jueves, 11 de noviembre de 2021

¿NO LO VES?, ¡ESTÁ DENTRO DE TI!

 

No busques donde no está, será vana tu búsqueda. El Señor ha venido para estar contigo, salvo que tú no le quieras y le cierres las puertas de tu corazón. Te ha dado libertad para que seas tú quien elija. Está dentro de ti y permanece en silencio esperando tu respuesta y tu acogida. Es paciente y compasivo.

Pero, ten cuidado, el tiempo es oro, merece y necesita ser aprovechado. La vida puede ser un suspiro y, en el mejor de los casos corre deprisa y se hace corta. Es ahora, hoy, en este momento cuando debes de tomar conciencia de que Dios, el Señor, está dentro de ti. ¿Es que no lo ves? ¿No lo adviertes en cada instante de tu vida? ¿Acaso no sabes quién te ha dado la vida y todo lo que eres y tienes? ¿Qué piensas, que has venido del cielo?

Cada segundo de tu vida es un tiempo valioso – oro – y, desperdiciarlo, ignorando que Dios es el Señor de tu vida y está dentro de ti esperándote, es la peor opción que puedes elegir.

miércoles, 10 de noviembre de 2021

EL COMPROMISO DEL DEBER CUMPLIDO

 

No debemos esperar que nos agradezcan nuestros deberes. Nuestro comprmiso es cumplirlo sin más. Por supuesto, siempre es agradable que nos reconozcan nuestra labor y nos la agradezcan, pero, nuestra obligación es cumplir con nuestro deber. Podemos preguntarnos: ¿Por qué darle gracias, si simplemente ha hecho lo que debía hacer?

De la misma forma, creemos que Dios nos agradece nuestros actos y nos quiere más si cumplimos con sus mandamientos. Y craso error el pensar así, pues, ¿no somos los primeros y únicos beneficiados a cumplir con nuestro deber? ¿No nos damos cuenta que lo que hacemos es para nuestro bien y nuestra salvación?

Dios nos quiere igual, tanto si cumplimos como si no. Es más, nos dice que habrá mas alegría por uno convertido - pues estaba perdido - que noventa y nueve que permanecen en casa - Lc 15, 1-32 -.Si no fuese así, pobre de nosotros. Su Misericordia nos salva y nos redime por y gracias a su Infinito Amor. Pero, nuestros deberes - pues somos libres y responsables - debemos cumplirlos sin esperar nada a cambio. No perdamos de vista que todo lo hemos recibido gratis y todo es Gracia de Dios.

martes, 9 de noviembre de 2021

LA IGLESIA, TEMPLO DE DIOS

Jn 2,13-22

Con el tiempo las reuniones cristianas se formalizaron en los templos. Edificios que se fueron construyendo para dar lugar a la congregación de los fieles cristianos como sustitutos de las propias casas donde – en los comienzos del cristianismo – tenían lugar. Sin embargo, el verdadero templo donde está Jesucristo es su propio cuerpo. Refiriéndose a eso, dice: «Destruid este templo y en tres días lo levantaré». 

Los judíos le contestaron: «Cuarenta y seis años se han tardado en construir este Santuario, ¿y tú lo vas a levantar en tres días?». Pero Él hablaba del Santuario de su cuerpo. Y también nos sucede a todos nosotros. Somos templos del Espíritu Santo y – desde la hora de nuestro bautismo – quedamos configurados como verdadero templos.

Quizás, por eso, necesitamos limpiar y despojar todo nuestro ser de las inmundicias y pecados a los que el mundo nos invita, porque, conscientes o inconscientes profanamos nuestros templos al prostituir nuestros propios cuerpos con el pecado. Y es que, como ocurrió a los discípulos – cuando Resucitó, pues, de entre los muertos, se acordaron sus discípulos de que había dicho eso, y creyeron en la Escritura y en las palabras que había dicho Jesús – sabemos que somos morada de Espíritu Santo. Es decir, templos de Dios vivos.

lunes, 8 de noviembre de 2021

SER PEQUEÑO TE HACE GRANDE

 

 

Cuando te consideras pequeño estás disponibles a pedir perdón por tu pequeñez. Tu corazón se siente humilde y pequeño y abierto al arrepentimiento y a la misericordia y disponible a n permanecer en las caidas sino en actitud constante de levantarte por y gracia por la Misericordia de Dios.

Ser pequeño presupone ser humilde, porque, el pequeño primero es humilde. Precisamente, por eso, la humildad te hace pequeño, aunque tú te sientes grande. Y es esa humildad lo que te acerca a Dios y, por su Gracia te hace grande. Por  eso, ser pequeño, ante los ojos de Dios te hace grande y te convierte en su preferido. Tanto es así que el mismo Jesús dice: «Es imposible que no vengan escándalos; pero, ¡ay de aquel por quien vienen! Más le vale que le pongan al cuello una piedra de molino y sea arrojado al mar, que escandalizar a uno de estos pequeños.

Busquemos humildemente , en la humildad - valga la redundancia -  la fuerza de nuestra fe. Una fe que se alimenta en las entrañas de nuestra pequeñez y nos invade de esperanza. De una plena esperanza de sentirnos queridos y perdonados misericordiosamente por nuestro Padre Dios.

domingo, 7 de noviembre de 2021

NO SE TRATA DE DAR, SINO DE DARNOS

 

Estamos acostumbrados – sometidos a nuestros egoísmos – a dar de lo que nos sobra y a exhibirnos delante de los demás. Pero, cuando realmente nos rascan el bolsillo miramos para otro lado haciendo oidos sordos.. Posiblemente, a pesar de la esclavitud de nuestra propia naturaleza, egoísta y herida por el pecado, no nos paramos a pensar y reflexionar. Y es que el camino necesita mucho de preguntas e intento de respuestas.

Porque, si no, no sabemos ni quiénes somos ni a dónde vamos iremos dando tumbos al ritmo que nos imponga el mundo. En el esfuerzo de inquietarnos por responder a esos interrogantes que están sembrados en nuestros corazones, iremos descubriendo quiénes somos y de dónde venimos. Y, descubriremos, que quien nos ha creado, no solo nos ha creado sino que se nos ha dado por Amor. Se ha entregado el mismo para rescatarnos del pecado y darnos su misma gloria.

¿Y qué le damos nosotros? ¿Lo que nos sobra? ¿Algo de lo que podamos prescindir? Miremos bien para nuestro adentro y pensemos. Jesús se sentó frente al arca del Tesoro y miraba cómo echaba la gente monedas en el arca del Tesoro: muchos ricos echaban mucho. Llegó también una viuda pobre y echó dos moneditas, o sea, una cuarta parte del as. Entonces, llamando a sus discípulos, les dijo: «Os digo de verdad que esta viuda pobre ha echado más que todos los que echan en el arca del Tesoro. Pues todos han echado de lo que les sobraba, ésta, en cambio, ha echado de lo que necesitaba, todo cuanto poseía, todo lo que tenía para vivir».

Se trata de darnos, de vaciarnos en ofrecernos según hemos recibido, porque, para eso lo hemos recibido, para darlo por amor a quienes lo pueden necesitar.Por lo tanto, no se trata de dar y colaborar, que siempre está bien. Se trata de darnos,  ofrecer nuestro tiempo, nuestra vida en poner en el centro de nuestro corazón el amor de Dios por y en beneficio de todos, sobre todo de los más que lo necesitan.

sábado, 6 de noviembre de 2021

DESCUBRIR LA PRESENCIA DE DIOS EN LA RUTINA DE CADA DÍA

Lc 16,9-15

No sé por qué razón creemos que la santidad consiste y está en hacer cosas grandes, destacadas y que llamen la atención de los demás. Nos parece que si no se ven nuestros actos o no llaman la atención de otros, no hacemos nada. Y nos olvidamos de lo más importante, Dios está presente en todos los momentos e instantes de nuestra vida. De modo que, ve todo y está presente en todo. Conoce tus buenas o malas intenciones y, por tanto, valora todo lo que haces con buena y justa intención. 

Y esa debe ser nuestra actitud y nuestro gran descubrimiento, tomar conciencia de que Dios está presente en nuestra vida y es nuestro público. Sólo debo mirar para Él y actuar según Él y su Voluntad. De modo que, sea Él quien rige y dirige mi vida. Yo, simplemente un administrador de todo lo que me ha dado. 

Y surge una pregunta, ¿dónde puedo encontrarlo? ¿En las cosas notables y grandes? Posiblemente, ahí también se encuentra Dios, pero, su lugar preferido - digámoslo así - es lo sencillo, lo pequeño y cotidiano de cada día. Así eligíó Él su encarnación y así se mostró al mundo, sencillo y humilde. Y son en las cosas pequeñas - habituales y rutinarias - de cada día donde encontramos la oportunidad de, por Amor a nuestro Padre Dios, demostrar y manifestar nuestro amor a Él.

¿Cómo? Esforzándonos en hacer lo habitual y rutinario de cada día en verdaderos actos de amor sobrenaturalizándolos en la presencia de Dios. Sirviendo con la mejor intención y la mayor disponibilidad. Ofreciéndonos a servir y amar con la mejor y justa intención de hacer las cosas bien. Es, precisamente ahí donde se encuentra la auténtica y verdadera santidad. Porque, tu público es Dios.

viernes, 5 de noviembre de 2021

DISCERNIMIENTO

Lc 16,1-8

Siempre me ha parecido un misterio el saber que mi vida en este mundo tiene un final y vivo sin preocuparme ni prepararme para ese decisivo e importante momento. Algo así como, ¡si a mí no me va a tocar! Y digo misterio, porque no llego a comprender como podemos vivir tan despreocupado sin discernir sobre ese momento tan cierto y seguro que llegará. Es, precisamente, lo único cierto que sabemos sucederá.

Sin embargo, contrariamente a esa despreocupación y descompromiso, sí nos preocupamos por tener un trabajo, una seguridad económica que satisfaga nuestras apetencias y capricho y una asistencia médica que garantice mi salud. Es decir, empleamos toda nuestra astucia y capacidad intelectual para prepararnos y preocuparnos por las cosas de este mundo. Primamos y priorizamos lo material, lo carnal (concupiscencia, sexo, placer, gula…etc) y nuestras satisfacciones egoístas sin el más mínimo interés, miramiento o preocupación por el bien de nuestro espíritu. El devenir de nuestro destino trascendente no nos preocupa nada.

¿Qué pasará cuando llegue ese momento – que sabemos que llegará – de nuestra hora final? Necesitaremos discernir, como ese administrador que se vió descubierto y despedido de su trabajo, para organizar nuestra vida y preocuparnos por lo verdaderamente importante, aceptar esa hermosa y maravillosa llamada a entrar en el Reino de Dios. Pero, hay una gran diferencia, que no tenemos todo el tiempo del mundo. Nuestra vida es corta y podemos perder el tiempo y ser sorprendido por el momento final.  Está en juego nuestro gran Tesoro.