domingo, 4 de agosto de 2013

¿DÓNDE ASEGURAMOS NUESTRA VIDA?

(Lc 12,13-21)


Sin lugar a duda, todos corremos detrás del mejor seguro. Los seguros de este mundo nos ofrecen seguridades para que descansemos y no nos preocupemos. Las riquezas y toda cosa de valor exige de inmediato un seguro, porque todos codiciamos lo que, pensamos, nos da felicidad.

Y ponemos nuestros afanes en procurar bienes que nos den la posibilidad de vivir la vida cómodamente, banqueteando, bebiendo, viajando, descansando confortablemente...etc. Sin embargo, pronto observamos que todo eso, si bien nos satisface, no nos llena plenamente. Todo se acaba y vuelta a empezar. Llegamos a cansarnos, a aburrirnos y hasta odiar esa clase de vida.

La experiencia nos descubre que el camino está equivocado. Por ahí no llegamos a encontrar lo que queremos y para lo que estamos hecho. La felicidad no se encuentra en las cosas de este mundo, que se quedarán aquí y no nos las podremos llevar. Nuestra meta está en otra parte.

No pongamos nuestro fin en las cosas de este mundo, sino en llenar nuestro corazón del amor de Dios.

sábado, 3 de agosto de 2013

LA VERDAD COMPROMETE HASTA LA VIDA

(Mt 14,1-12)



Decir la verdad ha sido siempre complicado y peligroso. Por decir la verdad, muchos han perdido hasta la vida, y es que la verdad descubre la mentira en la que otros construyen su poder, sus riquezas y egoísmos. Mentir supone ocultar la verdad, y se oculta para apoderarse o realizar engaños que perjudican a otros y satisfacen y colman mis intereses y vanidades.

Juan el Bautista fue uno de esos hombres que por proclamar la Verdad, pagó con su propia vida. Sin embargo, la Verdad siempre emerge y nunca permanece oculta debajo de la mesa, porque está dentro del hombre para ser proclamada y puesta encima de la mesa a fin de ser vista e iluminar a todos los hombres.

Hoy siguen muchos otros pagando también el mismo precio: "La vida", por defender la verdad. Defender la verdad es enfrentarse a la mentira, y ese enfrentamiento siempre ha sido signo de lucha y muerte. Ahora mismo, en Pakistán, en la prisión de Sheikhupura, permanece encarcelada, en condiciones infrahumana, Asia Bibi. Encarcelada y condenada a morir en la horca por no renegar y defender su fe católica. 

Muchos defensores de la verdad han perdido su vida por perseverar y defender esa Verdad. Y es que la Verdad te hace libre y te fortalece hasta el punto de entregar tu vida. Sólo una Verdad es digna y merecedora de ser defendida hasta las últimas consecuencias: "Cristo, el Señor, el Hijo de Dios Vivo, Vive Resucitado entre nosotros".

Él es el Camino, la Verdad y la Vida, y quienes creen en Él resucitarán en Él y vivirán eternamente.

viernes, 2 de agosto de 2013

LOS MÁS PRÓXIMOS, LOS MÁS LEJOS


(Mt 13,54-58)


Parece una contradicción, pero se hace realidad cada día en nuestros círculos familiares. Es nuestra familia donde nuestro testimonio se hace más difícil y carece de credibilidad. La lógica y el sentido común nos indican lo contrario, pero la naturaleza de nuestra propia humanidad nos incita al odio, a la envidia y a la subestima de lo más cercano, de lo propio.

¿Cómo éste, de mi pueblo, va a ser mejor que yo? ¿Pero si éste es hijo de fulana o mengana, qué me va a enseñar a mí? Y añadan ustedes lo que quieran y hayan vivido por propia experiencia... Jesús no fue una excepción en esto, pues son sus propias Palabras la que nos lo dice: «Un profeta sólo en su patria y en su casa carece de prestigio».

No convendría, ni haría falta decir más . Todo lo que falta lo podemos reflexionar nosotros. Esa es la  humilde intención: "acompañarnos a abrir caminos de reflexión que nos puedan servir para encontrar el verdadero camino", pero, una vez más, pasará lo profetizado por Jesús: "En casa no nos harán caso".

jueves, 1 de agosto de 2013

TODOS ENTRAMOS DENTRO DEL REINO


(Mt 13,47-53)

No hay otro lugar donde ir. Todos estamos llamados a entrar en esa red infinita que es el Reino de los Cielos. Allí todos terminaremos el recorrido de nuestro camino, pero dependiendo del cómo y por qué de nuestro camino, y según lo hayamos vivido, seremos cribados y separados a un lugar u otro.

Habrá una elección: los buenos que han vivido en la Voluntad de Dios, serán apartados para gozar de la dicha y la presencia del Padre; los malos, que han vivido según su propia voluntad o la de otros que los han dirigidos en la mentira y la perdición, serán arrojados al fuego eterno, y allí será el llanto y rechinar de dientes.

Son palabras muy duras y terribles, pero son palabras que Jesús ha pronunciado asegurándose de que lo hayamos entendido. Está todo claro y no podemos aducir confusión o que no lo sabemos. No perdamos de vista al Maligno que nos distrae y nos promete una falsa felicidad aparente apoyada en las cosas de este mundo, pero efímeras y caducas.

La advertencia es clara. El Señor nos habla claramente y nos previene del riesgo que corremos al no hacer su Voluntad. Sólo hay dos caminos: Buscar al Señor y vivir en la Verdad y el bien, o colocar nuestra vida en el precipicio de la muerte con las vanidades, riquezas y tesoros de este mundo que la esconden.

¿En que lugar estaré yo? Soy libre para poder elegirlo, y el Espíritu Santo está a mi lado para ayudarme a superar las dificutades que se me presenten en el camino. No tengamos miedo y pongamosno en Manos del Espíritu Santo, confiados en que ese es el camino de la verdad y felicidad.

miércoles, 31 de julio de 2013

CUANDO SE SABE EL VALOR DEL REINO


(Mt 13,44-46)


Una cosa no se toma en serio ni se valora hasta que se conoce bien. Así ocurre con el Reino de Dios. Mientras no se experimente el encuentro con Jesús, no se podrá valorar ni saber el valor infinito que supone encontrar y aspirar al Reino de Dios.

Mientras esto no suceda, nos puede parecer hasta indiferente las palabras de Jesús: «El Reino de los Cielos es semejante a un tesoro escondido en un campo que, al encontrarlo un hombre, vuelve a esconderlo y, por la alegría que le da, va, vende todo lo que tiene y compra el campo aquel».

Nuestro vivir de cada día nos descubre la medida de nuestra fe. No nos vale decir. "Creo en Dios y hago esto u lo otro...", porque de nada sirve hacer, si no es en nombre del Señor y según su Voluntad. Y es en el misterio de su Voluntad donde podemos encontrar el Reino. Un Reino de paz, de justicia y de amor. Un Reino espiritual que nos llena de esperanza, de vida eterna y de felicidad a partir de nuestra propia cruz.

Sin embargo, es condición indispensable despertar la necesidad de buscar, de hambre y sed por el tesoro más importante de la vida. Quedarnos en la mediocridad, en la pasividad y en la resignación solo nos llevará a encontrar mediocres tesoros que no darán sentido pleno a nuestra vida.

martes, 30 de julio de 2013

PARA QUE TODOS LO ENTENDAMOS

(Mt 13,36-43)


Más claro no se puede decir: «Explícanos la parábola de la cizaña del campo». Él respondió: «El que siembra la buena semilla es el Hijo del hombre; el campo es el mundo; la buena semilla son los hijos del Reino; la cizaña son los hijos del Maligno; el enemigo que la sembró es el Diablo; la siega es el fin del mundo, y los segadores son los ángeles.

»De la misma manera, pues, que se recoge la cizaña y se la quema en el fuego, así será al fin del mundo. El Hijo del hombre enviará a sus ángeles, que recogerán de su Reino todos los escándalos y a los obradores de iniquidad, y los arrojarán en el horno de fuego; allí será el llanto y el rechinar de dientes. Entonces los justos brillarán como el sol en el Reino de su Padre. El que tenga oídos, que oiga».

Cada cual sabe en que situación se encuentra: ¿Es cizaña o buena semilla? También sabe como puede dejar de ser cizaña y convertirse en buena semilla. Y, también, lo que le espera y a lo que se arriesga de cerrar sus oídos y vivir según sus apetencias, valores y voluntad.

No se puede decir otra cosa: "El que tenga oídos que oiga", porque todo dependerá de lo que quiera oír cada uno, y en consecuencia, ordenar y dirigir su vida según la Voluntad de Dios.

lunes, 29 de julio de 2013

VIDA ETERNA

(Jn 11, 19-27)


No hemos sido creados para pasar un tiempo; eso no tiene sentido, pues tanta hermosura de creación y el sacrificio de la Cruz no se entiende sino desde la eternidad. Marta cree en la resurrección, pero sufre la muerte temporal de su hermano Lázaro. La separación produce dolor y sufrimiento.

Jesús aprovecha el momento para proclamar el poder de la vida sobre la muerte. Él se proclama la Resurrección y la Vida, y la muerte terrenal de Lázaro le servirá para demostrarlo y dar testimonio. La fe es la que nos va a salvar. Una fe en Jesús que es la Resurrección y la Vida. Una fe que nos lleva a proclamarlo como Padre, a santificarlo y hacer su Voluntad.

En eso consiste la oración, en creer en el Señor y ponernos en sus Manos para hacer la Voluntad del Padre. Voluntad que consiste en aceptar el camino de nuestra vida tal y como el Padre nos propone, viviéndola desde nuestras propias circunstancias, entorno, familia, trabajo, época y cultura, pero teniendo siempre como referencia la Voluntad del Padre.