viernes, 5 de febrero de 2021

LA CEGUERA DE HERODES

 

Jesús no pasa desapercibido y su fama se extiende hasta el punto que llega a oídos de Herodes. Pero, cuando no se tiene abierto el corazón no entra sino aquello que tú permitas. Y, por tus debilidades, deseos y sentimientos, tus pasiones mandan en ti y te someten a hacer incluso lo que no quieres o piensas que no está bien. Herodes, a pesar de que respetaba a Juan, que lo creía un hombre santo y justo, se dejó dominar por sus instintos carnales y apetitos sensoriales que le cegaban e impedían corregir sus actos maliciosos y perversos.

Juan le reprochaba su estado matrimonial al casarse con la mujer de su hermano Felipe, que no le era lícito. Y Herodías - mujer de su hermano - aborrecía a Juan y quería matarlo. La historia de lo sucedido ya la conocemos - Mc 6, 14-29 - y, si no es así podemos leerlo. Ahora, nos interesa reflexionar sobre lo sucedido, porque, la cuestión es que hoy también continúa sucediendo lo mismo. El tiempo pasa, pero el amor y el desamor continúa igual. Toda cuestión de desamor nace del egoísmo y la ambición de poder, riqueza y placer.

Hoy siguen habiendo muchas Herodías y muchos Herodes. Personas dominadas por un odio resentido y brabucones cobardes que no saben rectificar y corregir sus fechorías. Personas inconscientes, que no saben medir el alcance de sus actos y que son la causa de muchas muertes. Muertes, no solo físicas - que las hay - sino también muertes espirituales que frustran a las personas y las someten a un estado mediocre, esclavizante y de frustración. 

Todo eso sigue vigente en este mundo en el que vivimos. Se miente y se esconde la verdad para tratar de normalizar la mentira e injusticia. Y, al igual que Juan el bautista, estamos nosotros llamados a denunciar y descubrir esas actitudes que someten, explotan, esclavizan e incluso matan a otros muchos. La verdad por encima de todo hasta el punto de arriesgar nuestra propia vida.

jueves, 4 de febrero de 2021

SEGUIR EQUIVALE A IR

(Mc 6,7-13

 

Seguir a Jesús exige llevarle a los demás. Significa eso que ahora - en nuestro tiempo - nuestra misión consiste en acercar a Jesús a los que no le conocen o le son indiferentes, precisamente, por no conocerle bien. Porque, Jesús ya no está, ha dejado esa misión en nuestras manos y somos nosotros ahora quienes tenemos que presentarles a los hombres y mujeres de nuestro tiempo. Es nuestro tiempo y nuestra hora.

La razón principal por la que no dejo de escribir estas humildes y pobres reflexiones - llevo ya algunos años - es por esa razón argumentada antes. Mi compromiso de bautismo me llama a eso, y ahí siento la voz del Señor que me invita a hacerlo. Quizás no valga para otra cosa mejor, y, aunque no me valoro para eso, son sus me gustas, sus comentarios y sus agradecimientos los que me indican que debo seguir. Igual, Dios me habla a través de ustedes.

Por otro lado, la fe compartida se fortalece, y experimento que cuando escribo y reflexiono, yo soy el primer fortalecido y animado. El Espíritu del Señor me fortalece y me da ánimos para continuar la labor. Confieso que hay días que la tarea se hace pesada, que cuesta perseverar y que, siendo sincero, experimento la fortaleza del Señor y su empuje. Lo que compartía ayer, son esos momentos cuando experimentas que tu fe está ahí, la presientes y la notas. Pero, al mismo tiempo experimentas que es débil y que necesita todavía mucho camino y la asistencia y auxilio del Espíritu Santo.

Sí, claro, el Señor me envía y nos envía. Y experimentamos que necesitamos mucho de Él, porque, sin Él no damos la talla para transmitirle. Transmitir no simplemente palabras, sino cercanía, disponibilidad, comprensión y actitud de dar y darnos por amor. No es fácil, pero, por y junto al Señor, que confía en nosotros y nos envía, podremos hacerlo.

miércoles, 3 de febrero de 2021

SIEMPRE VALORAS MENOS LO QUE TIENES CERCA

Mc 6,1-6

Es algo muy real y hasta cierto punto experimentado por todos. Lo de tu casa; lo de tu pueblo; lo de tu familia y lo propiamente tuyo es muy poco valorado por todos los que están cercanos a ti y te conocen. Esa frase que todos conocemos y hemos oído muchas veces - nadie es profeta en su tierra - se cumple en la realidad del acontecer de cada día.

Asi sucedió en la vida de Jesús. En su propia casa no fue valorado ni creído. Sus contemporáneos y paisanos no tuvieron fe en Él. Para ellos siempre fue aquel muchacho hijo del carpintero y de la joven y humilde María. ¿De dónde sacaba esa sabiduría y esos milagros qué hacía? Nunca pudieron entenderlo ni darle crédito a las enseñanzas y milagros que Jesús hacía. 

Y es que la razón tiene un límite e impide que entre la fe a partir de ese punto, porque, la fe está por encima de la razón y ésta no puede alcanzarla nunca. Puede intuirla, razonarla y llenarse de esperanza, pero nunca comprenderla. ¿Acaso puedes entender el poder de Dios? La única razón y fundamento de nuestra fe es la Resurrección. Fue precisamente, a partir de ahí, cuando los apóstoles dieron sentido y fundamento a su fe. Habían perdido toda esperanza hasta que llegó esa hermosa y maravillosa mañana del domingo cuando María Magdalena anunciaba que Jesús había Resucitado.

También yo, y otros muchos, y, posiblemente, tú también, creemos en ti, Señor y, a pesar de no entender tu Misterio, nos fiamos de tu Palabra y del testimonio de la Verdad que nos has dado con tu Vida. Y, por eso, te seguimos, a pesar de nuestros fallos, debilidades y pecados, perseverando en la buena y recta intención de irnos perfeccionando en la actitud de imitarte en cada momento de nuestra vida.

martes, 2 de febrero de 2021

Y YO, ¿PRESENTO TAMBIÉN A JESÚS?


Los padres de Jesús le presentaron en el templo. Era lo exigido por la ley, pero también necesario que Jesús, el Hijo de Dios, encarnado en naturaleza humana fuera presentado al mundo, porque, aunque desconocido por todos, menos por Simeón, ese Niño había venido para nuestra salvación: Y he aquí que había en Jerusalén un hombre llamado Simeón; este hombre era justo y piadoso, y esperaba la consolación de Israel; y estaba en él el Espíritu Santo. Le había sido revelado por el Espíritu Santo que no vería la muerte antes de haber visto al Cristo del Señor. Movido por el Espíritu, vino al Templo; y cuando los padres introdujeron al niño Jesús, para cumplir lo que la Ley prescribía sobre Él, le tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo: «Ahora, Señor, puedes, según tu palabra, dejar que tu siervo se vaya en paz; porque han visto mis ojos tu salvación, la que has preparado a la vista de todos los pueblos, luz para iluminar a los gentiles y gloria de tu pueblo Israel». Su padre y su madre estaban admirados de lo que se decía de Él.

Sin embargo, hoy no sucede lo mismo. Tú y yo conocemos a Jesús. Sabemos que es el Hijo de Dios, y también sabemos a que ha venido y por qué se ha hecho hombre como nosotros. Y, quizás, no lo hayamos presentado al mundo todavía, o no lo hayamos hecho como debemos. De cualquier forma, lo importante es que tomemos conciencia de que también nos toca a nosotros presentarlo al mundo y eso nos obliga a conocerle primero y luego a hacerle presente en nuestro propio mundo.

Pero, presentar a Jesús no se puede hacer de cualquier forma. No se trata de presentar sus credenciales y mensaje, sino de, al mismo tiempo, vivirlo. Primero, porque es la mejor Noticia que podemos dar a nuestros más cercanos y al mundo que nos rodea; segundo, porque, su Buena Noticia no se puede transmitir ni dar a conocer solo con palabras, sino también con nuestra vida, dándonos y ofreciéndonos en servicio y verdadero amor. Tratemos, tal hizo Simeón y la profetiza Ana, de dar a conocer al Niño Dios al mundo entero.

lunes, 1 de febrero de 2021

EL INTERÉS MATERIAL ANTES QUE EL ESPIRITUAL

 

Es una constatación evidente que la economía se antepone a la salud y, por tanto, el interés tanto económico como material está antes que la propia persona y su bien espiritual, que es lo fundamental y prioritario. Porque, l material, aún siendo importante, es caduco, mientras lo espiritual es eterno. Y decimos esto porque la realidad nos lo presenta en cada momento.

El Evangelio habla de la llegada de Jesús a la región de los gerasenos y del encuentro que tuvo allí con aquel endemoniado. Dejamos lo que sucedió para que ustedes, amigos lectores, lo lean despacio y lo mediten. Yo me detengo, en este momento, en el resultado de lo acontecido. El Evangelio de - Mc 5, 1-20 - lo describe así: :... salió la gente a ver qué era lo que había ocurrido. Llegan donde Jesús y ven al endemoniado, al que había tenido la Legión, sentado, vestido y en su sano juicio, y se llenaron de temor. Los que lo habían visto les contaron lo ocurrido al endemoniado y lo de los puercos. Entonces comenzaron a rogarle que se alejara de su término. 

 Aconteció que llegada toda la gente del pueblo y  viendo todo lo sucedido, lo que les preocupó e interesó es que ser fuera de allí aquel que había causado la muerte de esos dos mil puercos. Esa era la gran pérdida y la gran preocupación. Apenas les importó ver al endemoniado curado y sano. El dolor y la tragedia la personificaban la pérdida de los puercos. Es decir, el valor material y económico.  El endemoniado - la persona - estaba en segundo plano y su salud y situación no importaba tanto. O, al menos por lo descrito en el Evangelio, estaba primero el interés económico.

¿No nos recuerda lo aquí descrito con lo que está sucediendo ahora mismo en nuestras vidas? El debate está abierto, ¿es la salud primero o la economía? O, quizás, dicho de otra manera ¿es necesario cuidar la salud para proteger la economía? Busquemos luz en Aquel que nos la puede dar para alumbrar nuestra vida.

domingo, 31 de enero de 2021

¿DE DÓNDE SALE LA AUTORIDAD DE JESÚS?

 

Sucede que confundimos autoridad con poder; autoridad con exaltación propia y autoridad con privilegios y atenciones a mi persona. Y esas formas de querer imponer la autoridad no llega al corazón de las persona porque no están dichas ni realizadas para su bien sino todo lo contrario. Es una autoridad dirigida a afianzarse ellos más y beneficiarse a sí mismo. 
 
La forma de proceder de Jesús es totalmente diferente. Él habla para y buscando el bien de los demás, y habla en verdad y con coherencia, pues, lo que dice lo hace y lo que promete se cumple. Y la gente que le escucha se da cuenta que son ellos los verdaderos protagonista a los que va dirigida la Palabra de Jesús. Y no solo la Palabra, sino que también le beneficia sanándoles de sus dolencias y liberándoles de sus esclavitudes.
 
¡Claro, es una Palabra novedosa, nueva que desprende la autoridad - verdadera autoridad - que nace del servicio y la atención de los que la escuchan! Por eso, los escuchante se admiran y se preguntan: Todos quedaron pasmados de tal manera que se preguntaban unos a otros: « ¿Qué es esto? ¡Una doctrina nueva, expuesta con autoridad! Manda hasta a los espíritus inmundos y le obedecen»
 
Indudablemente, la autoridad con la que habla Jesús es única, porque, sus Palabras buscan nuestro bien y son los que la escuchan los primeros beneficiados. Y sus Palabras no se pierden en el vacío, sino que tienen cumplimiento en aquellos que la acogen realizándose tal y como se ha prometido. Es la autoridad que se esconde con verdadera fuerza en el servicio y el amor. Su colofón tuvo lugar en la última cena cuando realizó el lavatorio de los pies. He venido a servir no a ser servido, les dijo en esa ocasión.

sábado, 30 de enero de 2021

LA SEMILLA DE LA FE

Mc 4,35-41

Sin darme cuenta, con el paso del tiempo, el pelo se me ha ido cayendo. De la misma forma no me di cuenta cuando apareció la primera cana en mi pelo y, poco a poco, todo mi pelo se ha ido transformando de negro a blanco. Y hoy es todo blanco - canoso -. 

Y todo eso ha ido sucediendo sin darme cuenta. Lo mismo ocurre con la semilla, la siembras y, sin darte cuenta, crece. A propósito, tengo en mi jardín una platanera y, sin darme cuenta, sin darme cuenta, un día, aparece un racimo de plátanos, que, luego, van madurando y creciendo sin apenas notarlo hasta que, un día, percibes que están maduros.

¡Es verdad!, mi fe ha sido igual. Ha ido creciendo y no la he notado. Incluso, todavía no la noto. Si, es verdad y cierto, experimento y creo que ha crecido, que ahora tengo más fe. En muchos momentos de mi vida he experimentado que sin Jesús no podría vivir, pero, también constato que todavía, mi fe, no está madura ni apta para caminar y sostenerse firmemente. Mis propias tempestades del camino la ponen en peligro y la hacen tambalearse. Necesito la compañía y la Gracia del Señor para poder superar esas propias tormentas que amenazan mi vida.

Es indudable, necesito fe para seguir al Señor y, valentía, para vencer mis miedos. Necesito darme cuenta que Él no se ha ido y que sigue a mi lado. Necesito entender que, aunque aparente dormir, Él es el Señor y todo le está sometido. Y necesito llenarme de esperanza para, a pesar de que en mi vida se presenten malos momentos  que se que llegarán - Tú, Señor, siempre estarás a mi lado para ayudarme a calmar la tempestad de mi vida.