miércoles, 24 de noviembre de 2021

PRUEBAS DE FE Y DE AMOR

 

Hay muchos momentos en nuestra vida que descubrimos la necesidad de expresar y manifestar nuestra fe y amor. La sentimos y creemos tenerla, pero anisamos poder demostrarla y dar testimonio de ella. No nos basta con simplemente creer y amar, sino también hay necesidad de, no sólo parecerlo sino serlo. Y, para serlo, hay que demostrarlo. Un testimonio – lo sabemos y lo hemos oído muchas veces – vale más que mil palabras.

Hoy en el Evangelio se nos habla de esto, y en palabras del mismo Jesús leemos: «Os echarán mano y os perseguirán, entregándoos a las sinagogas y cárceles y llevándoos ante reyes y gobernadores por mi nombre; esto os sucederá para que deis testimonio (Ahí tienes la ocasión deseada y esperada. Son pruebas de amor que te dan la oportunidad de dar ese testimonio que anhelabas y con el que querías demostrar esa fe y amor que vivían dentro de ti).

Pero, Jesús continúa diciendo: Proponed, pues, en vuestro corazón no preparar la defensa, porque yo os daré una elocuencia y una sabiduría a la que no podrán resistir ni contradecir todos vuestros adversarios. Seréis entregados por padres, hermanos, parientes y amigos, y matarán a algunos de vosotros, y seréis odiados de todos por causa de mi nombre.

Y eso nos descubre que tenemos que ser, a pesar de nuestros miedos, nuestras debilidades, nuestro temor al sufrimiento y dolor, perseverantes en la oración, en la fidelidad al Señor, en sostenernos en la fe y en el amor consciente de que el Señor está con nosotros y nos dice: Pero no perecerá ni un cabello de vuestra cabeza. Con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas». Lo que decimos, esas oportunidades donde podemos dar prueba de que nuestra fe y nuestro amor son reales no nos faltarán.

martes, 23 de noviembre de 2021

NUESTRA VIDA: TIEMPO DE SALVACIÓN

 

No es posible que nuestra vida se limite a este espacio de tiempo temporal y humano. No somos simplemente humanidad, también somos espíritu – cuerpo y alma – y, en consecuencia estamos llamados a una vida diferente y eterna. Al menos eso es lo que sentimos dentro de nosotros. Y no es cosa de algunos, sino que todo ser humano experimenta interiormente una llamada a vivir eternamente.

Sin embargo, a esta realidad se contrapone la misma realidad de nuestra propia vida humana. En este mundo – en el que estamos – no hay nada, a excepción del ser humano, que sea ilimitado. Todo es caduco y todo perecerá. Así lo dice, de forma muy clara, Jesús en el Evangelio: «Esto que veis, llegarán días en que no quedará piedra sobre piedra que no sea derruida».  Y le preguntan: «Maestro, ¿cuándo sucederá eso? Y ¿cuál será la señal de que todas estas cosas están para ocurrir?». Él dijo: «Estad alerta, no os dejéis engañar. Porque vendrán muchos usurpando mi nombre y diciendo: ‘Yo soy’ y ‘el tiempo está cerca’. No les sigáis. Cuando oigáis hablar de guerras y revoluciones, no os aterréis; porque es necesario que sucedan primero estas cosas, pero el fin no es inmediato». Entonces les dijo: «Se levantará nación contra nación y reino contra reino. Habrá grandes terremotos, peste y hambre en diversos lugares, habrá cosas espantosas, y grandes señales del cielo».

Debemos, pues, estar vigilantes y no hacer caso de lo que nos dicen que va a suceder. Tenemos – la única que nos interesa y escuchamos – la Palabra del Señor, que es Palabra de Vida Eterna, que nos advierte de los signos que vendrán. Pero, de momento, y hasta que el Señor lo disponga, tenemos un tiempo en este mundo que debemos aprovechar y utilizar para vivir de acuerdo con la Palabra del Señor y en cumplimiento de su Voluntad.

lunes, 22 de noviembre de 2021

NO ES LO MISMO UNA OBRA BUENA QUE UN SACRIFICIO

 

Con mucha frecuencia nos confundimos cuando pensamos que una obra - aún siendo buena - es un  sacrificio. Y es que podemos hacer algo que, siendo bueno, no llega a sacrificio. Porque, algo bueno puede darse de lo que sobra, pero un sacrificio comporta darse uno mismo despojándose de algo propio que duele desprenderse.

Es por tanto fácil de confundir el sacrificio con la aportación - que en muchos casos son interesadas - al pretender recibir algo en compensación - tales como cenas, galas, rifas...etc., benéficas y solidarias. No podemos decir que son malas, pero sí que no son sacrificios. Porque, el sacrificio sería darse voluntariamente sin necesidad de ir o participar de esa contraprestación. 

Aquella pobre viuda dió lo que tenía - se dió - y lo hizo de forma desinteresada, silenciosa y sin ninguna contraprestación. Simplemente por compromiso de amor. Diríamos - en términos económicos - que sacrificó su situación financiera quedándose sumida en un estado doloroso. Jesús, también entregó su Vida en la Cruz, dándola con dolor y sufrimiento y perdiéndola para gloria de su Padre y ganándola para la Vida Eterna.

La pregunta que surge desde lo más profundo de nuestro corazón dice así: ¿Estamos también nosotros en esa actitud generosa de darnos por amor? ¿Y lo hacemos sin búsqueda de recompensa? Porque, precisamente, esa es la señal inequívoca del amor, sobre todo cuando se hace la oscuridad en nuestra vida y todo se vuelve oscuro, opaco y doloroso.

domingo, 21 de noviembre de 2021

JESÚS, REY DEL UNIVERSO

Jn 18,33-37

Es evidente que Jesús es Rey, el mismo, a la pregunta de Pilato, lo dice: En aquel tiempo, Pilato dijo a Jesús: «¿Eres tú el Rey de los judíos?». Respondió Jesús: «¿Dices eso por tu cuenta, o es que otros te lo han dicho de mí?»........... Entonces Pilato le dijo: «¿Luego tú eres Rey?». Respondió Jesús: «Sí, como dices, soy Rey.

Sin embargo, el reinado de Jesús es un reinado muy diferente a lo que en este mundo se entiende por rey. Pues, mientras para uno ser rey significa ser servido, mandar y tener poder absoluto sobre sus súbditos, para Jesús, ser Rey significa: Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo: para dar testimonio de la verdad. Todo el que es de la verdad, escucha mi voz».

Quienes viven en la verdad están en sintonía con el mensaje de Jesús. Porque, Jesús, el Señor, es la Verdad, el Camino y la Vida. Y cuando vivimos en la verdad estamos escuchando y viviendo el mensaje del Señor. La Verdad nos hace libre. Libre de vivir sometido al miedo, a nuestras propias pasiones, a la concupiscencia y a todo apetito que domina nuestra voluntad y nos esclaviza. Y cuando caminamos por el camino de la verdad estamos abiertos y a la escucha de la Palabra de Jesús. Él, precisamente, es el Rey - centro de nuestra vida – que nos l ibera de todo aquello que nos somete y esclaviza.

sábado, 20 de noviembre de 2021

LLAMADOS A LA RESURRECCIÓN

 

A la hora de adquirir algo nuevo la pregunta inmediata que viene a nuestra mente y salta espontáneamente es, ¿cuánto dura? La durabilidad está en relación directa con la felicidad y gozo que nos puede dar eso que adquirimos. De no durar – al menos lo suficiente – su valor decrece mucho en importancia.

Porque, todo lo que tenemos y somos queremos y nos importa mucho perpetuarlo. La felicidad si no dura no la consideramos tal. El gozo y el tiempo están en proporción directa con la felicidad. A más tiempo, más gozo y felicidad. Así que nuestro deseo y máxima aspiración es la felicidad y el gozo eterno.

Y concluimos descubriéndonos llamados a la Vida Eterna. A eso nos llama y para eso ha venido Jesús – el Señor – a este mundo. Nos llama a la Resurrección. Una Resurrección que, no sólo cambia nuestra vida, sino que nos transforma en ángeles eternos del Cielo. Una vida que no se concibe como la entendemos en este mundo. Una vida que no podemos siquiera imaginar. Simplemente, somos hijos de Dios y eso lo dice todo.

Nuestro Padre Dios es Dios de vivos y nos ha creado para una Vida Eterna a su lado en gozo y plena felicidad. Pero, una Vida Eterna que tendremos que elegir nosotros optando por creer en la Palabra de Jesús y siguiendo sus pasos. Indudablemente, necesitamos la fe.