jueves, 20 de mayo de 2021

EL AMOR NEXO DE UNIDAD

 

Si el mandato de Jesús es uno: "Ámense los unos a los otros", la consecuencia de ese amor es la unidad. Porque, dos o más que se amen permanecen unidos. En consecuencia, Jesús quiere y pide al Padre que seamos uno, tal y como Él y el Padre son uno. Nuestra referencia y modelo es la Santísima Trinidad, un solo Dios en tres Personas, Padre, Hijo y Espíritu Santo. Y es que de la unidad del Padre y el Hijo, brota ese Amor que se manifiesta en el Espíritu Santo. Ese mismo Espíritu que ha bajado sobre nosotros a la hora de nuestro bautismo.

Jesús le pide al Padre, no solo por los que le ha dado, sino también por todos los que crean en Él a través del anuncio de los que Él ha enviado - los apóstoles -. Pide, como decíamos ayer, por todos nosotros, y, en consecuencia, también por todos los que crean a través de nosotros. De ahí nuestra gran responsabilidad nacida desde nuestro compromiso bautismal.

No se trata ni es cuestión de recetas, sino de planteamientos personales a la luz del Espíritu Santo: (Jn 17,20-26): En aquel tiempo, Jesús, alzando los ojos al cielo, dijo: «Padre santo, no ruego sólo por éstos, sino también por aquellos que, por medio de su palabra, creerán en mí, para que todos sean uno. Como tú, Padre, en mí y yo en ti, que ellos también sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado. Yo les he dado la gloria que...

miércoles, 19 de mayo de 2021

JESÚS, EL SEÑOR, PIDE AL PADRE POR TI

 

No son imaginaciones o deducciones mías, lo dice el Señor Jesús en el Evangelio de hoy de forma muy clara: En aquel tiempo, Jesús, alzando los ojos al cielo, dijo: «Padre santo, cuida en tu nombre a los que me has dado, para que sean uno como nosotros. Cuando estaba yo con ellos, yo cuidaba en tu nombre a los que me habías dado. He velado por ellos y ninguno se ha perdido, salvo el hijo de perdición, para que se cumpliera la Escritura». Pero ahora voy a ti, y digo estas cosas en el mundo para...

Es la hora y Jesús pide al Padre por aquellos que le ha dado y han creído en Él y en el Padre que le ha enviado. E, igual que el Padre le ha enviado a Él, también, Él, ahora, envía a sus apóstoles a anunciar el Evangelio pidiéndole al Padre que los consagre en la Verdad, porque, la Palabra del Padre, que Jesús les ha dado, es la Verdad. Darles capacidad para proclamarla y discernimiento para estar siempre en la Verdad.

Desde la hora de nuestro bautismo tenemos esa misión. Y también ahora Jesús, a la derecha del Padre, reza por todos nosotros, que recibimos el anuncio del Evangelio por medio de los apóstoles. Una misión que nace desde lo más profundo de nuestro corazón y que está siempre, queramos o no, latente y viva, descubriéndonos que tenemos un Padre Dios que nos quiere y que envía a su Hijo para anunciarnos su plan de Salvación Eterna. Porque, Él es la Vida Eterna.

Conocer al Padre, que nos anuncia Jesús, el Hijo, es conocer la Vida Eterna. Es entender que llegamos a Él si somos capaces de amarnos y confundirnos en uno, tal y como Él y el Padre son uno.

martes, 18 de mayo de 2021

¡PADRE, GLORIFICA A TU HIJO!

 

Es la hora, nos dice Jesús en el Evangelio de hoy. La hora en la que el Hijo glorifica al Padre y le pide que también Él le glorifique, porque, por medio del Hijo, el Padre es dado a conocer a todos los hombres. Esa es la hora en la que todos los hombres y mujeres conocemos al Padre que nos ha dado la vida y que nos llama para, a través del Hijo, darnos también a nosotros la Vida Eterna. 

Así de sencillo y simple. Jesús, el Hijo de Dios, enviado por el Padre a este mundo para anunciarnos la Buena Noticia del Amor Infinito y Misericordioso del Padre. Y lo hace entregándose hasta el extremo de dar su Vida para que todos los que crean en Él conozcan también al Padre, quien le envía,  y su Infinito Amor Misericordioso y gocen de la dicha plena y eterna.

El Padre es glorificado en la Resurrección del Hijo, triunfo de la Vida sobre la muerte. Y, en la Resurrección, Jesús, glorificado por el Padre, nos anuncia también que todos aquellos que crean en Él resucitarán también para gloria de Dios Padre

lunes, 17 de mayo de 2021

EN BUSCA DE LA PAZ DESEADA

 

Felicidad y paz se buscan, pues la una depende de la otra. Nadie tiene felicidad si no tiene paz. Y la paz supone felicidad. Es decir, felicidad sin paz no hay. De modo que, para ser feliz hay que estar en paz. Incluso en medio del dolor y sufrimiento la paz nos fortalece y nos ayuda a soportarlos. Ejemplos tenemos muchos que dejan zanjado esta cuestión.

El saludo de Jesús viene siempre con la paz. Siempre se presenta invitando a la paz y se despide de igual modo. Jesús es la paz y en su presencia no hay lugar para el desasosiego y la intranquilidad. Entre Él y el Padre reina la paz. Por tanto, también nosotros, si estamos en su presencia, nos llenaremos de paz. Y esa paz que tenemos es un signo evidente de que estamos en la presencia de Jesús.

Por todo ello, debemos estar atento a no desesperar ni a atormentarnos, porque, eso delatará en nosotros que no somos consciente de la presencia del Señor. Perder la paz es alejarnos del Señor. Sabemos que nuestro camino por el mundo nos traerá luchas, pero, miremos al Señor y confiemos en sus Palabras: En aquel tiempo, los discípulos dijeron a Jesús: «Ahora sí que hablas claro, y no dices ninguna parábola. Sabemos ahora que lo sabes todo y no necesitas que nadie te pregunte. Por esto creemos que has salido de Dios». Jesús les respondió: « ¿Ahora creéis? Mirad que llega la hora (y ha llegado ya) en que os dispersaréis cada uno por vuestro lado y me dejaréis solo. Pero no estoy solo, porque el Padre está conmigo. Os he dicho estas cosas para que tengáis paz en mí. En el mundo tendréis tribulación. Pero ¡ánimo!: yo he vencido al mundo».

domingo, 16 de mayo de 2021

JESÚS ASCIENDE A LOS CIELOS

 

Si algún hecho fundamenta nuestra fe, la Resurrección, unida luego cincuenta días más tarde a la Ascensión, dan carta de crédito de la autentícidad y fortaleza de nuestra fe. Jesús, una vez resucitado - vencida la muerte y triunfante la vida y el Amor - consolida su Resurrección apareciéndose a los apóstoles e enviándoles a anunciar al Buena Noticia de Salvación - el Evangelio - y a bautizar a los que crean, salvándose los bautizados y condenándose los que rechacen ser bautizados.

Es motivo de gran alegría saber, a través del testimonio de los apóstoles, que el Señor, tras su Resurrección y repetidas apariciones a los apóstoles, sube a los cielos. Nos llena de esperanza saber que allí nos espera junto al Padre, y que, según su promesa, nos prepara una morada para, luego, volver en nuestra búsqueda. 

Me pregunto, ¿puede haber mayor esperanza y alegría que conocer esa promesa y experimentar que Jesús está junto al Padre? Porque, eso significa que nuestro camino, por su Gracia, y Amor Misericordioso, será el mismo. Por eso, nos dice que Él es el Camino, la Verdad y la Vida. Se trata, pues, de seguirle tratando de imitarle y de responder, comprender y perdonar tal y como Él nos va enseñando a lo largo del camino de nuestra vida.

sábado, 15 de mayo de 2021

UN CICLO ABIERTO A LA ETERNIDAD

 

Nacemos y morimos. Aparentemente nuestra vida recorre un círculo cerrado, nace para, más tarde, desaparecer. Pero, la Resurrección de Jesús lo cambia todo. En el Evangelio de hoy, Jesús, nos dice: «Salí del Padre y he venido al mundo. Ahora dejo otra vez el mundo y voy al Padre». Está claro, también hemos venido nosotros a este mundo, no para quedarnos, sino para volver, cómo y por Jesús, al Padre. Ya nos lo ha dicho Él en otra ocasión: He ido a prepararles una morada - Jn 14, 2 -.

Nos invita Jesús a pedir en su nombre al Padre asegurándonos que seremos atendidos. Y es que nuestro camino y nuestra vida va a necesitar estar en constante relación con el Padre para sortear los obstáculos y dificultades que la vida nos irá presentando. Tendremos muchas oscuridades que nos impedirán ver la luz y que nos cegarán ante la maravilla de nuestra llamada a la eternidad. Y, ¡lo sorprendente!, estaremos dispuesto a vender la dicha de nuestra eternidad por míseras bagatelas que nos ofrece este mundo.

Necesitamos pedir, pero, antes, tendremos que reconocernos necesitados y pecadores, pues de no reconocernos no sentiremos esa necesidad de pedir. Jesús, que nos conoces nos lo ha sugerido y advertido: Pedí y se os dará; llamad y se os abrirá y buscar y encontraréis - Mt 7, 7-11 - porque necesitamos el auxilio y la asistencia del Espíritu Santo que va con nosotros y nos acompaña.

viernes, 14 de mayo de 2021

UN CAMINO MUY BIEN RESUMIDO Y SEÑALADO

 

Jesús nos traza el camino a seguir. Nos hace, digamos, un resumen de lo fundamental y necesario para seguirle, advirtiéndonos, primero, que permanezcamos en Él como Él permanece en el Amor del Padre. Tal y como el Padre le ha amado, así - nos dice - nos ha amado Él. Por tanto, nos invita a permanecer en su Amor. Y la pregunta que surge espontánea e inmediata es: ¿Y cómo permanecemos en Él?

La respuesta viene enseguida. Jesús nos aclara el camino: Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor, como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor. Y todos sabemos, lo tenemos incluso impreso en nuestro corazón, los mandamientos que nos manda el Señor. Todos se contienen en uno: Amor. Uno, que se extiende también al prójimo. Amar a Dios, primero, pero casi unido al segundo, que se refiere al prójimo. Porque, de no amar al prójimo, mientes si dices que amas a Dios. Por lo tanto, están ligados el uno con el otro.

Y ese amor, continúa Jesús, no es un amor etéreo, intangible e invisible, sino un amor que se concreta y se manifiesta en el día a día de tus relaciones con los demás, con aquellos que entran directamente o indirectamente en tu vida. Porque, ¿si no manifiestas tu amor con ellos, que están a tu lado, como puedes manifestarlo con Dios al que no ves?

Y termina Jesús diciendo que la elección la hace Él. No somos nosotros quienes le hemos elegido, sino que ha sido y es el Señor quien nos crea y nos elige. Claro, nos da libertad para responder o no. Luego, de ti depende que abras tu corazón y le pidas al Padre lo que realmente necesitas para responderle y seguirle. Jesús te dice que todo lo que pidas al Padre en su nombre se te concederá. Y, por último nos recuerda que lo que quiere de todos nosotros es que nos amemos los unos a los otros.