Mostrando entradas con la etiqueta mundo. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta mundo. Mostrar todas las entradas

miércoles, 4 de junio de 2025

MENSAJEROS DE FRATERNIDAD Y RECONCILIACIÓN

Jn 17, 11b-19

    Manuel se sentía débil cada vez que olía el ambiente del mundo. Era difícil expresar un deseo de paz, de buena intención y de fraternidad. La corriente del mundo arrastra y es hostil al pensamiento de Jesús. Ser discípulo te creaba problemas, pues el mundo no comulga con la fraternidad ni solidaridad.

    «Será difícil – se dijo – abrir el corazón hasta el extremo de darse en amor y misericordia. Posiblemente no te comprenderán ni entenderán esa actitud».

    El mundo es hostil y seductor. No obstante es uno de los más graves peligros del alma. Caminamos entre lobos y muchos se introducirán entre nosotros. Eso nos exigirá estar muy atentos y unidos. No cabe duda de que la unión fortalece. Necesitamos estar unidos para resistir la lucha de un mundo que nos impone desigualdades, privilegios y margina al pobre y vulnerable.

     Unidos y en oración  permanente a nuestro Señor era la idea que llenaba la cabeza y el corazón de Manuel. Sabía y presentía, que unido al Señor resistiría las tentaciones y peligros del mundo, demonio y carne. Y eso le daba fuerza, ánimo y esperanza para seguir su camino.

miércoles, 15 de mayo de 2024

¡PADRE, GUARDALOS DEL MALIGNO PARA QUE SEAN UNO COMO TÚ Y YO LO SOMOS!

La realidad es que estamos de paso por este mundo. Es evidente que no pertenecemos a él porque a él hemos venido y de él no vamos en nuestra hora final. Digamos que somos aves de paso y que en él podemos merecernos – entre comillas – alcanzar la Casa del Padre si cumplimos los mandamientos que nos propone el Señor.

Por tanto, si aceptamos esa renuncia del mundo y bautizados en el Espíritu Santo nos proponemos cumplir los mandatos del Señor y seguirle siendo fiel a su Palabra, experimentaremos el rechazo del mundo: seremos perseguidos, odiados, excluidos, señalados, apartados… incluso hasta amenazados de muerte. Seremos tentados por los tres grandes peligros del alma: mundo, demonio y carne. Sufriremos el asedio de nuestras propias pasiones y egoísmos. Experimentaremos desesperación, serenidad y debilidad para luchar contra el desánimo, el desamor humano y nuestra propia creatividad.

Lo mundano es corrosivo porque provoca la pérdida del sentido de la gratuidad. No desestabiliza y nos roba la buena intención de buscar la paz y la concordia. De alguna manera buscan anularnos y someternos para debilitar nuestra fe, nuestra esperanza y deseos de amar y amarnos misericordiosamente injertados en el Espíritu Santo. Y eso, si permanecemos en el Señor, no podrán hacerlo. Injertados en el Espíritu Santo, recibido en la hora de nuestro bautismo, seremos invencibles, a pesar de que nuestra vida sea un camino de cruz. Nuestra hora final será el gozo y la alegría de la Resurrección en el Señor Jesús.

miércoles, 24 de mayo de 2023

EN MEDIO DE UNA SELVA LLAMADA MUNDO

Sí, vivimos en una selva llamada mundo. Un mundo en el que cada día experimentamos su más cada vez parecido a una selva. Un mundo donde impera la ley del más fuerte y donde muchos son sometidos a labores excesivas y mal remuneradas. Un mundo repartido de forma desigual para muchos. Mientras unos gozan de grandes privilegios y otros están bien considerados, hay muchos sometidos a la esclavitud del trabajo, al dinero y a la explotación de los que se enriquecen con el esfuerzo de estos.

Y, queramos o no, caminamos hasta el final de nuestra andadura por este mundo con la esperanza, al menos los que creemos, de llegar al otro. Sabiendo que tendremos que pasar por muchas pruebas y dificultades. Tentaciones, seducciones de todo tipo, deseos de abandonar y sumergirnos en los placeres que el mundo nos ofrece. Egoístamente pensar más en nosotros que en los demás.

Sin embargo, nunca experimentaremos más gozo y felicidad que cuando somos capaces de darnos en servicio por amor a los demás. Sobre todo a aquellos que lo necesitan y que reclaman nuestro servicio y tiempo. Y eso debe despertar nuestro corazón. Despertarlo y avivarlo porque es la señal y la prueba de que el Espíritu de Dios está vivo en nosotros alertándonos e impulsándonos a seguir a Jesús, el único que nos salva, nos hace felices y nos da Vida Eterna.

sábado, 13 de mayo de 2023

UN MUNDO HOSTIL A NUESTRA MANERA DE VER, PENSAR Y ACTUAR.

Por experiencia sabemos que en el mundo que vivimos hay muchas cosas que no nos gustan o, dicho de otra manera, con las que no estamos de acuerdo. Experimentamos acciones que no deseamos y que nos vemos obligados y forzados a aceptar, e incluso a realizar. Sin embargo, nuestra conciencia y en lo más profundo de nuestro corazón descubrimos que no estamos de acuerdo con esa forma de ver y actuar.

¿Qué nos ocurre? ¿Qué hay dentro de nosotros que nos empuja a hacer las cosas de otra forma a la que el mundo nos las propone? ¿Por qué, cuando aparentemente estamos en este mundo, pensamos y sentimos de otra forma? Son preguntas que están dentro de nosotros y que en muchas circunstancias y en muchos pasan desapercibidas o indiferentes. Son aceptadas y asumidas sin más cómo si se tratara de algo que sucede así y no hay nada que hacer. Esa frase tantas veces oídas: “¡Qué vamos a hacer!, resume muy bien lo que queremos significar y expresar.

Sin embargo, vino Alguien a descubrirnos y a anunciarnos que no somos de este mundo. Que eso que sentimos dentro de nosotros no es algo accidental ni casual. Es la Voz del Amor del Padre que nos llama, que nos despierta y que nos señala que nuestro mundo está en otra parte, junto a Él y para la eternidad.

Leer detenidamente el Evangelios de hoy sábado nos puede poner en camino de entender qué mundo es el que debemos buscar. Pero, no leerlos como se lee una noticia, sino leerlo de la mano del Espíritu Santo y abiertos a creer y entender que nuestra meta no está en este mundo sino en aquel para el que hemos sido creados y llamados. Y, ¡si es cierto!, el camino no es fácil. Como le ocurrió al Maestro, nuestro Señor, también nos ocurrirá a nosotros. Caminamos por un mundo hostil, llenos de insultos, rechazos, peligros y amenazas de muerte. No hay que argumentarlo, está a la vista y cada día muchos sufren, son perseguidos y dan su vida por y en el nombre de nuestro Señor Jesús. Pero la experiencia es gozosa, plena de felicidad y de esperanza de Vida Eterna. Ese es el misterio que muchos no entienden y empeñados en acabar con Él pierden el tiempo. Sus intentos son vanos eternamente también.

martes, 9 de mayo de 2023

NUESTRA ESPERANZA NO ESTÁ EN EL MUNDO, SE APOYA EN EL SEÑOR, UNA PAZ ETERNA.

Cuando hablamos de paz hablamos de eternidad. No entenderíamos una paz limitada, caduca y temporal. ¿Por qué?, simplemente porque sería una paz intranquila, pendiente de que se acabe y que se interrumpa. ¿Cómo se podría vivir en paz temiendo que de hoy para mañana vuelva la intranquilidad, la enfermedad, la confrontación o la guerra?

Es evidente y de sentido común que la paz exige condición de eternidad. Y es esa la Paz de la que habla nuestro Señor Jesús. Una paz que, aunque camina por el desierto de este mundo, carga con esperanza los avatares, adversidades, sufrimientos y enfermedades esperanzados en saber que todo terminará en esa paz eterna que en Jesús encontramos y nos es prometida.

Y es en ese sentido lo que nos dice Jesús: (Jn 14,27-31a): En aquel tiempo, Jesús habló así a sus discípulos: «Os dejo la paz, mi paz os doy; no os la doy como la da el mundo. No se turbe vuestro corazón ni se acobarde. Habéis oído que os he dicho: ‘Me voy y volveré a vosotros’. Si me amarais… Lo demás lo dejo para que lo leas tú, querido y hermano lector en la fe. Realmente vale la pena leerlo si te preocupa y deseas la paz, bien universal de la humanidad.

¿No te has parado a pensar que el mundo se soporta porque hay paz? Es verdad que una paz mundana. Es decir, por etapas, por rachas, a rato y con dificultades. Una paz que se manifiesta también en la vida personal e íntima de cada ser humano. Una paz que se presenta en la familia, trabajo, ambiente social…etc., pero que de la misma forma se quiebra y se rompe en cualquier momento amenazada siempre por el príncipe de este mundo. Una paz que no tiene nada que ver con la y de la que nos habla el Señor.

Porque la Paz que nos regala Jesús es una Paz que se esconde en la cruz de cada día. Es una paz que nace precisamente de esa cruz que nos aguijonea el corazón pero que al mismo tiempo lo llena de esperanza y de amor misericordioso. Es la paz que, tras pasar el desierto de este mundo, se descubre gozosa, feliz y eterna.

jueves, 24 de noviembre de 2022

¿Y EL FINAL?, NO SE EVITARÁ MIRANDO PARA OTRO LADO

Es necesario pararse y pensar. La vida tiene un comienzo, pero también tiene un final. Conocemos la existencia de nuestros antepasados y vemos como nuestros padres se han ido yendo. Sus vidas terminan y de la misma manera también terminará la nuestra. Por tanto, ¿no nos convendrá pararnos y pensar un poco en esta realidad?

Interrogantes como ¿De dónde venimos? ¿a dónde vamos?, deberían estar presentes en el día a día de nuestra vida. Una inquietud trascendente que nos mueva a preguntarnos ¿qué hacemos y cual es nuestro fin y misión en este mundo? Porque, es indudable que algo hay dentro de nosotros que nos mueve a buscar la paz, el gozo y la felicidad. Y lo más notable y destacado es que ese deseo queremos que permanezca y que sea eterno.

Ahora, preguntarnos ¿a qué se debe esto? O formulado de otra manera: ¿Quién ha puesto esa chispa o sentimiento de paz, gozo y eternidad dentro de nosotros? ¿Y quién nos hace pensar que eso tendrá un final para dar paso a un comienzo? Evidentemente, la Buena Noticia que Jesús nos trae coincide con ese sentimiento profundo que arde dentro de cada persona humana.

Y es precisamente de eso de lo que realmente nos habla el Evangelio de hoy jueves: (Lc 21,20-28): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Cuando veáis a Jerusalén cercada por ejércitos, sabed entonces que se acerca su desolación. Entonces, los que estén en Judea, huyan a los montes; y los que estén en medio de la ciudad, que… Y realmente los tiempos que estamos viviendo pueden empezar a parecerse a todo eso de lo que habla hoy el Evangelio. Hay muchos lugares donde se están produciendo fenómenos trágicos, terremotos, hambre y sed, cambios climáticos, guerras y, como consecuencia, ansiedad y desesperación de mucha gente. El mundo avanza en tecnología, pero retrocede en derechos y verdad. Prevalece la mentira, la injusticia. y la falsedad. Y hay la sensación de que el hombre no se pregunta ¿qué está pasando?

Quizá conviene estar atentos a lo que nos dice el Señor al final del Evangelio: «Cuando empiece a suceder esto, levantaos, alzad la cabeza: se acerca nuestra liberación». Sin embargo, en el Evangelio del martes – Lucas 21, 5-11 – nos dice que el fin no será enseguida. De cualquier manera, sabemos y se nos ha dicho que estemos preparados no se que nos suceda lo de aquellas cinco vírgenes – Mat 25, 1-13 – necias.

martes, 22 de noviembre de 2022

VIVE EL MOMENTO Y DEJA EL TIEMPO EN MANOS DE DIOS

Estamos siempre predispuestos a controlar el tiempo y a disponer del mismo sin darnos cuenta de que solo Dios dispone del él. Dios Padre, Señor del tiempo que dispone según su Voluntad. Solo Él designará el momento de que todo lo de aquí abajo quede piedra sobre piedra. Y eso nos sugiere que poner nuestras esperanzas en las cosas de este mundo es un gran disparate y una desesperanza plena.

El Evangelio de hoy martes nos dice claramente: (Lc 21,5-11): En aquel tiempo, como dijeran algunos acerca del Templo que estaba adornado de bellas piedras y ofrendas votivas, Jesús dijo: «Esto que veis, llegarán días en que no quedará piedra sobre piedra que no sea derruida». Le preguntaron: «Maestro, ¿cuándo sucederá eso? Y ¿cuál será la señal de que todas estas cosas están para ocurrir?». Él dijo: «Estad alerta, no os dejéis engañar. Porque vendrán muchos...

La pregunta que surge inmediatamente es: ¿Dónde pongo yo mi esperanza? ¿Acaso creo que en este mundo encontraré la respuesta a mis interrogantes? ¿Conozco a alguien que se haya llevado sus bienes y riqueza con él? Luego, ¿para qué me sirven después de la muerte? ¿No convendrá utilizarlas bien y compartirlas para que luego, en la otra vida, puedan resultarme provechosas? Estas y otras preguntas podrían servirnos de gran provecho para plantearnos nuestra vida.

Lo único verdaderamente importante será lo que nuestra propia experiencia nos dice:  Aquí abajo, algún día, no quedará nada. Por tanto, todo esto debe tener otro sentido. Y solo Jesús, el Señor, nos dice la verdad. Conviene estar atento y no dejarse confundir por muchas teorías de falsa felicidad ni promesas sin fundamento. Y nunca asustarse por las señales que el mundo nos vaya presentado. El tiempo y la vida es de Dios y solo Él dirá cuando llegue el momento.

miércoles, 31 de agosto de 2022

CONTÉMOSLE NUESTROS PROBLEMAS A JESÚS.

Suele suceder que antes los problemas que nos presenta la vida optemos por evadirnos y apoyarnos en las cosas de este mundo.  La esperanza, nuestra esperanza nunca podemos apoyarla en este mundo, porque, este mundo, es caduco y termina con la muerte. Por tanto, de nada vale aspirar a las cosas que él te ofrece.

Nuestra máxima aspiración es la Vida Eterna, y esa no es de este mundo sino del que nos promete, nos ofrece y de la que nos habla Jesús. La Buena Noticia que Jesús, el Hijo de Dios, nos trae es el gozo en plenitud y felicidad de la Vida Eterna, y es, precisamente Él el Camino, la Verdad y la Vida a seguir para llegar y alcanzar esa plenitud. Por tanto, pongamos en Él nuestra esperanza. Contémosle nuestros problemas y tengamos plena confianza en Él.

No pidamos razones ni entendimiento, porque, Dios es ininteligible para el ser humano. Pidamos fe, que nos de luz, sabiduría y capacidad de discernir y saber elegir lo bueno y lo eterno. Él, cuando quiera y decida, nos dará esa fe que quizás ahora no tenemos. Fiémonos de su Palabra y tengamos plena confianza en Él. Al respecto, el Evangelio de hoy habla de las curaciones que hacia a todos aquellos que se acercaban con fe y le pedían que les curase. Incluso, llegado a la casa de Pedro, cura a su suegra. Y es que estando cerca de Jesús todo tiene solución porque Él es la Vida Eterna.


—No cabe ninguna duda, el mundo, demonio y carne son los peligros del alma. Y, el demonio, sabe utilizarlos de forma muy astuta para seducirnos, engañarnos y alejarnos de Dios. ¿No lo crees así, Pedro? —dijo Manuel.

—Y difíciles de superar si te enfrentas por tu propia cuenta —alegó Pedro.

—¡Solos estamos perdido! El demonio es más poderoso e inteligente que nosotros. Necesitamos estar unidos y abiertos al Espíritu Santo.

—Sin lugar a duda —dijo Pedro. Nuestra fortaleza y esperanza están puestas en el Señor.

 

Y el diablo tratará de engañarnos, de seducirnos, como la fábula del cuervo y la zorra, y de hacernos ver que es mejor seguir con nuestras fuerzas e ideas y dejar lo que nos propone el Espíritu Santo. ¡Mucho cuidado, no dejemos nunca de orar y de permanecer al lado del Señor!

martes, 30 de agosto de 2022

POSEIDOS SIN DARNOS CUENTA

Lc 4,31-37

Vivimos en constante amenaza aunque no lo percibamos. Nuestra vida camina al filo de la navaja, sin embargo no llegamos a percatarnos de tal amenaza. La vida puede tornarse en muerte sin apenas tomar conciencia de esa posibilidad y, lo más grave, no es la muerte en sí, sino que nuestra alma no esté preparada, que nuestra lámpara no tenga el aceite suficiente para sostener nuestra vida en espera vigilante a la llamada del Esposo. Reflexionábamos el otro día a este respecto. ¿Recuerdas?

No nos está permitido descansar. Tenemos que mantenernos expectante y en atenta escucha a la Palabra de Dios, porque, al menor descuido y debilidad el demonio nos asalta y nos seduce. Mucho cuidado con relajarnos, sobre todo en estos tiempos veraniegos y de vacaciones. Es bueno tomarlas, pero siempre bien agarrados al Espíritu Santo para mantenernos protegidos ante las tentaciones y seducciones del demonio.

Necesitamos crecer en conversión. Nunca estancarnos, y menos, instalarnos en la comodidad y mediocridad. Es ahí donde el demonio nos quiere, tranquilos, sin inquietudes ni crecimientos. Conforme con unos cumplimientos y actos piadosos, pero nada más. Una conciencia tranquila, acomodada, confortable y adormilada para que nuestros talentos no rindan ni demos frutos.

Quizás no nos damos cuenta de que el diablo está en el mundo. Muchos lo ignoran o no se preocupan de él, y eso juega a su favor. Nos observa e intenta seducirnos. Sabe que nuestra naturaleza está herida y sometida al pecado y, fácil, por tanto, de seducirla. Y si observa que está sola y alejada de Dios, el terreno queda bien preparado para su actuación. Así muchos viven en la necedad, en la ignorancia y acomodados en el pecado. Necesitamos despertar y abrirnos al Espíritu Santo.

miércoles, 1 de junio de 2022

EL MUNDO, UN CAMINO LLENO DE DIFICULTADES Y PELIGROS

Decimos que la vida es hermosa, pero, quizás, muchos no podrán decirlo de una forma tan plena. La vida les ha exigido mucho a unos y, a otros, les ha dado más días de dolor y sufrimiento que días de paz y gozo. Dependerá, pues, de cada uno experimentar como le va en su camino. Pero, en ánimo de concretar, podemos decir sin temor a equivocarnos que la vida es dura y exige fortaleza y perseverancia.

Nuestro destino no está aquí abajo. Cierto es que tenemos que morir, la realidad más cierta y segura, pero, llegada esa hora, nuestro camino es el Cielo. Y, para llegar al Cielo nuestra lucha es constante y dura. El mundo se opone a nuestro destino y trata de seducirnos con sus ofertas y placeres. Mundo, demonio y carne son las tres grandes amenazas que tratan de desviarnos de nuestro camino y destino, llegar al Cielo junto al Padre.

Jesús, el Hijo de Dios, nos ha anunciado ese camino y, también, nos lo ha enseñado. Él se ha puesto como Camino, Verdad y Vida, y nos ha señalado con su Vida y Obras por donde debemos ir. Avanzar junto a Él y permanecer injertado en Él será fundamental e imprescindible para no apartarnos del camino ni caer en la trampa del Maligno. Conocemos nuestra arma, la oración, y la frecuencia de la Eucaristía y la Reconciliación cuando hemos sufrido un tropiezo.

Tenemos algo muy importante: “No estamos solos”, nos acompaña el Espíritu Santo y la oración que el Señor le pide al Padre: (Jn 17,11b-19): En aquel tiempo, Jesús, alzando los ojos al cielo, dijo: «Padre santo, cuida en tu nombre a los que me has dado, para que sean uno como nosotros. Cuando estaba yo con ellos, yo cuidaba en tu nombre a los que me habías dado. He velado por ellos y ninguno se ha perdido, salvo el hijo de perdición, para que se cumpliera la Escritura». Pero ahora voy a ti, y digo estas cosas en el mundo para

Por tanto, confiemos en la Palabra del Señor y, apoyados en Él, en su Palabra y su Espíritu caminemos en la confianza de que también nosotros, como Él, venceremos al mundo, demonio y carne.

sábado, 21 de mayo de 2022

NO ACEPTADOS POR EL MUNDO


A la hora de replantearte seguir a Jesús tienes que saber y, por consiguiente, tener muy claro que enfrente de ti estará el mundo. Un mundo opuesto a todo lo que sea dar gratuitamente, sin condiciones y sin esperar recompensa. Un mundo donde la competencia, la rivalidad, el ser más y tener más prima ante todo lo demás. Se pospone todo derecho ante la oportunidad de ganar, de estar primero, de escalar o de ser más influyente y poderoso. La carrera política es un claro exponente de todo esto que reflexionamos y comentamos.

Sin lugar a discusión, desde esa atalaya, tú y yo, debemos tener muy claro que la Palabra y la Buena Noticia de Jesús nos plantea serios problemas. Los poderosos, a pesar de entender que la verdad va por ahí, no la aceptan, miran para otro lado y se dejan seducir por el bienestar temporal, la felicidad construida sobre arena movediza y los espejismo del placer y la belleza. El príncipe de este mundo tiene todas esas cartas y juega siempre con mucha ventaja. Sobre todo sobre aquellos que se desinteresan de escuchar la Palabra de Dios y, piensan, que solos se bastan. Quedan a merced del mundo, demonio y carne.

Jesús lo sabe y nos lo advierte. Si están conmigo el mundo les odia, porque también me odian a Mí. Ahí se esconde la clave del perseguimiento a la Iglesia, de la amenaza a todo lo que huele a católico, a valores cristianos, a…etc. Les molesta y se desvanecen los sexos por imaginar situaciones y formas de derrumbar a la Iglesia. Saben, como lo sabía Gamaliel, y se los advirtió – Hch 5, 34-39 – que no podrán con la Iglesia. Y eso les molesta y les preocupa más. Van ya XXI siglo y la Iglesia sigue su curso. La sangre de los mártires aumenta la cristiandad. Estamos dispuesto a dar nuestra vida al igual que la dio nuestro Señor. Y ese es el Camino, seguirle, porque solo Él es Camino, Verdad y Vida.

viernes, 9 de julio de 2021

EN UN MUNDO AL QUE NO PERTENECEMOS

Mt 10,16-23

Indudablemente, estamos en este mundo, pero no somos de este mundo. Hemos sido creados para vivir eternamente en un mundo de paz, verdad, justicia y, sobre todo, amor. Pero, previamente hemos de pasar por el puente de este mundo para llegar al otro, a ese otro al que hemos sido destinados. Y no es fácil, porque, no consiste simplemente en caminar y acabar el recorrido de esta vida, sino que va a depender mucho de la intensidad de nuestro amor durante el paso de nuestra vida por este mundo.

La visión de este mundo está en confrontación con el otro. Mientras aquí vale la ambición, el poder, la riqueza y la supremacía de unos sobre otros hasta el extremo de someterlo, explotarlo y hasta matarlo. En el otro mundo, ese que del que Jesús - el Hijo de Dios - nos ha hablado, prima la verdad, la justicia, la fraternidad y el amor. Es un mundo de paz, de justicia y de amor. Es un mundo de plena felicidad, gozo y eternidad.

Pero, costará sudor, lucha, dolor y sangre llegar a él. Porque, tendremos que olvidarnos de nosotros; prima siempre el bien del otro y sobre todo, amar al enemigo. A ese que te va a hacer sufrir, que te odia y quiere borrarte de este mundo. Fue ese camino el que recorrió Jesús, el que aceptó y sufrió por y para rescatarnos y libertarnos de la esclavitud del pecado. Y el camino que nos ha dejado señalado para que también, los que queramos seguirle, lo recorramos.

Ahora, no tengamos miedo porque no estamos solos. Nos acompaña el Espíritu Santo, recibido en nuestro bautismo, y al cual hemos prometido agarrarnos e injertarnos para afrontar la lucha contra ese mundo que nos quiere profanar, destruir y pervertir. En y por Él seremos fuertes y resistiremos las embestidas del mal. Precisamente, ha venido para acompañarnos y fortalecernos en esa lucha de cada día.

martes, 24 de noviembre de 2020

EL PRINCIPIO TIENE FINAL

Lc 21,5-11

A nadie se le esconde que el mundo tendrá también un final, pues sabemos que todo lo que ha tenido un comienzo también tendrá un final. El mundo fue creado como morada temporal del ser humano y, acabada ésta, pasará a otro lugar - otro mundo - desconocido para nosotros. Esa es la Revelación que Jesús - el Mesías - nos ha anunciado y revelado - y la que verdaderamente experimentamos y sentimos en lo más profundo de nuestros corazones.

Es de sentido común pensar que si Dios nos ha creado no es para un rato y después desaparecer con la muerte, sino para vivir eternamente. Porque, ese sentimiento es el que vive en nuestro corazón y al que todos aspiramos y esperamos. Ahora, nos corresponde responder, porque, si gozamos de libertad tendremos en consecuencia responsabilidad de responder con nuestra vida y con nuestros actos. Es decir, Dios ha dejado en nuestras manos la libertad de elegir el gozo o el martirio de la Vida Eterna.

Y, posiblemente, llegarán señales que nos indique la cercanía del final, pero a nosotros no debe preocuparnos eso, sin la responsabilidad de permanecer y perseverar preparados en el cumplimiento de nuestro compromiso bautismal. Tal es el de anunciar el Reino de Dios amando sin límites a todos los hombre. La muerte, sabemos que no es el final sino la puerta para pasar al lugar definitivo y eterno.

Y está en nuestras manos, Dios así lo ha querido y nos lo ha  dado, la posibilidad de abrir esa puerta. Solo tenemos que ponernos en Manos del Espíritu Santo y, colaborando con Él, poniendo todo nuestro esfuerzo, hacer su Voluntad.

sábado, 16 de mayo de 2020

RESCATADOS Y LIBERADOS

Sergio E. Valdez Sauad: SI EL MUNDO LOS ODIA...Juan 15,18-21.
Jn 15,18-21
Quizás no nos hemos dado cuenta todavía, pero vivimos en un mundo que nos impone, bien por herencia, por cultura o por el propio ambiente de nuestros orígenes humanos, sus criterios y sus razonamientos. De modo que, todo lo que hacemos lo entendemos como bien hecho y como lógico. Si yo doy, tendré también que recibir. Nada se da gratis, o, al menos, exige una retribución. Y lo que se da gratis deja pendiente favores futuros. Estos son los criterios mundanos de los que somos esclavos.

¿Por qué? Porque, en el fondo de nuestro corazón vive la impronta de nuestro verdadero amor y el origen de nuestro ser. Hemos sido creados para amar y no descansaremos hasta descubrir ese amor divino que subyace en nosotros desde la eternidad. Porque, Dios, nuestro Padre, nos ha creado desde el principio y a Él volveremos de nuevo. Por eso, el Señor ha venido a rescatarnos de este mundo al que, por la naturaleza de nuestro pecado, pertenecíamos. 

Él nos ha liberado y nos ha sacado de este mundo. Por tanto, ya no somos de este mundo y, por esa razón, seremos odiado por el mundo igual que nuestro Señor. Si a Él le han odiado hasta crucificarlo, también a nosotros nos perseguirán y odiarán hasta, a muchos, crucificar y matar. Pero, eso no nos coge de sorpresa porque nuestro Señor Jesús nos lo ha advertido: 
«Si el mundo os odia, sabed que a mí me ha odiado antes que a vosotros. Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero, como no sois del mundo, porque yo al elegiros os he sacado del mundo, por eso os odia el mundo. Acordaos de la palabra que os he dicho: El siervo no es más que su señor. Si a mí me han perseguido, también os perseguirán a vosotros; si han guardado mi Palabra, también la vuestra guardarán. Pero todo esto os lo harán por causa de mi nombre, porque no conocen al que me ha enviado».

sábado, 25 de mayo de 2019

UN MUNDO EN EL EXTREMO OPUESTO

Imagen relacionada
Vivimos en este mundo y no en otro. Es el que nos pertenece. Es el nuestro, espacio y tiempo donde tenemos que ganarnos, por decirlo de alguna manera, nuestra salvación. Y digo, por decirlo de alguna manera, porque todo es, gracia a la Misericordia de Dios, recibido gratuitamente. Solemos decir y oír, es ahora el tiempo de salvación. Y es así, este es nuestro tiempo de salvación donde tiene lugar nuestra vida.

Sin embargo, este mundo, como los anteriores, han vivido de espalda a Dios. Le rechazan y no siguen sus mandatos. El mundo piensa de otra manera y busca su propia autonomía para seguir sus propias indicaciones y proyectos. No escucha ni atiende a razones de ese Dios que Jesús les presenta. Sus objetivos, donde cree que está la felicidad, son el poder y la riqueza. Es ahí donde piensa que reside su felicidad y, por el momento, no se plantea la eternidad. Adormecido y distraído cree que eso está muy lejos y no le preocupa por ahora.

Y en ese mundo estás tú y también yo. Ese es nuestro mundo y en donde tenemos que luchar y seguir la Palabra de Jesús. Es aquí y ahora. Jesús nos dice: «Si el mundo os odia, sabed que a mí me ha odiado antes que a vosotros. Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero, como no sois del mundo, porque yo al elegiros os he sacado del mundo, por eso os odia el mundo. Acordaos de la palabra que os he dicho: El siervo no es más que su señor. Si a mí me han perseguido, también os perseguirán a vosotros; si han guardado mi Palabra, también la vuestra guardarán. Pero todo esto os lo harán por causa de mi nombre, porque no conocen al que me ha enviado».

Un mundo hostil al amor que propone Jesús. Un mundo que, como a Jesús, nos persigue y trata de apartarnos hasta el extremo de poner en riesgo nuestra vida. De hecho, eso está pasando en estos momentos en algunos lugares de este mundo nuestro. Hubo ya mártires en todo los tiempos que dieron su vida por ser fieles a la Palabra de Jesús y los sigue habiendo en estos momentos. Un Dios perseguido hasta el extremo de borrarlo y apartarlo de la sociedad en que vivimos.

martes, 9 de abril de 2019

LIBERADOS DE ESTE MUNDO

Resultado de imagen de Jn 8,21-30
Nadie quiere morirse. Eso es obvio y, en consecuencia todos buscamos la salud, el bienestar y, por supuesto, la eternidad. Sería una canallada que sintamos el impulso de buscar la eternidad si esa posibilidad no existe. Porque, de sentirlo es claro que alguien lo habrá puesto. Por lo tanto, por lógica y sentido común, si somos capaces de sentirlo es porque esa posibilidad existe y está ahí. Y quien no cree en ella porque no la ve o no la puede entender, se lo perderá y se será víctima de su pecado de incredulidad.

En el Evangelio de hoy Jesús nos lo dice claramente: «Yo me voy y vosotros me buscaréis, y moriréis en vuestro pecado. Adonde yo voy, vosotros no podéis ir». Los judíos se decían: «¿Es que se va a suicidar, pues dice: ‘Adonde yo voy, vosotros no podéis ir’?». El les decía: «Vosotros sois de abajo, yo soy de arriba. Vosotros sois de este mundo, yo no soy de este mundo. Ya os he dicho que moriréis en vuestros pecados, porque si no creéis que Yo Soy, moriréis en vuestros pecados». Entonces, muchos al oírlo hablar así creyeron en Él. Y yo también creo, porque Tú, Señor, eres el Camino, la Verdad y la Vida.

Todo está muy claro,  nunca podremos entenderlo por nuestra razón. Sí, llegamos a tener razones para poder creer. No se trata de creer a lo loco, sino en base a lo que Jesús nos dice y lo demuestra con sus obras, con su entrega a una muerte de Cruz y, sobre todo, la prueba cumbre, su Resurrección. Por tanto, es la hora de creer en lo que nos dice: "Yo soy".

Jesús es obediente al Padre y se siente apoyado y respaldado por el Padre, que lo ha enviado a este mundo. Jesús, siendo de condición divina, no codició ser igual a Dios, sino que se despojó de sí mismo tomando condición de esclavo. Asumiendo semejanza humana y apareciendo en su porte como hombre, se rebajó a sí mismo haciéndose obediente hasta la muerte y una muerte de cruz - Flp 2, 6-8 -.

sábado, 1 de diciembre de 2018

LA PRESENCIA DEL SEÑOR

Resultado de imagen de Lc 21,34-36
Lc 21,34-36
El mundo es un paraíso para muchas personas y un infiernos para otras. En estos momentos hay seres humanos que viven en gran abundancia y con toda clase de bienes y privilegios hasta en el campo de la salud. Digamos que viven en la gloria por escenificarlo de alguna manera. Pero, por otro lado, pasa lo contrario. Hay muchos seres humanos que viven, no sólo en la pobreza más absoluta, sin techo y sin las necesidades primarias necesarias, sino también bajo la voluntad de otros que los oprimen, explotan y excluyen de sus derechos.

Vivimos en una sociedad liberal donde lo que prima y es más importante es la economía y, debido a eso, hay muchas personas, sobre todo los débiles y pobres, que son marginados y excluidos de sus derechos como personas. Es la paradoja de la vida. Unos tantos y otros tan poco o nada. Sin embargo, lo importante es estar, tanto de un lado como del otro, en la presencia del Señor. Porque, todo, tanto la abundancia como la escasez son factores finitos que desaparecerán y sólo quedarás Tú, Señor, dueño de cielos y tierras.

Tu venida, que esperamos deseosos, en paz y con alegría esperanzada, es para nosotros lo único importante y, en este sentido, estar en tu presencia significa para nosotros el tesoro más valioso. Ello nos exige el compromiso, contraído ya en nuestro bautismo, estar atento a tu Palabra, porque todo lo demás es efímero y sólo nos sirve para seducirnos y alejarnos de tu presencia. La buena vida, despreocupada y distraida con juergas, comilonas, ociosa y facilona nos acomoda e instala alejándonos de Ti, Señor, y centrándonos en nuestros afanes e inquietudes mundanas.

Y, casi sin advertirlo se nos va la vida y llegará ese día señalado, que sorprenderá a todos los habitantes de la tierra y caerá sobre ellos fulminantemente. Y en ellos estamos todos, también este que reflexiona y escribe, Por lo tanto, tratemos de ser fieles al Señor y perseverar en la firmeza de permanecer en su presencia.

viernes, 13 de julio de 2018

EN UN MUNDO HOSTIL

Resultado de imagen de Mt 10,16-23
Mt 10,16-23
Se nos ha hablado claro desde el principio. Seremos perseguidos como lo fue Jesús y no hay otra puerta sino esa. Es la puerta estrecha de la que se nos ha hablado con anterioridad. Es la puerta por la que tendremos que pasar ante las dificultades y exigencias que el mundo nos propone. Un mundo rendido al poder del demonio y lleno de seducciones de todo tipo que tratan de incumplir los mandatos que nos propone, nunca impone, Jesús.

Unos mandatos que nos ayuda a ser libre, a dominar nuestros sentimientos y apetencias. Unos mandatos que nos favorecen y que nos conducen a vivir en paz, en armonía, verdad y justicia. Unos mandatos que persiguen nuestra plena felicidad acabado nuestro trayecto por este mundo. Tendremos que ser prudentes y guardarnos de aquellos que nos quieren entregar y azotar ante los tribunales, pero siempre con esperanza y sabiendo que el Espíritu de Dios está con nosotros. Él nos dará fortaleza, paciencia y capacidad para aceptar y superar esos sufrimientos.

Habrá mucha confusión y enfrentamientos entre hermanos, padres e hijos, pero el que persevere hasta el final ese se salvará. Será un camino de odio, de venganzas, de amenazas, de persecuciones, de luchas y de muerte. Un camino de cruz como sufrió el Señor, pero un camino de victoria, porque al final triunfará la Vida y la plena felicidad. Esa esperanza nos ayudará, injertados, por supuesto, en el Espíritu Santo, a perseverar hasta el momento final de nuestra vida.

Desde el principio, seguir a Jesús ha sido un camino contra corriente en un mundo hostil y contrario a la buena Noticia de salvación. Un mundo lleno de satisfacciones y placeres que invitan al egoísmo, al poder, a la riqueza y al olvido del más débil, pobre y pequeño. Un mundo donde prevalece el egoísmo al compartir; la mentira a la verdad y el odio al amor. 

No perdamos de vista que será el amor lo que se impondrá al final, porque el hombre ha sido creado para amar. Y en el amor, injertado en el Espíritu Santo, seremos plenamente felices. Ese es nuestro camino y el que no podemos perder de vista.

jueves, 28 de junio de 2018

¿SOBRE ROCA O ARENA?

Resultado de imagen de (Mt 7,21-29
(Mt 7,21-29
Los evangelios de estos días nos descubren la verdadera realidad. Quizás estamos instalados en una serie de buenas prácticas e incluso obras, pero que forman casi parte de nuestras vidas y que nos sirven como justificación de nuestra buena conducta. No quiero decir que no se hagan y que realmente sean buenas obras, sino que puede ocurrir que creamos que con eso ya tenemos para justificar nuestra entrada en el Cielo.

Y hoy, el Señor, pone el dedo en la llaga para decirnos que no podemos quedarnos ni dormirnos en una serie de prácticas y buenas obras programadas e instalarnos en un ritmo de vida cómoda y tranquila. La lucha es constante y las tempestades no cesan, y nuestro camino es camino de mejorar, de avanzar, de crecer y perfeccionarnos. El mundo nos tienta y nos seduce para que nos quedemos en la mediocridad y no nos entregamos totalmente. Y no nos es posible estar en el mundo y, por otro lado, seguir a Jesús.

Seguir a Jesús es olvidarnos del mundo y ponerlo a Él como nuestra máxima prioridad. Eso supone que las cosas del mundo, aún siendo necesarias, las tenemos que poner en segundo lugar y priorizar nuestro servicio y seguimiento al Señor en el cumplimiento de su Voluntad, que conocemos cual es. Eso significa construir sobre roca firme, para que las tempestades de nuestra vida no nos hagan zozobrar y derrumbarnos. La batalla es constante y dependerá de estar apoyado en Jesús y cercano a Él en cada instante de nuestra vida para no ser destruido por las tempestades que nos llegan del mundo.

Si esto nos ocurre debemos reconocer y saber que hemos apoyado nuestra fe en banalidades de este mundo, donde la polilla y la herrumbre roen y destruyen y nuestra fe se viene abajo. 

martes, 22 de mayo de 2018

ANUNCIÁNDOLES LO QUE LE IBA A SUCEDER

Resultado de imagen de Mc 9,30-37
Mc 9,30-37
El camino está trazado y Jesús consciente de ello empieza a revelarselo a sus discípulos. Escoge el momento oportuno y comienza a decirles lo que le va a pasar. No quiere que se sepa y lo hace de forma reservada: En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos iban caminando por Galilea, pero Él no quería que se supiera. Iba enseñando a sus discípulos. Les decía: «El Hijo del hombre será entregado en manos de los hombres; le matarán y a los tres días de haber muerto resucitará». Pero ellos no entendían lo que les decía y temían preguntarle.

Posiblemente nos suceda a nosotros igual. Estamos en el mundo y nos llama la atención e interesa las cosas del mundo:  los honores, el poder, los puestos relevantes, las distinciones y lo mejor. Y en ese contexto la voz del Espíritu Santo se diluye y no se oye. No es que Él no actúe, sino que con tanto ruido y tanta distracción en otros menesteres no la percibimos. No podemos estar ocupados en dos cosas a la vez. O el dinero, la fama, el poder, o Dios.

Hoy, Jesús nos pregunta a nosotros también: «¿De qué discutíais por el camino?» ¿En qué estamos entretenido que no le hacemos caso? Sí, cumplimos con los ritos y preceptos, pero, ¿estamos atentos y en sintonía con lo que el Señor nos dice? ¿Sabemos lo que le sucedió y lo que estaba anunciado? ¿Somos consciente que eso se renueva y se realiza en el memorial de cada Eucaristía? ¿Entendemos que significa y a qué nos compromete nuestro bautismo?

Estas fueron sus Palabras y lo que Jesús les quiso decir a sus discípulos y, también ahora, nos lo quiere decir a cada uno de nosotros: «Si uno quiere ser el primero, sea el último de todos y el servidor de todos». Y tomando un niño, le puso en medio de ellos, le estrechó entre sus brazos y les dijo: «El que reciba a un niño como éste en mi nombre, a mí me recibe; y el que me reciba a mí, no me recibe a mí sino a Aquel que me ha enviado».