación y lucimiento delante de los demás.

Porque, al final lo que cuenta es lo que realmente somos y hacemos con humildad, servicio por amor y gratuidad, y no lo que aparentamos y escondemos en la mentira, vanidad, ostentación y lucimiento engañando a los demás. De eso se trata, de ser auténticos y reconocer nuestros fallos, debilidades, errores y pecados. Dios, nuestro Padre es Infinitamente Misericordioso y nos perdona. Eso sí, si realmente somos sinceros, actuamos en verdad y humildad, reconocemos nuestras faltas y con un corazón contrito nos arrepentimos y tratamos de corregirnos. Siempre contaremos con la Misericordia de nuestro Padre Dios.

martes, 18 de junio de 2024

LAS PRUEBAS CONFIRMAN LA FE

Es claro y evidente que en la dificultad se descubre la fe, la verdad, sinceridad y el verdadero amor. Porque, en tiempos de pruebas y de peligros se ve claramente si hay fe y verdadero amor. Por lo tanto, cuando la prueba pasa por amar a los que te persiguen y son declarados tus enemigos tienes la oportunidad clara de confirmar y descubrir claramente tu fe.

Es evidente que confirmar tu fe pasa por amar a los enemigos y rezar por los que te persiguen. Porque, estar a favor y amar a los que te corresponden y te aman, ¿qué mérito tiene? ¿No hacen eso mismo los demás, incluso los que no creen? Luego, la diferencia de un creyente en Jesús de Nazaret descansa en amar como Él nos ama. Y esa es su propuesta de amor:  Amar a quienes te hacen mal, te persiguen y se declaran tus enemigos.

No es fácil, pero no imposible. ¿Acaso no lo hemos experimentado en nuestra relación de padres e hijos? ¿No está dispuesto un padre o madre perdonar y rezar por el hijo/a, incluso hasta el extremo de dar su vida, aunque éste se muestre como enemigo? Y si eso lo hacemos con los hijos, ¿no lo haríamos con los demás si descubrimos el Amor Misericordioso de Dios, nuestro Padre?

 Posiblemente daríamos ese paso, y es eso lo que tenemos que pedir con insistencia y con confianza. Dios puede ir fortaleciendo nuestro endurecido corazón con la ternura, con la humildad, con la valentía y la paz necesaria para darnos con esa disponibilidad plena de amor hasta el punto de llegar a ser perfectos como nuestro Padre celestial es perfecto.