lunes, 27 de mayo de 2024

EL DINERO POR EL DINERO NOS DESORDENA Y NOS PIERDE

No nos hará falta indagar y profundizar mucho para darnos cuenta, por nuestra propia experiencia, que el dinero no es buen compañero. Sabemos de muchos pleitos, enfados y separaciones por dinero. Incluso extremos de llegar a la muerte. Y es que cuando anida en nuestro corazón la llama del dinero y hacemos de ella nuestro centro, nuestra vida se desordena, se desequilibra, se empobrece y se pierde. Él dinero nos secuestra y nos adormece hasta el punto de esclavizarnos y desbaratar nuestras más buenas y mejores intenciones. Llega a instrumentalizarnos y a ensuciar relaciones leales y bien intencionadas. Es un peligro constante y una bomba de relojería en nuestras manos.

El Señor lo declara abiertamente un peligro hasta el punto de decir que no se puede servir a dos señores a la vez. O se hace el dinero el dueño de tu corazón o lo destierra del epicentro de tu vida y pones a Dios en su lugar. Porque, cuando absolutizas el dinero, desalojas a Dios de tu corazón y te haces enemigo de cualquier amor verdaderamente humano.

Es esa la línea roja la que nunca debemos traspasar y que Jesús, el Señor, nos lo advirtió claramente:  Dios o las riquezas. Una línea roja que busca y persigue proteger la humanidad. Precisamente, vivimos momentos en los que manantiales de riquezas quieren ordenar un mundo nuevo volviéndole a Dios la espalda. Y cada vez que la cruzamos, nos dice Francisco José Ruiz, SJ,  es nuestro corazón quien nos lo recuerda: solo tenemos amor para un Señor, el que nos creó y nunca nos querrá vender.

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