domingo, 21 de julio de 2013

EN MEDIO DEL RUIDO DEL MUNDO

(Lc 10,38-42)


Sin darnos cuenta y sin apenas tomar conciencia de quienes somos, el mundo nos envuelve y nos saca fuera de nosotros mismos. No hay tiempo para pensar, y menos para discernir qué es lo más importante. Nos ponemos en marcha sin saber muy bien qué hacemos o que merece la pena hacer.

Simplemente caminamos y caminamos, pero no sabemos muy bien a dónde nos conduce el camino. Y, pronto, nos damos cuenta de que nos angustiamos, nos desesperamos y clamamos ayuda para que el desasosiego no nos desequilibre y nos anule.

Marta experimentó esa experiencia en sí misma. Decidió que lo importante era servir, y olvidó escuchar. No observó que si no escuchas no aprendes a servir, porque la Palabra escuchada es la que te enseña y te prepara para cómo servir y cuándo servir. La referencia del servicio, es decir, del amor, la da Jesús, y eso significa que primero hay que escucharlo, y segundo también, porque la escucha dura todo el recorrido de nuestro camino.

María, sin embargo, eligió la mejor parte: "Escuchar". Escuchar, no a un cualquiera o prestigioso maestro, sino a Jesús de Nazaret, el Hijo de Dios Vivo. Seguramente, María supo después el cómo y porqué del amor, y fue llena de la Gracia que la Palabra genera para concentrar la energía del servicio.

Quizás sea esa la lección de hoy: saber apartarse de los ruidos que nos amenazan, y encontrar la paz y la tranquilidad de escuchar la Palabra de Jesús, porque su Palabra es Palabra de Vida Eterna.

sábado, 20 de julio de 2013

LOS ATENDÍA A TODOS


(Mt 12,14-21)

A pesar de ser perseguido con mala intención, Jesús en su retirada va curando a todos aquellos que se les presentan en el camino. Él no tiene en cuenta los insultos y amenazas que le profieren, y procede con amor y misericordia.

Perdona Señor mis arrebatos. La mayoría de las veces no me puedo reprimir, y me desahogo despotricando contra todos aquellos que considero culpables de las injusticias que someten a los pueblos. Pero ocurre que yo tampoco estoy limpio de culpa.

Perdona también mi impotencia e indecisiones ante mis propias responsabilidades y, sobre todo, las autojustificaciones que las esconden tratando de autoengañarme. Perdona Señor mi pobreza y falta de valentía por no saberme enfrentar a mi soberbia y orgullo, y dar riendas suelta a mis sentimientos en perjuicio de los demás. 

Quisiera ser como Tú, y permanecer en silencio sin responder a los insultos y ofensas de los demás tal cual Tú has hecho. Tú, que eres el Único que puedes responder en justicia y verdad, dame la constancia y la capacidad de saber transmitirla y contagiarla.

viernes, 19 de julio de 2013

SE HACE HOMBRE PARA SALVARNOS

(Mt 12,1-8)


No viene Jesús a darnos una tabla de leyes que cumplir, y cumplidas se ha acabado la historia. No, Jesús viene a dar prioridad al hombre por encima de todo lo creado, y a proclamarle que es la criatura mimada y querida por el Padre, que envía a su único Hijo a decirles que los ama hasta ofrecer la vida de su único Hijo.

Todo está en función del hombre y para bien del hombre. Nada está por encima, y así, las cosas son para ser utilizadas buenamente para el provecho del hombre. No se puede supeditar a la norma, ni a leyes que lo esclavizan y lo rebajan a un segundo plano. El hombre es la criatura amada por Dios, y tanto es su Amor que entrega a su único Hijo a una muerte de cruz para redimirle y salvarlo.

Está fuera de toda duda que las leyes están para cumplirla, pero nunca pasando por encima del bien del hombre. Una ley que subordina o esclaviza o hace al hombre dependiente de ella, es una ley que debe abolirse, quitarse o saltarse, pues es el hombre el centro del Amor de Dios. 

El Señor nos enseña, con su Misericordia, a tomar conciencia de nuestros pecados, pero también a darnos cuenta que los demás, de nuestra parte, también necesitan comprensión y perdón como nosotros.

jueves, 18 de julio de 2013

¿CUÁL ES TU YUGO, SEÑOR?


(Mt 11,28-30)

Porque el Señor nos invita hoy a tomar sobre nosotros su yugo y aprender de Él que es manso y humilde. Pero también nos promete que hallaremos descanso para nuestras almas, porque su yugo es suave y su carga ligera.

No cabe duda que su yugo significa remar contra corriente, porque el mundo busca un yugo personal, hecho a medida de cada uno. Y la medida de cada uno se apoya en el bienestar personal indiferente a los demás. Un bienestar egoísta que busca la comodidad, la seguridad, el placer, riqueza y poder donde encontrar ser feliz. 

Seguir a Jesús supone aceptar su Plan de vida y cargarlo, y eso implica amar sin condiciones olvidándome de mí y dándome a los demás. Sí, el yugo se hace duro y pesado, pero Jesús no nos deja solo, va Él con nosotros y nos lo hace ligero y suave. Ese es el reto, caminar en la fe y la esperanza de saber que Jesús tiene Palabra de Vida Eterna.

miércoles, 17 de julio de 2013

LA SABIDURÍA ESTÁ EN TI



(Mt 11,25-27)

El mundo no lo cree así, pues estima y valora más según los títulos y la importancia de los conocimientos humanos. Para hacerte oír necesitas tener títulos y prestigio. Prestigio que te viene dado por los hombres, que solo escuchan lo que viene de los hombres, de los hombres según el valor que ellos mismos se dan.

Sin embargo, la verdadera sabiduría viene de Dios. Dios que es la Verdad Absoluta y que la da a la gente pequeña y sencilla. Vemos, pues, que ocurre lo contrario de los criterios del mundo: «Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a sabios e inteligentes, y se las has revelado a pequeños. Sí, Padre, pues tal ha sido tu beneplácito. Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce bien al Hijo sino el Padre, ni al Padre le conoce bien nadie sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar».

No son los hombres los que tienen y saben de la Verdad, sino a quienes el Hijo se lo quiere revelar. Por eso, hablar en verdad requiere mucha humildad y saberse instrumento del Hijo que en el Espíritu que nos asiste nos revela el Camino, la Verdad y la Vida. 

Cuidado con aquellos que se erigen en portadores del saber y de la verdad alejándose del verdadero Espíritu que con el Padre y el Hijo contienen la Verdad Absoluta.

martes, 16 de julio de 2013

LAS TINIEBLAS NO CESAN DE DISTRAERNOS


(Mt 11,20-24)


La mentira alumbra la oscuridad porque no tiene luz de verdad. Y en la oscuridad nuestro camino es inseguro, confuso, dubitativo, inestable, perdido y falso. Falso porque no conduce a ningún lugar, se pierde en el vacío y nos precipita a la perdición.

Se presenta encumbrado en apariencia de maravilla, de felicidad, de promesas vanas y superfluas, pero no esconde sino perdición y muerte. Por eso, la Verdad tiene que ser proclamada para que no haya nadie que la ignore. Porque, aquellos que, porque la verdad no llegue a ellos, se vean precipitados al vacío, tendrán un juicio con menos rigor que los que rechazan la Verdad que les ha sido revelada.

Hoy, Jesús nos dice: «¡Ay de ti, Corozaín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que se han hecho en vosotras, tiempo ha que en sayal y ceniza se habrían convertido. Por eso os digo que el día del Juicio habrá menos rigor para Tiro y Sidón que para vosotras».

Es nuestra responsabilidad abrir nuestros ojos, al menos pedírselos a nuestro Padre Dios, para acoger con humildad y confianza la Palabra que Jesús nos revela, y en Él ser fortalecidos para vivirla y cumplirla.

lunes, 15 de julio de 2013

NO BUSCAMOS AMARNOS, SINO NEGARNOS

(Mt 10,34--11,1)

Esa es la cuestión, la búsqueda de nuestra propia negación. No se trata de encontrarnos con una vida más cómoda, más placentera y ausente de problemas, sino todo lo contrario. Jesús significa complicarse la vida, complicarse por los demás. Jesús significa vivir entre los que te enemistan, entre los que exigen tu perdón y tu propio olvido. Seguir a Jesús es vivir enfrentado por amor y en el amor entre los demás.

Y eso supone un seguimiento total. No puedes detenerte en tu padre, madre, hijos o hermanos. Nada ni nadie puede interponerse en tu camino hacia el Señor. Si así ocurre, se nubla el camino y se pierde la estela que alumbra tu seguimiento. Y sin Él nada tiene sentido.

Seguir a Jesús nos presenta un camino de contradicciones. Por un lado, nuestro propio ego nos inclina a buscar nuestras satisfacciones, nuestras apetencias e ir en sentido contrario nos supone esfuerzo. Olvidar todo eso cuando lo sentimos en nuestro cuerpo nos complica la vida, y darnos, matando nuestra soberbia, nuestra codicia y egoísmos, termina por matarnos.

Pero ese es el camino, morir a nosotros mismos. Quien se olvida de sí mismo y se da, gana la verdadera vida, más quien piensa en él y se procura su bienestar, la pierde. Así de duro y claro. El camino es darse como lo ha hecho nuestro Señor Jesús. Nos cuesta, es verdad, pero se puede si el camino lo hacemos con Él. Lo malo es querer recorrerlo nosotros solos.

¡Pero lo más sorprendente, detrás de esa negación encontramos lo que buscamos: la felicidad eterna!