miércoles, 6 de enero de 2021

EN LA BÚSQUEDA DEL NIÑO REY

 

De alguna manera todos somos Magos de Oriente. Magos que buscamos a ese Niño Rey de los judíos que ha revelado el profeta: ‘Y tú, Belén, tierra de Judá, no eres la menor entre los principales clanes de Judá; porque de ti saldrá un caudillo que apacentará a mi pueblo Israel’». 

Un viaje no es algo fácil. Supone levantar tu vida, aligerarla y ponerla en camino. Salir de tu casa, desinstalarte y emprender un nuevo camino. Un camino incierto, lleno de peligros y amenazas. Un camino de búsqueda con la inseguridad de no saber a donde nos lleva. Pero, un camino confiado y esperanzado en encontrar a ese Niño Dios que el profeta ha escrito que nace en Belén.

Posiblemente, los Magos de Oriente simbolizan a todos los pueblos y a aquellos, también, que buscan responder a los interrogantes e impulsos de su corazones.  Y, evidentemente, los mueve a descubrirlos y darles vida. Porque, a pesar de la indiferencia, la esperanza del hombre es la Vida Eterna. Y ese Niño Dios, que toma naturaleza humana y se hace hombre como tú y como yo - menos en el pecado - nace para dárnosla. Él nos lo dirá más adelante: ...el que cree en mí, aunque muera, vivirá, y todo... -Jn 11, 24-26 -.

Busquemos a ese Niño Dios nacido en Belén cada instante de nuestra vida, porque Él nace en aquel que cada día abre su corazón a su Palabra.

martes, 5 de enero de 2021

LEVÁNTATE - ACÉRCATE - SITÚATE

 

Con los brazos cruzados no encontrarás el camino de tu vida. Porque, tu vida, como la mía, tiene un camino y, seguirlo es sinónimo de buscarlo hasta encontrarlo, pues, sin encontrarlo no se puede caminar y menos seguir. Pues, ¿a quién y a dónde? Y ese seguimiento exige levantarte y comenzar. Te levantas, no para estarte quieto, sino para empezar el camino.

No puedes permanecer tranquilo, cómodo, ocioso e indiferente. Necesitas empezar a buscar y eso te exige levantarte. Y te levantas y caminas para acercarte. Eso fue lo que hizo Felipe, obedeció a Jesús, se levantó y caminó tras Él. Y, encontrando a Natanael le notificó - anunció - que había encontrado a Aquel del que había escrito Moisés en la Ley y los Profetas.

Al parecer, Natanael no se fiaba de alguien que procediera de Nazaret. Pero, no se quedó quieto, se levantó y, obedeciendo a Felipe se acercó a Jesús. Lo que sucedió después nos lo dice el Evangelio - Jn 1, 43-55 - y cómo Natanael experimentó la presencia y divinidad de Jesús. Y creyó.

También, tú y yo tenemos que levantarnos si queremos encontrar nuestro camino. Se hace necesario experimentar la situación vivida al lado de Jesús y situarnos en nuestra vida. Sacar nuestras propias conclusiones, experimentarlas personalmente. Y de ellas concluyo que perseverando mi corazón va cambiando en el tiempo sin apenas darme cuenta. Tal y como crece la semilla.

Realmente, sucede que empiezas a nacer de nuevo, como dijo Jesús a Nicodemo -Jn 3, 1-21 - y a tomar en tu vidas nuevas prioridades.

lunes, 4 de enero de 2021

SÍ, PRIMERO ES ENCONTRARLO


Jn 1,35-42

En repetidas ocasiones empezamos a hacer la casa por el tejado. Parece como que no aprendemos. Pretendemos hacer apostolado sin ni siquiera conocer a quien anunciamos. Es como pretender levantar el techo de la casa sin tener donde apoyarlo. 

Ese fue el momento, la hora de la elección y el seguimiento. Juan les mantenía despierto, atentos, expectantes, pero no era él el mesías esperado. El era la vos que clama en el desierto, el anunciante, el precursor, el que prepara el camino a quien debía de venir. Y llegó el momento. Eran las cuatro de la tarde - la hora decima -  cuando Jesús pasó por allí. Juan al verlo le señaló como el Cordero de Dios y los que estaban con él le siguieron.

Qué sucedió, tras aquel seguimiento y encuentro del que el Evangelio no nos dice nada, nos lo podemos imaginar a tenor del resultado. Porque, ambos discípulos salieron alegres y felices y, ¡tanto!, que no pudieron guardarse esa experiencia vivida y la anunciaron a los más próximos y conocidos. ¡Hemos encontrado al Mesías esperado! No cabe duda que ese encuentro tuvo consecuencias buenas y extraordinarias hasta el punto de sentirnos también nosotros unos privilegiados por conocer a Jesús a través de ellos.

Porque, no pudieron quedarse callados. Conocer y encontrarse con Jesús es tan buena Noticia que nos impulsa a darle a conocer y compartirla con los demás. Ahora, nos preguntamos, ¿lo hacemos nosotros? Indudablemente, para eso tenemos que estar, primero lleno nosotros de Jesús, y eso nos exige, primero - valga la redundancia - encontrarnos con Él.

domingo, 3 de enero de 2021

DIOS SE HACE HOMBRE

 

La razón no puede comprender el Misterio de Dios. Un Dios creador del mundo, de todo lo visible e invisible y encarnado en naturaleza humana no es asumible ni entendible para la razón humana. Por tanto, la única posibilidad que nos queda es la fe. Creer sin ver, porque esa es precisamente la esencia de la fe. Fiarse de la Palabra de Dios. Crees o no crees. Vives según la Palabra de Dios, o vives según la tuya. No hay otro camino. Vida o muerte. ¡Ahora escucha! En este día, te doy a elegir entre la vida y la muerte... -Dt 30, 15-20 -.

Ahora, tampoco  se trata de creer a ciegas. Hay mil y una razones para creer. Para eso, Dios se acerca, toma naturaleza humana y se hace hombre - la encarnación - en todo igual que nosotros menos en el pecado. Y lo hace de forma humilde, pobre, sencilla. Sin ruidos, ni bombos y platillo. Desapercibido, oculto, entre los pobres y como un pobre más. Y así vive, pobre y sin ataduras que le puedan quitar la libertad. Su Vida y sus Obras  nos revelan su Divinidad y dan testimonio de que su Palabra es Palabra de Dios.

Él es la Luz que viene y alumbra a todo hombre. A todos los hombres que abren sus corazones a su Palabra. No la impone, la propone y espera pacientemente a que tú y yo nos demos cuenta de que Él es el Camino, la Verdad y la Vida. Antes de su aparición en este mundo, Juan el bautista le prepara el camino. Él se declara como la voz que clama en el desierto y dice: «Éste era del que yo dije: El que viene detrás de mí se ha puesto delante de mí, porque existía antes que yo».

sábado, 2 de enero de 2021

DEJA ABONAR LA TIERRA DE TU CORAZÓN


Tienes un corazón donde se ha plantado la semilla de la vida, pero, a ti te toca poner la buena tierra, abonarla y regarla, para, luego dejar al Espíritu Santo que la cultive y dé los buenos frutos que de ti se esperan. Pero, de alguna manera necesita, digamos, un jardinero que la cuide y que la riegue todos los días.

Eres libre. Dios te ha dado la libertad para que tú elijas el camino a seguir. Y, precisamente, esa libertad es la que te exige responsabilidad y esfuerzo. El esfuerzo de la oración, de la escucha atenta de la Palabra y la expectación atenta y vigilante a la presencia del Señor en tu vida de cada día. Y ten confianza y paciencia. Mira para María, tu Madre, y fíjate en su actitud, en su paciencia, en su fe y confianza.

Y, como sin comprender muchas cosas, se mantuvo humilde, doblegada y esclava de la Voluntad del Señor. Mucho aprendemos de nuestra Madre María y, tratando de ser buen hijo perseveremos cuidando la buena tierra de nuestro corazón abriéndola cada día con el agua de la Gracia y la Palabra de Dios. El resto vendrá por añadidura, ten confianza. El Espíritu de Dios camina con nosotros y hará que nuestros frutos sean abundantes y buenos. 

Seamos, pues, nosotros, ahora, la voz que proclama en el desierto de este mundo que vive de espalda a Dios. Y, como Juan lo hizo preparando su camino, hagámoslo nosotros ahora proclamando su Palabra y su Misericordia. Él Espíritu está para iluminarnos y asistirnos.

viernes, 1 de enero de 2021

LOS PASTORES ENCUENTRAN AL NIÑO EN EL PESEBRE

Lc 2,16-21

Son los sencillos, los pobres, los últimos y los excluidos. Son los pastores que vigilan sus rebaños y que, alternándose, turnan sus horas de sueño y descanso. Y son los elegidos e invitados al anuncio del Niño que nace en Belén. 

Un Niño Dios encarnado, que nace en silencio, sin estridencias ni alardes de grandeza y que decide participar de su nacimiento - de su venida a este mundo - a los pastores, pobres y humildes, quizás por obligación, porque, la ostentación al poder y la riqueza es una tentación a la que estamos todos predispuestos.

Ser pobre y humilde es una necesidad a la que todos debemos aspirar. Y eso no significa no tener lo necesario y hasta abundancia. ¡No!, la riqueza y abundancia no están reñidas con la pobreza y humildad. Ambas son compatibles y pueden cohabitar y vivir juntas. La cuestión es que la pobreza duerme dentro de tu corazón y se descubre cuando eres capaz de reconocer la grandeza de ese Niño Dios encarnado en una naturaleza como la tuya. Quizás, no lo sabemos, algunos pastores no acudieron a ese anuncio que les revelo el ángel. Posiblemente eran ricos y soberbios.

 Confieso que, quizás yo, siendo uno de esos pastores hubiese tenido dudas a ese anuncio del ángel. Por tanto, la riqueza, no consiste en tener, sino en compartir. Se trata de una actitud abierta a las necesidades de los demás y de reconocer y pensar - darte cuenta - que lo que tienes - material y espiritual - lo has recibido gratuitamente y para compartir con los que lo necesitan. 

Esas actitudes de pobreza y humildad son las que debemos renovar cada día de nuestra vida y, aceptando la invitación del ángel, acudir a Belén, porque el Niño Dios nace cada día.

FELIZ AÑO 2021

jueves, 31 de diciembre de 2020

PREGUNTAS E INTERROGANTES

 

Muchos se resisten a creer. Otros creen, pero creen según comprendan, vean y les interese. Los hay que, incluso creyendo, prefieren lo inmediato y si la vida les sonríe es eso lo que eligen. Al fin, están los que creen y se fían de esa Palabra de la que habla hoy el Evangelio. La Palabra es Dios y todo lo visible e invisible ha sido creado por la Palabra. Porque, la Palabra ha existido siempre, desde el principio. En ella estaba Dios y la vida, y la luz que ilumina a todos los hombres.

 La cuestión es que la Palabra - que era Dios - se hizo carne y acampó entre nosotros. Son palabras textuales del Evangelio - Juan 1, 1-18 - que dice así: ...Y la Palabra se hizo carne, y puso su Morada entre nosotros, y hemos contemplado su gloria, gloria que recibe del Padre como Hijo único, lleno de gracia y de verdad. Y la pregunta es esta: Si crees en Dios, ¿en qué Dios crees? ¿En aquel que tú te inventas, imaginas o te interesa. o en el que te revela la Palabra hecha carne?

Porque, esa es la clave. Dios se hace hombre y está entre nosotros - Jesús de Nazaret - y nos revela el Amor del Padre y nos lo anuncia con su Vida y su Obra. Dios, se hace Niño, nacido del Espíritu, pero encarnado en el vientre de María, esposa de José. Y, siendo como nosotros, menos en el pecado, nos enseña el camino para llegar al Padre. Precisamente, Él es el Camino, la Verdad y la Vida.

Por tanto, puedes creer lo que quieras, Él, la Palabra, Dios, te ha creado libre para que por ti mismo elijas el camino a seguir, la vida  o la muerte. Porque, caminar por la Palabra - Dios - es caminar hacia la Vida, y caminar por el camino que te ofrece el mundo, demonio y carne es ir hacia la muerte. En tus manos está, pero ten en cuenta que siempre, durante tu vida en este mundo,  tendrás la Mano de Dios abierta a levantarte y asirte para que tengas verdadera vida en plenitud y eterna. 

 

FELIZ AÑO 2021