No debemos esperar que nos agradezcan nuestros deberes. Nuestro comprmiso es cumplirlo sin más. Por supuesto, siempre es agradable que nos reconozcan nuestra labor y nos la agradezcan, pero, nuestra obligación es cumplir con nuestro deber. Podemos preguntarnos: ¿Por qué darle gracias, si simplemente ha hecho lo que debía hacer?
De la misma forma, creemos que Dios nos agradece nuestros actos y nos quiere más si cumplimos con sus mandamientos. Y craso error el pensar así, pues, ¿no somos los primeros y únicos beneficiados a cumplir con nuestro deber? ¿No nos damos cuenta que lo que hacemos es para nuestro bien y nuestra salvación?
Dios nos quiere igual, tanto si cumplimos como si no. Es más, nos dice que habrá mas alegría por uno convertido - pues estaba perdido - que noventa y nueve que permanecen en casa - Lc 15, 1-32 -.Si no fuese así, pobre de nosotros. Su Misericordia nos salva y nos redime por y gracias a su Infinito Amor. Pero, nuestros deberes - pues somos libres y responsables - debemos cumplirlos sin esperar nada a cambio. No perdamos de vista que todo lo hemos recibido gratis y todo es Gracia de Dios.
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