lunes, 17 de marzo de 2025

UN JUICIO PARALELO A TU VIDA

Tu juicio final será según tu vida en este mundo. Es de vital importancia saberlo: «Al final de tu vida te juzgarán del amor». Y eso significa que según hayas vivido y, por supuesto, según tus actos, ya sean de amor o desamor, dictarán sentencia. De modo que puedes aventurar y deducir lo que te va a esperar al final de tu camino. No hay engaña, lo tienes delante de ti mismo. Por tanto, sin justificación de ninguna clase.

Es posible que pienses que nadie te dijo nada; que tus circunstancias no te dieron la oportunidad de informarte, de conocer la Buena Noticia, de caer en la cuenta de lo verdaderamente importante. Y así muchas más justificaciones, pero, la única razón que hay es que has decidido entrar por la puerta ancha, una puerta más espaciosa y cómoda.

Dentro de tu corazón esta sellada la impronta del Señor. Has sido creado a su imagen y semejanza. Él es tu modelo y tu experimentas que hacer el bien es tu mayor deseo. Pero, ¿qué ocurre? Posiblemente, te has rendido al mal, a tus pasiones y codicias y … Si no te has levantado como el hijo pródigo de regreso a Casa, ya puedes intuir y saber que te espera en la calle.

Es indudable que nos cuesta dar y darnos; perdonar y aceptar el perdón. Pero, quieras o no esa es la medida. Según tú hayas amado, dado y perdonado, así serás tratado. Tu juicio, por tanto, está establecido. Dependerá, pues, de tu decisión en este momento y mientras camine por este mundo. Tú tienes la palabra.

domingo, 16 de marzo de 2025

DE LA OSCURIDAD A LA LUZ

Es evidente que para ver se hace necesario la luz. Sin luz nos será imposible ver y su presencia y necesidad es perentoria. De modo que, en la oscuridad todo queda oculto y es propicia para las apariencias y mentiras con la intención de ocultar nuestros pecados. Por el contrario, en la luz todo se ve y queda al descubierto.

Pero no todo se descubre a la luz. Las intenciones y actitudes son intangibles y no pueden verse a simple vista. Se necesita una mirada profunda que pueda penetrar y llegar a lo más profundo del corazón de la persona. Tampoco el camino a seguir queda muy claro a pesar de que la luz del día nos alumbra.

Solo hay una Luz que es capaz de alumbrarnos tanto exterior como interior, y además con absoluta Verdad. Es la Luz que nos manda el Espíritu Santo, que tras la ascensión del Señor a los Cielos, bajó para alumbrarnos el Camino, la Verdad y la Vida. Una Luz que hoy se nos revela en el Monte Tabor – la Transfiguración – que el Señor descubre a Pedro, Santiago y Juan como anticipo de su Resurrección.

Y así lo debemos entender también nosotros. Tras el aparente fracaso de la crucifixión de Jesús en la cruz, su Resurrección descubre el triunfo de su Amor. Amar para resucitar, esa sería la consigna que Jesús nos dejaría tras su Pascua – paso de la muerte a la vida – y la Buena Noticia que nosotros debemos transmitir. Tras la cruz se esconde el triunfo, el gozo, la felicidad, el camino, la verdad y la vida eterna.

sábado, 15 de marzo de 2025

RESPONDER AL MAL CON EL BIEN

Desde la razón humana esto es una utopía. ¿Cómo vamos a amar a nuestros enemigos y a rezar por lo que nos persigue? ¿Es eso posible?, nos preguntamos. Sin embargo esa es la novedad del mensaje de Jesús, nuestro Señor: «Amad a vuestros enemigos y rogad por los que os persigan, para que seáis hijos de vuestro Padre celestial, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y llover sobre justos e injustos». Y, si el Señor nos lo propone es que se puede, pues para Él nada hay imposible.

No podemos olvidar que hablamos en su nombre y vivimos en Él. Por tanto, nuestro corazón, endurecido por el pecado, en sus Manos, se transforma, se suaviza, se hace humilde, comprensivo, paciente y capaz de amar. Incluso a los enemigos. En Él somos mayoría aplastante y podemos con todo. Y lo estamos viendo en estos tiempos, como ha sucedido en tiempos pasados.

Hoy, la Iglesia es perseguida, pues los cristianos respondemos rezando por nuestros enemigos y confiados en las Palabras de nuestro Padre Dios pronunciadas por su Hijo, nuestro Señor Jesús. Es verdad que nos duele, es verdad que se hace dura y pesada esa cruz que cargamos, pero también es verdad que el Señor está con nosotros y nuestra esperanza y gozo nos fortalece porque creemos en Él, que ya pasó por esto y venció. También nosotros, en Él, venceremos.

viernes, 14 de marzo de 2025

RECONCILIACIÓN

Es lógico y evidente que los mandamientos ponen límites al comportamiento humano. Y, diríamos, es justo y muy necesario. De no ser así podemos imaginar que sucedería en nuestras ciudades y pueblos. Es fácil suponer que sería el desmadre y la anarquía.

Sin embargo, el espíritu de los mandamientos no se queda en el mero cumplimiento. Sus mandatos van más allá hasta el extremo de alcanzar la reconciliación, incluso con el enemigo. En el espíritu de los mandamientos subyace el amor al prójimo que llega hasta al enemigo. Y eso supone, más que simplemente el deseo de matar, el llamar a su hermano imbécil, necio o idiota.

No sólo el incumplimiento se queda en el acto en sí de matar, sino que llega hasta el insulto de odiar, blasfemar o simplemente ofender. Y lo debido o lo correcto será tratar de alcanzar la reconciliación. Es el antídoto de la ofensa, la reconciliación, y a ella hay que caminar porque para eso ha venido Jesús, el Hijo de Dios, para que todos nos amemos como Él nos ama.

Y es notorio y meridianamente claro que nosotros por sí solos no podremos reconciliarnos. Nuestra naturaleza, herida por el pecado, nos limita e impide la reconciliación. Pero, unidos al Espíritu Santo, en nosotros desde la hora de nuestro bautismo, podemos lograrlo y vencer nuestras malas inclinaciones.

jueves, 13 de marzo de 2025

NECESITADOS DE NUESTRO PADRE DIOS

Es evidente que si pedimos es porque nos sentimos necesitados. Y nuestras verdaderas necesidades sólo nos las puede dar nuestro Padre Dios, Señor de la vida y la muerte. Pedírselas es signo de reconocer nuestra fragilidad, nuestra pequeñez y nuestra condición de hijos.

Necesitamos ser perseverantes y no desfallecer en nuestras peticiones, porque sólo el que pide, busca y llama con perseverancia recibirás, encontrará y se le abrirá la puerta, Y eso no es que lo hayamos descubierto nosotros, sino que es Palabra de Dios. Jesús nos lo dice hoy en el Evangelio: (Mt 7,7-12): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá. Porque todo el que pide recibe; el que …

Por tanto, al descubrir nuestras necesidades, pidamos a nuestro Padre que nos las dé, con la confianza que nos las dará. Y es más, nos dará las que realmente nos convenga, porque, Él sabe mejor que nosotros lo que realmente nos conviene.

miércoles, 12 de marzo de 2025

EXIGENCIAS DE SIGNOS Y PRUEBAS

Buscamos seguridades en nuestras apuestas. Queremos ganar sí o sí, y exigimos signos, pruebas y todo lo que nos dé certeza y seguridad en nuestras apuestas. Creer en Jesús en balde nos parece una apuesta dudosa y no válida. No movemos nuestro interés ni nuestro corazón salvo nos den un signo o prueba que nos satisfaga.

Jesús sigue presentándose como ese Niño, pobre y humilde, nacido en un pesebre. De padres humildes y sencillos. Un justo crucificado, un Maestro de bondad, manso y humilde que sólo habla de la Verdad, y que espera que tú la recibas, la aceptes y te conviertas a su Palabra. Palabra de Vida Eterna.

No hay más ni necesitas más signos que te inviten a jugarte la vida por Jesús y su Evangelio. Hace apenas unos días, el pasado miércoles de ceniza, fuiste invitado a creer en el Evangelio y convertirte. Y ahora, hoy y cada día la invitación sigue en pie. No hay ni habrá más señales. Sólo la fe de aquellos que apuestan, creen y ven en Jesús el Camino, la Verdad y la Vida.

martes, 11 de marzo de 2025

HÁGASE TU VOLUNTAD Y VENGA TU REINO

Dentro de la oración que Jesús nos recomienda, «el Padrenuestro», decimos y proclamamos ese compromiso de hacer la Voluntad de nuestro Padre y pedir que venga su Reino. También añadimos la petición del pan de cada día y, sobre todo, el perdón de nuestros pecados, de tal manera que en la medida que nosotros perdonemos a los que nos ofenden, también seremos perdonados por nuestro Padre Dios. Pero, si no perdonamos …

Podemos deducir y comprender que nuestro Padre Dios ha dejado nuestra salvación en nuestras manos, porque, en la medida que seamos capaces de perdonar a los que nos han herido y ofendido, también seremos perdonados nosotros.

¿Qué significa eso? Está muy claro, significa que si yo perdono, también seré perdonado. Y no me lo dice un cualquiera, es Palabra de Dios. De modo que la garantía es plena. Ahora, ¿soy consciente de que me será posible perdonar a quien me ha perjudicado terriblemente? Es evidente que sabemos que no. Por y con nuestras fuerzas no podremos perdonar a nuestros enemigos. Ahora, con el concurso de nuestro Padre lo podremos hacer.

De ahí la necesidad de la oración y de practicarla. Agarrados a nuestro Padre del Cielo podemos lograr perdonar a nuestros enemigos. Por eso, confiados en su Palabra y guiados por la oración que nos enseña Jesús, su Hijo predilecto, decimos: Padrenuestro que estás en los cielos, santificado …