lunes, 2 de enero de 2023

EVANGELIO, CRUCIFIJO Y TESTIMONIO

Es el consejo que nos da el Papa y al que yo también me suscribo y tomo. Porque, conocer a Jesús exige eso, la lectura y encuentro con Él cada día a través de su Palabra. Una Palabra que encontramos en el Evangelio de cada día y que podemos llevar con nosotros para que en cualquier momento encontrarnos – a través de su Palabra – con Él. También podemos tenerlo a nuestro alcance en el móvil u ordenador por medio de Internet.

Es posible que alguien te pregunte, ¿Quién es Jesús? Y que desee conocerlo. Ese es el camino, hablar con Él a través de su Palabra en el Evangelio e irlo conociendo y, sobre todo, experimentándolo. Porque la única forma de conocer a alguien es hablar e intimar con él. Por tanto, desde estas humildes líneas invito a todos los que quieren conocer a Jesús que tomen el Evangelio – su Palabra – le escuchen y traten de vivir lo que Él les dice. Seguro que experimentaran en sus vidas gran gozo, paz y alegría.

Por otro lado, la cruz – crucifijo – representa el signo de nuestra salvación. Hemos sido salvado en y por una muerte de cruz. De manera que el crucifijo simboliza la medida de amor que el Señor ha dado por nuestra salvación. Y cada vez que lo abrazamos nos experimentamos salvados. Nuestra vida da su testimonio cuando su coherencia se identifica con ese signo de cruz y con la vivencia del Evangelio. Entonces la vida se hace luz al transmitir la Palabra desde la cruz.

Nuestra razón marca nuestra ley y toda respuesta la buscamos dentro de ese marco que la ley de nuestra razón la define como realidad. Todo lo que se escape de ahí nos parece surrealista e imaginario. El pueblo de Israel tiene su Ley, que ya dominan los sacerdotes y levitas y son ellos los que la interpretan. ¿Quién es ese Juan que nos rompe ahora nuestros esquemas?

Posiblemente también a nosotros el Evangelio – la Buena Noticia – nos rompe el esquema de nuestra vida, nuestros proyectos y donde tenemos nosotros puesto el objetivo de nuestra felicidad. Y Juan para el día de hoy – posiblemente hay muchos – sería un incordio que nos molesta y nos rompe nuestras ideologías. Quizás por eso la Iglesia, que sigue como el Precursor la estela de Jesús, ese que Juan anunciaba, es tan perseguida. Es tiempo, son tiempos estos de revisarnos y de ver de que parte estoy yo, de la ley o del amor.

domingo, 1 de enero de 2023

Y SE LE PUSO POR NOMBRE JESÚS TAL Y COMO LE HABIA DICHO EL ÁNGEL

 

Lc 2, 16-21

Nuestra naturaleza es implacable. No se para aunque tiene pausas pero su camino es inexorable con el paso del tiempo. Se deteriora físicamente pero también, si no estamos expectantes y vigilantes, espiritualmente. Necesitamos tener siempre presente y en el centro de nuestro corazón a ese Niño Dios del que acabamos de celebrar su nacimiento. Ese Niño que ahora, nos dice el Evangelio, al cumplirse los ochos años para circuncidarlo, se le puso por nombre Jesús, tal y como le había dicho el ángel a María al anunciarle su maternidad.

Jesús nos enseña ese camino de vigilancia e intimidad con su Padre Dios. Él también ha asumido la naturaleza humana. Y la asume sin saltarse nada de lo que pertenece a la condición humana. Nace, crece, se esfuerza, siente, padece, sufre, tiene sed, hambre y necesidad de estar en permanente contacto con su Padre, de donde viene y ha sido enviado. Y se muestra tal es, un niño indefenso, débil, desarmado y sin ninguna señal de poder.

Los pastores que van corriendo no encuentra a un Niño poderoso y espectacular. No encuentran la solución a sus problemas de pobreza ni de sufrimiento. Pero se vuelven esperanzados y llenos de un gozo de esperanza y paz. Fortalecidos por la esperanza de encontrar en el tiempo respuesta a sus deseos de felicidad y vida eterna.

Es notorio, ese Niño nacido en Belén nos habla de una paz que se hace posible cuando somos capaces de despojarnos de todo deseo material que invade nuestro corazón y lo endurece egoístamente para enfrentarlo al otro. Cuando somos capaces de llenarnos de amor gratuito y darnos sin condiciones abiertamente, sin fisuras ni egoísmos. En Él – ese Niño – encontramos esa esperanza que huele a paz y salvación eterna.

PIDAMOS QUE ESTE AÑO SEA UN AÑO
DE CRECIMIENTO EN LA FE Y EN EL
COMPROMISO DE CONSTRUIR UN
MUNDO MEJOR.
CON ESOS DESEOS
FELIZ 2023


sábado, 31 de diciembre de 2022

SEÑOR, ABIERTOS A TU VOLUNTAD Y NO A LA NUESTRA

Con mucha frecuencia y casi de manera instintiva no anuncio, sino que de manera integrista quiero que el otro piense como yo. Experimento que me descubro forzando al otro a que piense como yo y crea como yo. Y hoy, Señor, dándome cuenta de mi gran error te pido perdón. Perdón por no respetar la forma de pensar del otro y de pacientemente, con el auxilio del Espíritu Santo, esperar a que la luz se haga en el corazón del otro.

Si Tú, Señor nos has creado libres, ¿quién soy yo para forzar a que el otro piense como yo? Si yo creo en Ti, ¿con qué derecho exijo que el otro piense y crea como yo? ¿Acaso Dios no le respetas y aceptas su decisión y elección? Pues si Tú lo haces, Señor, también tengo que aceptarlo y hacerlo yo. Tú así lo has querido.

Juan anunció tu venida e invitó a todos a ese bautismo de conversión que nos prepara para acoger, aceptar y recibir al Mesías, al enviado por el Padre a liberarnos de la esclavitud del pecado. Pero, porque hemos sido creados libres, muchos no le recibieron y se mostraron indiferentes a su Palabra y anuncio. Sin embargo, a aquellos que la acogieron y la aceptaron les dio poder de ser hijos de Dios. Y eso significa recuperar nuestra dignidad de hijos perdida por el pecado y, por su Infinita Misericordia, quedar liberados de su esclavitud.

Si la Ley nos ha llegado a través de Moisés, la gracia y la verdad nos ha llegado a través de Jesucristo. En Él está nuestra redención y solo a través de Él podemos quedar limpios y alcanzar la Gloria del Padre. Esa es la misión, la finalidad y el Plan de nuestro Padre Dios. Encarnado en naturaleza humana – el Verbo – se hizo hombre y habitó entre nosotros.

PIDAMOS QUE ESTE AÑO SEA UN AÑO
DE CRECIMIENTO EN LA FE Y EN EL
COMPROMISO DE CONSTRUIR UN
MUNDO MEJOR.
CON ESOS DESEOS
FELIZ 2023



viernes, 30 de diciembre de 2022

MARÍA Y JOSÉ, SAGRADA FAMILIA

Parados a contemplar los pasos de María y José me impresiona su docilidad. Tanto la de María como la de José. E, inmediatamente me interpelo: ¿Estoy yo también atento y presto a ser dócil como María y José a la Voluntad de Dios?

Quien no tiene algún plan en su vida. Es evidente que en algún momento hemos proyectado nuestro camino y nuestro objetivo hacia un objetivo concreto y determinado. ¿Estaríamos dispuestos a cambiarlo por mandato de Dios? Posiblemente nuestra justificación sería que de saberlo seguro sí, pero ¿cómo lo sabría?

Pensemos que a María pudo sucederle igual. Saberlo no es cuestión fácil. Es necesario estar expectante, en actitud de espera, en íntima relación con el Señor y atento a sus signos y señales. No es cosa de hoy para mañana, ni de un instante luminoso como si de un rayo se tratara. Es un camino de espera, de escucha, de estar vigilante y en actitud de búsqueda, de relación y en perseverante oración. Todo lo demás será obra del Espíritu Santo que te irá modelando esa respuesta que tú vas mostrando.

María y José pasaron por esa vicisitudes y dificultades. No creamos que fue fácil y que todo transcurrió como si de una visión clara se tratara. Todo ocurre cuando el Espíritu Santo encuentra un terreno fértil, preparado y abierto a ser cultivado. Recordemos la parábola del sembrador. Solo en una tierra buena arraiga la semilla y da frutos buenos. ¿Qué tierra soy yo? Esa es la pregunta a la que tengo que responder con mi esfuerzo, con mi compromiso, con mi trabajo, mi perseverancia y con mi oración. ¿Te das cuenta? Descubrimos que necesitamos la oración que nos relacione íntimamente con Jesús y pedirle luz, sabiduría, capacidad de discernimiento y todo lo que necesitemos para darnos cuenta.

María y José son dos figuras que nos pueden ayudar a discernir nuestro camino. Mirándoles podemos encontrar muchas respuestas que están enterradas en nuestro corazón. La primera, la de la docilidad, es decir, ser confiados y fieles a los impulsos del Espíritu Santo.

jueves, 29 de diciembre de 2022

EN EL CUMPLIMIENTO DE LA LEY

Lc 2, 22-35

José y María guardaban la Ley, pero no cualquier Ley sino aquello que estaba prescrito por la Ley del Señor. Esto no significa ni está en contradicción con otras leyes, digamos sociales y del pueblo, que buscan el bien común, la verdad y justicia. Pero, significativo es que José y María daban prioridad en sus corazones a la Ley del Señor.

Y es que la Ley del Señor, de un Señor que nos ama con locura misericordiosa es la mejor Ley que podamos cumplir. Es la Ley por excelencia que nos salva y libera de la esclavitud del pecado y nos lleva al encuentro salvífico con Dios nuestro Padre. Deseemos también nosotros cumplir la Ley. La Ley de Dios por encima de todo que nos hará instrumentos de su Amor Misericordioso para construir un mundo según su Voluntad.

En el Evangelio de hoy también destacan dos figuras que nos ayudan a caminar por Ley del Señor según su Voluntad. Hablamos de Simeón, hombre justo y piadoso que esperaba la consolación de Israel; y en él estaba el Espíritu Santo. Le había sido revelado por el Espíritu Santo que no vería la muerte antes de haber visto al Cristo del Señor. Desde este testimonio de Simeón podemos preguntarnos: ¿También nosotros esperamos al Hijo prometido que nos trae la salvación eterna? ¿O, por el contrario vivimos en un mundo de espaldas al Señor?

Por otro lado está la profetiza Ana que inspirada por Dios está siempre en el templo sirviendo a Dios con ayunos y oraciones. Destaca su actitud de fe y perseverancia que testimonia en esa, valga la redundancia, perseverancia que nos lleva al encuentro misericordioso con el Señor.

miércoles, 28 de diciembre de 2022

JOSÉ, HERODES Y LOS NIÑOS


Mt 2, 13-18

El Evangelio de hoy nos invita a reflexionar sobre las tres figuras que aparecen en él. Figuras que pueden estar muy bien representadas en cada una de nuestras actitudes en el tiempo presente y que, sumergidos en un mundo de luces, egoísmos y ambiciones pasen desapercibidas delante de nuestros ojos. Por tanto, abrámoslo y dejemos que la Voz de Dios entre en nuestros corazones.

Quizás, como ocurrió con José, el Señor, que es nuestro Padre y nos quiere con locura, nos habla una y otra vez. Somos sus hijos y quiere por encima de todo nuestro bien y salvación eterna en pleno de gozo y felicidad. Por lo tanto, ¿cómo no pensar que Dios nos toca, nos habla y busca nuestro bien?

Ahora, ¿le escuchamos? Ponemos nosotros atención a la voz de Dios? Es evidente que el testimonio de José no deja lugar a la duda: Se levantó, tomó al Niño y a su Madre, de noche, se fue a Egipto y se quedó hasta la muerte de Herodes para que se cumpliese lo que dijo el Señor por medio del Profeta: «de Egipto llamé a mi hijo». Ahora podemos preguntarnos: ¿Y cuál es mi testimonio?

Despertemos porque Herodes sigue de pie. También en nuestro tiempo hay muchos Herodes que están atentando y amenazando a muchos niños. Tanto afuera como dentro del vientre de sus madres. Niños explotados, usados para placer sexual, obligados a trabajos y a la militancia militar, mal tratados, expoliados de sus derechos…etc. ¿Dónde estamos nosotros? ¿Actuamos de manera indiferente siendo cómplices de Herodes o buscamos en ese Niño Dios nacido en Belén anunciar su Vida, su Amor Misericordioso y defender la vida de esos otros niños amenazados de peligros y muerte?

Pensemos seriamente donde nos encontramos y que, desde nuestra sencillez, humildad y posibilidades, hacemos o podemos hacer al respecto. Porque muchos niños están en este momento en peligro y amenazados de muerte.

martes, 27 de diciembre de 2022

LA BUENA NOTICIA

Jn 20,1a. 2-8

No nos ha nacido uno cualquiera ni alguien cuyo nacimiento no tenga grandes consecuencias sobre nuestras vidas y destino. Ha nacido el esperado y prometido al pueblo de Israel, el pueblo escogido por Dios. El Mesías prometido que nos trae precisamente con su Resurrección la salvación. Navidad significa precisamente eso, esa Vida Eterna que todos queremos y buscamos y que nos viene dada gratuitamente en y con el Nacimiento de ese Niño Dios. Y eso es precisamente lo que celebramos en estos días. ¿Tomamos conciencia de lo que eso significa.

Nuestra fe no es una quimera, está apoyada y fundamentada en la Resurrección. Precisamente el Evangelio de hoy martes nos habla de ese momento que cambió el destino del hombre y llenó su corazón de esperanza de Vida Eterna. En Jn 20, 1ª. 2-8 se nos describe ese momento histórico y real de la Resurrección de Jesús. Y ese testimonio se ha transmitido, a pesar de los inconvenientes, persecuciones y obstáculos, a través de los siglos. No hay quien lo pare porque Jesús Vive y está entre nosotros.

En el instante de nuestro bautismo somos incorporados a Jesús, primogénito de toda la creación, y para una resurrección eterna. ¿Qué hermosa Noticia! Navidad, que estamos celebrando estos días, es precisamente esa Noticia. ¡Estamos salvados y, por supuesto, nos felicitamos! Jesús, abajándose humildemente y naciendo desde la humildad y sencilles en la pobreza de un pesebre nos invita a, siendo humildes y pobres como Él nacer a la Vida Eterna.

Así lo entendieron Pedro y Juan avisados y alertados por Magdalena. Fueros principales testigos de que la tumba estaba vacía y, entrando en ella, vieron y creyeron. Y esa Buena Noticia nos la transmiten no solo de palabra sino también entregando sus vidas. Ahora nos toca a nosotros. Es nuestra hora y nuestro momento. ¡Celebremos que Jesús ha nacido y que camina con nosotros! Él es nuestra gran Notica. La salvación nos ha venido desde un sencillo, pobre y humilde pesebre. Es el lugar que el Salvador ha escogido para darnos a conocer su Buena Noticia.