martes, 3 de junio de 2014

¡SEÑOR, AYUDAME EN MI HORA!


(Jn 17,1-11a)

Señor, Tú ya no estás en el mundo y has vuelto al Padre, pero nosotros seguimos aquí, en este mundo lleno de peligros, obstáculos y tentaciones que tratan de apartarnos y perdernos. Sin embargo, Señor, no estamos desesperados porque Tú ruegas por nosotros y porque nos sabemos hijos del Padre en tu Nombre.

Señor nos das mucha confianza el oírte decir: «Por ellos ruego; no ruego por el mundo, sino por los que tú me has dado, porque son tuyos; y todo lo mío es tuyo y todo lo tuyo es mío; y yo he sido glorificado en ellos. Yo ya no estoy en el mundo, pero ellos sí están en el mundo, y yo voy a ti».

Nos sentimos protegidos y cuidados por Ti y recibimos la fuerza de tu Espíritu que nos ha sido enviado por el Padre en tu Nombre. Sabemos lo que nos espera: persecuciones y sacrificios ahora, pero llegará la hora en que nos reuniremos contigo y todo será fiesta, alegría y felicidad eterna.

Te pedimos Señor que nos des las fuerzas para permanecer fieles a tu Espíritu y que podamos soportar todas las adversidades hasta la hora de tu regreso, que será también nuestra hora. Amén.

lunes, 2 de junio de 2014

SUPERAMOS LOS OBSTÁCULOS DEL MUNDO

(Jn 16,29-33)
 
 
Los valores del consumismo, del capitalismo, de la sensualidad y del materialismo están en boga y en contra de todo lo que suponga ponerse en sintonía con las exigencias evangélicas. No obstante, este conjunto de valores y de maneras de entender la vida no dan ni la plenitud personal ni la paz, sino que sólo traen más malestar e inquietud interior. ¿No será por esto que, hoy, las personas van por la calle enfurruñadas, cerradas y preocupadas por un futuro que no ven nada claro, precisamente porque se lo han hipotecado al precio de un coche, de un piso o de unas vacaciones que, de hecho, no se pueden permitir? ( Del Comentario: Rev. D. Jordi CASTELLET i Sala (Sant Hipòlit de Voltregà, Barcelona, España).
 
La apetencia de tener y poseer para gozar te esclaviza y te hace más infeliz. Porque el gozo se esconde en lo eterno, no en lo caduco y perecedero. Y las cosas de este mundo son caducas y finitas. Sólo lo eterno te dará el gozo y la felicidad eterna. Por eso, buscar el gozo y la alegría eterna en este mundo es equivocarse y perder el tiempo. Sólo en Jesús, que ha vencido al mundo, se esconde el verdadero y único gozo eterno. *

Los de Cristo vencemos las dificultades tal y como Él las ha vencido, a pesar de que en nuestra vida también hayamos de pasar por sucesivas muertes y resurrecciones, nunca deseadas pero sí asumidas por el mismo Misterio Pascual de Cristo. ¿Acaso no son “muertes” la pérdida de un amigo, la separación de la persona amada, el fracaso de un proyecto o las limitaciones que experimentamos a causa de nuestra fragilidad humana?

Pero «sobre todas estas cosas triunfamos por Aquel que nos amó» (Rom 8,37). Seamos testigos del amor de Dios, porque Él en nosotros «ha hecho (...) cosas grandes» (Lc 1,49) y nos ha dado su ayuda para superar toda dificultad, incluso la muerte, porque Cristo nos comunica su Espíritu Santo.( Del Comentario: Rev. D. Jordi CASTELLET i Sala (Sant Hipòlit de Voltregà, Barcelona, España).

* (Lo escrito en negrita es mío).

domingo, 1 de junio de 2014

SE QUEDA CON NOSOTROS HASTA EL FINAL

(Mt 28,16-20)

Se va, y ya en adelante no se dejará ver, pero nos promete y confirma que estará con nosotros hasta el final: «Y he aquí que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo». Y es que el Espíritu de Jesús Resucitado vive y está entre nosotros, y continúa su misión en la tierra a través de su Iglesia en todos sus discípulos: «Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra. Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a guardar todo lo que yo os he mandado». 

Anunciar significa vivir primero lo anunciado. Me compromete mucho, y doy gracias a Dios, que al ser agente de evangelización, anuciando las enseñanzas de Jesús y lo que nos ha mandado guardar, a personas privadas de libertad y a padres que se acercan a la Iglesia, quizás por tradición y no tanto por una fe comprometida y responsable, experimento que soy un pecador y que mi vida queda muy por debajo de lo que anuncio y predico.

Experimento también que sólo el Señor: «Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra», puede hacer que los corazones de las personas despierten y vean para que decidan seguirle. No cabe ninguna duda que todos, quizás con sombras más que luces, tengan cerrados sus ojos a lo que verdaderamente buscan, pues la felicidad eterna es el tesoro que todos ansían. Sin embargo lo buscan en este mundo donde todo es caduco y efímero.

Danos Señor la Gracia de que nuestra proclamación de tu Evangelio y nuestras palabras vayan acorde y en sintonía con nuestra vida. Amén.

sábado, 31 de mayo de 2014

DISPONIBILIDAD Y SERVICIO


(Lc 1,39-56)

Estas cosas nos parecen cuentos porque, a pesar de que confesamos creérnoslas, no parece que incidan de una manera real en nuestra vida. Observemos que sí lo hizo en la vida de María y también de Isabel. María partió rápida y llena de gozo a casa de su prima Isabel. Sabía, porque por el Ángel se le había anunciado también, que su prima Isabel estaba en cinta y corrió a servirla y a compartir con ella el gozo de la Gracia de Dios y de la maternidad.

Sucedió, como nos cuenta Lucas (1, 39-56) que tan rápidamente como oyó Isabel el saludo de María, salto el niño de gozo en su seno, e Isabel quedó llena del Espíritu Santo, y exclamando con gran voz, dijo: «Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu seno; y ¿de dónde a mí que la madre de mi Señor venga a mí? Porque, apenas llegó a mis oídos la voz de tu saludo, saltó de gozo el niño en mi seno. ¡Feliz la que ha creído que se cumplirían las cosas que le fueron dichas de parte del Señor!».

¡Y creemos también nosotros lo que nos ha dicho el Señor? ¿Esperamos su promesa de que volverá, y de que al final, a pesar de nuestros sufrimientos y tristezas que el camino nos depare, todo se convertirá en gozo y alegría? ¿Salta de gozo nuestro corazón y se llena de esperanza y de confianza en la Palabra del Señor?

Pidamos luz al Señor para que nuestro corazón se llene también de gozo y de alegría al escuchar su Palabra y al esforzarnos en vivirla.


viernes, 30 de mayo de 2014

SUS PALABRAS NOS LLENAS DE ESPERANZA Y ALEGRÍA

(Jn 16,20-23a)


Y es que habla el Señor Resucitado. No es un cualquiera ni nadie que tiene dudas o no puede cumplir lo que le gustaría prometer. Es Jesús, ¡el Señor!, y Él tiene Palabra de Vida Eterna. «En verdad, en verdad os digo que lloraréis y os lamentaréis, y el mundo se alegrará. Estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en gozo». 

Sabemos que se dice que el que ríe el último ríe mejor; también que lo importante es como termina y no como empieza lo que emprendemos. Pues bien, si eso lo dicen los hombres, Jesús, que tiene Palabra de Vida Eterna, nos dice que a pesar de nuestras tristezas y sufrimientos, al final seremos dichosos y feliz. No se puede esperar mejor y más grande promesa, porque al final lo que buscamos todos es la felicidad eterna.

«También vosotros estáis tristes ahora, pero volveré a veros y se alegrará vuestro corazón y vuestra alegría nadie os la podrá quitar. Aquel día no me preguntaréis nada». Esperamos al Señor y tenemos su promesa de que volverá y lo veremos. Y ya no hará falta preguntarle nada, pues lo vemos cara a cara y gozamos de una inmensa e infinita felicidad.

Tus Palabras, hoy, nos llenan de gozo y de alegría, Señor. Gracias por decírnosla y llenarnos de esperanza.

jueves, 29 de mayo de 2014

EL SEÑOR NO DEJA NADA SUELTO

(Jn 16,16-20)


Todo lo deja aclarado y bien atado. Para el Señor mil años son un segundo, y para nosotros, aunque la vida se nos hace algo larga, también se va más deprisa de lo que pensamos. El tiempo es más relativo que lo que parece y, psicológicamente 95 años, en el mejor de los casos, pasan a toda velocidad.

De cualquier manera, lo verdaderamente importante es que el Señor nos dice: «Dentro de poco ya no me veréis, y dentro de otro poco me volveréis a ver». Yo me quedo con: «dentro de otro poco me volveréis a ver», porque eso es lo que importa. El mismo Jesús nos dice que lo volveremos a ver y eso es Palabra de Dios, y eso se cumple porque su Palabra es Palabra de Vida Eterna.

Me basta lo que el Señor dice y creo ciegamente en Él. No me hace falta oír nada más. Confío plenamente en el Señor porque, no sólo con sus Palabras me lo ha demostrado sino entregando su vida por mí y también aceptándome tal y como soy y perdonándome todos mis rechazos y pecados. Sé que me asaltarán dudas y me arrastrarán apetencias, comodidades, vanidades y placeres, pero, en, con y por su Espíritu lucharé con la fuerza de su Gracia y resistiré en su Nombre.

Esa es la fe, mi pobre fe que en Él quiero fortalecer y afirmar consciente de los sufrimientos, tristezas y penas que nos harán llorar y sufrir, pero que Él también nos ha descubierto para que no desesperemos, porque lo verdaderamente importante es que al final nuestras penas, sufrimientos y tristezas se convertirán en gozo.

miércoles, 28 de mayo de 2014

EN EL CAMINO DEL ESPÍRITU

(Jn 16,12-15)

Todavía nos queda un largo trecho, y mientras nos adentramos en el camino de nuestra vida, el Espíritu Santo nos irá guiando si nos ponemos en sus Manos. Muchas cosas tiene que ir revelándonos y enseñando, pero todo dependerá de la atención que yo le preste. Dependerá de cada uno de nosotros el abrirle nuestro corazón y recibir sus enseñanzas.

No vamos solos, caminamos en el Espíritu de Jesús, porque el Espíritu Santo nos comunicará lo recibido del Señor. Nos llena de esperanza estas Palabras de Jesús que nos revelan su presencia en el Espíritu y nos acompañan en nuestra lucha diaria por vivir en su Amor y Palabra. 

El camino se nos pone difícil y duro, pero Jesús en su Espíritu nos fortalece, nos anima y nos acompaña a tomar decisiones, a levantarnos de las caídas, a sobreponernos de las disgustos y fracasos y a mantenernos firmes y decididos en guardar sus mandamientos. 

Es el Señor Resucitado que camina, como con los de Emaús, a nuestro lado animándonos y haciendo que nuestros corazones ardan de entusiasmo y de amor.