Juan es
encarcelado y Jesús empieza su vida pública y a anunciar que el Reino de Dios
está cerca. Ha llegado la Buena Noticia, Dios se hace presente en su Hijo, y
eso significa que el Reino de Dios está entre nosotros.
Tras la mala
noticia y la percepción de los discípulos de Juan de que todo parece haber
terminado, de que el poder del mundo ha vencido y de que el mal nos somete y
nos atenaza, Jesús enciende una luz de esperanza y anuncia el Amor y la
Misericordia de su Padre que nos abre sus brazos y nos acoge en su Reino. Jesús
es la Palabra del Padre, su Infinito Amor y su eterna Misericordia que anuncia
el triunfo del bien y del amor sobre el mal.
Ese es el
contenido de la Buena Notica: Dios nos ama y con Él vencemos al mal, porque
Dios está por encima del mal. Quizás lo permite para que despertemos, creamos y
tengamos la esperanza confiada de que en Él está esa felicidad que anida dentro
de nuestro corazón y que buscamos desesperadamente. Quizás sea esa amenaza del
mal lo que nos mueve a despertar y a buscar al Sumo Bien – al Señor – que nos
libera y nos salva.
Posiblemente esa sea nuestra responsabilidad, discernir el camino a tomar: el bien o el mal. Claro, si lo hacemos solos seguramente el Maligno nos engañará y nos seducirá para que andemos por el camino del mal. Más, si nos ponemos en manos del Espíritu Santo, recibido precisamente en la hora de nuestro bautizo, venceremos el mal y tomaremos el buen camino, la Buena Noticia, andar injertados en el Espíritu Santo y alcanzar la Casa del Padre.
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