sábado, 29 de noviembre de 2014

PENDIENTE DE TI SEÑOR

Lucas 21, 34-36


No somos señores de nuestro cuerpo, ni tampoco de nuestra alma, ni siquiera de nuestros sentimientos y emociones. Sí, podemos enfrentarnos a ellos, pero siempre, si lo hacemos solos, llevamos las de perder. Estamos sometidos y esclavizados por el pecado, y necesitamos la Vida de la Gracia para poder liberarnos. Y esa Vida sólo nos la puede dar el Espíritu de Dios, que anda entre nosotros, nos acompaña y nos asiste.

El camino hacia la Casa del Padre está invadido de muchos peligros. Peligros que vienen de afuera, quizás los menos peligrosos, pero hay otros, lo de dentro, que anidan en nuestro corazón y nos tientan y amenazan fuertemente. Solos estamos perdidos. Necesitamos agarrarnos al Señor y avanzar viviendo en Él.

Y vivir en Él es relacionarnos cada día y cada instante a través de la oración. Es pasar por el filtro de su Palabra todos los acontecimientos de nuestra vida alumbrándonos desde el Espíritu de Dios. Es encarnar a Jesús en mi vida y dejar que sea Él quien, como diría Pablo, viva en nosotros. 

Sólo así podremos dominar nuestro cuerpo y sus vicios y anhelos. Sólo así podemos fortalecer nuestra voluntad y dirigirla a la lucha contra el pecado, que trata de someternos y esclavizarnos. Sólo así venceremos y dominaremos nuestros sentimientos y emociones sometiéndolas a nuestra voluntad en la Voluntad del Señor.

Danos Señor la paz, fortaleza y sabiduría de permanecer en tu Amor y estar vigilantes. No permitas que nuestra humanidad, débil y pecadora, se desvíe de tu camino y tu presencia. Amén.

viernes, 28 de noviembre de 2014

OBSERVANDO LO INMEDIATO Y FUTURO

Lucas 21, 29-33

Posiblemente te habrás percatado que las personas están atentas a sus intereses inmediatos, pero también a los futuros. El labrador levanta la mirada y otea el cielo, despejado o nuboso, tipo de nubes y posibilidad de lluvias. Su corazón está en su tierra, que necesita el agua para dar fruto.

Pero, otros, ponen su atención en los negocios, posibilidades de ventas, de compras... También otros se afanan por los estudios o investigaciones, y otros vigilan sus enfermedades. También están los intereses de la familia, hijos, amigos...etc. Todo necesita observación y serena y meditada reflexión, porque el camino se hace cuando vives por donde caminas, no sólo caminando.

Porque ocurre que puedes hacer camino, pero no vivir, y encontrarte sin cosecha al final de tu hora. O peor, encontrarte con una cosecha de malos frutos. Entonces no has hecho camino, o al menos no un camino para invitar a otro a recorrerlo. Se hace camino, contraviniendo a Ortega y Gasset, no sólo al andar, sino, si al caminar vives y siembras tu vida con amor, justicia y paz.

La vida nos previene de las tempestades. Hoy sobra hablar de esto, pues los avances tecnológicos nos adelantan los acontecimientos, sin embargo, se hace necesario vigilar y estar pendiente de conocerlos y de prepararse. Pero más importante es estar vigilantes a la Palabra del Señor, porque nos previene de su venida con los acontecimientos que estos últimos días (Lc 21, 12-19. 20-28),  nos ha revelado en su Palabra.

Realmente ese es el verdadero tiempo que nos interesa escrutar, meditar y conocer, para que cuando llegue la hora nos encontremos preparados, con cosecha, esperando la venida del Señor. Porque nos lo ha prometido y sus promesas siempre se cumplen. Amén.

jueves, 27 de noviembre de 2014

TRAS LA APARENTE DESTRUCCIÓN TRIUNFA LA VERDAD

Lc 21, 20-28

Cuando vemos que las cosas empeoran y que las familias se destruyen, pensamos que a este mundo le falta poco. Hay momentos que nos parece vivir en el caos, pero otros que es milagroso, a pesar de estar las cosas como están, que se pueda vivir con respeto y dignidad.

Cierto es que todo dependerá del lugar y de las circunstancias. También de los gobiernos, de las ideologías y de la fe. Mientras en unos lugares la vida se respeta y defiende, en otros se mata y no se le da valor; mientras en unos gobiernos impera la ley del más fuerte, la imposición y la fuerza, en otros hay libertad y se lucha contra el posible mal que haya.

Pero también abunda la corrupción. Corrupción política, familiar, educativa, de justicia, de libertad, de fe. Echando una mirada global en este mundo con tendencia globalizadora, apreciamos que las cosas están más mal que bien. Y vivimos con la amenaza de destrucción, de enfrentamientos y de guerras. Sin embargo, para los creyentes en Jesús, la esperanza es otra. 

La perpectiva es optimista, porque el Señor nos invita a tener la cabeza levantada y despertar la esperanza porque se acerca nuestra liberación. No hay nada que temer, como diría san Juan Pablo II, porque el Señor viene, según su promesa, a poner las cosas en su sitio y a darnos la Gloria eterna. Por lo tanto, estos signos de tragedia, de caos y corrupción se convierten para los creyentes en signos de esperanza y liberación.

Danos, Señor, la fuerza de perseverar pacientemente y esperanzados en tu segunda venida, y de permanecer firmes en tu Palabra y en tu Amor. Amén.

miércoles, 26 de noviembre de 2014

LAS COSAS SUCEDEN PARA DARNOS LA OPORTUNIDAD DE AMAR

Lucas 21, 12-19

Si imaginamos un mundo perfecto, posiblemente no hubiese posibilidad de demostrar que nos amamos, porque todo va bien. En la abundancia no se experimenta la pobreza, y si nos has pasado sed, no sabrás que es padecer sed. El hambre exige sufrirlo para experimentarlo y sentirlo. Sólo así puedes imaginártelo y saber que es.

De la misma manera, el amor se experimenta y se conoce en la dificultad y en el sufrimiento. Hoy Jesús parece que quiere decirnos eso: «Pero, antes de todo esto, os echarán mano y os perseguirán, entregándoos a las sinagogas y cárceles y llevándoos ante reyes y gobernadores por mi nombre; esto os sucederá para que deis testimonio.

Confiados en la Palabra del Señor no debemos desesperar ni alarmarnos por los sucesos y acontecimientos que vemos ocurren en nuestro derredor. Estamos preavisados por el Señor: Proponed, pues, en vuestro corazón no preparar la defensa, porque yo os daré una elocuencia y una sabiduría a la que no podrán resistir ni contradecir todos vuestros adversarios. Seréis entregados por padres, hermanos, parientes y amigos, y matarán a algunos de vosotros, y seréis odiados de todos por causa de mi nombre. Pero no perecerá ni un cabello de vuestra cabeza. Con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas.

¿Cómo daremos al Señor prueba de nuestro amor? Lo haremos esforzándonos en confiar y cumplir su Palabra tal y como Él nos propone. Porque todo lo que sucede tiene su provecho para Gloria de Dios, hasta los niños disminuidos e indefensos en el seno de sus madres. Ellos serán la prueba de amor de sus padres.

martes, 25 de noviembre de 2014

EL TEMPLO NO ES UN LUGAR DE VISITA

Lucas 21, 5-11

 Podemos convertir el templo en un lugar de visita. De hecho, muchos lo visitan como turistas, como amantes de la historia, como un lugar donde justifican con alguna fotografía su viaje a aquella ciudad. Pero, también nosotros acudimos, muchos a diarios, a rezar, a celebrar la Eucaristía... Y puede ocurrir que nos pase lo mismo. Es decir, que seamos simplemente turistas o vayamos en plan de visita.

¿Por qué digo esto?, porque me pregunto que consecuencia puede tener esas visitas a Jesús en mi vida, pues de no incidir en ella estoy cumpliendo con el mismo roll que los demás. El Templo no es un lugar de visita, sino un lugar donde visitamos a Jesús Eucarístico y con el cual estamos comprometido desde nuestro bautizo. Y ese compromiso debe, si es en espíritu y verdad, reflejarse en mi vida.

El mundo es reflejo de esas visitas o no visitas. De las visitas porque, si son auténticas e injertadas en Xto. Jesús, el estilo de vida de Jesús se vivirá en tu familia, en tu trabajo, en tus relaciones con los demás y en todo lo que a lo largo de cada día te rodea y te relacionas. El mundo, al menos tu mundo, se irá haciendo  mejor. Y si eso se multiplica en cada creyente, en muchos lugares de este mundo se irá haciendo presente el Reino de Dios.

De no ser auténticas sino rutinarias, turísticas, los criterios de Jesús no incidirán en la vida de esas personas, y sus mundos serán mundos enfocados a satisfacer sus egoísmos y a pasar por encima de los demás. De esta forma, cada lugar por donde pasen sembrarán cizaña y empeorarán el mundo.

Por eso, el templo, el edificio, no es el fundamento ni lo importante. El verdadero Templo es Jesús, y Jesús vive en nosotros si lo vivimos en nuestra vida y lo hacemos presente con nuestro testimonio y trabajo. El Templo será simplemente el lugar donde le visitamos y donde Él se encuentra bajo las especies de pan y vino de forma Eucarística Sacramental.

lunes, 24 de noviembre de 2014

NO SE TRATA DE DAR, SINO DE DARTE

(Lc 21,1-4)

 Acostumbramos a dar, pero eso no nos define como generosos ni como solidarios. Porque el dar puede significar muchas cosas y puede buscar muchos intereses. Da quien le sobra y no le causa ningún sacrificio el dar; da el que busca estima, intereses o privilegios; da el que quiere limpiarse de muchas cosas que ya no le sirven o quiere cambiar, y da quien comparte y sacrifica parte de sus comodidades, dinero o tiempo por aliviar la vida y necesidades de otro.

De todas estas donaciones, es la última la verdadera, y en la que se fijo Jesús cuando vio en el templo a esos ricos echar sus donativos en el arca y a la pobre viuda echar dos monedas. Y dijo: «De verdad os digo que esta viuda pobre ha echado más que todos. Porque todos éstos han echado como donativo de lo que les sobraba, ésta en cambio ha echado de lo que necesitaba, todo cuanto tenía para vivir».

La mayoría de las veces damos de aquellos que no necesitamos o que queremos desprendernos. Utilizamos la caridad como el remedio para limpiar o renovar nuestros roperos, electrodomésticos o utensilios de casa. No es una donación desinteresada, compartida de algo que nos privamos o que comporta un sacrificio. Y sabemos que cuando las cosas se hacen así pierden todo su valor.

No tratemos de justificarnos, sino arrepentidos pidamos al Espíritu Santo que nos conceda la Gracia de ser más generosos, desprendidos y solidarios, y pongamos de nuestra parte el esfuerzo necesario para que esa Gracia del Espíritu nos dé las fuerzas y voluntad de ser desprendidos y compartir.

domingo, 23 de noviembre de 2014

LA ESPERANZA DEL CREYENTE, ¡EMOCIONANTE!

(Mt 25,31-46)

Sólo el vivir con esa esperanza colma todos los afanes y desvelos de los creyentes en Xto. Jesús. Hoy lo proclamamos Señor y Rey de nuestras vidas, porque Él es el Centro, es Modelo, es Pastor que cuida su rebaño y conoce, una por una, a todas sus ovejas.

No entiendo, y, por la Gracia de Dios, cada vez más, como se puede vivir sin esperanza. O dicho de otra forma, con la esperanza caduca y mundana de que todo acaba aquí. ¿Qué sería de mí que ya tengo mis años? ¿Cómo puedo afrontar esos últimos años de mi vida? Y la única explicación que le doy es que, los que así piensan y rechazan al Señor, o no se esfuerzan en vivirlo seriamente, están ciegos, sometidos por el diablo y los apegos de sus propios pecados.

El hombre está hecho para la vida, pero no una vida temporal, sino para la vida eterna. Cierto es que antes hay que caminar por este, llamémosle  desierto, porque para todos, unos más y otros menos, es un camino de obstáculos y sacrificios, pero un camino recorrido, para el que cree en Jesús, con esperanza y alegría. Y el elixir salvador es el Amor. Por Amor hemos sido salvados y liberados del pecado, y por Amor se nos ha regalado la Vida y la Resurrección. Tomemos, pues, el elixir del amor y vivamos eternamente.

Y vivir en el Amor conlleva lo que el Señor nos dice hoy en el Evangelio: (Mt 25,31-46): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria acompañado de todos sus ángeles, entonces se sentará en su trono de gloria. Serán congregadas delante de Él todas las naciones, y Él separará a los unos de los otros, como el pastor separa las ovejas de los cabritos. Pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda.

»Entonces dirá el Rey a los de su derecha: ‘Venid, benditos de mi Padre, recibid la herencia del Reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; era forastero, y me acogisteis; estaba desnudo, y me vestisteis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a verme’. Entonces los justos le responderán: ‘Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te dimos de comer; o sediento, y te dimos...

Es alentador, emocionante y esperanzador, porque no tengamos miedo, pues no vamos solos. Nos acompaña el Espíritu de Dios que nos iluminará, nos dará fuerza, gozo y voluntad para vivir ese amor al que Señor nos invita como primicia de salvación.