martes, 10 de mayo de 2022

DAR TODA NUESTRA SAL Y LUZ GRATUITAMENTE


Somos seres en relación. Nacemos en una familia, es inevitable y natural, aunque ahora hay quienes quieren que nazcamos en un laboratorio y en futuras granjas de embriones. El ser humano es un ser que necesita relacionarse y, sobre todo, amar. Sin amor deja de ser humano. Es la característica que define su libertad, amar sin condiciones y gratuitamente. Y, cuando actúa así experimenta gozo y felicidad. Precisamente, lo que busca y desea. Por eso, la familia es fundamental. Es la escuela del amor gratuito, dado sin recompensas ni exigencias.

Y así tenemos que manifestarnos a los demás. Simplemente, ser lo que realmente somos. Seres creados por Amor y para amar a imagen y semejanza de Quien nos ha creado. Por tanto, sal y luz; luz y sal. Nuestro obrar y actuar tiene que estar impregnado de esa luz que ilumina y esa sal que da sabor y gusto por amar. Y, somos sal y luz, cuando actuamos en esas coordenadas de amar con el sabor de dar gratuitamente toda nuestra sal y luz recibida.

Es lo que, precisamente, nos dice Jesús hoy en el Evangelio. Nos conoce mejor que nadie y no nos pedirá algo que nosotros no podamos dar. Sabe de la capacidad que todos tenemos de sal y luz, y de todo lo que podemos dar. Pues eso, se trata simplemente de que esa sal, que nos ha sido dada, no se corrompa, se quede desperdiciada y no dé ese sabor que nos da gozo y felicidad. Y, de igual manera, la luz que ilumina nuestra vida para derramarse en luz que alumbra el camino a los demás.

lunes, 9 de mayo de 2022

UNA SOLA PUERTA QUE LLEVA A LA VIDA ETERNA PLENA


Y esa es la pregunta que nos hacemos, ¿escuchamos la voz del Buen Pastor, o, distraídos y seducidos por este mundo escuchamos las voces de otros falsos pastores? Es la pregunta más importante de nuestra vida, pues, de ella dependerá esa felicidad eterna que todos anhelamos y buscamos.

La gran diferencia que debemos observar y advertir es que, mientras los pastores de este mundo buscan sus propios intereses, el Pastor, enviado por el Padre, busca el bien de las ovejas. Ese matiz nos descubre, claramente, donde está el buen pastor. Se nota, ve y descubre enormemente. Podíamos poner muchos ejemplos, pero, será mejor que tú mismo los descubra por tu propio interés. Pregúntate quien te quiere de verdad, si el que te busca y te quiere para satisfacer también sus gustos, placeres e intereses, o el que se olvida de sí y, por encima de todo, busca tu bien. En los padres podemos encontrar, aunque no siempre, un buen símil que nos ayude a comprender.

Es conveniente, muy conveniente, conocer y saber que solo hay una puerta y, por consiguiente, un sólo camino que nos lleve a esa Puerta. Es cierto que hay muchos pequeños y minúsculos caminos, pero, solo uno es verdadero y correcto. Ese camino es el que te indica y señala Jesús, el Hijo de Dios Vivo. Él, precisamente es el Camino, la Verdad y la Vida. Solo quien le escucha y, por tanto le conoce, le sigue, recibe la Vida Eterna. ¿No es eso lo que realmente buscas? Trata, pues, de no equivocarte y de saber exactamente que voz escuchas. Porque, en este mundo hay muchas voces – pastores – que, aparentemente, pueden, y tratan de engañarte y de, hipócritamente, seducirte, y llevarte por un camino, aparentemente de felicidad, pero de mentira y falsedad.

El buen Pastor se distingue porque busca tu bien de forma incondicional, gratuita y sin exigencias. Es más, con una Infinita Misericordia para que, tú, puedas levantarte, recuperarte y reconciliarte con tu Pastor y entrar por la puerta que el mismo te abre misericordiosamente.

domingo, 8 de mayo de 2022

EL BUEN PASTOR


Distinguir y conocer la voz y la llamada del Buen Pastor es la clave. Hay muchos pastores en este mundo, pero, el Pastor que buscamos no pertenece a este mundo. Por tanto, será imprescindible saber buscarlo y distinguirlo. El verdadero Pastor conoce a sus ovejas, son Palabras del mismo Jesús: «Mis ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco y ellas me siguen, y yo les doy la vida eterna; no perecerán para siempre y nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre, que me las ha dado, supera a todos y nadie puede arrebatarlas de la mano de mi Padre. Yo y el Padre somos uno».

Y esa es la pregunta que nos hacemos, ¿escuchamos la voz del Buen Pastor, o, distraídos y seducidos por este mundo escuchamos las voces de otros falsos pastores? 

La gran diferencia que debemos observar y advertir es que, mientras los pastores de este mundo buscan sus propios intereses, el Pastor, enviado por el Padre, busca el bien de las ovejas. Ese matiz nos descubre claramente donde está el buen pastor. Se nota enormemente. Podíamos poner muchos ejemplos, pero, será mejor que tú mismo los descubra por tu propio interés. Pregúntate quien te quiere de verdad, si el que te busca y te quiere para satisfacer también sus gustos, placeres e intereses, o el que se olvida de sí y, por encima de todo, busca tu bien.

sábado, 7 de mayo de 2022

ALIMENTO DE VIDA ETERNA

Jn 6, 60-69

Nadie puede negar que nuestra máxima aspiración y deseo es conseguir Vida en plenitud de gozo y felicidad eterna. Todos nuestros esfuerzos van en esa dirección, alcanzar el máximos bienestar corporal y, por qué no, también espiritual. Porque, si no tenemos paz de conciencia, tampoco tendremos felicidad corporal. 

La paz integra cuerpo y espíritu. Y, nuestra experiencia, nos lleva a buscar y alcanzar esa felicidad integra de cuerpo y alma – espíritu – que nos equilibra y nos da paz y, por consiguiente, felicidad. Pero, también sabemos que, en este mudo no se encuentra ni se consigue. Llegamos al final de nuestra vida y, fuera de Dios, no hay paz ni gozo. Solo en Él experimentamos ese gozo y felicidad eterno.

De ahí la importancia del alimento que da esa eternidad, el Cuerpo y la Sangre de nuestro Señor Jesús. Él se ha quedado bajo las especies de pan y vino para ser nuestro alimento espiritual que nos fortalece, nos transforma y nos llena de paz y gozo en esa travesía peregrinante por este mundo. No somos del mundo, sino que, a través de él peregrinamos a la Casa del Padre. Necesitamos, pues, ese Pan de Vida Eterna para, fortalecidos en Él, superar todos los obstáculos del camino.

Creo y quisiera, terminar como lo hicieron los apóstoles, en el Evangelio de hoy, a la pregunta del Señor: ¿"También vosotros queréis marcharos"? Simón Pedro le contestó: "Señor, ¿a quién iremos? Tú dices palabras de Vida Eterna. Nosotros hemos creído y reconocemos que tú eres el Consagrado de Dios". Y la pregunta que nos podemos hacer es: ¿Estamos también nosotros de acuerdo?

viernes, 6 de mayo de 2022

MI CARNE, VERDADERA COMIDA Y MI SANGRE, VERDADERA BEBIDA


Sus palabras son precisas y muy claras, Él es el Pan de Vida eterna. Nos deja sin más comentarios, simplemente puedo decir que creo firmemente en Él porque me fío de su Palabra y porque, dentro de mí arde un deseo de eternidad que sólo en Él encuentra respuesta. No es el mundo la respuesta a mis anhelos y deseos de eternidad. Ya vemos como nuestro andar por él es limitado y, unos ahora y otros después, desaparecemos. Jesús, el Señor, es la única y verdadera respuesta. Él es el Pan bajado del cielo que da Vida Eterna.

Texto del Evangelio (Jn 6,52-59): En aquel tiempo, los judíos se pusieron a discutir entre sí y decían: «¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?». Jesús les dijo: «En verdad, en verdad os digo: si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna, y yo le resucitaré el último día. Porque mi carne es verdadera comida y mi sangre verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí, y yo en él. Lo mismo que el Padre, que vive, me ha enviado y yo vivo por el Padre, también el que me coma vivirá por mí. Este es el pan bajado del cielo; no como el que comieron vuestros padres, y murieron; el que coma este pan vivirá para siempre». Esto lo dijo enseñando en la sinagoga, en Cafarnaúm.

jueves, 5 de mayo de 2022

YO SOY EL PAN VIVO BAJADO DEL CIELO

Hoy continúa Jesús hablando del Padre y de los que le ha dado el Padre. Sus Palabras son claras y esperanzadoras. Se nos presenta como el Pan vivo bajado del cielo. Sinceramente, me faltan las palabras. Conviene escuchar a Jesús y meditar serenamente y en paz sus Palabras. Nos va la vida, la felicidad y la eternidad que todos queremos y deseamos alcanzar.  Creo que basta con poner el Evangelio y leerlo con fe. Jesús ha venido a darnos esa felicidad eterna que tanto deseamos.

Sencillo, pero muy profundo: Texto del Evangelio (Jn 6,44-51): En aquel tiempo, Jesús dijo a la gente: «Nadie puede venir a mí, si el Padre que me ha enviado no lo atrae; y yo le resucitaré el último día. Está escrito en los profetas: serán todos enseñados por Dios. Todo el que escucha al Padre y aprende, viene a mí. No es que alguien haya visto al Padre; sino aquel que ha venido de Dios, ése ha visto al Padre. En verdad, en verdad os digo: el que cree, tiene vida eterna. Yo soy el pan de la vida. Vuestros padres comieron el maná en el desierto y murieron; éste es el pan que baja del cielo, para que quien lo coma no muera. Yo soy el pan vivo, bajado del cielo. Si uno come de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo le voy a dar, es mi carne por la vida del mundo».

miércoles, 4 de mayo de 2022

PAN DE VIDA ETERNA

Jn 6,35-40

La experiencia nos descubre en el tiempo que la felicidad no se esconde en el poder ni, tampoco, en las riquezas. Otros la buscan en el éxito, la fama o el placer, y también, en el trascurso del tiempo experimentan que no está ahí. Saben, lo único seguro, que el tiempo de su juventud se acaba y que con la vejez llega también el tiempo del decrépito y de la soledad. Se experimenta la cercanía de la muerte y la insaciable necesidad de no encontrar esa felicidad tan desesperadamente buscada.

¿Qué ocurre?, nos preguntamos. Posiblemente, hemos ido por el camino equivocado. Hemos buscado amar, porque, necesariamente, el hombre es un ser en relación por amor, pero, hemos gastado ese amor en nosotros y de manera egoísta. Se nos ha ido la vida buscando amarnos sin mirar por la necesidad de dar amor a quien lo necesitaba. Hemos buscado donde no podíamos encontrar. La felicidad, la verdadera felicidad, se esconde en el amor ágape. En ese amor que no se queda ni se extasía en uno, sino que, saliendo de uno llega a darse en y para beneficio del otro, sobre todo, del necesitado. Y cuando se experimenta y se vive ese paso, se descubre que lo que se buscaba estaba ahí, la felicidad.

Descubrir que seremos felices en la medida que vivamos para y por amor; en la medida que nos demos en y por amor. Experimentaremos que nuestra felicidad será más plena y eterna. Pues, toda felicidad que proceda del mundo es una felicidad caduca, temporal y nunca plena. Solo, el Pan Eucarístico que nos da y ofrece Jesús para que comamos en la Eucaristía, su propio Cuerpo y Sangre, es Pan de Vida Eterna.

Jesús, el Señor, ha venido para hacer la Voluntad de su Padre. Y esa Voluntad es que no se pierda nadie de los que el Padre le ha dado, así leemos en el Evangelio de hoy: Todo lo que me dé el Padre vendrá a mí, y al que venga a mí no lo echaré fuera; porque he bajado del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me ha enviado. Y esta es la voluntad del que me ha enviado; que no pierda nada de lo que él me ha dado, sino que lo resucite el último día. Porque esta es la voluntad de mi Padre: que todo el que vea al Hijo y crea en Él, tenga vida eterna y que yo le resucite el último día». No hay ninguna duda, disipa la oscuridad que hay en tu corazón y cree en la Palabra del Señor.