domingo, 7 de mayo de 2023

UNA PAZ DENTRO DEL AJETREO DE LA VIDA

Posiblemente en muchos momentos podemos perder la calma. El ajetreo de la vida nos estresa y nos agobia pero, permaneciendo en el Señor, siempre tendremos paz y, sobre todo, confianza. La paz no se esconde en el apartarnos de los problemas y ajetreo de la vida. La paz, la verdadera paz, está en saber que el Señor está presente en nuestra vida e injertado en Él nada turba nuestra paz y paciencia.

No estamos equivocados ni confundidos. El camino es ese tras las huellas de Jesús. Él es el Camino, la Verdad y la Vida y nos llena plenamente de una vida abundante, gozosa y eterna. Esa es nuestra meta, la verdadera meta que ya empezamos a vivir con esperanza y gozo desde ahora, desde nuestro caminar diario de donde extraemos la fortaleza necesaria para superarnos cada día.

Y todo eso lo vivimos sabiendo que Jesús camina con nosotros. No creemos en un Dios lejano, abstracto y configurado según nuestra imaginación. Hablamos y creemos en un Dios cercano, manifestado a través de su Hijo y anunciado por su Palabra. Un Dios que se hace carne y se nos va manifestando en las obras de Jesús, el Hijo que nos enseña y nos muestra el Amor Misericordioso de su Padre.

Y avanzamos conscientes de que Él actúa en nosotros. De modo que todas nuestras obras sabemos que nacen de Él y están apoyadas en la acción de su Espíritu que actúa en nosotros. Eso nos da confianza, nos fortalece y nos sostiene en la humildad de sabernos asistidos y auxiliados por el Espíritu Santo. De modo que la paz, a pesar del ajetreo, dureza e inquietud del camino se mantiene firme en nosotros.

sábado, 6 de mayo de 2023

QUIEN ME CONOCE, CONOCE TAMBIÉN A MI PADRE

Nos lo dice tan claro que nos cuesta creerlo. Sé que hay mucha gente, incluso creyentes, que creen en un Dios abstracto, producto de su fe y su imaginación. Un Dios con el que ellos solos se entienden y nada quieren saber de los demás. Ellos se forman su propio código y sus propias reglas según entiendan la vida. ¿No es eso absurdo y disparatado? ¿No descubre un egoísmo e individualismo que nada tiene que ver con el amor?

La realidad es que aunque nos parezca mentira eso sucede. Me he llevado algunas sorpresas en ese sentido y hablo con conocimiento de causa. Pero, en descargo de eso diré que eso ha existido siempre. Jesús fue rechazado por muchos en su paso por este mundo. Y no porque no nos lo dijera tan claro que no deja lugar a duda: (Jn 14,7-14): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Si me conocéis a mí, conoceréis también a mi Padre; desde ahora lo conocéis y lo habéis visto». Le dice Felipe: «Señor, muéstranos al Padre y nos basta». Le dice Jesús: «¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros y no me conoces Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: ‘Muéstranos al Padre’? ¿No crees que yo estoy en el Padre y el Padre está en mí? Las palabras que os digo, no las digo por mi cuenta; el Padre que permanece en mí es el que realiza las obras» …

Dios ha creído conveniente encarnarse en Naturaleza Humana y bajar a este mundo. Sin dejar de ser Dios, despojado de todo privilegio, se hizo Hombre, nuestro Señor Jesús, para cerca de ellos mostrarle el Amo Misericordioso del Padre y rescatarles con su Pasión y Muerte, de la esclavitud del pecado.

Podremos pensar lo que queramos pero Jesús lo ha dejado bastante claro: Creedme: yo estoy en el Padre y el Padre está en mí. Al menos, creedlo por las obras. La cuestión es tener fe y creer en su Palabra. Razones, testimonios y obras ha hecho para que su Palabra tenga crédito. 

viernes, 5 de mayo de 2023

UN CAMINO DIFÍCIL Y NO APETECIBLE, PERO UN CAMINO QUE SE VUELVE Y LLENA DE ESPERANZA, GOZO Y FELICIDAD.

No es natural ni lógico elegir un camino complicado, difícil y duro. Si te dan a elegir prefieres un camino más factible, cómodo o, al menos, no tan complicado. Es lo natural, sin embargo el camino que nos presenta Jesús se aleja de esas coordenadas. Es un camino de servicio y de entrega, incluso a los enemigos. Es un camino que lo exige todo hasta el extremo de dar tu vida si es necesario. Realmente es difícil aceptarlo desde nuestra naturaleza humana.

Por eso, Jesús que lo sabe, nos habla hoy de algo que nos llena plenamente y nos alegra el corazón: En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «No se turbe vuestro corazón. Creéis en Dios: creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas mansiones; si no, os lo habría dicho; porque voy a prepararos un lugar. Y cuando haya ido y os haya preparado un lugar, volveré y os tomaré conmigo, para que donde esté yo estéis también vosotros.

La realidad es que nuestro corazón está predispuesto a turbarse. Nos ocurre a muchos, por no decir a todos, y Jesús sabiendo lo que nos pasa nos anima a seguirle y a creer en Él. No hay otra alternativa, creer y fiarse de su Palabra o mirar al mundo. Y en ese mirar al mundo experimentamos que nuestro camino va enfilado al precipicio. Un mundo de mentiras, de falsedades, de traiciones, de deseos de poder, de riquezas y de placer. Pero, tras ese periodo, en el mejor de los casos, ¿qué nos espera? Esa es la cuestión.

La Palabra de Jesús nos da esperanza y nos promete que, si creemos en Él, estaremos donde Él esté. Y eso no es sino la Gloria y el gozo de ser felices eternamente. ¿Por qué creer en Él? Sencillamente, porque ha vencido a la muerte y ha Resucitado. ¿Nos parece poco? Si Él ha Resucitado también lo haremos nosotros para así poder estar con Él en ese lugar que nos prepara.

jueves, 4 de mayo de 2023

TRAS LA CAIDA, VOLVER A LEVANTARSE

 
Jn 13, 16-20
Esta es nuestra historia, sumas permanentes de caídas y levantadas. Caer nos está permitido, la Misericordia de Dios es Infinita, pero ¡quedarnos en la caída y dejarnos ir y abandonarnos al pecado, no! Hablamos de cruces en nuestro camino, pues ésta es nuestra cruz: La lucha diaria de esforzarnos en superarnos y levantarnos de nuestros fallos, errores, pecados y, en definitiva, caídas.

Sabemos y lo reconocemos que somos de barro. Esa condición nos hace débiles, frágiles al desfallecimiento y fáciles a la tentación. Y el demonio conoce esas nuestras debilidades. Ese es el panorama de nuestra vida. En el camino descubrimos la gran importancia del Bautismo porque en él nos viene el Espíritu Santo, se une a nosotros y nos acompaña para asistirnos, fortalecernos y auxiliarnos. Es notorio que con Él somos más fuertes, ¡invencibles diría!

Es fácil darnos cuenta de la necesidad de hacer piña con Él. Con el Espíritu Santo somos fuertes e infranqueable para el demonio y sus tentaciones. Es verdad, eso no nos va a eximir del dolor y sufrimiento. La Cruz la necesitamos para que nos recuerde quienes somos y de dónde venimos. Y para que seamos humildes y reconozcamos nuestra pequeñez, pobreza y necesidad de Padre Dios. Es Él quien nos salva y al que tenemos que estar permanentemente en nuestro camino unidos.

Observaremos que no se trata tanto orar como actuar. Es decir, la oración es importantísima pero sin la acción de decisión queda anulada. La cuestión es dar el salto de salida y ponerse manos a la obra. Es entonces cuando la oración tiene sentido para el camino. La frase: lo que puedas hacer hoy no lo dejes para mañana resume un poco el sentido de lo que quiero decir. Se trata de decidirse por seguir a Jesús y ponerse en camino. Es ese momento cuando la oración, la Eucaristía y la reconciliación tienen sentido y pasan al primer plano de mi vida.

miércoles, 3 de mayo de 2023

QUIEN ME HA VISTO A MÍ HA VISTO AL PADRE

¿Qué significa esa frase que dice Jesús: ¿Quién me ha visto a mí ha visto al Padre? Lo lógico y de sentido común es deducir que Jesús y el Padre son uno. O dicho de otra forma, el mismo Espíritu. Estamos hablando del mismo cuando hablamos de cualquiera de los dos: - Jn 14, 6-14 - “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre, sino por mí. Si ustedes me conocen, conocerán también a mi Padre. Ya desde ahora lo conocen y lo han visto”. Felipe le dijo: “Señor, muéstranos al Padre y eso nos basta”. Jesús le respondió: “Felipe, hace tanto tiempo que estoy con ustedes, ¿y todavía no me conocen? El que…

Jesús lo deja meridianamente claro, Él y el Padre son uno. Sin embargo a nosotros nos cuesta creerlo. Y no solo creerlo sino que exigimos pruebas que nos convenzan según nuestra razón y nuestra manera de ver las cosas. Y en este camino y lucha nunca encontraremos el punto exacto o conocimiento para entender. Somos muy limitados y solo alcanzaremos la verdad cuando estemos delante en persona del Señor. Pero para entonces ya, si ahora no creemos, será tarde.

La piedra angular de nuestra fe es la Resurrección del Señor. En varias ocasiones lo he meditado y compartido. ¡Jesús Vive y ha Resucitado! Por tanto, ese es el fundamento y apoyo de nuestra fe. Porque si ha resucitado, todo lo dicho de Él, todo el Plan de Dios y todo lo profetizado acerca de su Persona se hace realidad. Y, por supuesto, la Resurrección exige fe. Hay muchas razones que la avalan, pero nunca, salvo experiencia propia, recordemos lo del apóstol Tomás, nos consolidará nuestra fe.

Jesús es, por consiguiente, el único Camino, la única Verdad y la única y verdadera Vida que nos conduce a la Casa del Padre para gozar de la plenitud y gozo eternamente.

martes, 2 de mayo de 2023

CIEGOS Y ENCERRADOS EN SUS PROPIOS DOGMAS

No nos damos cuenta pero alimentamos nuestra ceguera cuando anclamos nuestra vida en los dogmas que hemos aceptados y cerramos toda posibilidad a renovarnos, a abrirnos a la nueva vida que nos trae la Buena Noticia de la que habla Jesús.

Es evidente que esperan a Alguien, pero no acepta que sea Jesús. Tienen su Obra y su Palabra ante sus oídos pero no la escuchan, la rechazan y piden pruebas. Posiblemente nosotros estemos en la misma actitud. Sabemos que hay algo y que la vida no termina en este mundo. Algunos hablan de un Dios en el que creen, pero un Dios que ellos se imaginan y que no está encarnado ni ha bajado a este mundo. Un Dios imaginario que ellos interpretan de acuerdo con sus dogmas y sus ideas.

¿Cómo es posible que haya un Dios que no se haya anunciado y manifestado a los hombres, sus criaturas? No tiene sentido imaginar o crearse un Dios así, sin voz y sin respuestas. Es decir, ¿tú mismo te hablas y te respondes? ¿Es ese tu Dios? Posiblemente ese Dios no existe sino en la mente de aquellos que no escuchan y no quieren creer en la Palabra de un Dios que se revela y manifiesta a los hombres.

Porque, nuestro Dios es un Dios que habla a sus criaturas, se encarna en Naturaleza Humana y se anuncia como el Mesías enviado por el Padre para liberar a los hombres del pecado y darles Vida Eterna. Es lo que vive en nuestro corazón, un deseo de salvación eterna. Todas sus obras, realizadas en nombre de su Padre, dan testimonio de su Divinidad de Hijo de Dios.

De cualquier manera, el hombre ha sido creado libre para elegir creer o rechazar. Y si tiene esa libertad significa que puede, impulsado por sus impulsos egoístas, ira y soberbia negar que Jesús es el Hijo de Dios. Y, además, tentado por el Maligno que lo confunde y anima para que se aleje y rechace al Señor. Pero, a pesar de todo Jesús lo deja muy claro al final del Evangelio de este martes: «Ya os lo he dicho, pero no me creéis. Las obras que hago en nombre de mi Padre son las que dan testimonio de mí; pero vosotros no creéis porque no sois de mis ovejas. Mis ovejas escuchan mi voz; yo las conozco y ellas me siguen. Yo les doy vida eterna y no perecerán jamás, y nadie las arrebatará de mi mano. El Padre, que me las ha dado, es más grande que todos, y nadie puede arrebatar nada de la mano del Padre. Yo y el Padre somos uno».

lunes, 1 de mayo de 2023

UN COMPROMISO HASTA EL EXTREMO DE DAR LA VIDA

 Jesús está comprometido y su compromiso llega hasta el extremo de dar su vida por salvar la de otros. El camino de su vida refleja sus intenciones, sus obras y la disponibilidad total al servicio hasta el extremo de entregarse plenamente hasta la muerte. No hay otra lectura en la vida de Jesús de Nazaret.

Su compromiso es firme y no contempla la huida o el abandono. Sigue fiel a su misión que diría más tarde: Yo, la luz, he venido al mundo, para que todo aquel que cree en mí no permanezca en tinieblas. Al que oye mis palabras, y no las guarda, yo no le juzgo; porque no he venido a juzgar al mundo, sino a salvar al mundo – Jn 12, 46-47 ‒. Está muy claro que Jesús viene a cumplir la Voluntad del Padre, que no es otra que dar a conocer el Amor Infinito y Misericordioso del Padre y, por lo tanto, anunciarlo, pues lo que no se anuncia no se conoce.

Es evidente que necesitamos conocer el camino y, sobre todo, la puerta que da entrada a esa felicidad eterna que buscamos. El mundo en que vivimos lo refleja muy bien en esas ansias desesperadas de felicidad. Y lo señala en el deseo de que llegue el fin de semana. Para muchos todas sus ilusiones, esperanzas y deseos está en alcanzar el fin de semana y poder tener algún espacio de gozo, de descanso y satisfacción. Sin embargo, la experiencia es que eso se acaba y no llega a satisfacernos plenamente. Incluso muchos no tienen ni esa oportunidad.

Jesús nos lo dice en el Evangelio de hoy: «Yo soy el buen pastor. El buen pastor da su vida por las ovejas. Pero el asalariado, que no es pastor, a quien no pertenecen las ovejas, ve venir al lobo, abandona las ovejas y huye, y el lobo hace presa en ellas y las dispersa, porque es asalariado y no le importan nada las ovejas. Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas y las mías me conocen a mí, como me conoce el Padre y yo conozco a mi Padre y doy mi vida por las ovejas.

Está claro, el Buen Pastor da su Vida por la nuestra. Y como su Vida es Eterna, sabemos que ha Resucitado, la que nos dará será también Vida Eterna. Y vida en abundancia de felicidad y gozo. Lo aclara y lo confirma con sus últimas Palabras: También tengo otras ovejas, que no son de este redil; también a ésas las tengo que conducir y escucharán mi voz; y habrá un solo rebaño, un solo pastor. Por eso me ama el Padre, porque doy mi vida, para recobrarla de nuevo. Nadie me la quita; yo la doy voluntariamente. Tengo poder para darla y poder para recobrarla de nuevo; esa es la orden que he recibido de mi Padre».

Conclusión: De la misma forma también nosotros desde la hora de nuestro bautismo estamos comprometidos con el anuncio de esa Buena Noticia. Cada cual tendrá que descubrir cómo y dónde puede y debe anunciarla. El Espíritu Santo nos ayudará a ese menester y compromiso.