miércoles, 29 de mayo de 2024

PODER Y SERVICIO

No se es poderoso por y cuando se tiene poder. Se es de verdad poderoso cuando tu poder lo empleas en servir. Sobre todo a los más necesitados. Lideras cuando eres capaz de ponerte al servicio de los demás. De lo contrario dicta e impones. Es decir, te haces dictador e impone tu dictadura.

El poder es verdadero cuando va unido al servicio. Y es voluntario. Es decir, se hace por amor y gratuito. Pero, parece que no es cosa fácil para el hombre, pues su corazón está apegado a muchas cosas que le seducen, que le atraen y le impiden servir y amar. No nos resultará difícil explicarlo, pues lo vemos a diario en la política. No son precisamente los políticos servidores del bien común, al que se presentan voluntariamente pero, por lo que se ve, con otros fines e intenciones. No son ellos los que sirven, sino lo que se sirven del poder que el pueblo les da para provecho propio.

Cuando Jesús tocó el tema del poder, lo unió siempre al servicio. Solo se puede liderar sirviendo. No hay alternativa. Y aceptarlo no es fácil. Sucede que actualmente padecemos sequía  de guías válidos capaces de liderar con la bien intencionada y justa intención – valga la redundancia – para buscar el bien, la verdad y el servicio sobre todo a los más que lo necesitan.

Por todo ello, podemos resumir todo en una simple y profunda palabra: amar. Todo consiste en amar, tal y como somos amados por nuestro Padre Dios.

martes, 28 de mayo de 2024

PRIMERO, DIOS TE HA DADO TODO LO QUE TIENES Y ERES

Seguimos sin darnos cuenta. No podemos estar a medias, o entre pinto y Valdemoro. Es decir, nuestra fe debe ser decidida, entregada y plena. Otra cosa es que la fuerzas nos fallen, la debilidad nos venza y nuestros pecados nos esclavicen. Eso establece una lucha entre el bien y el mal; entre seguir al Señor o darle la espalda; entre perseverar y entregarse con todo el esfuerzo posible. Y eso es lo que quiere el Señor, toda nuestra voluntad y esfuerzo en seguir sus mandatos.

A lo largo de toda la historia conocemos muchas caídas, muchos santos que han pasado por el pecado, por la desidia, por el fracaso, pero, lo verdaderamente significante es que, como aquel hijo pródigo, se han levantado reconociendo el amor misericordioso del Padre y han regresado a su Casa. Esa es también nuestra historia, la de no permanecer caídos en el pecado, sino levantándonos volver al Camino, a la Verdad y a la Vida que está en nuestro Señor Jesús, el Hijo de Dios Vivo.

El Señor nos ha entregado todo. Lo ha revelado en aquella hermosa parábola del Padre amoroso cuando le dice al hermano mayor: «Todo lo mío es tuyo» (Lc 15, 31) … Por este motivo, Pedro y sus compañeros han de tomar nota de que, al dejar «todo», Dios ya lo había hecho antes por ellos. (Francisco José Ruiz, SJ)»

lunes, 27 de mayo de 2024

EL DINERO POR EL DINERO NOS DESORDENA Y NOS PIERDE

No nos hará falta indagar y profundizar mucho para darnos cuenta, por nuestra propia experiencia, que el dinero no es buen compañero. Sabemos de muchos pleitos, enfados y separaciones por dinero. Incluso extremos de llegar a la muerte. Y es que cuando anida en nuestro corazón la llama del dinero y hacemos de ella nuestro centro, nuestra vida se desordena, se desequilibra, se empobrece y se pierde. Él dinero nos secuestra y nos adormece hasta el punto de esclavizarnos y desbaratar nuestras más buenas y mejores intenciones. Llega a instrumentalizarnos y a ensuciar relaciones leales y bien intencionadas. Es un peligro constante y una bomba de relojería en nuestras manos.

El Señor lo declara abiertamente un peligro hasta el punto de decir que no se puede servir a dos señores a la vez. O se hace el dinero el dueño de tu corazón o lo destierra del epicentro de tu vida y pones a Dios en su lugar. Porque, cuando absolutizas el dinero, desalojas a Dios de tu corazón y te haces enemigo de cualquier amor verdaderamente humano.

Es esa la línea roja la que nunca debemos traspasar y que Jesús, el Señor, nos lo advirtió claramente:  Dios o las riquezas. Una línea roja que busca y persigue proteger la humanidad. Precisamente, vivimos momentos en los que manantiales de riquezas quieren ordenar un mundo nuevo volviéndole a Dios la espalda. Y cada vez que la cruzamos, nos dice Francisco José Ruiz, SJ,  es nuestro corazón quien nos lo recuerda: solo tenemos amor para un Señor, el que nos creó y nunca nos querrá vender.

domingo, 26 de mayo de 2024

NI IMAGINARNOS LO QUE NUESTRO PADRE DIOS NOS TIENE PREPARADO.

Por mucho que queramos y tratemos de imaginar no podremos nunca hacernos una idea aproximada de como será esa supuesta casa del Cielo a la que esperamos llegar, por la Gracia de Dios, el día que nos toque partir de este mundo. Jesús nos lo dijo en cierta ocasión: - Jn 14, 1-12 – No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí. En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para…

Eso sí, definitivamente sabemos que allí será la gloria, la plenitud de la felicidad eterna y, sobre todo, junto al Hacedor y Creador de nuestra vida y de todo lo visible e invisible. Junto a nuestro Padre Dios. Porque, es eso lo que, queramos o no, todos buscamos, ser felices. Una felicidad que se traduce en estar en paz, satisfechos y plenos de no desear nada más sino lo que realmente somos y vivimos.

Estar junto al Señor, me atrevo a pensar que significa eso, quedar eternamente extasiado, llenos de gozo y felicidad simplemente contemplándole. Y lo más grandioso que, sin merecerlo por muchos méritos que hagamos, Él nos espera siempre, nos aguarda y nos tiene un lugar reservado para nosotros. Incluso con nuestro nombre y en unidad, sintonía y abierto a compartir con todos. Porque, quien nos regala la vida eterna es Trinitario y Amor comunitario.

sábado, 25 de mayo de 2024

UNA MIRADA HACIA NUESTRA DEBILIDAD INFANTIL

Es verdad que en nuestra etapa de niño experimentamos la vulnerabilidad. Nos experimentábamos – ahora de mayor lo recordamos – débiles, pequeños y necesitado de todo, a casis todo. No nos dábamos cuenta de la enorme dependencia que teníamos de nuestros padres y de nuestros mayores. Llegábamos a despertar en ellos sentimientos de generosidad hacia nuestra impotencia y debilidad. Y nos sentíamos defendidos y protegidos por ellos.

¿Cuáles son, ahora, nuestros sentimientos con nuestros padres y mayores? Posiblemente los hayamos olvidados, o nos queda un vago recuerdo que se escapa a nuestro intelecto. Y ese es nuestro reto: valorar el amor de nuestros padres e incluso mayores (maestros, vecinos, amigos de nuestros padres…).

¡Y, por encima de todo esto, está el Infinito Amor Misericordioso de Dios! ¿Lo entendemos? ¿Lo sabemos valorar? ¿Nos damos cuenta? Supongo, al menor para mí, de que no soy capaz. Se me escapa entender esa filiación eterna y gratuita con mi Padre Dios. Es algo tan grande y tan hermoso que no llega a abarcar mi imaginación.

Y es ese sentido que me gustaría seguir siendo niño: creerme todo, confiar todo, obedecer todo lo que viene de mi Padre Dios. Sí, Padre Bueno, quiero seguir siendo niño, tu hijo predilecto al que amas y quieres llevarlo a tu regazo para que esté contigo la eternidad. Sí, Padre, yo quiero, y te pido que me ayudes, me des esa educación, esa sabiduría para entenderlo y estar siempre como un niño pendiente de Ti. Gracias Padre.

viernes, 24 de mayo de 2024

SOMOS SERES CREADOS PARA Y EN RELACIÓN

No hemos sido creados para vivir aislados sino en relación. Una relación que nos identifica como hermanos y llamados a entendernos, asistirnos, auxiliarnos y amarnos. Pero esa vocación tiene dificultades que se esconden en el pecado. Nuestra naturaleza está dañada y herida por los deseos pasionales: ambiciones, envidias, odios, riquezas, poder, sexualidad…etc. Son nuestros afanes que nos aíslan y nos separan de Dios.

Pero, frente a todo eso, Dios nos ha creado para que permanezcamos unidos. Somos hermanos, hijos de un mismo Padre, y nuestra vocación reside en eso, en vivir fraternalmente y relación y asistiendo a los más necesitados y débiles. Ni que decir tiene que eso es harto difícil. Es contrario a nuestra naturaleza y afanes y la disputa está servida. Es evidente que sin ayuda estamos más que perdidos. Nos será imposible.

Dentro de esta vocación de relación está el matrimonio: la unión sacramentan de un hombre y una mujer. Una unión que, a parte de toda su atracción pasional, sexual y afectiva, trae también dificultades de entendimiento, de caracteres, de habito, cultura y hasta económicas. Y, evidentemente, todo eso hay que cazarlo desde nuestra vocación comunitaria y de relación. Y eso lo prometemos en el sacramento matrimonial.

Pero, lo mejor y lo que nos salva y ayuda, para poder superar todas nuestras diferencias, es que nuestro compromiso matrimonial lo hacemos en el Sacramento del matrimonio. Invitamos a nuestro Señor Jesús y le pedimos que nos acompañe durante el recorrido de nuestra vida para, en, con y por Él superar todas esas dificultades que nos van a impedir que nos mantengamos unidos hasta la hora de nuestra muerte.

Ese es el reto y la meta: «De manera que ya no son dos, sino una sola carne. Pues bien, lo que Dios unió, no lo separe el hombre» Esa es la conclusión, y la Palabra de Dios, ahora, el éxito dependerá de cada cual y de su implicación y fe. Eso sí, no se podrá justificar que disponemos del don para llevarlo a cabo.

jueves, 23 de mayo de 2024

SOLO UN AMOR COMPROMETIDO Y ENTREGADO NOS PUEDE DAR VIDA

Nuestra primera intención es depender de nosotros mismo y, por supuesto, no deber favores a nadie. Pero, una cosa es nuestra intención y otra la realidad en la que estamos inmersos. Somos seres en relación y dependemos unos de otros aunque las apariencias quieran engañarnos. Vivimos en sociedades donde la vida es posible y, hasta cierto punto cómoda, por el servicio que nos prestamos los unos a otros. Y Jesús, el Señor, se nos regala y da gratuitamente por verdadero amor. Se parte y se da. Y se queda Eucarísticamente bajo las especies de pan y vino para darse en alimento espiritual a cada uno de los que creen en Él y se acerca a recibir ese Pan y Vino transformados en su Cuerpo y Sangre.

Necesitamos los unos de los otros, pero, somos criaturas necesitadas de Dios. Él es nuestro Camino, nuestra Verdad y nuestra Vida. Y sin Él nada podemos ni nada somos. Vivimos la realidad de nuestra vida buscando la felicidad, pero sin Él pierde todo sentido, porque la felicidad y el gozo están en Él. Y solo un amor misericordioso como el que Él nos da nos puede dar Vida. De modo que necesitamos estar a su lado, esforzarnos en imitarle y alimentarnos de su Cuerpo y Sangre.