martes, 17 de mayo de 2022

UNA PAZ QUE NOS LA DA EL SEÑOR

En muchos momentos de nuestra vida entendemos la paz como un estar tranquilo, descomprometido y alejado de todo problema. Una paz sin tribulaciones, sin problemas y sin ningún compromiso. Una paz en la que ponemos el cartel de «no molestar». Y, la paz, la verdadera paz no está exenta de dificultades, problemas y molestias. Porque, paz no es ni consiste en tranquilidad, sino en rectitud de conciencia y coherencia entre tu corazón y tu conciencia. Se está en paz cuando tu corazón te dice que has procedido y actuado en verdad y justicia.

Y esa paz no la da el mundo. Porque, el mundo quiere más, quiere y exige poder, éxito, fama, riqueza y placeres. La verdadera paz no se encuentra ahí. Es una paz artificial y construida sobre arena movediza. La verdadera paz es la que da y nos ofrece Jesús. Nos lo dice y da en el Evangelio de hoy: «Os dejo la paz, mi paz os doy; no os la doy como la da el mundo.

Contradictoriamente, hoy se habla mucho de paz, pero una paz que siempre se ofrece con condiciones, con recompensa, con sumisión. No es la paz de la que habla el Señor, ni mucho menos la que ofrece. Se trata de una paz apoyada en el amor. Una paz construida desde la verdad y la justicia. Una paz solidaria y fraterna donde las personas experimentan respeto a sus derechos y a su dignidad de hijos de Dios.

lunes, 16 de mayo de 2022

UN AMOR QUE SE CONCRETA EN LA FIDELIDAD Y CUMPLIMIENTO DE LA PALABRA


Tengo que considerar que soy una persona muy afortunada. Afortunada porque, sin merecerlo, al menos yo, tengo la gran satisfacción de gozar de unos hijos responsables que, a su vez, son y actúan muy responsablemente con sus hijos. Puedo decir que son un buen ejemplo en el diálogo, atenciones, acompañamiento y cuidado de sus hijos.

Sin embargo, en el camino hay muchos peligros y nuestra naturaleza es débil y frágil. Está expuesta a fracasos, desfallecimientos, desilusiones y depresiones. Hay rupturas y momentos de orfandad donde los hijos, y también los padres se ven huérfanos y necesitados de orientación y de luz que alumbre ese camino que recorren en sus vidas. Se hace necesario, tanto a padres como a hijos, levantar la mirada y buscar la Luz que viene de lo alto, para encontrar el camino recto, gozoso y eterno que todos buscamos. Un camino de paz, de verdad y de amor.

En el Evangelio de hoy, Jesús vuelve a hablarnos claramente y a prometernos el envío del Paráclito – Espíritu Santo – que, ya recibido en nuestro bautizo, nos irá dando la luz necesaria para ir entendiendo y recordando todo lo que hemos recibido desde la Palabra de Dios. Una Palabra que, guardándola, nos dará la Luz que necesitamos para caminar en el Amor Misericordioso del Señor.

domingo, 15 de mayo de 2022

UN MUNDO NUEVO NACIDO DEL AMOR


Sobran las palabras para distinguir y descubrir donde hay una persona cristiana, porque hay un distintivo inequívoco, el amor. Cuando amas estás descubriendo tu fe y proclamando la Buena Noticia, inequívoca, del amor. Porque, el mundo no lo entiende, no sabe de gratuidad, de darse sin esperar nada a cambio. Para el mundo, amar es dar pero con la condición de recibir. Y es ahí donde está el problema y nacen los problemas.

Si amas esperando recibir, te equivocas. Sí, te equivocas, porque ese estilo y manera de amar no es del que habla Jesús, ni, tampoco, el que nos enseñó con su Vida y sus Obras. Él dio todo gratuitamente y, a cambio, no pidió nada. Y tú, si quieres seguirle, tendrás que seguir su estilo y su manera y forma de amar. Ese es el mandato que sintetiza toda su Vida y el que nos ha dejado en el último momento de su Vida en este mundo: «Hijos míos, me queda poco de estar con vosotros. Os doy un mandamiento nuevo: que os améis unos a otros como yo os he amado. La señal por la que conocerán que sois discípulos míos, será que os amáis unos a otros».

No hay duda, queda y está todo muy claro. Ahora, otra cosa es que cumplirlo nos va a resultar muy difícil, por no decir imposible. Por eso, necesitamos estar en Él, abrirnos al Espíritu Santo y fortalecernos en la Eucaristía. Sin Él todo se vendrá abajo. El mundo, uno de los tres enemigos del alma y de grandes tentaciones que tratan de seducirnos está al acecho y a esos momentos débiles de nuestra naturaleza herida. Y, nos seduce para desviarnos del verdadero camino del amor.

Por tanto, tratando de resumir, comparto con todos ustedes lo que creo. El amor no busca su propio bien, ni su bienestar y placer. Bien es verdad que tampoco lo rehúye ni lo rechaza, pero, su prioridad es buscar el bien del otro. Sobre todo del más desfavorecido, pobre y necesitado. Comprenderemos que en un mundo lleno de esa clase y estilo de amor todo sería mejor.

sábado, 14 de mayo de 2022

AMAR NO ES COSA DE UN DÍA

El amor, el verdadero amor, es permanente y, por tanto eterno. Eterno en el tiempo que permanezcamos en este mundo, y, eterno, en el sentido peyorativo de la palabra, cuando estemos en la presencia de nuestro Padre Dios. El amor dura y es para toda la vida y, en consecuencia, el matrimonio es indisoluble. Otra cosa es que antepongas tu egoísmo, tu satisfacción o tu interés y que, eso que llamabas amor, ahora es un problema y un estorbo imposible de sostener y permanecer en él. Es un problema, porque se interpone entre tu propia pasión, placer, satisfacción o interés.

Pero, no es que el amor no sea para siempre, sino lo que nosotros llamamos amor no es verdadero amor sino que está condicionado por nuestros apegos y apetencias desde nuestro propio egoísmo. Dios, nuestro Padre, nos ama desde la eternidad y para la eternidad. Y nos ama por encima de nuestros pecados y miserias. Su Amor es infinitamente misericordioso y está siempre abierto al perdón. Nos quiere y nos acepta tal como somos y, con su amor, nos propone ir mejorando y perfeccionándonos. Esa es la propuesta: anteponer el amor – ágape – a nuestros egoísmos, pasiones e intereses. Y, permaneciendo en el Señor no es una utopía, sino una realidad. Para eso recibimos el Espíritu Santo a la hora de nuestro bautismo. En y con Él podemos permanecer fieles al compromiso de nuestro amor. Tal y como lo hace nuestro Padre Dios con nosotros. Porque, el amor, más allá de ser satisfactorio, es un compromiso. Así nos ama nuestro Padre Dios, por encima de todas nuestras decepciones y pecados.

Posiblemente, decepcionamos al Señor muchas veces. No damos la talla ni cumplimos su Voluntad tal y como a Él le gustaría. Nos reconocemos pecadores, pero, a pesar de todo eso, Dios, nuestro Padre, nos quiere y nos perdona. Y nos prepara, como veíamos ayer, una morada en el Cielo. Así, injertados y en su presencia, debemos y tenemos que permanecer en su Amor. Ese es el reto.

viernes, 13 de mayo de 2022

UNA MORADA EN EL CIELO


Nuestro corazón anda turbado por la amenaza de la enfermedad, por el peligro de las guerras y las injusticia. La muerte parece acecharnos en cada esquina y, indudablemente, nos preocupa. Las palabras de Jesús en el Evangelio de hoy son muy tranquilizadoras: «No se turbe vuestro corazón. Creéis en Dios: creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas mansiones; si no, os lo habría dicho; porque voy a prepararos un lugar. Y cuando haya ido y os haya preparado un lugar, volveré y os tomaré conmigo, para que donde esté yo estéis también vosotros».

Es esperanzador y fantástico leer esas Palabras que nos dice Jesús en el Evangelio de hoy – Jn 14, 1-6 – sobre todo porque sus Palabras tienen verdadero cumplimiento. Todo en Él se ha cumplido y lo que dice, no lo dice por sí mismo, sino porque se lo ha mandado el Padre. Su Palabra es garantía de Vida Eterna. Y, añade, «Y adonde yo voy sabéis el camino». Le dice Tomás: «Señor, no sabemos a dónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?». Le dice Jesús: «Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino por mí».

¡Qué gran tranquilidad!, Jesús es el Camino, la Verdad y la Vida. Seguirle a Él es garantía de paz, de gozo, felicidad y Vida Eterna. Él nos llevará a esas moradas que ha ido a prepararnos, de modo que, no se turbe nuestro corazón sin permanezcamos en Él y esforcémonos en escuchar su Palabra y hacerla vida en nuestra vida. No nos será fácil, pero, tengamos en cuenta que desde la hora de nuestro bautismo el Espíritu Santo ha bajado a nosotros y nos acompaña asistiéndonos, auxiliándonos y fortaleciéndonos. Abriéndonos a su acción encontraremos ese camino que Jesús nos señala con su Vida y sus Obras.

jueves, 12 de mayo de 2022

LAVATORIO DE LOS PIES

 

Lavar los pies es signo de humildad, de abajamiento, de ponerse en la escala más baja del servicio. Jesús hace ese gesto como signo de humildad y de que ha venido a servir, no a ser servido. Y es, precisamente, ese gesto del lavado de los pies a los apóstoles con el que Jesús se empequeñece y se hace esclavo para servir. Y, haciéndolo, Él nos invita también a nosotros a hacer lo mismo.

Amar es servir y cada servicio, por amor, es un abrazo a un sí como respuesta a hacer la Voluntad de Dios. Experimentamos, sorprendentemente, que la solución de un mundo en paz pasa por ahí, el servicio mutuo, que está contenido en el amar como Jesús nos ha amado y nos ama actualmente. Porque, no está muerto, sino que Vive, pues ha Resucitado. Sin embargo, contradictoriamente, el mundo rechaza esa propuesta de servicio por amor.

Jesús avisa, anticipa lo que va a suceder y nos lo deja claro:(Jn 13,16-20): Después de lavar los pies a sus discípulos, Jesús les dijo: «En verdad, en verdad os digo: no es más el siervo que su amo, ni el enviado más que el que le envía. Sabiendo esto, dichosos seréis si lo cumplís. No me refiero a todos vosotros; yo conozco a los que he elegido; pero tiene...

miércoles, 11 de mayo de 2022

LA PRUEBA ES LA FE. TE LA DA DIOS, PERO, TE TOCA A TI DEJARLA ENTRAR.


No le des vuelta al asunto. La cuestión se centra en la fe. Crees o no crees. Tienes muchas razones para fiarte de la Palabra de Jesús, el Señor. Y, también, tendrás muchas tentaciones y dudas con las que el mundo – uno de los tres enemigos del alma – trata de seducirte. La lucha es esa, o te entregas al Señor o escoges el camino que te ofrece el mundo seducido con sus placeres carnales y en manos del demonio. Ahí están contenidos los tres grandes enemigos del alma.

La experiencia de tu propia vida te va, a lo largo de tu propio camino, descubriendo que el único y verdadero camino es el que te revela la Palabra de Dios. La Vida y Obras de nuestro Señor te descubren su Infinito Amor Misericordioso, mientras que el mundo, una vez te tiene en sus manos, te destruye y te pierde. Esa felicidad – aparente – que el mundo te presenta y te ofrece es una felicidad apoyada en arena movediza que, apenas la consigues, se hunde y se convierte en dolor y sufrimiento. No hay más caminos que esos, la vida, y Vida Eterna, o la muerte y vida de sufrimiento y dolor. Se te ha presentado en el Deuteronomio – Dt 30, 15 – para que nadie te engañe. Tú decides.

Jesús habla claro y, en el Evangelio de hoy no lo puede decir más claro: (Jn 12,44-50): En aquel tiempo, Jesús gritó y dijo: «El que cree en mí, no cree en mí, sino en aquel que me ha enviado; y el que me ve a mí, ve a aquel que me ha enviado. Yo, la luz, he venido al mundo para que todo el que crea en mí no siga en las tinieblas. Si alguno oye mis palabras y no las guarda, yo no le juzgo, porque no he venido para juzgar al mundo, sino para salvar al mundo. El que me rechaza y no