lunes, 8 de enero de 2024

«DETRÁS DE MÍ VIENE EL QUE ES MÁS FUERTE QUE YO»

Juan es encarcelado y Jesús empieza su vida pública y a anunciar que el Reino de Dios está cerca. Ha llegado la Buena Noticia, Dios se hace presente en su Hijo, y eso significa que el Reino de Dios está entre nosotros.

Tras la mala noticia y la percepción de los discípulos de Juan de que todo parece haber terminado, de que el poder del mundo ha vencido y de que el mal nos somete y nos atenaza, Jesús enciende una luz de esperanza y anuncia el Amor y la Misericordia de su Padre que nos abre sus brazos y nos acoge en su Reino. Jesús es la Palabra del Padre, su Infinito Amor y su eterna Misericordia que anuncia el triunfo del bien y del amor sobre el mal.

Ese es el contenido de la Buena Notica: Dios nos ama y con Él vencemos al mal, porque Dios está por encima del mal. Quizás lo permite para que despertemos, creamos y tengamos la esperanza confiada de que en Él está esa felicidad que anida dentro de nuestro corazón y que buscamos desesperadamente. Quizás sea esa amenaza del mal lo que nos mueve a despertar y a buscar al Sumo Bien – al Señor – que nos libera y nos salva.

Posiblemente esa sea nuestra responsabilidad, discernir el camino a tomar: el bien o el mal. Claro, si lo hacemos solos seguramente el Maligno nos engañará y nos seducirá para que andemos por el camino del mal. Más, si nos ponemos en manos del Espíritu Santo, recibido precisamente en la hora de nuestro bautizo, venceremos el mal y tomaremos el buen camino, la Buena Noticia, andar injertados en el Espíritu Santo y alcanzar la Casa del Padre.

domingo, 7 de enero de 2024

UNA ALEGRÍA Y GOZO QUE NOS INVITA A DECRECER Y A NEGARNOS.

El secreto del gozo y la felicidad se esconde en la exclusión y negación de tus egoísmos y de tu propia identidad. Amar consiste en olvidarte de ti porque de estar tú presente el otro será excluido. Solo en la medida que tengas presente el bien del otro podrás salir de tus egoísmos y buscar lo mejor para quienes te rodean o se cruzan en tu vida. Precisamente, en eso consiste el amor, en negarse a sí mismo.

¿Acaso concibes un amor que se satisfaga a sí mismo, un amor que busque sus satisfacciones y gozo sin tener en cuenta al otro? ¿No es eso egoísmo?  Juan el Bautista tenía muy claro ese concepto de amar. Sabía muy bien su misión y sabía que su gozo y alegría descansaban en la presencia y protagonismo del Señor. Precisamente, Él era el Mesías esperado y él solo en que lo proclamaba, el que lo anunciaba y preparaba el camino para que luego Él tomará su papel de verdadero Mesías e hijo de Dios enviado a este mundo a salvar a todos los hombres y liberarlos de la esclavitud del pecado.

¿Sabemos nosotros también nuestra misión? ¿Sabemos quienes somos y a dónde vamos? ¿Y que tenemos que hacer, exigirnos y vivir para que el Reino de Dios y esa conversión de arrepentimiento que proclamaba Juan esté en nosotros? La experiencia cotidiana de fe confirma que estamos llamados continuamente a decrecer, a quitarnos del medio para que sea manifestado el Señor y para que todos nuestros actos sean fiel reflejo de Él.

En eso estamos y en ese esfuerzo experimentamos el gozo y la alegría, tal y como nos testimonia Juan, que sale de nuestro empeño por gastar todo nuestro tiempo, nuestro talento y todo lo que tenemos para ponerlo al servicio del bien de los demás desapareciendo nosotros de la escena del protagonismo y dejando todo para el Señor, verdadero Protagonista al que ninguno de nosotros somos merecedores de desatarle el cordón de su sandalia.

sábado, 6 de enero de 2024

CAMINOS DE BUSQUEDA DE VERDAD Y DE VIDA

La necesidad de anunciar lo bueno nace de que no todos lo descubren y lo conocen, sino de la exigencia de que ese bien llegue a todos. Precisamente porque ha sido dado a todos, sobre todo a los más pobres y vulnerables.

 Me refiero a que hay muchos que no sienten la inquietud por preguntarse de donde han venido y a donde van. La lección que nos dejan esos magos de oriente es su inquietud por buscar el sentido de sus vidas. Solo así pueden descubrir el signo de la estrella que les indica el camino.

Hay algo que palpita dentro de nosotros que nos mueve a buscar caminos de verdad y de vida. ¿Quién soy? ¿De dónde vengo y a donde me dirijo?, son preguntas que laten dentro de nosotros. Sin embargo, y esa es mi experiencia, hay mucha gente que no se pregunta nada, o en su defecto miran para otro lado para no complicarse su vida. De cualquier forma, mirar para otro lado descubre muy poco interés, indiferencia o una ceguera muy grande.

Simplemente, preguntarnos por qué celebramos este día de reyes, y el por qué de los regalos nos daría una respuesta a nuestra inquietud de búsqueda. ¿Quién fue ese Niño Dios que nació en Belén? ¿Por qué los magos venidos de muy lejos buscan respuestas a sus vidas, a sus propios interrogantes y presienten ese nacimiento del Niño Dios?

Y ante todo esto, ¿yo que me pregunto y respondo? ¿Estoy en esa dinámica, como los reyes magos, de buscar, de indagar donde está ese Niño Dios que ha nacido? ¿Y lo descubro dentro de mí y que, por la acción del Espíritu Santo, va haciéndome, y yo dejándome, hacer mejor persona, más misericordioso y generoso? ¿Celebro así esta festividad de la Epifanía del Señor o me quedo simplemente en los regalos?

¡FELICES REYES!

viernes, 5 de enero de 2024

VEN Y VERÁS

También a ti, como a mí, nos dice Jesús, a través de muchos Felipe, ven y verás. Igual sucede que tú, como también yo, no estamos muy seguro o desconfiamos, si no de Él, si de muchos que están con Él, y no terminamos por responderle o hacerle caso. Rompe con tus prejuicios infundados y sin fundamentos. La cuestión estaría en confiar más en Él, acercarnos como hizo, respondiendo a la invitación que le hizo Felipe, Natanael y escucharle poniendo atención a sus palabras y tratar de conocerle. Posiblemente nos pueda ocurrir como el mismo Natanael y terminar diciendo: «Rabí, tú eres el hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel»

Posiblemente esperamos que Jesús venga con más poder, con más influencia y con la solución a todos nuestros problemas de este mundo, tanto materiales como espirituales. Quizás nuestra idea del  Dios esperado es un Dios fuerte y que nos dé la victoria y la solución a todos nuestros problemas. De alguna forma ese es el contenido más frecuente de todas nuestras oraciones.

Pero, los planes que pensó nuestro Padre Dios van por otro camino. Quiso no armar escándalo ni venir con poder. Quiso hacerse hombre, igual que nosotros, y sin influencia ni poder. Mejor, humilde, pobre y pequeño. Quiso recorrer el mismo camino que cualquier niño de este mundo, con sus mismas necesidades y problemas. Quiso ser tan pequeño como cualquier niño de este mundo.

Posiblemente eso nos ha despistado y nos ha ocultado el verdadero rostro de nuestro esperado Mesías. Es evidente que teníamos otra idea e imagen del Mesías esperado. Pensábamos en un Mesías fuerte, poderoso y arrebatador, y nos encontramos con todo lo contrario. Y es que Dios ha escogido el camino del amor y la misericordia donde realmente se descubre la verdadera intención del corazón – creado libre – del hombre. Y es ahí donde tú, también yo, debemos encontrar nuestra respuesta.


jueves, 4 de enero de 2024

DIOS CUENTA CONTIGO, NO HAY OTRO CAMINO

Es extraño y hasta misterioso que Jesús, el Hijo de Dios, necesite de nosotros para proclamar la Buena Noticia que trae de su Padre. ¿Por qué no podía hacerlo Él solo? ¿Acaso no tiene el Señor poder y fortaleza para hacerlo? Luego, ¿por qué reclutar un equipo y fundar su Iglesia para dar a conocer el Reino de Dios?

Supongo y creo que esta forma de dar a conocer su Reino está estrechamente ligada a nuestra condición de seres libres. Hemos sido creados en libertad y será desde nuestra condición de seres libres como tomaremos la opción de decidirnos por un camino u otro, por acoger el Reino de Dios o tomar el camino del príncipe del mundo (Dt 30, 15). Desde esa concepción del ser humano será condición imprescindible de reclutar un colegio apostólico para salar y dar luz al mundo con y de la Palabra de Dios.

Porque se trata de no solo enseñar sino también de dar testimonio con tu vida y tus obras. No es la palabra la que tiene la última influencia en el corazón del hombre, sino el testimonio y coherencia de su vida con su palabra. Es realmente eso lo que convierte y lo que empuja a vivir y hacer lo mismo.

Y, claro, nuestro Padre Dios no quiso influir con su Poder en nuestra voluntad. Así la cosa no tendría gracia ni hubiese hecho falta sacrificios ni el padecer su Pasión. Con solo mover un dedo bastaría. Luego, si todo va a depender de la decisión que tome el hombre, se necesitará una catequesis y exposición del Amor Misericordioso que nos ofrece y propone el Señor.  

Además, si Él, encarnado en Naturaleza humana, tendría que irse, como nos vamos todos, ¿quiénes seguirían su misión? ¡Démonos cuenta de que todavía hay muchos que no creen en su Resurrección y necesitan conocer la Palabra y la luz del Espíritu!

Concluimos en que Dios viene a sugerirnos que no moverá las cosas si no nos ponemos de su parte y aceptamos estar con Él. Anhela la alianza y nos la ofrece: es todopoderoso, sí, pero con nosotros (esto último tomado del Evangelio diario de la Compañía de Jesús – comentarios: Francisco José Ruiz, SJ). 

miércoles, 3 de enero de 2024

CON EL BAUSTISMO EMPIEZA SU VIDA PUBLICA

Ha llegado su hora. Jesús marcha al Jordán para ser bautizado por Juan. Es lo convenido y la Voluntad del Padre. Desde ese momento Jesús sabe que ha llegado la hora de empezar su Misión: «dar a conocer el Infinito Amor Misericordioso de su Padre». Ha terminado el preámbulo, la preparación de la Buena Noticia. Ahora, tras el bautismo, empieza la acción; «Darla a conócela con la Vida y la Palabra»

Es evidente, si reflexionamos, que el bautismo es el tiempo donde mirándonos interiormente nos preparamos para vernos y salir de nosotros mismos. Es la etapa de la catequesis donde reflexionamos y buscamos un encuentro serio y profundo con Jesús. Es el tiempo de tomar nuestra decisión de abrirnos a la venida del Espíritu Santo.Y una vez – bautizados – en la presencia del Espíritu, pasamos a la acción. Es lo que hizo Jesús, tras su bautizo dio a conocer la Buena Noticia que traía. Tras su bautismo proclamó al mundo la conversión de salvación.

Es decir, tras la preparación y bautizo, dispuesto a salir de nosotros mismos pasamos a la acción, al servicio de darnos a los demás, de manera especial a los más vulnerables. Ese es el camino a seguir, pero, claro, nunca solo ni por tu cuenta, sino siempre injertado y unido al Espíritu Santo recibido en el bautismo. El mismo Espíritu Santo que bajó sobre Jesús, nuestro Señor.

martes, 2 de enero de 2024

ESTÁ EN MEDIO NOSOTROS

Nos preguntamos, ¿estamos convencidos de que está en medio de nosotros? Esa es la propuesta de Juan el Bautista, Jesús ya está entre nosotros. Y eso descoloca a los que le escuchan. El pueblo de Israel espera a un Mesías, pero Juan afirma ya de manera contundente que ese Mesías esperado ya está entre nosotros.

¿Y tú, lo entiendes así, o todavía lo esperas? Quizás ya ni eso, se te ha ido el tiempo y, no solo no lo esperas sino que ya no crees ni que hay venido. Igual posiblemente nunca lo has esperado de una forma seria, confiada y profunda. Quizás no hayas tenido un encuentro con Él ni tampoco lo hayas buscado.

Es buena hora para preguntarnos: ¿Esperamos de verdad nosotros a ese Mesías del que Juan nos habla? ¿Y, realmente, lo hemos celebrado así en estas fiestas de Navidad? Será bueno y necesario hacer una pequeña reflexión de la, no solo necesidad, sino de la importancia vital de que el Mesías prometido vino y está entre nosotros. Lo estuvo en aquel tiempo de Juan el Bautista, y está ahora entre nosotros.

Jesús vive realmente y palpita en nuestro espíritu, que vive en Él. Mira, sería absurdo preguntarnos si hay que comer, o respirar. Sabemos ciertamente que eso lo necesitamos obligatoriamente para vivir. Sin aire y alimentos no podemos comer. De igual manera, tu espíritu – alma – necesita al Señor. Nuestro espíritu se muere sin la presencia del Señor y queda en manos del demonio, del mundo y la carne que lo llevarán a la condenación eterna. Y eterna quiere decir que no muere sino que vive en horrible sufrimiento eternamente.

La única diferencia es que si las necesidades corporales son obligadas, necesarias y vitales, las del espíritu son libres y opcionales. Tienes, entonces, dos caminos que escoger – Dt 30, 15 – porque así lo ha querido el Señor, y porque así puedes demostrar y expresar tu elección y amor por el Señor. No sería verdadero ni auténtico, ni opción libre, si fuese como el alimento obligatorio. Sería un amor por obligación, interesado o por conveniencia.

En consecuencia, preguntarnos por si es obligatorio visitar y recibir el alimento Eucarístico estaría de más si realmente hemos descubierto que lo necesitamos para que nuestro espíritu y, también nuestro cuerpo, vivan eternamente. Se hace necesario buscarlo, comerlo y alimentarnos de Él lo más posible.