La
gran diferencia que debemos observar y advertir es que, mientras los pastores
de este mundo buscan sus propios intereses, el Pastor, enviado por el Padre,
busca el bien de las ovejas. Ese matiz nos descubre, claramente, donde está el
buen pastor. Se nota, ve y descubre enormemente. Podíamos poner muchos
ejemplos, pero, será mejor que tú mismo los descubra por tu propio interés.
Pregúntate quien te quiere de verdad, si el que te busca y te quiere para
satisfacer también sus gustos, placeres e intereses, o el que se olvida de sí
y, por encima de todo, busca tu bien. En los padres podemos encontrar, aunque
no siempre, un buen símil que nos ayude a comprender.
Es
conveniente, muy conveniente, conocer y saber que solo hay una puerta y, por
consiguiente, un sólo camino que nos lleve a esa Puerta. Es cierto que hay
muchos pequeños y minúsculos caminos, pero, solo uno es verdadero y correcto.
Ese camino es el que te indica y señala Jesús, el Hijo de Dios Vivo. Él, precisamente
es el Camino, la Verdad y la Vida. Solo quien le escucha y, por tanto le conoce,
le sigue, recibe la Vida Eterna. ¿No es eso lo que realmente buscas? Trata,
pues, de no equivocarte y de saber exactamente que voz escuchas. Porque, en
este mundo hay muchas voces – pastores – que, aparentemente, pueden, y tratan
de engañarte y de, hipócritamente, seducirte, y llevarte por un camino,
aparentemente de felicidad, pero de mentira y falsedad.
El buen Pastor se distingue porque busca tu bien de forma incondicional, gratuita y sin exigencias. Es más, con una Infinita Misericordia para que, tú, puedas levantarte, recuperarte y reconciliarte con tu Pastor y entrar por la puerta que el mismo te abre misericordiosamente.
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